Di por qué siento que el corazón se me sale del pecho y por la noche en mi lecho no puedo dormir. Historia: El príncipe del reino muy lejano.

¿Han recaído? -Preguntó el consejero habitual. -La frecuencia con la que me suele pasar es ya preocupantemente un hábito pero creo que me siento cómodo ya que me acostumbré a esta versión de mí, sin dudas o interrogantes formuladas por mi voz interior que me lleve a curvaturas indeseadas, si me preguntan si la amo diré que sí y no tengo miedo de gritarlo. Ella se paró, irguió la espalda, deslizando las yemas de sus dedos detrás del lóbulo de su oreja exclamó:

Ver la belleza de una flor termina desgastándola, saturando lo que alguna vez fue hermoso por haber sido bruñido en demasía, yo que por mucho tiempo he tenido delante la belleza humana, y he podido escrutar la fisonomía a la que pertenecía, anhelándola, deseándola y dejando que me anegara en sus raíces instauradas dentro de mi corazón por la semilla de la lujuría. Por mucho tiempo pensé que no se acabaría, pero, viéndola a diario ha perdido el brillo,

Para no acabar "saturada" con el veneno de sus palabras agazapadas, me encomendé a los dioses, rezando adentro de mi alma por un irrisorio trago del santo grial. Mis alas, aquellas guarecidas en la ubicación de mis omóplatos, buscaban alejarse ya que ese era su deseo, sabiendo que se me había prohibido volar, me resigné a quedarme en la tierra, y solo volaría, una vez viera cumplidos mis sueños, ocultos de la luz, cubiertos de tierra húmeda, perteneciente a las tumbas de antaño, ajenas a rosas

Su alma estaba herida, corrompida y obsoleta, no obstante, aunque fuera inhóspito, yo ya había entrado al terreno, algo era claro, su alma sufría, y el gran contraste con la mía, dilucidaba su tristeza, la cual sentía imbuirme de dolores, que el más inocente confundiría con pesadillas filtradas por el efluvio de su aliento, caliente y penetrante por su naturaleza asimétrica en el recuadro de lo que es agradable.

lo único que se halla es una vacía calígine por haber perdido lo que yo creía mío eternamente, ese sentimentalismo que me hacía llorar se ha esfumado, sin haberme consultado siquiera ¿este es el cielo del que hablaban? No puedo hacer un mohín de desagrado porque ya no siento nada, nada de lo que yo era, o me distinguía de ellos.... Solo soy una rosa atrapada (en mi refugio eterno, llamado inmortalidad a costa de desolar lo que yacía vivo).

¿Este es el el cielo que deseo? Habiendo perdido lo que me distinguía del vulgo, emociones, sentimientos, el maldito romance que envolvió mi vida, dejando de sentir lo mundano, el dolor, la sozobra, esa incertidumbre y confusión por no entender lo que hay dentro de la perversa mente humana. No siento miedo, y tampoco desolación, es como si mi corazón hubiese partido, no hallado en las ruinas de mi fragmentada mente, no hay colores en un cielo gris, ni siquiera tonalidades,

En un frío extremo ataviado con la manta del pecado, me veo a mi mismo extasiado, mis ojos se voltean e inhalo el aire frío de mi ambiente. Fuera de este cuerpo, ahora soy solo un espectador, quien disfruta el espectáculo formulado por los manos que antes dirigía. Mis sentidos se agudizan al igual que la navaja cual aguja en la bordado traza una estrella. Mi visión es la de un fulgurante carmín, que opaca mis lágrimas cristalinas.