Los municiones volaban por todo el lugar, Sara, mi hermana, se ocultaba tras la mesa mientras Cristian, mi amigo, cubría mi espalda para evitar que golpearan a mi o a Sara. Tomé una de las tantas que cayeron de mi lado y las arroje al bando contrario, la lucha era implacable, nadie se rendía. Todos gritaban unos contra otros, hasta que ese instante cuando tenía la mano en el aire para lanzar la siguiente ronda la puerta se abrió. Ese instante fue sudor frío absoluto. El directo había llegado.

Miraba a los lados asustada, los pasos se acercaban pero no podía ver por donde, solo sentia los laditos frenéticos golpeando en mi pecho y tenía miedo que solo el sonido de mi respiración pudiera delatarme. Todo se intensificó cuando note los pasos justo a mi lado, me encogí más rogando que no me atraparan, mis pulsaciones disminuyeron cuando los oí alejarse. No sabía quienes eran, pero quería atraparme. Duró poco mi alivio, grite cuando la puerta del armario se abrió y sus manos me atraparon.

Algunas veces cuando me paro frente al espejo me disgusto de alguna inperfeccion, por lo general me siento feliz de lo que veo, pero casi nunca siento decepción de mi reflejo. Pienso en el pequeño toque que cambiar, a veces ese pensamiento dura segundos y otras veces horas, al final sonrió y abrazo con gusto todo lo que soy sientiendome feliz de ser todo lo que esta reflejado. Evitó pensar que soy un rompecabezas de mil piezas esperando ser ordenado. Amo mi reflejo y no lo cambiaría por nada.

Tony estuvo conmigo desde que nací, era azul y muy suave, me ayudó cuando me sentí sola y me divirtió con sus conversaciones que sólo podían ser escuchadas en mi cabeza. Un día llegó Rosa, era muy linda, rosada y delicada, para mí suerte no era la única que la escuchaba hablar, tras el día que mi papá la oyó no la volví a ver. Tony volvió a ser mi único amigo, hasta que conocí a Linda, una niña muy amigable, otra vez mi amiga desapareció sin dejar ni un rastro y Tony volvió a ser mi único amigo.

Las gotas resbalan por el cristal, afuera hay luces neones de varios colores que reflejan en las gotas y crean un bonito expectaculo de luces que reflejan en el suelo de mi habitación. Estoy sola en casa, no hay nada más, solo yo, la lluvia y mi inseparable Tony, mi oso de peluche que por algún motivo es azul. No me siento triste o abandonada, papá y mamá lo saben, por eso no temen dejarme sola todo el tiempo. La lluvia me ayuda a calmarme, que bueno que aquí siempre llueve.

Calma era lo que sentía, no era como caer al vacío, era como flotar y elevarse más allá de los límites físicos, todo pensamiento coherente o miedo es dejado atrás. Solo estábamos la nada y yo, es casi tangible la paz, solo bastaba un poco más para el descanso absoluto, hasta que ese misterioso sentimiento de agobio se hace presente y no sabes si abrir los ojos o mantenerlos cerrados tratando de alcanzar de nuevo ese estado de calma absoluta, pero es inevitable debes despertar. Todos lo hacemos.

La oscuridad se arremolina alrededor, el aire falta y la vista se nubla, el silencio me aterra aunque veo todo a mi alrededor moverse con completa normalidad, es como estar en una caja de cristal insonorizada. Estoy solo y al mismo tiempo acompañado, siento como las sombras tratan de jalarme hacia un lugar del cual no podré volver, grito pidiendo ayuda, pero otra vez nadie me escucha. Mis fuerzas decaen y sin mucho esfuerzo soy arrastrado a las sombras sintiendo mi cuerpo caer al infinito.

Por lo general siempre miraba arriba, no tenía la suerte de alcanzar el espacio azul que tanto anhelaba, así que solo lo miraba, algunas veces extendía lasanos intentando tocarlo o mantener mis ojos fijos en ello el mayor tiempo posible, más nunca lograba mi objetivo. Pero no podía quedarme, estaba a gusto disfrutando del inmenso lienzo azul, solitario, justo como yo y como muchos otros, más tampoco de eso podía quejarme. Estaba a gusto así, sola y vacía, como siempre y para siempre. Siendo yo.

Dejaste destrucción a tu paso, mascar que nunca desaparecerán y recuerdos que jamás podré borrar. Fuiste todo lo que nunca quice y nunca necesite, devastaste lso poco que quedaba de mi y al final se que es mi culpa por dejarme influenciar por ti.

La calidez que transmite su piel es embriagadora, me inpide separarme de él como si fuera adictivo, no lo queria dejar ir por nada del mundo. Cada segundo que pasó en el es inolvidable, es suave y blanco, se envuelve a mí alrededor casi magnéticamente. Me lo regalo mi madre para navidad, y desde entonces se volvió mi favorito, no me separó de él. haga calor o haga frío. Nunca me olvidaré de él, fue mi primer y último calor gentil, sin pedirme nada a cambio de un abrazo. Osito fue mi primer ...

¿No te ha pasado que algunas veces las lágrimas brotan de la nada? El sentimiento de impotencia se acumula en tu pecho, te cuesta respirar con normalidad y solo después de permanecer en silencio derramando todo lo que brota de tu interior es que te sientes aliviado y te vuelves a tevantar para continuar. ¿Nunca te paso? Es una lástima, el sentimiento de liberación tras esos momentos es liberador, sobretodo cuando tienes a alguien a tu lado, que solo este hay para ti. Yo tuve a mi hermana ¿Y tu?