u15613653891561365389 Oscar J. Sanz González

Un sirviente obsesionado por el ojo rojo de su jefe, idea un plan para asesinar a su jefe el Sr. Rich Black, para acabar con su vida y ese OJO ROJO


Crime Todo o público. © Óscar Jesús Sanz González
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EL OJO ROJO

Señoras y señores, os advierto, la historia que os cuente ahora, es un poquito sangrienta y violenta, si usted no quiere escucharla; búa, da igual, os la contaré igualmente, porque ya que yo moriré y nadie se va a acordar de mí, por lo menos que se acuerde alguien, yo no soy esquizofrénico ni nada, solo es que me obsesioné con ese OJO, un OJO, Rojo, Rojo sangre, mucha sangre, demasiada sangre, un rojo intenso, introducido en una cara, de viejo…

Bueno, yo era un obrero en mi barrio, me dedicaba a limpiar cristales, pero con la crisis del País, me echaron, unas seis veces de tiendas y empresas, por recortar presupuesto, mi madre estaba muy preocupada, y no sabía qué hacer, ella estaba ya muy enferma, y decidió en suicidarse y darme su herencia para poder seguir viviendo.

Yo la rechacé, y fui a buscar un empleo, mi padre, ya fallecido, era socio del mejor empresario, y alcalde de la ciudad.

El hombre se llamaba Rich Black, el señor Black, era un gran persona, lo único que odiaba era su ojo, ese maldito ojo rojo, me contó como le sucedió eso, os lo contaré, un día unos pequeños niños, quisieron ir a jugar al monte, donde había una mina clausurada, debido a pozos cercanos que se habían producido por culpa de la explotación, para sacar plomo, esos niños estaban vigilados por el Sr. Black, lo único que cuando los perdió de vista ya fue demasiado tarde, los niños cayeron al pozo, el alcalde, intentó sacarlos, pero de un golpe cayo rendido al suelo, y unos buitres empezaron a revolotear, y comerle el ojo, los niños murieron, y el por poco también, le llevaron al hospital, donde no pudieron hacer mucho y se le quedó un ojo ensangrentado, grande y gordo y lo peor de todo, con pus.

Decidí trabajar de empleado de la casa para él, todo iba bien, hasta que llegó el médico y dijo que tenía cáncer ocular, tenía que darse un tratamiento sin radioterapia ni nada, solo lavarlo hasta que pasasen unas semanas que lo operaban, el Sr. Black me dijo: “Hijo no hace falta que me laves el ojo, si pudieses matarme, dejaría de sufrir”.

Yo dormía y me repetía, si pudieses matarme, dejaría de sufrir, todas las noches soñaba con ese maldito ojo.

Pasó un día, y ya vino los medicamentos para lavarle el ojo rojo, era una asquerosidad, había que apretar un poco, eliminar el pus, sangre, y cuando todo estuviese limpio masajearlo, hasta que se ablande para que, con una jeringuilla, introducirle un medicamento especial, que mataría algunas células malas.

Pasaron unos cuantos días y la gota que colmó el vaso para asesinar a ese pobre hombre, fue el suicidio de mi madre.

Estaba triste, y el Sr. Black me apoyaba mucho, él era como otro padre para mí, no sé porque, cuando quieres a una persona, ella te deja de querer, empieza a odiarte, y entras en depresión, pues eso me pasó a mí, tras la muerte de mi madre, empecé a tratar mal al Sr. Black, me dolía mucho hacer eso, ya que mi padre me repetía, “La educación hace el saber”, y que razón tenía.

Yo cogí un veneno, y fui echándoselo en la jeringuilla, hasta que llego el punto de que no le hacía efecto, y le quite la máquina de oxígeno.

El pobre hombre murió mirándome, y agarrándome de un brazo, mientras, yo me reía de su sufrimiento.

Cuando acabé de preguntarme que hice, lo descuarticé, di el cadáver a unos cerdos hambrientos, ya que no dejaba rastro de nada, después utilicé los cerdos para hacer un poco de carne para cenar, muy apetitosa, acompañada de vino de sangre de ojo.

Los vecinos se preguntaban que donde estaría el Sr. Black, pero nadie iba a ver dónde estaba, que malditos aprovechados.

Sentía que el ojo me hablaba como si fuese el Sr. Black, ese ojo me condujo a la locura, ya arto de él, decidí aplastarlo a martillazos, cogí el martillo y no pare de dar a ese maldito ojo una y otra vez hasta que la sangre se apoderase del color de la pared.

Debido a los ruidos, la policía vino a ver que ocurría, y les invite a cenar la carne estilo Black, y vino de la Riojo, jejeje.

Cuando se dieron cuenta que había una alianza de matrimonio en la carne me detuvieron.

Aquí acabé han pasado años de eso, pero da igual mañana moriré, así que bueno, os deseo buenas noches Señoritas y Caballeros, que durmáis bien, sabiendo que ya no estaré vivo, o no…

24 de Junho de 2019 às 09:33 0 Denunciar Insira Seguir história
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