Nunca pensé que en el metro tren, sentada frente a mi habría un chica tan linda. En un instante pensé cientos de palabras y frases lindas para decirle, pero todas esas cosas se esfumaron en el instante que el metro se detuvo y ella se levanto de su asiento, me miro fijamente y con su dulce voz me dijo "Viejo, aquí nos bajamos". Ahora se lo afortunado que fui de casarme con ella hace 50 años.
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