karhol-lopez1562630090 Karhol Lopez

Un hombre vive un día extraordinario en el año 2100. Este cuento fue escrito para un concurso de cuentos futuristas que se ubicaran en el año 2100, de mi universidad. Pero al escribirlo y al ver que me pasaba de las cuartillas necesarias por las normativas del concurso, preferí no arruinar esta historia recortándola, contrario a esto deje fluir la historia hasta llegar a este escrito que espero y les guste.


Conto Para maiores de 18 apenas.

#futurista #cuento #año #2100 #vidacotidiana
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La vida de un hombre del 2100

Despertó. Abrió los ojos y la vio. Aquella mujer que estaba acostada a un lado de él le sonría cálidamente. Sus ojos esmeraldas le hacían verse espectacular con la luz de la mañana que se filtraba por las cortinas. El hombre sonrió. Le dio un beso en los labios y comenzó a jugar con sus rizos castaños que tanto le gustaban.

- Buenos días. Dijo el hombre mirándola hipnotizado.

- Buenos días. Respondió ella mientras le sonreía enamoradamente.

- ¿Cómo amaneciste? Preguntó el hombre contento, bajando su mano a la cintura de la mujer que se encontraba desnuda.

- Bien ¿y tu amor? - la mujer le tomó la mano de la cintura y lentamente la movió hasta su trasero firme y redondo de toda una atleta- espero que hayas amanecido con muchos ánimos-. La mujer sonrió. - porque yo desperté con mucha energía.

El hombre volteó rápidamente hacia la mesa de noche que tenía a un lado de la cama. Miró su reloj digital el cual desplegó un holograma justo cuando los ojos del hombre se posaron en él y el aparato mostro que eran las 09:45 a.m. alrededor de estos números un círculo verde marcaba el cien por ciento de batería. El hombre sonrió, regresó a ver a su mujer y con una gran pasión la besó en los labios, llevando sus manos al cabello de la mujer, en donde sintió una pequeña hendidura, que no le importó, y la sujetó con fuerza del cabello. El beso fue bien recibido por la mujer, que por acto de inercia se recostó y el hombre aprovecho para subirse encima de ella lentamente sin perder el ritmo de los besos. Seguido de esto el hombre se detuvo, le sonrió a la mujer, la cual también le sonrió y procedió a hacer el amor, de una manera tan romántica, humana y carnal que toda pareja joven y enamorada puede hacer en las mañanas.

Terminaron. Los dos jadeaban de cansancio y de excitación. El hombre miró el reloj y notó que este marcaba las 10:20 a.m. y el circulo había bajado un cinco por ciento de su carga. Se levanto de la cama y caminó hacia el baño. Al llegar a la puerta de este, se detuvo y volteó hacia con su mujer la cual le miraba recostaba de costado dejando salir uno de sus pechos al aire libre.

- ¿Qué me ves? Preguntó el hombre con un tonó juguetón y avergonzado.

- Lo guapo que eres-. Contestó la mujer mientras bajaba la sábana blanca de su cuerpo y dejándolo desnudo por completo. - no vayas al trabajo hoy y quédate toda la mañana conmigo. Repuso la mujer señalando el espacio vacío de la cama con ligeros movimientos de manos.

- No puedo-. Le contestó el hombre. - hoy tengo una junta importante y no puedo faltar -. la mujer intentó hablar, pero el hombre la atajó. - y no puede ser por llamada holográfica, tiene que ser presencial.

- Lo sé-. Contestó la mujer algo desanimada y con ojos de perro triste. - pero no perdía nada con intentarlo.

Aquella cara le hizo gracia al hombre, el cual pensó que era afortunado de estar con ella. Una mujer inteligente, hábil y hermosa que jamás podría remplazar.

- Te amo. Dijo finalmente el hombre sonriendo tontamente.

- Yo también te amo. Contestó la mujer sonriendo.

