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Robert N. L.


¿Quién no ha deseado alguna vez que la gente que nos lastima o nos hace daño desapareciera? Anne trata de continuar con su vida despues de su divorcio pero cosas extrañas comienzan a suceder a su alrededor. Acompañeme en un recorrido por la oscura y tormentosa vida de Anne para descubrir quien es Elizabeth. Los personajes y hechos retratados en esta novela son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, o con hechos reales es pura coincidencia Nota: Soy fan de Alan Walker, aqui les dejo un link al tema que me inspiró a escribir esta novela por si quieren visitarlo. https://www.youtube.com/watch?v=wJnBTPUQS5A


Crime Para maiores de 18 apenas.

#drama #crimen #suspenso
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Capítulo uno - A los perros hay que enseñarles a respetar.

Eran las dos de la madrugada, de pronto Anne se despertó sobresaltada, creyó haber escuchado un ruido, o tal vez habría sido un sueño.

Instintivamente sin pensarlo se agarró la cabeza con ambas manos, el dolor punzante hizo que se encogiera de hombros.

Maldición, otra vez no, estas malditas jaquecas van a acabar conmigo, exclamó Anne con una mueca de dolor en su rostro.

Después de su divorcio, se había mudado a una nueva casa y estaba viviendo sola, aunque la inmobiliaria le aseguró que era un barrio tranquilo donde nunca sucedía nada fuera de lo común, desde que se mudó algo la tenía intranquila, una extraña sensación como si alguien la estuviese observando.

Mejor dejo de preocuparme por tonterías, pensó Anne, hace poco que me divorcie y he pasado por mucho estrés, solo debe de haber sido un sueño nada más.

Algo intranquila automáticamente tomó el frasco con analgésicos de su mesa de noche, el dolor de cabeza aún no se le había pasado así que decidió levantarse y se asomó por la ventana, la calle estaba desierta, ha debido de ser mi imaginación nada más, pensó Anne, en ese momento se sintió algo tonta por preocuparse.

Cuando se dio la vuelta para volver a su cama, por un segundo creyó ver una sombra moverse frente al espejo que estaba en una esquina de su habitación.

Anne se sobresaltó y se apresuró a encender la luz, ¿Hay alguien ahí? preguntó, casi con temor de escuchar una respuesta,

Solo el silencio le respondió.

Cuidadosamente revisó su habitación y posteriormente procedió a revisar las demás habitaciones.

Todo estaba tranquilo, las puertas y ventanas estaban cerradas y no había indicios de que alguien hubiese entrado.

¡Por dios! Exclamó Anne, si sigo así me volveré loca, debo tranquilizarme, en ese momento estuvo tentada en llamar a su amiga María, pero a esa hora pensó que solo la preocuparía, así que decidió volver a acostarse.

Eran las 7 de la mañana cuando la alarma del reloj comenzó a sonar, Anne se despertó y tras un largo bostezo se levantó y abrió las cortinas, hacia una mañana radiante, el cielo estaba despejado y la temperatura era agradable, después de todo era el comienzo de la primavera.

De buen humor Anne tomo una ducha, cepilló sus dientes y después de vestirse se dirigió a la cocina para preparar su desayuno cuando sintió sonar el timbre.

¿Quién podrá ser a esta hora? Se preguntó.

Cuando atendió la puerta se quedó sorprendida, parados en la entrada de su casa había dos policías, uno de ellos con una libreta en su mano.

Buenos días Señora, la saludó uno de los ellos con voz amable.

Buenos días agente, respondió Anne con voz algo nerviosa.

¿Le molesta si le hacemos algunas preguntas?

No claro que no, pero dígame, ¿acaso ha pasado algo?

Bueno verá usted, su vecino de al lado fue atacado anoche.

¡Oh por dios! Exclamó Anne con horror, ¿Cuál de los dos?

El Sr. Smith, respondió el agente con voz seria, lo encontró el repartidor de periódicos esta mañana en el frente de su casa con varios golpes en su cuerpo y en la cabeza, estaba inconsciente, al parecer salió por la madrugada y lo atacaron, la contusión en su cabeza lo desmayó.

¡Santo cielo! Espero que se encuentre bien, exclamó Anne con cara de preocupación.

Sí, no se preocupe, la ambulancia lo llevó enseguida al hospital y se está recuperando.

Queríamos peguntarle si anoche escuchó o vio algo extraño entre las doce y las cuatro de la madrugada, peguntó uno de los policías con voz pausada.

Bueno, a decir verdad, me desperté a las dos de la mañana porque creí escuchar un ruido, pero al mirar por mi ventana no noté nada extraño, así que después de revisar mi casa me volví a dormir.

Ya veo, respondió, gracias por su tiempo, por favor si llega a recordar algo mas no dude en llamarnos.

Si claro no hay problema, le puedo asegurar que lo haré.

Cuando los policías se retiraban uno de ellos se detuvo y se dio la vuelta, disculpe una pregunta más, ¿Ud. se lleva bien con el Sr. Smith?

Si claro, respondió Anne, bueno, aunque no hace mucho que lo conozco solo hablé con él un par de veces, verá Ud. soy nueva en el vecindario, solo hace un par de meses que me mudé a esta casa.

Bueno es que la señora de enfrente nos dijo que Ud. Había tenido una discusión con el Sr. Smith la semana pasada.

Bueno yo no lo llamaría discusión, es verdad que tuvimos un cruce de palabras ya que el deja a su perro suelto y este hace hoyos en mi patio delantero, pero no fue nada serio.

