gabyjeon69 Gaby Jeon

"Una Army venezolana con el sueño de muchas" María, aburrida por la caída del servicio del internet, es seducida por el sueño y se deja caer en los brazos de Morfeo. Pero está vez no es un sueño cualquiera. Está trabajando, en un hotel de su pais, donde BTS llegará y se hospedará luego de un largo viaje en avión. Su bias es el golden maknae, y por más que lo intente, no puede evitar que el corazón se le acelere cada vez que lo ve. ¿Jungkook la notará? . . . ✧Los personajes le pertenecen a Big hit entertainment, BTS. ✧Contenido +18. Por favor, tomar en cuenta la advertencia. ✔Historia 100% creada por Gaby. ⚠️Prohibida su copia o adaptación.⚠️


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"¡María, Ven a comer!" Escuché decir a mamá desde la cocina.

– ¡VOY! ...–Grité de vuelta. En la noche era el momento perfecto para robarle el wifi al vecino. Era veloz, eficaz, y podía disfrutarlo sin ningún problema. Aparte que los vecinos son cristianos y lo tienen sin clave. Bendito sean. Ellos si tienen el cielo ganado– ¡Estoy viendo BTS! ¿Te puedes esperar?

"¡Se va a enfriar!" Y claro, ¿A quién le gusta comerse la comida fría? Una arepa es pa' comérsela recién salida del sartén. Calentita y con la mantequilla derretida para que haga buena combinación con el queso.

– ¡No importa!... –Por BTS. Joder, por eso siete chicos yo no tenía limitaciones a nada.

A "nada" me refiero a algo obviamente que esté a mi alcance y que yo pueda hacer. Obvio, fanatisima, pero inteligente. Y pobre.

Volví a colocarme los audífonos para seguir escuchando el video. Y Reí al escucharlos reír. Ni se por qué me rio, no sé de qué coño se ríen.

*Sub español*

RM: Estamos muy felices de ir a México. Espero que tengamos la oportunidad de visitar otros países. Es bueno conocer nuevas culturas.

JN: Probar la comida de cada país.

SG: Dormir en cada país...

La risa de Jimin chocó con mis oídos. La verdad es que haberme ganado una chancla en la frente por comprarme unos audífonos sin permiso había valido la pena. Eran esponjosos y cómodos. Y escuchar las voces de cada uno de ellos, perfectamente claro, era darle un buen uso a ese par de corneticas.

Le doy gracias a mi mami por comprármelos.

Bueno, ella no me los compró. Yo me los compré sin permiso, pero con su plata. Prácticamente me los compró ella pues....

JH: Me gusta mucho la música latina, es muy...

JK: LATINAS.. (¿?)

JH: Latinas, también las personas latinas tienen buenos rasgos.

JM: -Ríe- ¿Qué quieres decir?

SG: Tienen un buen ritmo a la hora de hacer música... Es bueno.

JN: También la comida debe ser buena...

JM: Ah... Chicos.

"En otras noticias..."

El volumen del televisor me desconcertó lo suficiente como para despegar la vista de mis preciados siete coreanos. Me estiré para alcanzar el control y apagarlo, pero las imágenes que estaban pasando en las noticias sobre mi país llamarón mi atención. Colas, vandalismo, escases, delincuencia, muertes, hambre, bajo nivel económico...

Estoy harta.

BTS es lo único que logra distraerme de todo lo que me rodea. Sé no es bueno escapar de la realidad, MI realidad. Pero, a veces pienso que sí, y ellos me ayudan a verle el lado bueno a mi vida. Me hacen sentir bien, de una u otra manera.

–Ah, genial... –Me quejé al ver que el video se había pausado, con el pequeño circulito de "cargando" en el medio. Se había ido el maldito mamawebo internet.

Apoyé mi cabeza en una de mis manos y me relajé sobre la almohada que había usado para sentarme en el piso. Porque estaba pegada a la pared, en una esquina de mi cuarto, justamente al lado de la casa del vecino para que la señal del wifi me llegara lo suficientemente bien en la Canaima para poder usarlo.

Se preguntaran; Chama ¿Por qué coño no tienes internet? Bueno, maricas, porque resulta y acontece que, hace un tiempo atrás hubo una explosión en no sé dónde coño e la madre y se quemó una tarjeta que ni verga sé que es, pero que resulta que es donde yo y más de 300 personas están conectadas para recibir el servicio y señal del internet, otorgado por nada más y nada menos que CANTV.

