Había una vez, una persona llamada Sofía, esa soy yo.
Conocí un mundo nuevo. Era como la Tierra, nuestro planeta, pero nadie vivía ahí, ni en el norte, ni el sur, ni el este ni el oeste, ni siquiera en el centro, ni tampoco atrás, era un planeta tan vacío que me dio pena.
-"¿Qué puedo hacer por este planeta? Si solo pudiese... ¡Tengo una idea!"- dije yo.
Recordé una serie que había visto, se trataba de peluches que eran los personajes de Disney, se llamaba:
Y me daba una idea impresionante.
Entonces esperé hasta Navidad, ¡mi celebración preferida!
Ese día fue la mejor y recibí unas pequeñas tazas como regalo, tazas de porcelana.
Como me aburría la fiesta del té, entonces el juego lo hice aún más divertido.
Todas tenían caras, entonces jugué con mi regalo tal igual que las muñecas, y volví a recordar el planeta vacío.
Así que hice un truco de teletransportación e hice un pequeño código donde las tazas cobren vida en el planeta pero, solo cuando vayan a la Tierra, no se moverán nada ni tendrán vida, y metí todas las tazas.
También otras esperando porque se pondrán solas con otro código. Pero por casualidad...
¡Me metí en el mundo!
-"¿Dónde estoy?"- dije yo,
-"Hola, ¡increíble! Por fin tenemos presidenta, ¡eres una taza presidenta!" dijeron las tazas que he metido.
-"¡Yo no soy una taza porque yo los metí aquí y yo soy humana!"- dije yo.
Y las tazas me creyeron porque ahora ni me di cuenta que me nombraron como su presidenta.
Decidí ser un rato su presidenta, como no quería que el mundo se quede sin nada, decreté que unas siete tazas sean granjeras, si es que pueden hacer algo por su planeta, diez tazas limpien el mundo y reciclen, si es que no quieren que sea contaminado, que ocho tazas sean mineras, para conseguir plata, si es que no quieren quedarse pobres, cinco tazas que cuiden el ganado, si es que quieren que el planeta no sea vacío y para que se multipliquen, cinco tazas para los guardaespaldas de cada trabajo.
Hicieron cada trabajo muy bien.
Las tazas que deje esperar ya fueron al mundo, eran más pequeñas, y tenían lunares blancos, otras tenían ojos y boca, no de animalitos.
Las tazas se enviaron solas al mundo y cayeron con cigüeñas, como unos bebés, las tazas ya tenían 7 años y sabían hablar. Todos tenían nombre.
Había una taza que también se llamaba Sofía, como yo. ¡Qué gran coincidencia! Yo cuando jugaba a las muñecas con las tacitas, decía que esa misma taza era yo. Después, la revisé, la cuidé y tiempo después, ordené que 25 tazas construyan la ciudad, si es que quieren un refugio, las tazas crecieron y crecieron, yo ya estaba esperando el momento de regresar a casa, entonces, yo seguía cuidando y reinando el pequeño lugar, y lo llamé Cuptown.
Es decir ciudad de la taza, en inglés porque me creo bilingüe, Cuptown es un lugar muy bonito, y sobre todo para los más pequeños, era muy grande.
Ya era el momento de regresar, como Sofía, la tacita pequeña creció para ser presidenta, yo diría que sería la primera heredera más pequeña y joven en Cuptown, y al fin, gracias a la joven tacita, pude regresar a hogar, pero antes, ella me dio una bola mágica de cristal donde vería qué es lo que pasaba en Cuptown y podía escribir todas las aventuras que pasarán allí.
Después que me fuí a mi casa...
Sofía, la tacita pequeña, no yo, conoció una taza llamada Agüina.
-"Hola, ¿cómo te llamas?"- le dijo la tacita Sofía a la taza Agüina.
-"Me llamo Agüina, nunca te había visto, ya sé como te llamas, pero... ¿tienes un grupo?"- dijo Agüina.
Como Sofía tiene un grupo, que se llama las Ministazas, entonces le ofreció si quería unirse.
-"¿Sabes? Creo que sí quiero unirme."- dijo Agüina.
Y se hicieron muy amigas, luego Sofía y Agüina conocieron una taza llamada Melina, ella es un poco nerviosa y tímida.
-"Hola, ¿cómo te llamas?"- preguntó la tacita Sofía y Agüina a Melina.
Melina se asustó mucho y creía que la iban a atacar y robar debido a su desconfianza, pero no, Sofía y Agüina trataron de explicar a Melina que no son malas, y Melina se unió a su pequeño grupo. Desde entonces fueron las mejores amigas, un trío funcional en el que nunca se excluiría a nadie.
Obrigado pela leitura!
A pesar de ser un cuento infantil creo que cualquiera se podría divertir con esta historia, muy buena
Sofía crea un mundo con tacitas que tienen caras pintadas, sustituye el juego de ceremonias del té en un distracción alternativa creada por ella. El mundo desolado se transforma con tele transportación y un código que les da ánima sólo en ese mundo. Como en el Génesis bíblico, crecen y multiplican.
El inicio de Cuptown lleva a Sofía al crecimiento de su mundo y de actividades productivas. Unida con Agüinaga y Melina, crean pandilla; celebran fiesta, sin invitar a Amanda cuya decepción de no ser invitada de honor la opone a ellas y lucha sin éxito; surgen Las Ministazas y salvan esa ciudad.
Un accidente postra a Sofía, la tacita, en cama de hospital. Convalece y espera recuperarse en la medida de lo posible. Recibe una regalo de sus amigas íntimas y en el bordado de un tejido suave, colocan una perla rosada como detalle de solidaridad. tras visitarla, ya recuperada, vuelve a ser normal
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