lotusvowmoon Kimberly García

El pequeño Largo Cuento - Reto Inkspired Escribe un cuento corto basado en la siguiente frase: "El cuerpo de mi madre yacía sin vida en el suelo. Todos pensaron que la había matado, pero no fui yo. Al otro lado de la habitación, podía ver a la persona que lo hizo, pero denunciarla me condenaría por completo".


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Capítulo único

El cuerpo de mi madre yacía sin vida en el suelo. Todos pensaron que la había matado, pero no fui yo. Al otro lado de la habitación, podía ver a la persona que lo hizo, pero denunciarla me condenaría por completo. Ya llevaba mucho tiempo sabiéndolo, estaba casi seguro de ello, Johan tuvo los pequeños tintes desde el primer incidente que aunque no terminaba de convencerlo, habían instaurado en él una férrea sospecha de su hermano menor.

Siempre supo que Alán era extraño, al inicio no prestó mayor importancia porque a fin de cuentas Alán era un niño, solo eso. Johan tenía seis años cuando vio a su hermano menor por primera vez, tiempo después, su padre solo murió dejándolos a ellos tres, su madre, Alán y él.

Extrañas circunstancias.

Pero otra vez su madre había fingido no saber nada cuando su padre murió. En ese entonces Johan todavía no lo sospechaba. Alán tenía los ojos grandes, en una ocasión cuando Johan se acercó a su cuna, el niño apenas y tenía un año, sus grandes orbes se volvieron completamente negros y entonces Johan volvió a pestañear y no había nada. Todo era presuntamente normal.

Incluso cuando no sucedían cosas extrañas, Johan aún sentía algo extraño con el niño, aunque fingía no saberlo para su propio bien y el de su madre, se comportaba como un hermano mayor normal, jugaba con Alán lo suficiente y le daba mimos como a todos los bebés. Él no sabía porqué pero el vivía constantemente mirando hacia los lados, cerciorándose de que nadie estuviera viéndolo, no podía olvidarse de nada, porque incluso cuando había intentado que su madre se diera cuenta ella se había vuelto totalmente ciega.

La primera vez que Alán mató a alguien, Johan la registró a los cuatro años de edad del niño, recién cumplidos. Un día, Alán estaba en clases y las familias habían acudido para un día de integración, entonces un niño más alto y grueso le dijo:

— ¿Dónde está tu papá? — pero Alán no respondió, Johan sabía que el chico estaba buscando una pelea, pero no intervino y se quedó observando la situación.

— ¿Sabes que pasa con los niños sin padre? — de nuevo Alán no respondió. El otro chico pareció comenzar a irritarse tras la negativa de Alán al no querer responder y no caer en sus insinuaciones.

— Como no tienes papá, tu familia esta destinada al fracaso. — las palabras del niño fueron duras, al menos para Alán porque miró fijamente al otro chico, con odio.

Pero no dijo nada.

Corrió hasta los brazos de Johan, como cualquier niño normal y lloró en silencio. Johan hizo lo que debía, consolar a su hermano.

El día siguiente se tornó más helado de lo normal, había llovido toda la noche y Johan no pudo dormir tras escuchar de manera incesante las sirenas alrededor del barrio. Al encender la televisión se encontró con la sorpresa de que en su barrio había habido un incendio, la reportera tenía puesto un impecable chaleco blanco, y sonreía para la cámara como si estuviera dando buenas noticias.

Aquella familia había muerto incinerada, eso era el por qué del constante ruido de las sirenas. Eran los bomberos. Pobre familia. Lo siguiente que Johan pudo ver en la televisión, era el único niño vivo que quedaba de aquella familia, Johan no lo había visto bien al principio, fue cuestión de dos pestañeos para que el recuerdo fugaz de aquel niño regresara a su memoria.

Ahora ese niño no tendría padres.

Esa fue la primera vez que Johan sintió que bajo su techo vivía un monstruo, sin embargo, no dijo nada. Ahora Johan tenía dieciséis años y Alán tenía diez, el mayor había estado recopilando cada cosa alrededor de este tipo de acontecimientos, si no sucedían cosas malas a algún familiar siempre eran a alguien de tu entorno.

Johan había descubierto que Alán no era malo, pero esa cosa tenía un férreo control sobre él, sobre sus emociones negativas, sobre su resentimiento. Alán era un niño más del tipo tímido y callado, por lo cuál solían acontecerle ciertas cosas. Alán nació con el mal dentro de él.

Un mal que nadie estaría dispuesto a aceptar.

Porque así como esa cosa controlaba a Alán, el niño había desarrollado el síndrome de Estocolmo hacia ella.

— Se que sabes que existo. — Había dicho la cosa dentro de Alán. Entonces Johan solo fingió estar dormido.

— No he hecho mi movimiento, solo porque Alan te tiene aprecio, ¿pero sabes? Apenas pueda hacer que él se olvide de ese insignificante sentimiento hacía a ti tendrás el mismo destino que los demás. — Entonces Johan volteo a verlo, se había ido, pero en su lugar había dejado a Alán dormido en el suelo.

— No si me deshago de ti primero. — Contestó Johan en un estrepitoso susurro cargando el cuerpo del niño de diez años.

Hacia un tiempo que su madre se sentía sola y había optado por vivir con sus padres, es decir, los abuelos de Johan, Johan quien hace mucho tiempo atrás había decidido cuidar de su hermano más que cualquier otra cosa, tomó la decisión de exponerlo bajo el riesgo de que lo tomaran por otro ataque de celos hacia su hermano menor.

Un día la Sra. Blanca, la madre de Johan había sido encontrada muerta.