¿Quién es CANTV? La compañía de inter telecomunicaciones más grande de Venezuela. Y ¿Saben qué? ES UNA MIERDA. ¿Por qué es una mierda? Porque Venezuela es el ÚNICO MAMAWEBO PAÍS DONDE NO TIENEN INTERNET EN LA OFICINA DONDE SE PAGA EL INTERNET.

Aja, chama y ¿Por qué la compañía no arregla eso? Porque los obreros de esa vaina quieren que uno les de plata cuando esa mierda debería ser GRATIS POR EL MALDITO GOBIERNO DE MIERDA.

Chama, pero, tienes que solucionar ¿Cómo vas a hacer? Pues, nada marica. Si tuviera contactos, pero ni eso. Y menos plata. Y de paso dólares, porque ellos los bolívares, la moneda de aquí, se la pasan por el forro del culo.

Aquí en Venezuela ya todo es dólares, dólares y dólares. Y yo ni bolívares tengo, chamas, ustedes se imaginaran.

Pero yo me llamo María de los ángeles, soy una chama guerrera y derecha. Mi mamá no pario ninguna perdedora. ¿Tú eres gafa? Una mujer a todo terreno ¿Qué te pasa? Soy es YO.

La Gabyjeon69 de Wattpad.

Así que, ¿Qué haré para aguantar esto?... Nada, seguirle robando el wifi al vecino. El cual debo recalcar que NO le estoy robando porque el hombre lo tiene gratis.

¿Hay más opciones? No ¿Estoy conforme con eso? Obvio que No ¿Me quiero morir? Por supuesto que sí. Después de que conozca a BTS y vaya a uno de sus conciertos. Que por lo visto, ellos no van a pisar el aeropuerto Venezolano ni por casualidad.

Pero, Tranquila Mari, puedes irte a tu país vecino, Colombia. Capaz algún día ellos vayan para allá.

No tengo ni siquiera pasaporte. No puedo ni darme el lujo de salir de aquí.

Yo lo intento, de pana que lo intento. Puedo irme nadando y todo, pero ¿Qué? No sé nadar.

Chamas, ni eso. Estoy ultra híper mega re contra coño 'e madradamente jodia. Pero jodidisima. Porque pa' irme caleta sin papeles y sin nada por tierra, no. Soy demasiado cagada pa' eso. La policía no me está buscando cuando ya yo de boca suelta me entrego. Así de pendeja soy.

Javianny... mi mejor amiga Javianny se va del país dentro de 3 meses. Se ira chile, donde está su novio esperando por ella. Luego de que se vaya, le seguirá su mamá y su hermana, y no quedará más nada de ella aquí. Salvo nuestra linda amistad que permanecería tiesa y congelada en mis fríos recuerdos. Porque es obvio que ella no volverá, y si yo fuera ella y tuviera la oportunidad de irme, tampoco lo haría.

Amo Venezuela, amo mi país, pero no quiero ni una migaja al 50% de la gente marginal que vive aquí. Y que la otra mitad si son gente, que se pueden llamar con honor Venezolanos.

La tarea fácil ¿Cómo se diferencia? Sólo un verdadero venezolano puede hacerlo. Difícil es para el extranjero y la gente que quiere opinar sin saber. Señalándonos como la peor porquería que existe, cuando nosotros también sabemos que estamos rodeados de porquería, pero NO somos los verdaderos venezolanos.

Pero, ya que. Ojala pudiera irme como Javianny, e irme con toda mi familia. Porque tengo miedo de quedarme aquí, en mi país, rodeado de tantas porquerías que no me dejan sobresalir y brillar como muy bien me merezco. No me siento ni me veo profesionalmente desarrollada aquí y mucho menos con un futuro seguro. No aquí, no con este gobierno, no con los marginales que me rodean.

Y claro que me duele irme de mi país, pero, literalmente no lo estoy dejando. Nunca lo dejaré. Porque Venezuela es donde el venezolano ésta, y donde sea que yo vaya, yo soy Venezuela.

Cosa que la mayoría de las porquerías que salen del país a hacer desastres en otros países no entienden ni comprenden. Porque por ellos pagamos todos. Y NO somos como ellos.

Afffs, es que me da rechera de sólo pensarlo.

