A
Armando Garrido


Existen pesadillas que pueden comenzar en ese preciso instante en que hemos despertado. En su mundo... nadie es quien parece ser.


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Susurro Mortal

Hay lugares muy peligrosos, aterradores, hediondos, malditos, decrépitos; y todos ellos sobre la faz de la tierra. En dichos lugares, la noche cae desde el cielo, con un silencio que solo yace en las tumbas. Perderse en estos terrenos puede ser trágico. Una experiencia que puede abrumar al espíritu más indomable más allá de los limites.

Pero, aun así, nada puede ser más inquietante y perturbador; que una mente humana totalmente desquiciada; esta, puede caminar junto el resto de los mortales, mimetizarse y perderse entre la muchedumbre…pero ningún poder más invisible, puede causar tanto daño.

En una mente siniestra, todo lo que sucede, proviene desde el lugar más oscuro y silencioso del ser humano; un lugar muy profundo y lleno de laberintos inimaginables para la cordura.

No puede existir un lugar más peligroso, sin duda. Allí, pueden habitar los pensamientos más horrendos sin que nadie pueda jamás sospechar un ápice, y cuando estos pensamientos llegan al plano real, los llamamos engendros o pesadillas demoníacas; pero nunca humanos…nunca.

No debemos olvidar jamás, que existen pesadillas que pueden comenzar… en ese preciso instante en que hemos despertado.

I

Apoyado en la ventana, Luan, se encontraba absorto mirando el espectáculo previo que antecede a una gran tormenta. Cómo se agolpaban rápidamente un ejército de nubes negras. El cielo ya comenzaba con los primeros relámpagos que iluminaban la noche recién oscura. Se avizoraba que sería una noche con mucha agitación, al menos fuera de la casa.

Su esposa Laura, yacía desparramada en el sillón con su libro preferido en su regazo. Parecía profundamente dormida. Acababan de cenar y se habían retirado al living para leer y disfrutar del inigualable café que preparaba Laura, siempre sabroso hasta la última gota.

Laura, temía a las tormentas, pero la lectura, siempre decía que le hacía olvidar todos sus temores.

Luan, disfrutaba con verla dormir. Recordó en ese momento lo feliz que habían sido; hasta que sucedió aquel trágico incendio, un incendio que termino con la vida de los padres de Lura, justo el día de aniversario de sus bodas de oro.

Un incendio accidental y voraz, que culmino de manera trágica. Los padres de Laura perdieron la vida en aquel horrendo incendio. A Laura la pudimos rescatar justo a tiempo de aquel inmundo sótano; se había ocultado allí, y estaba totalmente en shock. No sabía ni como se llamaba.

<<Hoy, se cumple el primer aniversario de aquel desgraciado suceso, seguro la procesión estará viajando por sus entrañas.>> --- Pensaba Luan --- Pero ningún comentario al respecto en todo el día sobre este asunto, ella tenía un semblante diferente sin duda, más mustio que de costumbre, era muy entendible.

Luan no había concurrido a trabajar para poder estar todo el día junto a su esposa, no quería dejarla sola un día como hoy. No tenía más nadie en el mundo. Por el momento, no podían tener hijos, y no tenía hermanos.

La acompañó al cementerio. Tampoco quiso agobiarla con su presencia, mantuvo la distancia necesaria para que pudieran respirar sus emociones.

Luego de cinco años de matrimonio muy intenso, éste año todo se desbarranco. Pero él la amaba con toda su alma, necesitaba apoyarla, y confió, si hay amor, todo al final tiene que superarse. Siempre se lo repetía a Laura.

La contempló un instante mientras dormía, ella estaba con su mejor cara de ángel, y se alegró mucho, sabiendo que el día estaba llegando a su final. Un día muy difícil. El primer aniversario de la horrible muerte de sus padres.

Pero ya todo estaba en calma.

II

_Luan mi amor, ¡te has golpeado ¡¿qué te paso? - angustiada lo interrogaba Laura - te llamare al médico de inmediato.

_No, no.… espera… déjame despertar, estoy muy aturdido, tráeme un vaso con agua por favor.

Luan, comenzó a incorporarse cuando observó que tenía sangre en sus manos, y no estaba en su casa, pero el lugar le parecía muy familiar.

_Toma Luan, bebe amor

_ ¿Dónde estamos Laura?

_ ¡El golpe pudo generarte algo de amnesia, quizás! _ Estamos en la casa de tus padres, mi amor - respondió rápidamente Laura muy preocupada tomándolo de las manos - estamos de visita y nos quedamos a dormir ¿no lo recuerdas?

_ ¿Qué día estamos viviendo?

_Tres de agosto del 2000, es el cumpleaños de tu papá – le dijo una Laura muy angustiada.