Seguido de esto el hombre entró al baño. Caminó hacia la regadera y presionó en una pantalla táctil, que se encontraba a ras de pared, el botón que decía agua caliente a treinta grados centígrados. El agua comenzó a correr de la regadera y el hombre se metió debajo de la cortina de gotas de agua, tomó el jabón y se duchó.

Terminando de asearse salió de la regadera y caminó hacia él lavábamos en donde se encontraba un espejo con una interfaz digital que marcaba la temperatura del lugar, la humedad y la hora. Tomó su cepillo de dientes que tenía dentro de un vaso de cristal a un lado del lavábamos y se los cepilló. Levantó su rostro hacia el espejo y se observó. Su rostro era agudo, con facciones marcadas. El hombre sonrió, recordó que cuando era joven era feo y nadie lo quería, pero con el paso del tiempo sus facciones se hicieron mejores y se fue añejando como un buen vino que mientras más tiempo pasa mejor. Sus ojos eran oscuros y brillantes, reflejando su juventud. La barba la tenía delineada y tupida. Se alejó un poco del espejó y miró detalladamente su cuerpo. Su piel era bronceada, con un tono canela. Sus brazos no eran tan grandes, pero tampoco pequeños. Su abdomen no estaba definido, pero tenía el cuerpo de una persona que hacía ejercicio con frecuencia. Al hombre le gustaba su cuerpo, le gustaba a él y a la mujer con la cual pasaría el resto de su vida y la cual amaba. Tomó una toalla y salió del baño.

Caminó por el cuarto mientras se secaba el cuerpo, la mujer ya no estaba en la cama y en la cocina se escuchaban platos y tazas moverse. Se acercó a un ropero de pino color chocolate y lo abrió. Al abrirse las puertas una pequeña nube de vapor de agua salió del interior de esta. El hombre, el cual terminaba de cercase el cabello ondulado, dejó caer la toalla a la cama y tomó un juego de un traje azul marino del interior del ropero, el cual ya estaba planchado. Lo dejó en la cama y buscó dentro de unos cajones su ropa interior de favorita y de la suerte, un bóxer rojo con elástico negro y unos calcetines negros. Los encontró y se los puso, seguido de esto se vistió con el traje y buscó sus zapatos cafés favoritos. No los encontró dentro del ropero, miró hacia su mesa de noche en donde el reloj resaltó la hora con el holograma y marcaba las 10:45 a.m. y un noventa y cuatro por ciento de carga. Aún le queda tiempo, pero no el suficiente como para el mismo buscar los zapatos.

- Oye Alí.

Dijo el hombre en voz alta, sin gritar. Seguido de estas palabras un holograma femenino con cabello ondulado, ojos miel, caderas y estatura baja se originó en el interior de la habitación. El hombre la miró indiferente ignorando lo realista que se veía aquella mujer.

- ¿En qué puedo ayudarle? Preguntó amablemente el holograma con una voz natural y humana.

- ¿Podrías decirme donde están mis zapatos? Preguntó el hombre mientras los seguía buscando en el mismo sitio del ropero.

- ¿Cuáles? -. Contestó Alí. - ¿los negros de piel o sus café favorito?

- Los café.

- Se encuentras debajo de la cama señor.

El hombre un poco intrigado, salió del ropero y buscó debajo de la cama en donde encontró el par de zapatos. Los sacó y se los calzó.

- Gracias. Dijo el hombre mientras se los anudaba.

- De nada-. Contestó el holograma sonriendo. - ¿algo más en lo que le pueda ayudar?

El hombre terminó de anudarse los zapatos, miró a la mujer la cual esperaba su orden y contestó:

- No, seria todo.

El holograma le sonrió y se desvaneció lentamente. Seguido de esto el hombre miró hacia el reloj que marcaba las 10:50 a.m., lo tomó y se lo ajustó en la muñeca. El reloj dejó de ilustrar un holograma y se hizo un reloj común y corriente de muñeca digital, que marcaba la hora en el centro y la carga alrededor con un anillo verde. Marcaba un noventa y tres por ciento de carga. Aún tenía un poco de tiempo, sonrió y salió de su cuarto.