-¡Coño, NOJODAAAA! –Volví a quejarme al ver que aún no había llegado el internet. Ya habían pasado 30 minutos y nada de nada. Aún seguía el circulito girando y girando justamente sobre la cara de Jin.

Mi perfecto Kim Seok Jin. El rosadito de mi corazón.

"Muchos estudiantes dejaron sus carreras universitarias y viajaron hacia el exterior para trabajar y poder obtener un mejor sueldo..."

Y lo más chistoso de todo es que la reportera de la noticia lo decía así, tan simple, como si nada. Algo tan común y natural que ya nadie le para bolas.

Muchos estudiantes, y en ellos me incluyó yo, dejamos sin terminar nuestras carreras universitarias. Algunos lo hicieron porque se fueron del país, otros porque lo hicieron para poder trabajar, y otros como yo que se dieron cuenta que estudiar y ser un profesional aquí ya no tienen ningún puto sentido.

Yo estaba estudiando Ingeniera mecánica. Estaba, del verbo: ya no.

Y claro que la quiero continuar. De que quiero, quiero. Pero, si hay plata para la comida, no hay plata para el transporte. Y si hay plata para el transporte, no hay plata para la comida. ¿Entienden?

Prácticamente soy una actriz de comedia ¿Para qué coño voy a ver en el cine las películas de terror si ya los asesinos los tengo gobernando el país?

-Qué webo... -Pasé mi dedo por la barra del táctil para mover el mouse, creyendo que así iba a llegar el internet. Lo sé, la ilusa.

En ningún país quieren a los venezolanos, no me sorprendería que Diosito tampoco nos quiera en el cielo con él. Pero, a veces me gusta pensar en cosas tan bellas que nunca van a pasar. Como por ejemplo...

BTS en Venezuela.

Hermoso, divino, perfectamente irreal.

Capaz si vienen a Venezuela vendan las entradas en billones, ò en dólares. La segunda opción es más viable si es que quieren tener ganancias. Porque, y me duele aceptarlo, pero mi moneda patriótica está más devaluada que la dignidad mía cada vez que digo que aún me gusta mi crush después de las vainas malas que me ha hecho.

Es que, enserio, es burde de lindo el maldito ese. Pero, lo que tiene de lindo, lo tiene de coño 'e madre.

Diosito, tu que siempre me escuchas antes de soñar con mis siete angelitos ¿Es mucho pedir que BTS venga y hagan un concierto gratis? Por mi hermosa religión llamada la pobreza. Y que sea en valencia, gracias la gerencia.

O mucho mejor... imagínate emigrar y que trabajes en un hotel, justamente el MISMO hotel donde BTS va a quedarse. Y que te toque acomodar sus equipajes y escoltarlos a sus respectivas habitaciones. Todo en español, sin sub de por medios.

Demasiado bello para ser verdad.

Sólo imagínense, yo, María, con un lindo uniforme de hotel y cargando el equipaje de Jungkook. ¿Es posible que eso pase? Valía la pena soñar. Pero no dejarse envolver por ellos ¿Verdad?

¿Cómo reaccionaría yo al verlos entrar al hotel? ¿Podría hablar con ellos?

Lo dudo...

Boté mi último suspiro que se llevó todo mi estrés y me regaló más que cansancio, y me quité los audífonos ante el dolor que estos me provocaban por tenerlos demasiado tiempo puestos. El circulito seguía girando y girando, y ni rastro de que la barra del video se moviera.

Aún seguía el icono de exclamación en las barras del internet.

Me deslicé un poco en la pared, poniéndome más cómoda. Y a medida que pasaban los segundos sentía mis parpados cada vez más pesado. Hasta que se cerraron completamente. No iba a dormirme, lo tenía planeado así. Pero mi cuerpo no.

No sé cuándo fue que... exactamente... me había quedado dormida.

– ♥ –

–Por favor, se los pido. Deben comportarse y causar una buena impresión.

–Yah, ¿Puedes ya decir lo que vamos a hacer? Tanto discurso me está haciendo dormir.

– ¿Puedes callarte y dejarme terminar, Javianny? Como dije, deben causar una buena impresión y hacerlos sentirse completamente cómodos –Nos miró a las siete con ojos saltones, como amenazándonos o advirtiéndonos con la mirada. Cualquier reacción de mal gusto para él, iba regañarnos enseguida– De hecho, quiero que limpien la suite.

