Todos los días,al caer la lúgubre noche,mi madre me leía un cuento.
aquellos cuentos que mi madre me contaba,solo eran cuentos sin sentimiento,tan vacíos como la caja en la que mi corazón debía estar.
y ese cuento me parecía horrendo,no porque estuviera mal escrito,sino en cambio por los celos que invadía mi corazón al saber que ese absurdo relato tenía un final feliz.que,al compararlo con mi situación solo podía atinar a entrar en depresion.
la caja de mi corazon tambien un final feliz quería ,pero con el tiempo pasando la solución lejana parecía
y e de decir que no hablo de una caja de cristal,madera u otro material.
sino en cambio,la caja que parte de mi pecho estaba siendo un hecho.
oh pobres niños de aquellos infantiles relatos decía mi madre cuando a la mitad del cuento llegaba,y yo solo podía limitarme a escuchar sintiendo la voz de mi madre dispersa sin poder responder,solamente escuchando el llanto de mi madre después de leer.
ya no soy una niña mama ,pero amo que me leas cuentos,porque dejo de escuchar el pitido de la máquina y puedo descansar.
después del llanto de mamá,finalizando el cuento,un beso de buenas noches recibía,esperando al dia siguiente para saber si la caja se llenaría al fin,o por otra eternidad tendría que esperar.
un final feliz era lo que yo quería,maldigo mi sangre que parece un fugitivo,si fuese corriente,ya no seria solitario
dejaría de ver el blanco cegante, preferiría que fuera de noche siempre,para escuchar tus cuentos y que el negro de la noche me relajara.
ese color era el mejor,para darle tiempo a la eterna espera de un corazón que le diese a mi cuento infantil,un final feliz.
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