Bajó las escaleras y caminó hacia la cocina en donde su hermosa amada se preparaba una taza de café americano en la cafetera que tenían. La mujer al ver a su hombre sonrió, le dio un sorbo a su taza de café y dijo:

- ¿ya te vas?

El hombre movió asintió, caminó hacia la alacena y tomó una taza roja, la llevó a la cafetera, presionó en la pantalla táctil la opción de moka y la taza comenzó a llenarse. En la esquina de la pantalla una luz roja comenzaba a parpadear y el hombre se dio cuenta que ya le hacía falta rellenar de café el depósito. Sacó la taza roja y bebió un poco. Justo como le gustaba. Cremoso, con un poco de leche, una espuma que siempre le dejaba un bigote y con una temperatura tibia. Se acercó a su mujer, la cual le observaba sonriendo y le dio un beso en los labios cariñosamente.

- Te amo. Dijo el hombre mientras se separaba de su mujer.

- Y yo a ti. Contestó perdidamente ella.

El hombre se alejó, caminó hacia la salida y salió. La mujer se dispuso a hacer desayuno, caminó al refrigerador el cual se abrió automáticamente y sacó de este un par de huevos y el cartón de leche. Se escuchó que la puerta de la casa se abría, la mujer sintió un poco de inseguridad, cerró el refrigerador y vio que su hombre regresaba. La mujer extrañada le observó y este dijo:

- Se me olvido decirte que compraras café para el depósito de la cafetera.

- Está bien-. Contestó ella extrañada. - pudiste haberme mandado un mensaje de voz o haber hecho una llamada holográfica.

- Lo sé -. contestó el hombre apenado. - pero quería tener una excusa para poder verte antes de irme.

La mujer se sonrojó y el hombre sonrió.

- Eres un amor-. Repuso la mujer riendo nerviosamente.

- Ahora si -. concluyó el hombre. - tengo que irme, te amo.

- Te amo. Contestó la mujer.

Y el hombre se marchó.

Ya en el auto el hombre lo encendió por medio de un botón, a un lateral del volante. El carro hizo un pequeño movimiento y una interfaz, que se veía por el interior del parabrisas mostraba del lado inferior izquierdo, el nivel de carga del auto que marcaba el cien por ciento, a un lado de este el símbolo de un sol, que marcaba el uso de carga solar, la fecha que anunciaba el 29/02/2100 y la hora.

El hombre aceleró un poco y el carro ronroneó ligeramente, seduciendo al sujeto a que acelerara y que jugara con la velocidad, que llegará de cero a cien en dos segundos y viera en el parabrisas por medio del velocímetro holográfico como era que la velocidad subía y subía. Pero el hombre no sucumbió a la tentación del auto y en cambio aceleró levemente para salir de su complejo residencial y así lo hizo para así poder conducir a su trabajo.

Llegó a su trabajo. Se estacionó y bajó del auto el cual al no sentir la presencia de su dueño se cerró automáticamente con llave y alarma. El hombre caminó hacia su complejo de oficinas y llegó a la entrada. El edificio era alto, de unos cuarenta metros de altura y quince niveles. Estaba construido en su mayoría de un cristal completamente transparente. En lo alto del edificio un anuncio publicitario de tecnología genética y se podía leer una leyenda que narraba “GenMech: bueno, bonito y barato, nosotros lo fabricamos por usted y a su medida”.

El hombre llegó a la entrada, se paró unos instantes en la puerta y miró su reloj. Eran las 11:25 a.m. y tenía un ochenta y cinco por ciento de batería. Pasó por las puertas corredizas, las cuales tenía detectores metálicos, con rayos “X” y sensores térmicos para prevenir la entrada de gente enferma y armada al lugar. Al entrar un hombre calvo, con barba, piel morena y cuerpo alto y ancho, le recibió con gestos torpes y un ademan incompleto de saludo, era un robot que necesitaba cargarse, lo guardó en su memoria para después recordarle a su secretaria.