Laura observó el rostro de Luan con mayor atención, como buscando alguna explicación sensata en sus reacciones y micro gestos que le ayudaran a comprender lo que estaba pasando. Resultaba evidente que algo estaba muy mal en Luan. Laura estaba comenzando a temblar, pero no quería que Luan se sintiera peor, y le apretó sus manos, para evitar que temblaran las suyas.

Mientras él se abandonaba en el respaldo del sofá tratando de apoyar su espalda cansada, y se quedó con la vista perdida casi en trance. Su mente comenzó a girar, sintió que su cabeza iba a estallar y el dolor empezó a invadirlo por completo. Todo se movía, nada se quedaba quieto, miles de recuerdos se agolparon detrás de su frente, sus pensamientos tenían la actividad de un volcán. Sintió una gran lucha entre sus ángeles y sus demonios tratando de quedarse con su cerebro.

Su mente era el gran campo de batalla. Parecía estar alienado por fuerzas muy superiores a su voluntad, su imaginación doblegaba ampliamente su voluntad. Sentía estar atrapado en algún lugar de su mente. Escuchaba voces que venían desde algún rincón de su maldito cuerpo…era todo un gran caos en su humanidad. Sentía la sangre hirviendo.

_Te llamaré de inmediato a un médico amor, pero por favor no te muevas de aquí_ y corrió a buscar su celular que había dejado en su dormitorio.

Laura, comenzó a temblar mientras caminaba, no podía dejar de temblar, sus músculos se comenzaron a tensar de una manera muy dolorosa y espantosa, sentía espasmos en todos los músculos de su espalda, y puñales en sus talones cada vez que apoyaba sus pies. Creyó que se le partiría algún hueso solo por caminar, jamás había sentido una sensación igual. Era miedo. Miedo por lo que estaba ocurriendo, miedo a quedarse sola, pues en el piso, totalmente desorientado y con mucho dolor en su cabeza, estaba el único amor de su vida…así qué tenía que actuar rápido. Si había una persona por la cual moriría en este mundo, esa persona era Luan, su adorado esposo. Este sentimiento terminó de erguir su espíritu, quería atravesar las paredes con su angustia para dejar su estúpido y torpe cuerpo en el suelo. Su alma estaba por estallar.

Luan, totalmente ausente de espíritu y como un autómata fue arrastrando sus pies; era la única parte de su cuerpo que parecía tener contacto con la realidad. Escucho unos gritos que desgarraban el aire por toda la casa, pero no se detuvo, eran gritos de una mujer. No quería detenerse. Subió por las escaleras mientras su cabeza no paraba de girar, cada escalón era del tamaño de un abismo, sus brazos tomaban el pasamanos de la escalera como si se tratara de la última oportunidad. Las paredes se le venían encima como si lo fueran devorar. Los últimos escalones los escalo con las manos, resbalándose por la sangre. La poca fuerza que le quedaba ya no venía de su cuerpo, procedía de su mente. Abrió las puertas del sitio más oscuro de la casa, he ingreso en el ático. Se colocó en posición fetal sobre una vieja alfombra, porque sintió una señal de miedo enviada desde su instinto más básico de supervivencia, algo que le dijo que debía quedarse quieto, y le advirtió que esta era la mejor posición para recuperarse.

La única luz que había en aquel lugar estaba en su mente evocando sucesos que no se detenían. Sucesos que parecían estar perdidos en los tiempos de su conciencia. Buscando recuperar rápidamente su memoria. Pero deliraba.

Cerro los ojos. Luan se vio así mismo sentado en la sala de espera de un hospital llorando y maldiciendo, mientras veía a lo lejos como los hombres de blanco sometían a su esposa Laura. Todo esto después de la muerte de sus padres. De pronto unos gritos desgarradores de una mujer por toda la casa, vidrios que estallaban por todas partes, sonido a loza estrellada sobre el piso, golpes en todas las habitaciones era como si todo estuviera estallando en mil pedazos.

Luan ya estaba inmóvil. Su mente no. Comenzaron algunas voces, una parte lucida de su mente imagino que estaba enloqueciendo de pánico.

_Luan, amor que haces aquí, yo te pedí por favor que te quedaras sentado en el sofá mira si te caes por las escaleras.

_ Pero ¿quién eres tú? ¿Laura? _le susurró con la vista perdida Luan

_ ¿Ahora resulta que tampoco conoces a tu esposa? – le preguntó Laura con tono de sorpresa.

_No… – respondió un débil Luan, pero con un gesto más vacío.

_ ¿Seguro que no me reconoces? ¿ni siquiera recuerdas mi voz? ¡Por Dios Luan, Amor que soy tu esposa ¡

_ ¿No? Laura…perdóname, supongo que ya se me pasara.

