Comienza levemente la música, una melodía.
Canto de angeles al ritmo de la noche suculenta.
Silenciosa, camino hacia la oscuridad inalcanzable,
temerosa al principio, pues no se que me espera.
A lo lejos veo un caballero,
extiende su mano a la mía.
Negativa, corro asustada a un claro cercano.
Pero ahì está persuadiendo mi camino.
Acepto su mano y hago reverencia.
Se ilumina el salón de baile.
Me sonríe y devuelvo cortes la sonrisa.
Tan majestuosa noche, nos lleva a bailar unísonos,
un caballero que vela el alba.
Los músicos continúan el son,
y abierta la pista cada cual llega solo.
¡Reverencia aqui y alla!
veo a lo lejos una chica sonriente de pelo rubio,
hace leves movimientos en espera de alguien.
¡y al fin llega!
risueña sonrisa lleva en el rostro y no la veo más.
veo a lo lejos la felicidad de los cientos.
¡los cientos se unen esta noche!
una chica de ojos enamorados y vestido rosa,
se cubre el rostro ante el piropo del hombre platinado.
y yo sigo, un, dos, un, dos, al ritmo.
Todo este tiempo mirè hacia abajo,
ahora procedo a mirar de frente,
y miro a mi acompañante,
cabello negro, ojos sinuosos, piel pálida.
Casi acaba la pieza.
Miró alrededor, nadie está sentado ahora,
más bien dazan,
Mi mente súplica: "Noche no termines",
que hoy mis temores desaparecen.
"No termines nunca" susurro,
porque hoy aquí soy feliz, porque la mente está bien,
porque no hay mùsica que se canse esta noche.
"No termines nunca"
digo arrebatada mientras despierto.
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