- Buenos días señor Antonio-. Dijo el robot lenta y torpemente.

- Buenos días Diego-. Contestó el hombre cuyo nombre era Antonio. - creo que necesitas ya un descanso.

- Ni que lo diga-. Repuso lentamente el portero.- y tal vez unas vacaciones.

- Si, tal vez. El hombre rio y siguió con su caminó.

Subió por el ascensor y llegó a su oficina que se encontraba en el último piso del edificio. Al abrirse las puertas del ascensor se podía ver una pequeña sala de espera en donde en el centro se encontraba una recepcionista sentada detrás de su escritorio. La mujer lo miró y sonrió.

- Buenos días señor Antonio. Dijo la mujer felizmente.

- Buen día-. Contestó el hombre mientras caminaba por la sala de espera. - ¿Qué sabes de mi cita de hoy?

La mujer miró para un monitor translucido, por el que solo se podía ver su contenido desde el lado del usuario, y después regresó la mirada al hombre.

- La tiene programada para la una de la tarde señor.

- Excelente-. Caminó a su oficina se detuvo y regresó hacia con la mujer. -anota que tenemos que cargar a Diego, su batería está realmente baja.

La mujer lo anotó en su computadora y Antonio asintió con la cabeza y se marchó a su oficina.

El lugar era espacioso y muy iluminado por un ventanal de cinco metros de largo y dos y medio de alto que daba una vista increíble de la ciudad. En el centro de la oficina una pequeña sala tomaba lugar con muebles de imitación de piel color rojo. Enfrente de esta había un escritorio con una figura incompleta de circulo con carpetas negras encima al igual que un monitor de computadora, detrás de este una silla reclinable de color negro.

El hombre rodeó la sala y se sentó, se reclinó y miró hacia el monitor el cual al sentir la mirada del Antonio se encendió y mostró un recordatorio el cual decía “Llamar a papás, cena familiar”. El hombre de inmediato lo recordó y dijo en voz alta.

- Alí-. Un holograma se desplegó justo encima de la sala.

- Si señor Antonio.

- Márcale a mis padres.

- ¿Video llamada, llamada holográfica o llamada de voz? Preguntó la mujer serenamente.

- Llamada de voz. Contestó Antonio.

- Entendido. ¿Algo más?

El hombre lo meditó un poco mientras daba vueltas lentamente con la silla. Miró el ventanal y reparó que hacía mucha luz y eso le molestaba la vista.

- Si-. Repuso el hombre con los ojos cerrados por la luz .- baja la luz de sol un cuarenta por ciento.

- Entendido.

Los cristales de los ventanales se oscurecieron haciendo que la luz disminuyera gradualmente en la habitación hasta llegar a la cantidad de brillo indicado.

- Mucho mejor. Exclamó el hombre aliviado y abriendo los ojos.

- ¿algo más?

- No-. Contestó mientras se daba la vuelta y miraba a la mujer. - seria todo, gracias.

La mujer holográfica se desvaneció y junto con esto un pequeño sonido de llamada entrante se escuchaba de fondo. El hombre se balanceaba lentamente en su silla mientras esperaba a que sus padres tomaran la llamada. Pasó los ojos al monitor el cual ya no marcaba el recordatorio y ahora mostraba los mensajes que su amada le mandaba. Entre estos se podían leer cosas como “¿cómo te va?” “¿ya le marcaste a tus papás?” “hablamos luego iré a correr”.

Al terminar de leer este último mensaje el hombre miró su reloj el cual marcaba las 12:25 p.m. y un setenta por ciento de batería. El hombre hizo una mueca.

- Hola hijo. Dijo una voz masculina golpeada por los años. - ¿Cómo estás?

- Hola papá-. Contestó Antonio sonriendo al escuchar la voz de su viejo. - muy bien ¿y ustedes?

