noranemhed Nora Nemhed

En una solitaria abadía, dos hermanos conviven sufriendo el deterioro de la hambruna y la desesperación. Un pequeño relato para dar otra perspectiva al mundo de los vampiros.


Триллер Всех возростов.

#227
Короткий рассказ
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Inmortal


Llovía, como cada día desde el último mes. Marco estaba tumbando sobre el altar, observando los altos arcos, las cornisas, las estatuas y los cirios. El olor del incienso se mezclaba con el de la hierba húmeda y el tintineo de las gotas al caer con el sonido de los acordes que Melisa tocaba en el gran órgano.

Estaba cansado.

Cuando la música dejó de sonar, alzó su cabeza ligeramente e interrogó a su compañera con la mirada.

—¿Te vas a quedar ahí todo el día? —lo increpó ella.

Marco dudó unos instantes. ¿Acaso había un plan mejor?

—¿Qué quieres que haga? —Se incorporó y se sentó con los pies colgando de la mesa de mármol-. Esta noche no creo que podamos hacer mucho más.

Melisa se levantó y se dirigió hacia él. Cuando estuvo a su altura lo miró con cara de circunstancias.

—Tenemos que pensar en algo. Si seguimos así nos vamos a morir de inanición. —Señaló sus ojeras y el blanco de su piel para mostrarle el deterioro y luego hizo un gesto lastimero—. Tengo hambre.

Él también tenía hambre. La abadía nunca había estado tan desierta. Quizá sería culpa de la lluvia, o de los malos rumores, pero o bien lograban salir de ahí o el tiempo de ayuno les pasaría factura.

—¿Y qué podemos hacer? —preguntó. Volvió a tumbarse y cruzó los brazos por encima de su pecho—. El viejo ya se encargó de que no pudiésemos movernos de aquí. —Era cuestión de tiempo que el tiempo mejorase y volviesen las visitas a ese lugar. Mientras, solo podían esperar-. En cualquier caso, hermana, no moriremos. No aún.


Lo sabía, sabía que tan solo podían aguardar, pero estaba tan cansada y tenía tanta hambre... Lo miró de arriba abajo y se lo imaginó como si fuese una presa. Se relamió y pensó en todo lo que podría hacer con él.

—Te estoy viendo. —La advertencia de Marco estaba rota, entrecortada por el cansancio y por las cuerdas vocales que se secaban en su garganta por falta de riego. Se preguntó si a ella también se le estarían dañando—. Ten paciencia, recuerda lo que pasó la última vez que intentaste morderme.

Fue en 1810. Algo grave pasó en aquella época, algo que provocó que la gente se encerrara en sus casas y, por culpa de ello, llegaron a pasar un año sin recibir a nadie entre sus muros. Estuvieron tan cerca de convertirse en un amasijo de piel y huesos que no tuvo ni energías para controlarlo. El demonio, hambriento, tomó el control de su cuerpo y se abalanzó sobre él. Beber de su sangre fue como emborracharse con lava. Todo ardía y un humo oscuro se le escurría entre los poros mientras su epidermis se fundía. Recordó el crujir de los huesos al resquebrajarse, la presión en los ojos al inflamarse y el ahogarse con su propia sangre putrefacta... Desde aquel entonces no había logrado quitarse de encima el olor a chamusquina. Por suerte, cuando menos lo esperaban y ambos saboreaban su final, llegaron dos hombres, cazadores, quizá. Sabían a ira, a rencor, a humanidad infectada. Los sueños con los que reconstruyó su piel eran crueles, amargos, pero útiles. Se recuperaron.

La inmortalidad requería un precio muy alto.

No deseaba volver a pasar por eso. Resistiría. Solo necesitaban a uno. Una visita. No era algo que tuviesen que hacer a diario, bastaba con un par de veces al mes. Pero el mes anterior no había venido nadie. Y este iban por el mismo camino... y tenía tanta hambre.

Marco era apetitoso. Se conservaba en esa edad exacta en la que era sugerente para adultos y maduro para los jóvenes. El cabello ondulado caía sobre sus hombros y todavía conservaba esa mirada infantil en el verde de sus iris. A penas un brillo violáceo recordaba lo que era en realidad. Ella, en cambio, no había tenido la misma suerte. El viejo les maldijo una vez superada la treintena, cuando las primeras arrugas se habían abierto paso alrededor de sus ojos.