-Ya la limpiamos hoy –Aseguró Alejandra, justo aún lado de mí mientras se apoyaba de la escoba, igual que Javianny, del otro lado de mí.

–Pues, límpienla otra vez. Tiene que estar todo perfecto.

–No vamos a arruinarlo, confía en nosotras –Dije. No entendía por qué tanto misterio y formalidad. Esa mañana nos había hecho trabajar más que los días anteriores y no nos había dicho el motivo. Celebridades y personas importantes suelen llegar a diario, pero en ésta ocasión debe de ser algo de otro nivel como para que él se ponga tan desesperante e impaciente con nosotras– Más bien, ya dinos a quien vamos a recibir...

El señor Ángel vaciló un poco en su sitio. Para decir con voz segura y firme;

BTS.

Las chicas a mis lados dejaron salir un enorme grito de emoción y más Alejandra quien se había apoyado de mi hombro para dar brinquitos de felicidad. Y yo aún seguía quieta, pegada, pausada. Incapaz de retener o procesar la información que mi cerebro acababa de recibir.

¿Qué coño había dicho? ¿Qué venia quién?

–Parece que si los conocen –El señor Ángel alzó ambas cejas, sorprendido, pero no tanto, de nuestra reacción.

– ¿Qué si los conocemos? Pfff ¡Son nuestros futuros esposos! –Dijo Yohee, haciendo reír a todas e incluyéndome– Namjoon viene por mí, siente mi presencia. ¡Sabe que estoy aquí en Venezuela y viene por mí!

– ¡Veremos a los muchachos! –Gritó la beba emocionada, tirando el trapeador a un lado y juntándose a dar brinquitos con Alejandra. Y sí, todas estábamos emocionadas y felices, pero yo no estaba reaccionando igual porque aún no lo podía creer.

Hasta que Javianny me haló del brazo y me hizo bailar con ella en medio del desastre.

Íbamos a ver a los chicos, íbamos a ver a los muchachos, iba a ver a Jungkook.

Yo... iba a poder ver... al fin... a Jungkook.

–Y ¿Podemos hablar con ellos? –Preguntó Norkeidy al detenerse de brincar. Y esa era una buena pregunta. De hecho, la mejor y más inteligente que se le pudo haber ocurrido para el momento.

Hay tantas cosas que me gustaría decirle a él. Darle como regalo mi Mp3 con más de 50 canciones que escucho antes de dormir porque me recuerdan a él. A su ser, su personalidad y su sonrisa. Y si no es mucho con demasiado, pedirle que me cante un pedacito de cualquiera de ellas.

Pero, grande fue mi decepción, el mundo se me vino abajo cuando vimos al señor Ángel negar.

– ¿Por qué? –susurré. Era como si te dijeran que tenías una torta de chocolate en la nevera pero no te la puedes comer. ¿Tú eres loco, vale? Era para llorar.

–Ellos van a llegar cansados, por favor. Lo menos que quieren es que alguien los moleste. Y más... –Nos señaló– unas niñas de limpieza como ustedes.

Auch.

–Ya les dije, vayan a hacer lo que les ordené. Para cuando lleguen los chicos Beteese debe estar todo listo.

– ¡BTS! –Corregimos todas.

– ¡Esos chinos!

– ¡Coreanos!

– ¡Como sea, empiecen a trabajar!

El señor Ángel chasqueó la lengua y sacudió la mano para restarle importancia. Cruzando en una esquina del gran salón de recepción para dejarnos solas. Las siete allí paradas, junto a nuestros utensilios y accesorios de trabajo, y con caras de decepción pura.

Miré mi traje con desánimo y suspiré. No podía creer que nos había llamado "niñas de limpieza". A veces el señor Ángel es un hombre súper cruel y malditamente realista.

Si no fuese mi papá, renunciaría.

Duramos toda la mañana limpiando la suite donde ellos se iban a quedar. Una gran sala de estar con siete gigantescas habitaciones. Sin contar que cada una tenía su baño privado. El dolor de espalda que yo estaba sintiendo en ese momento era demasiado brutal, incomparable a las molestias que alguna vez tuve, pero todo sea porque el lugar quede perfecto y digno a su nivel. Eso valía la pena.

Decidimos dividirnos y cada una limpiar una habitación. Y gracias al sudor de nuestra frente y el dolor en nuestros músculos, quedaron impecables. Perfectamente para ellos.

