¡Estoy arta de esta estupidez, ya no la soporto, ya no lo soporto! Siempre haciendo lo mismo, dando gusto a otros y yo no hago nada de lo que quiero. Me he convertido en lo que juré nunca ser, una maldita ama de casa. Esto me hace pensar si realmente la amo. Lo dudo realmente, ¿Amas a alguien que te molesta cuando llega a casa? Es que, de solo verla me quita la poca paz que consigo en mi soledad cuando no está. Ella, tiene la mala costumbre de llegar, decirme «Hola amor» y darme un beso. Pero ese beso trato de evitar a toda costa. El paso del tiempo me ha hecho ver sus defectos a profundidad y me asquean, quizás estoy siendo drástica, dramática, exagerada, ¡Cómo sea! El punto es, que siento su mal aliento, su mal andar, su mal vestir, su mal hablar.
¿Qué le vi? ¿Qué me hizo llegar hasta acá y con ella? La desesperación por no llenar el vació de la primera mujer de mi vida. ¡Aff! Estoy divagando tonterías, mejor me iré a dormir, debo levantarme a las 4:30am solo para que “Ella” pueda llevar almuerzo a su trabajo. No me agrada el hecho de perder mi sueño por ella y su labor, pero en este juego del amor, de la vida, toca compartir responsabilidades que no pedimos y que por moralidad debemos cumplir. No estoy hecha para esto.
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