Ya en vida, sus problemas de salud habían hecho que fuese más pálida de lo habitual. Esa palidez, la delgadez y el cabello oscuro, que llegaba hasta su cintura y se quebraba con facilidad, siempre le habían dado apariencia fantasmagórica.

No podía mirarse a un espejo, pero de poder hacerlo, sabía muy bien lo que vería en él. Una mujer enfermiza, desnutrida, deteriorada y con los ojos violetas, pues nada debía quedar de esos ojos castaños a través de los cuales había vivido su niñez y juventud.

—Tengo hambre... —volvió a decir y, resignada, se sentó de nuevo al órgano. Sus dedos eran largos y raquíticos, pero se movían con soltura sobre el teclado. Al menos, a veces, tocar le servía para acallar el estómago.


Marco contemplaba a su hermana y una parte de él se sentía culpable. Culpable de no salvarla del cansancio que la consumía, de su resignación, de no haberla dejado morir cuando tuvo ocasión. Había robado el Grial para ella, para salvarla, aunque el viejo no fuese más que un maldito y sellase las entradas para no dejarles salir. Debió matarlo la primera vez que lo vio. Tantos años le habían enseñado que la piedad es amarga, inútil y peligrosa.

Observó a Melisa. Cuando tocaba se volvía realmente hermosa, a pesar de todo. A pesar de que no eran más que unos monstruos.

Una sombra a las espaldas de su hermana captó su atención. No dijo nada para no alertar, pero se sentó de nuevo y de un salto bajó del altar. Observó con disimulo, tenía que estar seguro.

—Melisa —al nombrarla, su hermana dejó de tocar y lo miró a los ojos—, deberías descansar en la habitación. Estás agotada y sabes lo que pasa cuando tienes hambre.

Sabía que ella aceptaría. Tenía más dificultades que él para sostener al demonio y si lo atacaba las consecuencias serían fatales para ambos. Asintió con pesar y le besó en la mejilla. Detuvo el roce unos segundos de más, oliendo ese cuerpo que no era comestible... pero que estaba a punto de darle igual.

Una vez a solas volvió su vista al lugar en el que había avistado la sombra. Con algo de esfuerzo despertó, uno a uno, todos sus sentidos. Estaba débil, pero si se concentraba, aún podía sentir el olor de la sangre, escuchar el pum pum del corazón, su respiración e incluso una gota de sudor cayendo en el suelo.

—Puedes salir. Te estábamos esperando.

Nadie salió a su encuentro, pero él sabía que estaba ahí. Tenía ese perfume tan característico que poseían los humanos cuando sabían que iban a morir.

Caminó hacia su posición, paso a paso. Cuando estuvo en el lugar la sombra se abalanzó sobre él con una estaca en la mano. Marco esquivó el golpe a tiempo, aunque llegó a rozarle. Agarró al intruso de la muñeca y lo atrajo hacía sí, recreándose en su presa.

Era una mujer alta y esbelta, algo más joven que su hermana. Sus ojos negros parecían rasgados y llevaba el cabello, oscuro, recogido en una cola alta. Vestía pantalones de hombre, corsé sin ataduras y botas de general.

A Marco se le hizo la boca agua. La acorraló contra la pared y probó la sangre de sus labios. Ella se defendió, lo golpeó con la rodilla en el vientre e intentó recuperar la estaca. Estaba a punto de lograrlo cuando él, energizado por el dulce sorbo, se situó frente a ella, mirándola fijamente a los ojos. El demonio estaba libre.


Esos ojos violetas la hipnotizaban y despertaban un enorme instinto de unirse a él en lugar de contra él. Quiso zafarse de su voluntad, pero no estaba preparada para ello. Había escuchado leyendas, no creído en ellas.

Cuando hizo aquella apuesta, la de volver con una de sus cabezas, jamás creyó que encontraría enemigos reales, ¿cómo iba a imaginárselo? Aunque mirándolo bien... cada vez le parecía menos enemigo. Debía matarlo, ganar la recompensa, sin embargo dejó que la rodeara con sus brazos e incluso estiró el cuello mostrándole aquel lugar en que la sangre palpitaba con más ritmo.