Santo Dios. Vendrán aquí, a Venezuela.

Maldita sea, es lo puto máximo.

Tomé una almohada y ahogué un grito en ella. La emoción que no me había dado cuando nos dieron la noticia me estaba pegando justamente ahora. Y no sabía si subirme a la cama y saltar como loca o abrir la ventana y tirarme por ella con la fe de que gracias al amor que les tengo a esos siete coreanitos podré volar.

Dos toquecitos en la puerta fueron suficientes para volver a poner mis pies en la tierra. Coloqué la almohada devuelta en su sitio, rápidamente y con disimulo.

–Presencia en la recepción –Me dijo la beba, sonriéndome con complicidad mientras desaparecía al irse. Me había pillado, gritando en la almohada como una loca, y a pesar de que me moría de vergüenza, no podía evitar burlarme también de mi misma.

Eché un último vistazo a todo antes de salir y sonreí a medias. A cualquiera de los miembros le puede tocar esta habitación. La misma que yo limpié y ordené con mucho amor para su comodidad.

Espero y lo llegue a valorar. A quien sea que la escoja.

Limpié mis manos y arreglé mi uniforme. Un simple vestido gris con botones blancos y tenis del mismo. El nombre del hotel estaba escrito en un broche bañado en oro puesto en la parte derecha del pecho, arriba de mi nombre bordado de color amarillo.

No me gustaba llevar el cabello suelto como usualmente lo hacían Alejandra, Javianny y Norkeidy. Tampoco usar trenzas como Beba, Yohee y Arís. Lo mío era una coleta bien alta que me quite las incomodidades y molestias a la hora de trabajar. Como ahora.

Usé el ascensor junto a las demás y rápidamente nos colocamos en una línea a una distancia de la gran puerta del hotel, donde ya se estaban escuchando los gritos de los millones de fanáticos que estaban tras el cristal.

Es increíble. Y no me lo creo.

Unas camionetas grandes de color negro se estacionaron frente al hotel, y yo estaba que me moría por dentro. Voy a ver a BTS...

Voy a ver a Jungkook.

Dios mío, las piernas me tiemblan y el corazón estaba a punto de salirme por la boca.

Personas del Staff comenzaron a entrar y a dejar todo el equipaje de los chicos frente a nosotras. Y antes de que un chico alto de gorra rosada entrara por completo al hotel, agarré rápidamente la maleta frente a mí y giré para llevármela hacia la suite.

Creí ver a Jin, Dios mío. No lo sé. Estoy muerta de nervios.

No grites... maldita sea. Dios ayúdame.

Recibí otro bolso a mis espaldas y me dirigí a otro ascensor, y cuando las puertas se cerraron fue mi oportunidad de dejarme caer al suelo y suspirar. Estaba temblando demasiado y tenía unas inmensas ganas de llorar.

Quiero hablar con ellos, quiero tenerlos al frente y decirles cuanto los amo.

–Se profesional –Me repetí varias veces para comportarme– Se profesional, se profesional.

Las puertas del ascensor se abrieron, haciéndome parar del suelo rápidamente. Por suerte aún no había nadie, así que no tenía testigos de mi patético y bochornoso descontrol. Dejé rápidamente la maleta en la sala de estar y quise correr de nuevo al ascensor, pero el otro ascensor había llegado, dejando otra vez entrar a las personas del Staff.

Volvieron a darme más equipajes y, por lo que medio pude entender entre tanto alboroto, era que querían que las llevara hacia las respectivas habitaciones.

Bolso rosado, esa tiene que ser de Jin. Sin duda alguna.

Agarré su equipaje y la llevé a una de las habitaciones. Lo mismo hice con las otras y así. Hasta que me entregaron la última. Una enorme maleta negra donde puedo meter hasta una nevera dentro de ella y un bolso camuflado.

El bolso pesaba, mucho más que la maleta, y no lograba entender como aquello era posible.

Dejé el equipaje en la última habitación desocupada y tiré el bolso camuflado sobre la cama. Suspiré, derrotada, y no me culpé por sentarme un momento sobre las sabanas para poder descansar y recobrar un poco el aliento. Había usado mucho de mi fuerza para llevar esas cosas. Eran un saco de cemento.

Aneyo...

Quedé petrificada al escuchar esa voz, ese idioma, esos susurros. Esas voces...

Dios, Dios. SANTO JESUCRISTO.