Laura observó a Luan con mayor detenimiento, había partes de su cuerpo que parecían desvanecerse, le toco sus mejillas y detuvo su mano. Luego los ojos de Laura comenzaron a moverse de manera algo extraña. Sintió un hormigueo que la obligaba a rascarse con la mano libre su nuca, mientras seguía acariciando la mejilla de su esposo, comenzó a mover su cabeza lentamente hacia ambos lados como un péndulo.

De pronto, un trueno estrepitoso estalló a la distancia, luego otro y otro más… en ese momento las gotas cayeron con una gran intensidad chocando contra los ventanales que se movían.

Laura, con una mirada endemoniada hablo con voz segura, mientras la luz de los relámpagos iluminaba su rostro:

_Bien te ayudaré con tu memoria mí querido Luan – y cambió su tono de voz, fue más lento, más pausado y más decidido.

Mi querido esposo Luan. Soy la persona que abandonaste en aquel inmundo sótano aquella maldita noche, ¿acaso no recuerdas tampoco la casa de mis padres?, ¿lo que hiciste en su aniversario de bodas ?¡nada recuerdas maldito demente! ¿nada?

Todo lo tenías planeado, por esa maldita perra que estaba cayendo en tus brazos cuando yo no estaba a tu lado. Años engañándome de la manera más vil. Yo estaba perdidamente enamorada de ti, y tu asesinaste a toda mi familia, incendiaste la casa y me dejaste encerrada en el sótano. ¿Nada recuerdas? ¿Seguro que nada?

Luan quedo impactado, no recordaba absolutamente nada, seguramente fuera por el golpe, pero ¿Cómo podía olvidar algo tan terrible?, ¿Qué sucedería con su vida?, además comenzó a notar que no podía casi moverse, seguro por alguna droga que le habría suministrado Laura antes del golpe en su cabeza.

_Mira… Laura, entre la droga que seguro me has dado, y el golpe, no recuerdo nada de verdad, realmente me siento morir, debo tener algún tipo de amnesia temporal, no sé qué decirte por favor, es horrendo lo que me dices.

Luan, se descompensó, comenzó a llorar, agonizaba, pero de dolor, solo con imaginar que había sido el responsable de tal atrocidad sentía que su alma quemaba su cuerpo, y que la locura lo arrastraba hacia los avernos más espantosos de su mente… ¡cómo! ¿cómo pudo pasar?, y peor aún… como no podía recordar nada.

Fuera, la tormenta parecía desatarse con mayor furia, no cesaba, un relámpago estalló a la distancia y luego otro sin mayor ruido.

_ ¡Nada Luan!, no debes decir más nada, lo único que deseo en este momento es mirarte directo a los ojos, y cuando estés muriendo por el veneno que te puse en el café, mientras este corre por tus venas…pueda reírme en tu cara antes de enviarte al mismísimo infierno para que te pudras.

_Seré lo último que veas en este mundo, y las últimas palabras que escucharas. Pero seré piadosa contigo, y en un momento, nos podrás ver juntas… a tu perra Cristina, y a mí.

Luan estaba boca arriba en el suelo, casi inerte, con las mejillas tiesas y alguna lagrima que comenzaba a caer. Solo podía mirar lo que tenía delante.

A solo cinco centímetros de distancia, Laura coloco su mirada exaltada, casi demencial, con los ojos desorbitados dentro de un silencio trágico, mientras Luan agonizaba. Ella tenía contado hasta los minutos que le quedaban de vida.

De pronto, la amnesia comenzó a desaparecer, y Luan por fin pudo ver todo con claridad: el golpe que Laura le había dado en su cabeza con un objeto contundente, había sido tan duro, que le había causado una gran conmoción y un gran sangrado que todavía estaba en sus manos. Él no era un asesino, jamás tuvo pensamientos de esta naturaleza en toda su vida. Ahora lo comprendía todo. Pero el efecto paralizante del veneno ya lo había dejado sin habla. Y recordó porque le hervía la sangre, en ese preciso instante, fue cuando por fin reconoció a su esposa Laura; su amada esposa Laura.

La miró con ojos de esposo abnegado, al recordarse en aquel hospital psiquiátrico y ver como la sometían los hombres de blanco… tuvieron que hacerlo y sedarla, pues ella misma había asesinado a sus padres… el mismo Luan la encontró con el bidón de gasolina, mientras veía arder la casa…y sus carcajadas se mezclaban con las llamas.

Laura, sentada sobre su pecho, se inclinó muy lentamente hacia la mejilla derecha de Luan, mientras le susurraba al oído.

_ Te advertí que no debías engañarme con Cristina, nunca fuimos la misma persona, pero tú jamás me creíste…solo te reías.

Mientras en la otra mejilla, con una voz muy siniestra y jadeante, Laura le susurraba

_ ¡Te amo tanto mi amor! siempre seré tuya…Cristina.

FIN

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14 de Abril de 2019 às 22:05 0 Denunciar Insira Seguir história
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