Zoé despertó de un salto sintiéndose ahogada, su cuerpo temblaba por completo,estaba totalmente descompuesta, sudando por montones, su palidez mostraba su estado real de angustia y terror.
—¿Qué sucede? —preguntó Lucas—. ¿Qué viste?
—En medio del sueño percibí el futuro inminente, la humanidad está al borde del abismo la cuenta regresiva se encuentra a un segundo para la medianoche del 31 de diciembre, por un accidente en la Luna la humanidad está por enfrentar la situación más espantosa que nunca nos hubiéramos imaginado.
El reloj simbólico del Apocalipsis que muestra la posible extinción de la especie humana a minutos de la media noche, dejó de ser simbólico para convertirse en una realidad.
—Por fin los humanos han llegado a su fin, es lógico —dijo Lucas con voz de obviedad.
—Como decía... es un accidente en la luna que va a generar destrucción y muerte en la tierra. ¿No los preocupa? —preguntó Zoe angustiada.
—¿Qué viste?, Cálmate y cuéntanos... —preguntó Mia preocupada.
—Hay una colonia de científicos en una misión secreta apoyada por la mayoría de gobiernos, están excavando, perforando y recolectando los recursos de helio, agua y hierro en la luna. Se centraron en el acceso continuo a la energía solar, en crear trampas frías y depósitos de agua congelada, se equivocaron en el mapeo de los puntos calientes de esos recursos y comenzarán a perforar en un área débil y la luna estallará, su destrucción provocará un cataclismo global capaz de cambiar la tierra o acabar con el planeta. Alcancé a ver que una o varias de las partes caerá sobre la tierra.
—¿Cómo así que lo soñaste? —preguntó Karla mirándola extrañada.
—Puedo ver el futuro y a veces lo hago voluntariamente y en forma consciente —contestó Zoe—. Tengo la habilidad de la precognición.
—¡Genial! —gritó Lara.
—Para nada es genial, puede ser una maldición y una bendición al mismo tiempo.
Siempre sé y veo cómo y de qué manera van a acabar las cosas, lo más triste es que no puedo intervenir ni cambiar nada, eso me frustra —expresó Zoe con dejo de tristeza.
—¿Y tú qué habilidades tienes? —preguntó Zoe.
—Yo soy Lara —puedo curar y regenerar células en forma espontánea a cualquier ser vivo.
—Hola, me llamo Lucas —soltó de manera prepotente, como si todos tuvieran que saber quién era.
Zoe se quedó a la espera de saber qué poder o habilidad poseía Lucas, era el más serio y nada agradable del grupo.
—Eso quiere decir que no disponemos de mucho tiempo —preocupada aseveró Mía—. Debemos movernos con prontitud y reunir el grupo rápidamente.
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Nathali envuelta en su cobertor preferido sentada en un sillón mirando a lo lejos a través de la ventana de su alcoba, totalmente empañada por la neblina de la noche, se debatía en múltiples pensamientos en busca de la razón por la cual entraba en sueños ajenos, les hablaba y enseñaba fácilmente como controlar y manejar sus dones.
«No lo pienses más, no busques explicación de lo inexplicable», escuchó en su mente que le hablaban.
Sobresaltada se paró de un brinco.
«No, esto no es normal», pensó
«¿Qué es normal y qué no?», siguió diciendo la persona que le hablaba.
«¿Por qué estás en mi mente?», preguntó asustada.
«Porque tú me lo permites, tan simple como eso», dijo este hombre misterioso muy seguro de sí.
Nathali miraba a su alrededor intentando divisar la voz, pero era imposible, solo estaba en su mente.
«Pero para que te tranquilices te diré que soy un humano como tú, con un don como tú, y tan normal como tú», rió.
«¿Un don, yo?», preguntó incrédula.
«Si no me crees, ¿qué haces respondiendo sin usar tu boca, sino tu mente?»
«Es verdad, tienes razón», aceptó a regañadientes.
«Y para contestar la cuestión que te tiene tan inquieta, es que a través de tu evolución has desarrollado el poder de conceder poderes a otros o activar poderes en estado latente y enseñarles a utilizarlos».
«Vaya, eso se escucha muy interesante. ¿Cómo sabes todo eso? ¿Por qué me está pasando a mí?», preguntó sintiendo como el peso del mundo se colocaba sobre sus hombros.
«Naciste con ese don, pero es hora de que seas consciente de él… y por qué lo sé… simplemente lo sé», respondió con cierto tono jocoso que alcanzaba a sentir de una manera inexplicable.
