V
V Zihanka


Becca es una mujer que lo tiene todo, y cuando digo todo, es todo. Amor, dinero, éxito, y es dueña de su propia vida, pero... ¿es eso lo que en el fondo ella desea? En su búsqueda entre lo ideal, lo convencional y lo que de verdad desea, encontrará el amor, un amor tabú, sucio y perverso, pero... al fin y al cabo amor.


Эротика 18+. © ©2020 v. zihanka

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PRÓLOGO

Entré en su despacho decidida y cerré la puerta con el pie. Eché el pestillo y me quedé de pie, mirándolo fijamente. Él, se desabrochó la corbata azul y se levantó de la silla acercándose hasta el borde de la mesa. Me hizo un gesto con la mano para que me acercase, hice caso.

Cuando estuve lo suficientemente cerca de él como para no tener que hablar en voz alta, pegó sus labios a mi cuello y me susurró despacio quítate las bragas. Me subí el vestido un poco y luego tiré de las braguitas hacia abajo. Abre las piernas, volvió a ordenar. Las abrí, y mientras con una mano me subía el vestido con la otra me introdujo dos dedos. Yo estaba húmeda, muy húmeda.

De rodillas, dijo sacando los dedos de dentro de mí. Me agaché, hincando las rodillas en el parqué de su oficina. Tenía la cabeza a la altura de su bragueta. Se quitó el cinturón, despacio, sin dejar de mirarme. Se desabrochó el pantalón y yo lo bajé quedándose con el bóxer.

Me agarró de la nuca y me empujó hacia su entrepierna, noté su erección y restregué la cara como a él le gustaba. Buena chica, me dijo mientras gemía de placer, sintiendo las caricias en su pene. Ahora chúpala, dijo jadeante.

Bajé el bóxer e hice lo que me ordenó. Me la metí en la boca y succioné hasta el fondo, le lamí el glande y pasé mi lengua haciendo círculos rápidos mientras con la mano tocaba el prepucio deslizándolo hacia atrás y delante. Él gemía como un loco, tenía los ojos cerrados y su mano seguía sosteniéndome de la nuca haciendo fuerza para que mi boca no se despegase de su miembro.

Supe que en un par de chupadas más se iría, pero no paré, no hasta que me lo ordenase él. Para, dijo jadeante cuando se dio cuenta que estaba a punto de llegar a su momento. Paré. Alzo la mano y me hizo un gesto para que me levantase. Lo hice sin pestañear, y con un rápido movimiento me dio la vuelta con violencia, haciéndome caer contra la mesa, me subió la falda hasta la cintura y me penetró fuerte.

Me dolían sus arremetidas, pero no grité, eso estaba prohibido, a menos que él lo pidiese. Su cuerpo estaba sobre el mío y el borde de la mesa se me clavaba en el vientre cuando él empujaba con brusquedad hacia mi interior.

En tres sacudidas, una, dos y tres, se fue, derramando su néctar dentro de mí. Yo quería más, porque a pesar del dolor físico, me gustaba, y quería más y más fuerte. Me cogió del brazo y me dio la vuelta como a una muñeca. Me miró a los ojos directamente y yo aparté la mirada, mírame, ordenó.

Encontré mis ojos con los suyos, y me abofeteó. Se había dado cuenta, yo quería más, y él no podía satisfacerme, no en ese momento, eres mala, simplemente perversa. Me dijo con una mueca de satisfacción en sus labios. Yo le gustaba, y mucho, porque siempre quería más, hiciese lo que hiciese conmigo, siempre quería más de él.

Dicen que el amor, el de verdad, es ciego, sordo y mudo. Es cierto, lo es. Esta es mi historia, una historia de amor, un amor incondicional. Una historia tal vez diferente, pero de amor.

7 сентября 2020 г. 16:57 0 Отчет Добавить Подписаться
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