El charco de sangre, bordeaba la mesa que decoraba la sala y con tanta sangre nadie pudo ver por donde sangraba exactamente. Johan tocó a su madre muerta y escuchaba un alarido estremecedor de su abuela mientras lo señalaba. No pasaron segundos en bajar su abuela y sus tías.

Johan fue determinado.

¿Qué habría salido tan mal que Johan no pudo ver venir esto?

Al parecer Blanca había sido más determinada que él. Todas esas veces que Blanca no le creyó, estaba haciendo lo mismo que él, fingiendo que no sabía, y, a diferencia de Johan, Blanca no tenía ningún sentimiento por ese niño.

Inaudito.

¿Cuántas veces Blanca no había tratado de convencer a Estiven que no tomará ese niño? Pero por alguna razón, Estiven seguía siendo terco respecto a eso, respecto a él. ¿No era suficiente solo con Johan? Blanca había investigado y no le había gustado para nada cuando escuchó que el niño siempre era devuelto al orfanato.

Cuando tan solo era un bebé.

Entonces Blanca tomó al niño y lo metió en un saco de yute, la casa donde vivía con sus padres quedaba en el campo. El lugar perfecto, el rio. Blanca lo apaleo con rabia, no importó cuanto el niño hubiera gritado, nadie lo había ayudado, justo como su madre anterior.

Asegurándose de que realmente estuviera muerto, Blanca lo envolvió en papel periódico y plástico film, de esos rollos que suelen usar para embalar paquetes e incluso para envolver los burritos.

Y Blanca lo tiró al rio.

¿Por qué no lo había hecho antes? Blanca sonrió con autosuficiencia, y es que antes, antes esa cosa no había intentado deshacerse del único pedazo de Estiven que le quedaba. Su Johan.

La mañana siguiente todo había transcurrido tranquilamente, Blanca limpió tranquilamente toda la evidencia que pudiera inculparla. Escuchó de nuevo el estrepitoso ruido de las sirenas, entonces Blanca pensó que eran alucinaciones suyas, no podría estar escuchando ese sonido porque la noche anterior ella se había desecho por completo de esa cosa.

Tan característico de él.

Cada vez que sucedía algo en lo que él estuviera detrás las sirenas chillaban toda la noche, todo el día, todo lo que durara su retorcido acto. Incesantes. Entonces Blanca bajó preocupada hasta la sala y encontró a Johan sentado en el sofá, con un semblante serio, Blanca escuchaba cada vez más alto y distorsionado el sonido de las sirenas. — Mamá ¿Dónde esta Alán? — ella lo observó sin responder ante su inquietud, el chico le ofreció una sonrisa un tanto extraña.

— ¿Mamá? — Insistió.

— He dejado a tu hermano al cuidado de alguien más, no le hace bien el clima del campo. — El chico la miró y otra vez volvió a sonreír.

— Mentirosa. — Confrontó el muchacho.

Entonces los ojos de Johan se volvieron como los de él. Más alto y más alto, chillaban cada vez las sirenas, mientras esa cosa arremetía contra ella, con un cuchillo de la cocina, cada corte con precisión, cada hueco con el primor del dolor Inundando poco a poco la sala con el rojo vivo de la sangre. Nadie había jugado ese juego mejor que él, nadie había anticipado las cosas más que él, ya había jugado ese juego infinidad de veces, habían intentado deshacerse de él muchas veces sin éxito alguno.

— Tu no eres mi hijo. — Tal cual como ese niño que lo había molestado cuando tenía cuatro años. Él no respondió.

Desesperación.

A donde quiera que ella fuera ese sonido siempre estaba persiguiéndola, la primera vez que lo escuchó fue la noche que su esposo murió. Cuando Johan abrió los ojos allí estaba él con sus manos manchadas de sangre, en él cuerpo de su madre, a pesar de que él sabía quien había sido, todo el mundo creyó que fue él. Para cuando Johan pudo darse cuenta quien era él ahora, el incesante sonido de las sirenas había desaparecido.

Ahora él era quien hacia el sonido de la muerte.

9 октября 2020 г. 5:58 5 Отчет Добавить Подписаться
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Об авторе

Kimberly García ¡Bienvenidos! Amante de los libros por supuesto que sí, las series, los animes, los mangas y los doramas, ¡Que viva la generación Z! ¿Entre perros o gatos? ¡Me quedo con los dos! Ya que estas aquí, te invito a leer alguna de mis historias y si prefieres, ¡todas! ¿Salir o quedarse en casa? ¡Definitivamente me quedo en casa! Estudiante de derecho, odio las injusticias y sabes que otra cosa también odio ¡El plagio!

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Ciamar  Ciamar
muy interesante, me confundió un poco hacia el final, pero releyendo entendí lo que estaba pasando, buen relato!

  • Kimberly García Kimberly García
    ¿Si? Mi mejor amigo tampoco lo entendió en la primera lectura. October 18, 2020, 19:04
Rafael Enrique Ortiz Gimenez Rafael Enrique Ortiz Gimenez
Me encanta que tengas ese nivel de expresión, aventurate a expresarte a ese nivel metafóricamente, y podrás encontrar nuevas dimensiones. Como en los microrrelatos, poco a poco ¡Saludos autora!
Rafael Enrique Ortiz Gimenez Rafael Enrique Ortiz Gimenez
Me llamó la atención el apego con el niño, quizás esa fue la manifestación que tuvo en la historia este personaje, aunque dividido en dos partes en la exposición, de lo que creo tiene potencial para otro no Único

  • Kimberly García Kimberly García
    Hola Rafa, lo sé, pero como sabes bien no soy una escritora que se destaque mucho escribiendo horror, esto fue más para un reto, siempre me enamoro de mis escritos, pero en lo personal me costó mucho escribir este pedazo, lo pensé muchos días. October 09, 2020, 18:20
~