Ahogué otro gritico y lo pasé con todo la fuerza de voluntad tras mi garganta al tragar. Tenía que volver a mi trabajo y seguir con lo mío. Pero ¿Cómo? Maldita sea ¿Cómo? Si mis siete coreanitos están casi que a dos metros de mí. Es mi oportunidad, por favor, tengo que...

–No, chama ¿Sabes qué? Mejor olvídate de eso y vete a trabajar. Nos busques problemas, ya tu bastante tienes en tu vida como para tener más –Susurré a mí misma para ayudarme a auto reflexionar y giré para salir de la habitación y volver a recepción.

Santa Ramona y la madre que lo pario.

Jungkook estaba parado frente a mí. Sus ojos me estaban viendo a mí. Sus hermosas pupilas negras me estaban mirando, me estaban traspasando.

JUNGKOOK ME ESTÁ MIRANDO.

Usaba una gorra negra y un tapa bocas, con chaqueta de cuero, jeans ajustados y mocasines. Sólo el mirar de sus ojos y los mechones oscuros de su cabello eran visibles de ver. Prácticamente estaba todo vestido de negro. Y no con prendas precisamente baratas. Eso se podía notar a simple vista.

Santo Dios, es muy grande. Demasiado alto para mi cortos 1.65.

Inconscientemente lo estaba observando de arriba hacia abajo, detallándolo lentamente, y me detuve en sus caderas. Sus lindas caderas, donde detrás de ese cinturón de cuero y esa franela se deben esconder unas diabólicas entradas.

Pestañeé a tiempo para reaccionar y, como si me estuviese llamando, miré el desinfectante que había dejado en la mesita de noche por descuido y casi se me cae el rostro de la vergüenza.

Dios mío, si mi papá se entera...

Pasé de él rápidamente, con todo el dolor de mi alma, y agarré el desinfectante para esconderlo a mis espaldas. Volví a mirar a Jungkook y... bajé la cabeza con timidez al ver que él ya me estaba viendo.

Dios mío, dame fuerzas.

Su mano aún sujetaba su último equipaje y con cierta duda y miedo fui a quitárselo para dejarlo por él. Mis manos comenzaron a temblar e intenté hacer todos mis movimientos lo más lento posible para que él no notara mi nerviosismo. Aunque sabía que mis intentos eran fallidos y estaba siendo un total asco.

Nuestros dedos se rozaron por un segundo cuando le quité su bolso, dándome un cosquilleo terrible por todo el cuerpo que me estaba amenazando con traicionarme y hacerme quebrar en ese mismo instante. Pero no podía hacerlo, sé que no, y por eso le dí la espalda para no verlo y dejé el equipaje en la orilla de la cama.

Necesito respirar.

Gracias...

Oh por Dios.

Giré sin poder ocultar mi asombro al escucharlo decir tal palabra. De todos los videos y audios que había escuchado de ellos, no se compara. Se había escuchado tan claro y hermoso en sus labios que podría creer que sabe el lenguaje castellano desde que nació. Su habla había salido tan natural y calmado, haciendo temblar mi corazón.

Jungkook se bajó el tapa bocas, regalándome una sonrisa. De esas de ladito y súper sensuales que he visto tras una pantalla y nunca, jamás, en la vida real. Hasta ahora.

No, ya. Esto es demasiado. Esto no es real, estoy alucinando. Jungkook no puede estar sonriéndome a mí, es más, Pfff, ese ni me voltearía a ver.

Pero, es lindo... es precioso. Dios mío. Es más precioso en persona que en los putos videos.

–A-ah...–No, me dije mentalmente. No la cagues.

Susurré un inaudible "permiso" y pasé de él rápidamente para correr hacia el elevador. Pero el resto de los miembros estaban sentados en la sala de estar. Robándoles las miradas del mismo modo en que ellos habían robado mi total atención.

Tropecé con la alfombra y caí al suelo, lastimando mis rodillas y manos al amortiguar la caída.

Dar una buena impresión, misión fallida.

Miré cada una de esas caras confusas y rápidamente me paré del suelo. Incluso Namjoon se había levantado para ofrecerse en ayudarme a ponerme de pie y yo le evité las molestias de hacerlo. Era demasiado vergonzoso para mí todo esto.