«No me terminas de convencer...»
«No tenemos mucho tiempo, tienes que saber por ahora que requieres de mucha responsabilidad y sabiduría para saber a quién se los concedes».
Nathali esperó un rato pensando que iba a continuar la conversación, pero su mente entró en un silencio que no era muy común en ella que siempre andaba con su mente llena de millones de pensamientos continuos.
«Esto no pasó, de pronto estoy muy agotada y el estrés en el que he estado me hace estas jugadas», pensó mirándose en el reflejo de la ventana cansada.
Se acomodó en su cama quedándose dormida casi de inmediato. Al entrar en la fase profunda del sueño sintió que su cuerpo descendía en un callejón oscuro levitando, vestida de velos verdes de diferentes tonalidades, su cabello oscuro ondeaba al ritmo de un viento frío que la hacía temblar. Escuchó que la misma voz que le había hablado antes la invitaba a seguirlo a través de caminos sin fin. Al momento de parar frente a un portal bidimensional el cuerpo comenzó a querer despertar sin lograrlo, entrando en pánico hasta lograr despertar.
—¿Qué me pasa? —se dijo en voz alta—. Es posible que otra vez esté teniendo parálisis del sueño, tiene que ser eso... Estrés…
Nuevamente al lograr quedarse dormida reinició donde quedó su sueño, la misma voz la invitaba a que no tuviera miedo y que podía entrar a través del portal sin prevención. Esta vez más tranquila, atravesó el portal y se encontró con un lugar vacío, apacible y que daba una sensación de no necesitar absolutamente nada.
En el sueño ella se veía con los ojos cerrados pero podía observar todo a su alrededor.
—Qué extraña sensación —dijo.
—Aquí no necesitas de los sentidos físicos, solamente usas las sensaciones.
—¿Qué es este lugar? —preguntó curiosa.
—Es mi mente. En este momento estás en mi sueño.
—Es increíble ¿Pero, por qué estoy aquí?
—Porque te necesitamos… por cierto me llamo Dylan —dijo la voz—. Por favor despierta y sigue mi voz.
Nathali despertó de inmediato, se vistió en muy poco tiempo y salió a la calle sin saber para dónde ir.
«No temas, yo te voy a dirigir», dijo Dylan de nuevo.
«¿Por qué demonios te estoy haciendo caso?», refunfuñó Natali pero igual siguió las instrucciones que le estaba dando casi que por intuición.
Dylan guió a Nathali con precisión absoluta hasta llegar a lo que parecía un jardín botánico espectacular, llevándola directo a una puerta pintada de rojo con un aviso de peligro pegado a ella.
Al llegar se abrió la puerta y la recibió un hombre alto de grandes ojos oscuros y una barba tupida, con una hermosa sonrisa.
—¡Hola Nathali! —saludó la misma voz que la había guiado—. Soy Dylan.
—Hola, que bueno poder poner un rostro a esa voz —respondió Nathali—. ¿Pero, qué estoy haciendo aquí?
Estaba bastante extrañada, pero curiosamente no sentía ningún tipo de temor, fue algo orgánico.
—Ya vas a saber —respondió una voz femenina que surgió de la oscuridad del pasillo por el que Dylan tomándola de su brazo la dirigía.
—Buenas noches, te esperábamos con verdadera urgencia —la saludó Mia con un beso en la mejilla—. Para no perder más tiempo te voy a presentar al resto del equipo.
—Me llamo Mia. Tengo la habilidad de poder manipular o alterar la probabilidad de los eventos, logrando que cosas infrecuentes sucedan o qué cosas probables no ocurran.
—A Dylan ya lo conoces o por lo menos ya te es familiar su voz, él tiene la habilidad de entrar a cualquier sueño o pesadilla ajena, alterarlas, mejorarlas o empeorarlas y enseñar el pasado y mostrar futuros alternos —soltó Mia como si fuera algo totalmente normal, mientras Dylan solo sonreía afirmando con su cabeza.
—Mucho gusto soy Adam, puedo distorsionar o manipular la realidad. Soy un ilusionista con poder avanzado de crear realidades alternas —afirmó con un poco de prepotencia.
—El resto del equipo viene en camino —concluyó Mia.
—Puedo preguntar... —dijo Nathali— ¿Para qué se está reuniendo este grupo?
—Buena pregunta —respondió Zoe—, he visto y experimentado la destrucción del planeta y debemos detener o por lo menos intentar detener este desastre.