- Bien, ya sabes echándole ganas.

- Que bien papá ¿y mamá?

- Está haciendo de comer.

- Pero apenas será la una de la tarde papá-. Repuso el hombre algo confundido. - ¿no es algo temprano para comer?

- Ya sabes cómo es tu mamá-. Contestó su papá mientras reía.- mientras más temprano comamos, mejor nos hará la digestión, o eso es lo que dice.

Antonio sonrió y dejó salir una pequeña risa, miró a su monitor y abrió los mensajes de su amada tocando el monitor. De este se desplegó una imagen holográfica en tercera dimensión que mostraba un teclado “QWERTY” y procedió a contestar los mensajes mientras hablaba con su papá.

- Ay, esa mi madre que sigue creyendo todo lo que lee-. Antonio contestó el último mensaje de su amada con un “no te canses demasiado porque te tengo una sorpresa esta noche”.- pero tiene algo de cierto en eso padre, mientras más temprano coman y menos duerman el metabolismo se acelerará un poco y tendrán mejor salud.

- ¿De dónde sacas tantas cosas?-. Preguntó su papá riendo un poco incrédulo.- en mis tiempos se despertaba , te bañabas y después desayunabas en el trabajo. Regresabas a tu casa comías y después regresabas al trabajo para al final, casi a las nueve de la noche salir de la labor, llegar a la casa y cenar casi a las diez u once de la noche y repetir el ciclo.

- Si papá, lo sé, vivimos eso. Pero los tiempos han cambiado y todo es mejor ahora. El mundo es más pacífico, menos laborioso y compañías como la mía fabrican robots para que se encarguen de todo y la calidad de vida aumente.

- Esos malditos robots-. Musitó el hombre al otro lado de la llamada con tono molesto y de reproche.

Antonio escuchó aquello, se guardó el enojo que le hervía en su estómago y contestó con un simple:

- Perdona papá, ¿Qué dijiste?

- Nada-. Contestó el señor con su tono amable nuevamente.

- ¿Quién es amor?. Aquella voz se escuchaba lejana, pero Antonio reconoció que era la voz de su madre.

- Estoy hablando con Antonio. Contestó el hombre intentando apagar el sonido hablando un poco más bajo.

- Déjame hablar con él. Gritó la mujer caminando con pasos pesados y lentos, pero firmes, después de unos momentos llegó y comenzó a hablar.- hola hijo ¿Cómo estás?¿estas comiendo bien?

- Hola mamá -. Antonio sonrió al escuchar su voz.- me encuentro muy bien y si mamá.- rio.- me estoy alimentando bien.

- Qué bueno hijo que te estés alimentando bien-. La mujer hizo una pausa y Antonio estaba preparado para recibir la pregunta.- ¿Cuándo nos presentaras a la afortunada? Preguntó finalmente.

- Este fin de semana madre-. Contestó firmemente el hombre el cual miraba su reloj que marcaba las 12:45pm y un cincuenta y cinco por ciento de batería.- teníamos pensado ir a cenar con ustedes para que la conocieran.

- Por mi excelente -. contestó su papá en el fondo.- no tenemos nada que hacer el sábado.

- Si, si. Ahora guarda silencio-. Le objetó su mamá a su padre, Antonio rio un poco y pensó que como era que extrañaba a sus padres .- ¿y cómo es? Cuéntanos.

- Es una mujer hermosa-. Respondió Antonio mientras daba vueltas en su silla y miraba al techo.- es inteligente, carismática, perspicaz, decisiva-. En ese momento su mujer le mandó un mensaje que decía “¿ah sí?¿cuál sorpresa? El hombre se acercó al monitor y el teclado se desplegó nuevamente y contestó el mensaje con un “esta noche te hare mía y te haré sentir cosas que nunca habías sentido”. La mujer rápidamente contestó: “espero ver eso...” y junto con esta una foto de sus pechos en top deportivo, mientras corría. “son tuyas para que le hagas lo que quieras bebe”. El hombre dejó el mensaje sin contestar. Se estaba excitando. Se concentró rápidamente y retomó el hilo de lo que estaba diciendo.- es como si la hubieran hecho para mi mamá. Es perfecta para mí.