–B-buenas... Perdón, Buenos días –Corregí, queriendo ahorcarme en ese momento– Bienvenidos al hotel Lenny. Eh... Espero que el hotel brinda con sus expectativas y se sientan realmente cómodos. Aportamos con un buen servicio a la habitación. Sólo llamen y pidan lo que deseen. Con gusto se los haremos posibles.

Mire a Hoseok, Jimin, Yoongi, Namjoon, Taehyung y Jin. Y por un momento se me olvido el hecho de que son coreanos y OBVIAMENTE no entendieron un carajo de lo que dije.

Soy un caso perdido, definitivamente.

–Ustedes... ¿Entendieron lo que yo..? –Me señalé, esperando alguna reacción de alguno de ellos. Y Namjoon soltó una risita, enamorando mi pequeño e insignificante corazón.

–Yo si entendí todo, no te preocupes. Todo está bien –Namjoon levantó la mano, hablando tan profundo y amablemente que quise besarle los pies. Y sus hoyuelos, por Dios ¡ALLI ESTAN!

Jungkook hizo su presencia, sentándose en la esquina del sofá. Quedando esta vez los siete frente a mí. Soy la envidia de toda Army y me siento un total desastre andante. Debo dar pena ahora mismo.

–Creo que lo único que necesitamos ahora es la clave del wifi y descansar –Terminó de hablar Namjoon, haciéndome cada vez más pequeña ante su perfecto castellano. Hasta me daba pena hablarle y tener un debate de conversación. Porque, pfff, es que él es tan perfecto.

–Lo que quieran... Yo... Voy a decirle al jefe para que... les dé la clave del wifi –Sonreí lo más calmada que pude, queriendo transmitirles confianza. Y vaya que lo conseguí. Porque ahora tenía siete sonrisas Colgate iluminándome.

Miré a Jungkook, a ese coreanito de sonrisita de conejo y ojitos oscuritos, y... Seguía mirándome.

No puedo creerlo, enserio.

Hice reverencia, como gesto de que enserio los admiraba y estaba muy feliz de recibirlos. Era la única manera respetuosa que conocía de su cultura para hacérselos saber. Y finalmente me dirigí tan rápido como flash al ascensor, presionando el botón que me haría bajar a recepción nuevamente. Pero antes de que las puertas hicieran su trabajo de cerrarse, uno de ellos me castigo. Me hizo una maldad bastante fea que aceleró más el ritmo cardiaco de mi corazón y desequilibrio todo de mi ser.

Lo último que vi antes de que las puertas se cerraran fue la sonrisa sexy de Jungkook. Siendo ladina y sincera dedicada y solamente para mí.

–Santo Dios... –Subí mi vista al techo, sintiendo la bendición divina del de arriba. Me dejé deslizar por la pared y llevé ambas manos a mi cabeza. Eran tantas sensaciones en mi pequeño y débil cuerpecito que me costaba mucho estar de pie sin sentir que iba a morir. De felicidad, absolutamente felicidad pura.

Había cargado el equipaje de los chicos. Había ordenado sus habitaciones. Estuve parada frente a los siete y me sonrieron. Namjoon me habló perfectamente en español y Jungkook toco mis dedos...

–Toqué tu mano...–Miré mis dedos y no podía creer que esos habían tocado su piel.

No es tan blanco como las coreanas nos hacen creer con sus fotos. Ninguno de ellos lo son. Me atrevo a decir que me encantan mucho más así que con los filtros. Aunque Suga si lo es, Y Jin tiene la piel perfecta.

La nariz de Hoseok. Los hoyuelos de Namjoon. Las pestañas de Taehyung. Las manos de Jimin. Los muslos de Jungkook...

Cerré los ojos, recordando el olor de su perfume, su rico perfume. Me había fascinado tanto olerlo y me estaba drogando por ese simple recuerdo. Dejarse abrazar por ese hombre y que el perfume quede impregnado en tu camisa debe ser la gloria más maravillosa del planeta tierra.

No pude evitar morder mis labios al recordar el cómo su sonrisa se había curveado para mí.

Las puertas del ascensor se abrieron, dejándome ver al señor Ángel con algunas personas del Staff. Todos voltearon a verme, sentada en el interior del ascensor, y fue cuando supe que eran los managers de los chicos.

No puede ser.... Era Bang PD Nim....

Dios, no puedo pasar más pena hoy porque bueno.

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31 октября 2020 г. 14:20 0 Отчет Добавить Подписаться
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