—¡¿QUÉ?! —preguntó Nathali angustiada
—Queremos evitar un cataclismo que provoque nuestra extinción —dijo Dylan mientras tomaba un sorbo de café.
Nathali no entendía por qué estaban tan relajados.
—¿Qué es lo que va a pasar? —preguntó angustiada Nathali.
—Como siempre los gobiernos tirándose todo, van a romper la Luna… —dijo Mia.
—Si permitimos que la luna estalle, la tierra puede terminar viajando a través del espacio chocando con el sol o otro planeta. Y la lluvia de meteoritos devastaría gran parte del planeta. Sin la luna que domine los océanos tendríamos un Tsunami masivo, cambios climáticos radicales, en otras palabras el peligro es la extinción total de todo ser viviente.
—Creamos este grupo secreto para poder actuar a favor de la humanidad y sabíamos que este momento iba a llegar —dijo Mia muy seria.
—¿Por qué es secreto si es para ayudar a la humanidad? —preguntó Nathali con curiosidad.
—Simplemente porque al común de la gente le da miedo lo desconocido, y para nosotros ha sido difícil enfrentar la discriminacion social. Por eso creo que todos hemos intentado negar nuestros dones o poderes sobrenaturales por todos los medios y por mucho tiempo... por ello permanecemos en el anonimato. Pero ya es hora de mostrar lo que podemos y debemos hacer —comentó Adam.
—¡Y tú nos vas a ayudar! —afirmó Karla.
—¿Yo? ¿Cómo? —preguntó Nathali un poco azorada.
—Nos vas a ayudar a potenciar nuestros poderes enseñándonos a utilizarlos correcta y rápidamente… además concediéndonos otros, si es necesario. Además posees el poder de la intuición, la estrategia y la destreza para usar los dones eficientemente, poderes que ninguno de nosotros posee.
—Somos muy desorganizados en la vida... —dijo riéndose Dylan con ganas.
—Bueno, no sé cómo lo haría pero si debo, estoy dispuesta —dijo Nathali con dejo de ignorar cómo hacerlo.
Todos rieron al unísono, aunque un aura de preocupación llenaba el lugar.
—No te imaginas, ni dimensionas el poder enorme que tienes —afirmó Dylan.
Estando en esto se escuchó una voz fuerte y clara que salía de la oscuridad.
—El universo es energía y la materia es un grupo de moléculas que vibran a determinada frecuencia, la materia es energía y por lo tanto es manipulable —dijo Maya apareciendo de la nada—. Y eso es lo que debemos tratar de hacer nosotros, manipular energía para producir un efecto en cadena y para hacerlo todos debemos estar entrenados y eso es lo que vas a hacer tu, Nathali.
Nathali se quedo mirándola con los ojos súper abiertos, no solo por su pelo naranja terminando en amarillo, sino por lo fuerte de su presencia.
—Algunos de ustedes no me conocen soy Maya. Mi don a veces perturba el saber cuál es, pero les aseguro que yo lo manejo con muchísimo respeto, cuidado y con las mejores intenciones. Creo, uso y manipulo mentalmente dimensiones de energía oscura, además viajo por medio de esta dimensión. Esta habilidad se llama umbrakinesis.
—Así es —continuó Mia—, nuestro propósito es utilizar nuestras habilidades y dones mentales para hacer proyecciones y si se nos da bien evitar el desastre que han hecho otros y limpiar nuestra casa, la tierra.
—Lo que hagamos con esa energía implica la correcta y total responsabilidad, concentración y confianza de cada uno de nosotros —con propiedad apoyó el tema Lara quien acababa de bajar por las escaleras.
—Percepción, resistencia y destreza —sin pensar comenzó a hablar Nathali— debe ser un esfuerzo conjunto que produzca efectos sobre la realidad. Aquí el juego está planteado de tal manera que no se use la violencia, porque lo que se busca es crear precisamente una fuerza contraria a la que está por destruir el planeta.
—¡Wow! Ya surgió la que necesitamos —exclamó emocionada Karla.
—Debemos escoger hacia qué puntos u objetivos vamos a proyectar la fuerza y energía de nuestros poderes, para que sea efectiva la acción —continuó Nathali—. Además al reunir el grupo debemos tener claro cómo y con qué fuerza va ha intervenir cada uno. Porque considero que de la estrategia, disciplina y organización depende que funcione o no la intervención de los sucesos que están por ocurrir.
—De acuerdo —dijeron a coro los presentes.
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