- Qué bueno hijo-. Aclaró la mujer felizmente.- ya te hacía falta conocer a alguien que pudiera estar a un lado tuyo y te llenara.

Seguido de esto le llegó un mensaje a su monitor. Antonio lo observó y leyó que las personas de la junta ya habían llegado, miró el reloj y la hora marcaba las 1:00pm y cincuenta por ciento de batería.

- Papá, mamá-. Dijo abruptamente el hombre.- tengo que colgar, tengo una junta importante en este momento y necesito atenderla. Nos vemos el sábado. Los amo.

- Si hijo, mucho éxito. Contestó su mamá.

- Cuídate hijo, nos vemos el sábado. Repuso su padre.

- Nos vemos, adiós.

Y la llamada se cortó. Regresó a su monitor, y contestó el mensaje con un “déjalos pasar”. Después de esto un grupo de dos hombres y dos mujeres vestidas de ejecutivos pasaron por la puerta. Antonio se levantó de su silla y se presentó.

La junta duró unas horas. Hablaron de cómo iban a arreglar el trato de cien millones de pesos para la investigación de una inteligencia artificial más eficiente energéticamente y en la implantación de esta en materia gris fabricada “in vitro” para su posterior uso en androides inteligentes y más efectivos. GenMech era una empresa que se encargaba en la creación de androides con parentesco bastante humano y dueños de la inteligencia artificial más creíble y funcional que existía. Tanto así que los androides de GenMech, a comparación con la competencia, podían aparentar ser humanos comunes y corrientes mientras tuvieran la batería alta, la cual duraba aproximadamente uno o dos días, dependiendo de la carga física y motora del robot. El trató se cerró en esa cantidad de dinero, Antonio les ofreció unas bebidas, las cuales aceptaron, y charlaron de cosas triviales por un rato. Perdiendo el tiempo y embriagándose un poco.

Los ejecutivos se levantaron, se despidieron de Antonio y salieron ebrios y contentos. Antonio miró su reloj. Marcaba las 6.30pm, el hombre olvidó ver la carga. Se reclinó en su silla y miró el techo. Faltaba media hora para su hora de salida, que, aunque fuera su propio jefe, le gustaba salir a la hora que era, y sonrió. Había tenido un buen día he iba a terminar mejor. Cien millones era bastante dinero para su empresa y sobre todo para una tecnología que estaba en fase experimental la cual Antonio ya tenía en proceso y uso.

Se reincorporó de su asiento, se levantó y caminó hacia una estantería donde se exhibían botellas de variedad de bebidas alcohólicas, whisky, whiskey, tequila añejo, tequila cristalino, coñac, vino, ginebra, entre otras.

- Alí-. Dijo el hombre al aire y el holograma se presentó. - abre la nevera de la licorería por favor.

- ¿está seguro? -. Preguntó extrañada la mujer holográfica. - sus niveles de alcohol son ligeramente altos para tan tempranas horas del día.

- Estoy seguro-. Contestó el hombre. - es hora de festejar y lo haremos con mi bebida especial.

- De acuerdo.

Y de la licorería se abrió un pequeño cobertizo helado en donde su interior tenía hielo y dos botellas de una cerveza, Antonio sintió como su boca salivaba al solo mirar aquella artesanía y sacó una.

- Seria todo. Repuso el hombre y la nevera se cerró y se ocultó en el mismo lugar de donde había salido, junto con esto Alí se desvaneció asintiendo felizmente.