El vampiro, si eso es lo que era, hundió las fauces en la yugular y, a medida que la sangre emanaba hacia él, un hormigueo recorrió todo su cuerpo. Era una sensación orgásmica que la hacía temblar de arriba a abajo. Cuándo el hombre se separó de ella, sintió que necesitaba más, que quería que siguiese alimentándose de su sangre. Lo miró suplicante y él le tendió la mano.

—Quiero presentarte a alguien.

Sabía muy bien lo que iba a pasar, a donde la llevaba y quién sería la siguiente en abalanzarse sobre ella. Y lo estaba deseando.


Cuando Melisa les vio sus ojos centellearon de ilusión. Tenía tanta hambre y estaba tan débil... y esa mujer era tan apetitosa...

Iba a reclamarla, pero fue la misma desconocida la que se acercó a ella, hipnotizada aún por el embrujo del hermano. Tenía riachuelos de sangre en cuello y labios, y olía muy bien... La mujer se colocó sobre ella y la besó, hundió la lengua en su paladar y ensució su boca con ese oro escarlata que derramaba. Su esencia sabía a arte, a libertad, a cantos de sirena. Y bebió de ella, de sus recuerdos, de sus ilusiones, y cuanto más bebía más le gustaba.

Su hermano se subió a la cama, junto a ellas, y reclamó su parte. Bebieron de sus labios, de su cuello, de sus hombros, incluso de sus pechos. Era uno de los mejores manjares que habían probado en la vida.

Cuando la chica entró en letargo, cabalgando entre la vida y la muerte, los dos hermanos se miraron el uno al otro y, aunque ambos sabían lo que querían decir, fue Melisa quién lo pronunció en voz alta.

—La quiero para siempre. —Se relamió golosa y esperó la respuesta de su hermano apretando el cuerpo de la chica contra sus senos.

Marco asintió, aún resollando de placer.

—Voy a por el Grial, hermana. A partir de hoy, seremos tres.


5 декабря 2020 г. 18:41 8 Отчет Добавить Подписаться
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Leónidas G. Leónidas G.
Disfruté cada párrafo. Tu prosa es impecable, lo mismo como la ambientación que has creado. Personajes sólidos, llamativos. Sencillamente, excelente. El final, de lujo. Muchísimas felicidades 👏👏👏

  • Nora Nemhed Nora Nemhed
    Muchas gracias por tu comentario. ¡Me alegro mucho de que te haya gustado! February 02, 2021, 13:59
María José R. Cons María José R. Cons
Muy intensa. Gran prosa. Final estupendo

  • Nora Nemhed Nora Nemhed
    Muchas gracias por tu comentario. Me alegro mucho de que te haya gustado :D ¡Feliz año! December 31, 2020, 10:00
𝓜𝓮𝓵 𝓥𝓮𝓵𝓪𝓼𝓺𝓾𝓮𝔃 𝓜𝓮𝓵 𝓥𝓮𝓵𝓪𝓼𝓺𝓾𝓮𝔃
Amé esto, concuerdo con el comentario anterior, da material para algo mas largo, pero igual sigue siendo sublime!

  • Nora Nemhed Nora Nemhed
    ¡Muchas gracias! No descarto ahondar más en la historia, pero por el momento estoy centrada en otros proyectos ;) December 15, 2020, 17:32
Oscar N HAGEN Oscar N HAGEN
Hola Nora. Lo considero buen relato, buena diccion, tension, y haces buen uso de la lengua española, aunque considero que esta algo corto, opino que da para 1 o 2 capituos mas. Te Invito a conocer mi Trabajo y que opinas de el...Saludos y te dejo mi like.

  • Nora Nemhed Nora Nemhed
    Muchas gracias por tu opinión. Lo escribí para un ejercicio en el que tenía que escribir un relato en una hora con tres palabras al azar (inmortal, grial, y no recuerdo la tercera). De ese ejercicio han salido muchos relatos que, quizá, algún día termine. Esta semana empezaré a colgar la novela en que estoy trabajando. Espero que también puedas darle la oportunidad. Me paso por tu perfil ahora mismo. ¡Un saludo! December 09, 2020, 09:26
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