P
Pierina Zuloaga


Francisco Guevara, un contadora, vida perfecta, vida alegre.


Histórias da vida Impróprio para crianças menores de 13 anos.

#suicidio #dolor #falsedad
Conto
1
3.4mil VISUALIZAÇÕES
Completa
tempo de leitura
AA Compartilhar

El vaso de bourbon con ginebra y hielo.

Jalea, huevos, pan, una taza de té, una copa de bourbon con ginebra y hielo, vaya mañana pintoresca de francisco Guevara, un contador, coherente, predecible, curiosamente poco intrigante, algo de audacia en sus distantes ojos, con el pelo en perfecta armonía, la sonrisa pintada por un artista vendido, y sobre todo las dos semi lunas moradescas colgando de sus pequeños y redondeados ojos marrón.

Atravesaba la puerta blanca de su casa,

Caminaba sobre la acera,

llegaba a su trabajo,

salía de su trabajo,

caminaba por la acera,

atravesaba la puerta blanca de su casa,

Jalea, huevos, pan, una taza de té, un vaso de bourbon con ginebra y hielo, vaya mañana pintoresca de francisco Guevara, caminaba sobre el piso de madera que rechinaba con sus zapatos de cuero, pasaba por el pasillo de su casa, sin detenerse, sin aguardar, otra vez, con sus pensamientos lineales gateando por su intachable cabeza, mientras la bella sonrisa descarada pintaba el toque final a su apariencia intacta, caminaba decidido, a paso medido sin prosa, sin cogeos, ni palabras que mencionar.

Atravesaba la puerta blanca de su casa,

Caminaba sobre la acera,

llegaba a su trabajo,

salía de su trabajo,

caminaba por la acera,

atravesaba la puerta blanca de su casa,

Jalea, huevos, pan, una taza de té, un vaso de bourbon con ginebra y hielo, vaya mañana tan pintoresca la de Francisco Guevara, asomaba casi con descaro la sonrisa pintada por el infame artista vendido, cada cabello siguiendo su línea de juego, saliendo de su perfecta casa tan acogedora por fuera color blanco, de techo y porche azul, mientras que sus lineales pensamientos seguían gateando por su cabeza, cuando, pasando por el pasillo de su casa, miro con agilidad a su derecha, donde un espejo de marco de pan de oro reposaba en la pared blanquecina, vio su reflejo, miro de abajo hacia arriba, lento, cauteloso, aprecio su traje hecho a medida, a su ya, maduro cuerpo, sonrió más de lo común.

Atravesó la puerta blanca de su casa,

Salió de su casa,

camino sobre la acera,

Llego a su trabajo,

Salió de su trabajo,

Camino por la acera,

atravesó la puerta blanca de su casa,

Jalea, huevos, pan una taza de té, un vaso de bourbon de Ginebra sin hielo, vaya mañana tan pintoresca la que francisco pudo haber tenido, curiosa e impredecible, sin hielo, pudiera decirse que pudo haber sido casi desafiante, casi voraz, hubiera salido de su perfecta casa tan acogedora por fuera, color blanca, de techo y porche azul, pudo haber danzado sobre la misma rutina de pasos sobre el cual debía pasar por su victoriana sala blanquecina, si tan solo, a esta hora, no estuviera machada, del rojo carmesí de cólera, aullante y ensordecedor color que abruma las paredes antes blancas malvas, ahora llenas del líquido espeso de una cólera creciente, que el pintoresco francisco anhelaba esparcir hace ya tanto tiempo. Que curiosa rutina tan impredecible hubiera sido si tan solo la luger P08 que ahora residía en la mano ya fría y grisácea de francisco, contador de cara impecable, pelo a pelo siguiendo su camino envuelto en gel y su sonrisa ahora apagada, pero más brillante que nunca, hubiera puesto el hielo en el vaso de bourbon con ginebra.

22 de Março de 2020 às 01:03 0 Denunciar Insira Seguir história
0
Fim

Conheça o autor

Comente algo

Publique!
Nenhum comentário ainda. Seja o primeiro a dizer alguma coisa!
~

Histórias relacionadas