Aquella botella era una cerveza artesanal con sabor a chocolate con un ocho por ciento de alcohol. El valor unitario de cada botella era de aproximadamente veinte mil pesos cada una. Antonio la destapó y el aroma a chocolate cremoso le agitó el corazón. La olió un momento más y después bebió de ella con una cara de placer parecida a la de un orgasmo. Para ese hombre esa cerveza era excitación liquida. Caminó de regresó a su silla, se sentó y bebió felizmente la cerveza con pequeños sorbos. Una vez terminada la cerveza miró reloj el cual marcaba las 8.00pm y treinta por ciento de carga. El hombre se sobresaltó, se levantó, salió de la oficina y llegó al elevador.

Llegó a su auto. Las oficinas se pagaban detrás de él y el rascacielos se apagaba casi por completo. Era la hora de salida de todos en ese lugar. Antonio encendió el automóvil y condujo hacia su casa.

La cabeza le zumbaba un poco, el alcohol estaba haciendo efecto y se sentía excitado, demasiado excitado y feliz. El motor hibrido del auto, que usaba alcohol y energía solar como su fuente de energía, ronroneaba mientras el hombre aceleraba un poco más. Las ventanas estaban abajo y el aire fresco de la calle le tocaba la cara al hombre como la acaricia de una mujer. El tacómetro mostraba en el cristal una velocidad de ciento y treinta kilómetros por hora, en donde se detuvo y el acelerador no pudo seguir más. Todo esto por medidas de seguridad del auto.

Antonio notó que tenía un mensaje, lo abrió con un gesto de la mano y la voz de Alí se escuchó en el interior del auto diciendo el contenido de este. “Amor, espero ya vengas en camino porque estoy haciendo de cenar y no quiero que la cena se enfrié. Ya sabes que te esperare y me siento un poco cansada por el ejercicio de hoy. Te amo y con cuidado.” seguido de esto en el cristal del parabrisas se desplegó un menú con dos opciones, “contestar, dejar en visto”. El hombre con un ademan seleccionó la opción de aceptar y comenzó a hablar.

- Ya voy en camino-. Mientras Antonio hablaba, el mensaje se escribía literalmente en el cristal, - llegó en unos diez minutos amor, y no te preocupes cenamos y te nos ponemos a ver la serie para que descanses amor, te amo y ahorita nos vemos.

Con un ademan envió el mensaje y comenzó a pensar en cómo sorprendería a su mujer para prenderla y terminar como debía de ser el día. En el transcurso del viaje se le ocurrió una manera.

Llegó a la casa, bajó del auto y camino hacia la entrada. Al entrar a su hogar su mujer lo recibió con un abrazo y un beso en los labios. El hombre la miró y en sus ojos notó lo tanto que se amaban. El cómo es que esa mujer era su amada y era la mujer perfecta para él. Con sus ojos esmeralda, su cabello rizado castaño y su figura sin igual. En ese momento corroboró, como en otros días, que era el hombre más afortunado en el mundo por tenerla. La besó de buena gana y la abrazó fuertemente sintiendo sus blandos pechos frotarse en sus pectorales y presionando su cintura contra la de él. Excitándose y haciendo que su corazón bombeara sangre a su miembro y endureciéndolo. La mujer al sentir esto se inquietó un poco, y sin dejar de abrasarlo le dijo.

- Estoy cansada y no quiero hacerlo hoy. Lo siento.

La cara de Antonio se entristeció, su erección se bajó de inmediato y dejó de apretar con fuerza a la mujer la cual, incomoda, le preguntó sobre su junta para cambiar el tema.

- ¿Cómo te fue en la junta? Le preguntó la mujer a Antonio, el cual la alejó delicadamente y la miró a los ojos, tranquilizándose un poco.

- Muy bien-. El hombre sonrió. - de hecho ganamos cien millones de pesos en investigación.

La mujer brincó y gritó de alegría.

- Tenemos que celebrar por ello y por eso...-. la mujer condujo al hombre al comedor tapándole los ojos. - ...te hice esta sorpresa.