Mientras el policía anotaba en su libreta, sin levantar la mirada contestó, muy bien si recuerda algo más por favor llámenos.

Por cierto, no se preocupe, dijo el policía con una escueta sonrisa, el Sr. Smith ha tenido problemas con varios de sus vecinos por la misma razón, incluso le han hecho varias denuncias por el mismo problema.

Que tenga un buen día.

Anne volvió a la cocina preocupada, en ese momento un sentimiento de miedo la invadió. El solo hecho de que hubiesen golpeado salvajemente a su vecino, la llenaba de angustia, ¿acaso el Sr. Smith sería la única víctima del atacante?

¿Y qué tal si la próxima víctima fuese yo?, no, pensó Anne sacudiendo su cabeza, debo dejar de preocuparme.

Después de desayunar, fue a su patio trasero para regar las plantas de su pequeño jardín, cuando vio algo que le heló la sangre, por un momento su corazón se paralizó y creyó que iba a desmayarse.

Ahí, tirado en el patio de su casa había un bate de baseball ensangrentado, no le costó mucho unir los puntos para darse cuenta de que el agresor del Sr. Smith había estado en su patio esa noche.

Casi corriendo Anne salió a la calle en busca de la policía para comunicarles el macabro hallazgo, la policía envolvió cuidadosamente el bate en una bolsa de evidencia y comenzaron a inspeccionar exhaustivamente el patio.

No se preocupe, le dijo el policía, a partir de hoy una patrulla vigilará el barrio por unas semanas, mientras tanto cierre bien las puertas y ventanas y si ve o escucha algo sospechoso llame enseguida al 911.

Si gracias oficial, eso haré, respondió Anne con voz angustiada.

Anne se sentó en el sofá del living, tratando de serenarse, pero le resultaba difícil, en ese momento, solo podía pensar que el delincuente que había agredido salvajemente a su vecino había estado fuera de su casa.

Estaba absorta en sus pensamientos cuando sientió sonar el timbre, se levantó sobresaltada y fue presurosa a atender.

Eran sus vecinos, Alan y Jessica Rodríguez.

Hola Anne, ¿cómo te encuentras?, vimos a la policía en el patio de tu casa y llevaban algo, ¿te sucedió algo?, preguntaron con más curiosidad que preocupación.

No yo estoy bien, cuando salí al patio trasero encontré un bate ensangrentado, según la policía fue el el que usaron para atacar al Sr. Smith.

¡Oh dios mío! Exclamó Jessica, eso quiere decir que el criminal estuvo en tu patio anoche.

Bueno eso supongo respondió Anne angustiada.

Esto es terrible replicó Alan en tono grave, hace 15 años que vivimos en este vecindario y nunca había pasado nada como esto, cielo santo adónde va a parar este mundo, cada vez hay más violencia.

En fin, Anne no te preocupes, esta tarde tenemos pensado ir a visitar al Sr. Smith al hospital, sé que no se conocen desde hace mucho, pero pensamos en avisarte por si te gustaría ir.

Si claro, después de todo lo que ha pasado no me siento muy bien así que pediré el día libre en el trabajo.

Bien cuídate Anne nos vemos.

Igual ustedes, adiós.

Anne se sentía algo incomoda, la verdad es que hacer visitas sociales no era su fuerte, pero ya se había comprometido con sus vecinos así que esa tarde se presentó en la recepción del hospital.

Buenas tardes, me gustaría ver al Sr. Adam Smith por favor.

¿Su nombre por favor?, preguntó la recepcionista.

Anne Preston.

¿Motivo de la visita? Preguntó con voz indiferente.

EL Sr. Smith es mi vecino y vengo a ver como se encuentra.

Muy bien, las visitas tienen un máximo de diez minutos, piso 10 habitación 101.

Anne golpeo tímidamente y casi con temor abrió la puerta de la habitación.

El Sr. Smith se encontraba acostado, tenía un parche en su sien derecha y un tubo con oxígeno en su nariz, de su brazo colgaba un tubo que le suministraba suero.

Disculpe Sr. Smith, soy Anne Preston su vecina, me enteré que lo habían atacado ayer por la noche y vine a ver como se encuentra, dijo Anne con voz afligida.

El Sr. Smith giró su cabeza con dificultad y comenzó a hablar pausadamente con voz lastimosa.

Hola Anne, gracias por venir, yo estoy un poco mejor los calmantes me reducen el dolor, el doctor dice que tuve suerte si me hubiesen golpeado un poco más fuerte en la cabeza de seguro no estaría vivo.

¡Por dios! Exclamó Anne con una expresión de angustia, que clase de animal le pudo hacer algo como esto.

No lo sé, la policía me dijo que no fue por robo, no faltaba nada en mi casa, me despertaron unos ruidos a la una de la madrugada eran como golpes en los cristales de la ventana del living.

Al principio pensé que podía ser algún animal, pero los golpes se hicieron cada vez más fuertes así que tomé mi bate y decidí salir a investigar, en la penumbra no conseguí ver a nadie pero recuerdo escuchar un ruido detrás de mí, no tuve tiempo a darme vuelta cuando sentí un golpe seco en mi espalda que me derribó, cuando estaba en el suelo comenzaron a golpearme con mi propio bate, lo último que recuerdo antes de desmayarme fue una voz diciendo: “A los perros hay que enseñarles a respetar”.

19 de Junho de 2019 às 16:23 0 Denunciar Insira Seguir história
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Leia o próximo capítulo Capitulo Dos – Una maldita santurrona.

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