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Lo que aprendi de homero

Cuando era niño, vi una vez un episodio de un programa de televisión, de una serie llamada Los Simpsons. Esta serie hablaba de la típica familia americana y de las locuras a en las que se metían. Este episodio no era muy bueno, así que me distraje mucho viendo en Internet una pelea de boxeo de Mike Tyson, como era de esperar, la pelea terminó relativamente rápido, tratándose de Tyson. Cuando levanté la mirada y vi la televisión otra vez recuerdo como este episodio hablaba de él subconsciente de Homero, el personaje principal y líder del clan Simpson, creo que era una parodia de la película Inception de Christopher Nolan. En esta escena, en el cerebro de Homero pintaba una escena sacada del antiguo Egipto. Con grandes estatuas erguidas de él, glifos con su rostro, pinturas de el tocando la guitarra eléctrica, imágenes de el vestido de faraón. En ese momento entendí algo que no podría asimilar ni expresar en palabras hasta muchos años después. Algo que me rompió el corazón entonces y me lo sigue rompiendo ahora: el hombre común, aspira a la grandeza. Todos, absolutamente todos los seres humanos quieren tocar el cielo. Ser más, tener más, vivir más. El hombre común quiere ser un rey, un faraón, un dios. Quiere cumplir sus sueños, quiere ser competencia de sus héroes. El hombre común no sueña con descargar cajas de camiones, limpiar pisos en un café, contestar llamadas en un call center, ser jefe de seguridad en una planta nuclear...

Nadie sueña con eso, pero son cosas que alguien tiene que hacer. El sistema indoctrino al hombre a casarse joven, tener hijos y comprar una casa. Conformarse con las cosas sencillas de la vida para poder vivir feliz. Por eso tantos hombres comunes se conforman. Por eso tantos hombres comunes viven matando el fuego interno con alcohol, drogas, hobbies, ejercicios, clubes, automóviles, libros, películas, ficción. El término piloto automático podría bien ser una descripción de la conciencia del hombre promedio durante las edades de 25 a 70 alrededor de la época donde puede por fin retirarse y tener una fracción de las cosas que el soño. Les amputan el espíritu, los sueños,el alma, el corazón. Ese fuego infernal que sentían cuando jóvenes en el pecho y querían comerse al mundo se va apagando poco a poco hasta no ser más que una pequeña y tenue brasa que aún brilla pero ya no quema. Pensamos que tenemos tiempo para después pero realmente después nunca llega. Porque la fuerza de la juventud dura mientras aún tengamos la capacidad de soñar libremente sin ataduras que nos atrapen. Luego de eso, poco a poco el espíritu se ahoga, el alma agoniza, la pasión muere y el cuerpo envejece. A que le debemos el gran honor de ser lo que nunca soñamos? A que le debemos el agradecimiento de ser mediocres en la vida? A quien le justificamos que no somos más que lo que juramos a capa y espada con la mano en el corazón de manera férrea a nuestros amigos que nunca íbamos a ser, en noches de copas mientras nos burlabamos de quienes entregaron

sus sueños y los cambiaron por una "vida estable y llevadera"? A quien le debemos dar las gracias por las rosas del sepulcro del hombre que construimos para ser y terminamos siendo el hombre que nos hicieron? Quien se quedó con esas promesas aspiraciones y sueños? Quien nos explica porque de repente dejamos de sentir el compás interno enseñándonos el camino para cumplir nuestros sueños? Quien nos da factura por todos nuestros sacrificios? Quien nos da una oportunidad más de correr tras nuestro destino? Realmente nadie, nuestras piernas fueron rotas hace tiempo, nuestras alas fueron cortadas y nuestra mente lavada. La vida que deseamos y la vida que tenemos, no podrían estar más separadas la una de la otra. Y todos lo sabemos. Por eso en unísono nos juntamos a ver películas, peleas, partidos de fútbol, obras de teatro y conciertos, para poder ver la vida que nunca vamos a vivir, una vida que nunca alcanzamos. Por eso bebemos alcohol hasta el punto de intoxicación etílica. Por eso tomamos relajantes musculares, anti depresivos, pastillas para dormir. Por eso buscamos confort en el dinero. Porque el doctor quería ser carpintero. El carnicero quería ser luchador. El dentista quería ser aviador. El cura quería ser arquitecto. El contador quería ser ingeniero. El pianista queria ser químico. El cantante quería ser marinero y el lustrador químico. Por eso miramos personas vivir la vida que queríamos, por eso los admiramos, los volvemos nuestros héroes. Tenemos posters de ellos, nos los tatúamos en la piel, nos aprendemos sus historias y

soñamos con ser ellos. Pero nunca lo vamos a ser. Nunca vamos a ser, tener o vivir más. Nunca vamos a dejar de ser lo que nos prometimos que nunca íbamos a ser. Porque estamos encadenados. Al suelo, a las casas, hipotecas, familias, trabajos hijos, escuelas y obligaciones. Telaraña que nosotros mismos trajimos, porque en nuestro sacrificio por los demás, a nadie nunca le molestó que sacrificaramos nuestros sueños y felicidad para su beneficio. Nadie nos dio una segunda oportunidad. Así que toma tu cerveza, fuma tu cigarro e intenta no matarte. Te tocan sesenta años más de esto. Te van a decir que en el tiempo y en los hijos vas a encontrar felicidad, te vas a dar cuenta que lo que buscabas siempre estuvo frente tuyo. Pero es mentira y lo sabes bien. Porque ese fuego sigue alumbrando dentro de vos. Ese "Hubiera" lo tenes marcado con fuego en el corazón. Ese "Que pasaría?" esta eternamente en la parte de atrás de tu mente, viendo los días pasar. Porque Homero Simpson en su mente, aún se ve como un Faraón, yo me veo a mi mismo como un Campeón y vos te miras a vos, como te hubiera gustado que te vieran otros. Por eso mismo apague la tele. Porque duele más aferrarte a lo que alguna vez fuiste que aceptar que nunca jamás lo vas a volver a ser.

19 de Junho de 2019 às 08:12 0 Denunciar Insira Seguir história
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