El hombre abrió los ojos y vio que en centro de la mesa se encontraba un pastel de chocolate medio quemado de las orillas y con un betún de queso crema encima que escribían en cursiva “te amo y eres el mejor”. Aquel gesto le causó tanta ternura y amor Antonio que casi le hizo llorar. Miró a su amada, se acercó y la besó con una pasión, un deseo y un amor que solo esa pareja podía experimentar. El beso fue largo, romántico y los dos se hicieron uno mismo. La mujer lo abrazó, sintió como sus pechos rozaban el torso del hombre y sus pezones se hicieron rígidos de inmediato. No sabría decir que fue lo que le habría hecho cambiar de opinión, si fue el beso, el decepcionar hacia unos momentos a su hombre, o el simple hecho de que Antonio había generado millones para los dos, que le hizo sentir ganas de follar, sus energías se subieron y el cansancio desapareció. Antonio la abrazó, pasando sus brazos por su espalda y sujetándola contra si con fuerza. La mujer le tomó los brazos y los bajó lentamente hacia su trasero el cual el hombre apretó y la mujer gimió. Antonio lo sabía, le había dado luz verde.

Sin pensarlo el hombre metió las manos por debajo del faldón de la mujer, la afianzo con fuerza y la cargó mientras la movía y la dejaba lentamente en la mesa. La mujer rápidamente le desabotonó el pantalón, le bajó la cremallera y le bajó lo justo el pantalón junto con el bóxer para que saliera el miembro de Antonio que estaba duro y erguido como un roble. Antonio le bajó lentamente las bragas, por debajo del faldón, hasta las rodillas y de manera casi automática se acercó y la penetró. La mujer gimió de placer, le mordió el labio y lo abrazó del cuello mientras Antonio seguía con el vaivén de movimientos pélvicos que terminaban con un ligero gemido de ambos y el movimiento de la mesa. Lo hacia una y otra vez dejándose llevar por el acto carnal que une a las personas de una manera casi mística, haciéndose uno, sintiendo lo mismo, haciendo el amor y terminando el día como el esperaba terminarlo.

Terminaron. Lo hicieron en todos los lugares posibles de la planta baja hasta llegar a la sala en donde dieron por concluido su acto de amor y quedando acostados los dos en el sillón acurrucados y desnudos. Antonio la miró felizmente, le tomó un rizo del cabello y comenzó a jugar con el mientras pensaba que había sido un día excelente y único. Notó que la respiración de su amada era pesada y profunda, se veía tan linda dormida.

Se levantó delicadamente para no despertar a su amada y una vez de pie la cargó por las piernas y la cabeza, como una princesa, y la llevó hasta el cuarto de arriba en donde la dejó en la cama, la tapó con una sábana blanca y le dio un beso en la frente.

- Te amo-. Dijo el hombre felizmente. - te amo como nunca más llegue a amar a alguien.

Se acostó a un lado de ella, y pasó su brazo por debajo de la cabeza. En ese ligero movimiento de mano miró su reloj, el cual marcaba las 11.30pm. y cinco por ciento de batería. El hombre se levantó de la cama suavemente rodeó esta misma y sacó de por detrás de una mesita de noche un cable con una entrada plana color plateada y remachada con oro. La estiró, rodeó la cama y se acostó de nuevo con su amada, pasó la mano por debajo de su cabeza y con la otra la acercó junto con el cable. Antonio tanteó con sus dedos por detrás de la cabeza de la mujer hasta sentir una pequeña hendidura dentro del cabello rizado de esta y acercó el cable el cual se conectó de manera inmediata a la mujer. Seguido de esto el hombre miró su reloj el cual marcaba la hora y la carga que mostraba una pequeña animación de carga. Se quitó el reloj, lo dejó en su base y regresó con la mujer que dormía profundamente con un cable conectada detrás de su cabeza. Antonio sonrió, le dio un beso en los labios y dijo con mucha pasión.

- Enserio te amo.

Seguido de esto cerró los ojos y durmió.

Fin.

10 de Abril de 2020 às 03:59 0 Denunciar Insira Seguir história
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