Henry era un tipo más del montón, que servía para hacer bulto debajo de quienes destacaban, es decir, alguien pequeño junto a quien otro podría verse grande. Y eso estaba bien para él.
El día más importante para Henry fue cuando se casó, luego el nacimiento de sus hijos Ben y Danna.
Helen, la hermana menor de Henry, por el contrario, brillaba en cualquier lugar, esa clase de mujer que llama la atención por su belleza y carácter. Trabajando como secretaria, el hijo de un empresario muy acaudalado se fijó en ella y se casaron siendo jóvenes, así se volvió millonaria. El marido de Helen heredó la empresa y les nació un hijo, la familia crecía feliz y orgullosa.
Henry impartía clases en un colegio, vivía con humildad, amaba a su hermana y aunque ella viajaba mucho y no podía visitarla, se veían a través de llamadas a distancia, fotografías y toda esa comunicación de moda a la que Henry no lograba habituarse, pero lo hacía porque la amaba.
Tiempo después, el esposo de Helen murió en un accidente de carretera e inmediatamente, Henry viajó allá con su familia y estuvo con ella los días más difíciles.
La esposa de Henry se enfermó de cáncer, fue tan súbito que él ni siquiera le contó a su hermana. Transcurrían sus días en el trabajo, en el hospital, y atendiendo la casa y a los hijos; en sólo seis meses su esposa expiró.
Henry comprendió que la pérdida de su esposa le afectó demasiado y sus hijos estaban devastados, y necesitaban otros aires no para olvidar -eso era imposible-, sino para pasar más rápido esa amarga etapa de duelo, así que tomó un año sabático en el colegio y le preguntó a Helen si podía visitarla un tiempo, lo que la puso muy contenta, le aseguró que prepararía un par de habitaciones para hospedarlos.
Hacer el viaje fue muy gratificante para la familia rota, las miradas entristecidas de sus hijos se refrescaban admirando los paisajes que bordeaban el camino, Henry se llenó de las expresiones resplandecientes y todavía infantiles de su hijo Ben, quien fue su copiloto durante el trayecto, intentaba grabarlas en su memoria aun sin sospechar que al final del camino se desfigurarían para siempre.
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