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Batania T


Kira y Nerón se encuentran caminando en un denso y profundo bosque. Han abandonado su ciudad natal, Batania, debido a un crimen atroz. ¿Quieres descubrir qué les ha hecho huir? ¿Cómo sería el mundo si sufriese un cambio inimaginable?


Fantasia Viagem no tempo Todo o público.

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CAPÍTULO 1

Hacía un calor agobiante. Los árboles eran demasiado densos y no se podía ver casi el cielo, debían de medir más de diez metros cada uno de altura pero eran anchos. Sus mochilas pesaban más de lo que debían y sus piernas ya no daban para más pero ninguno decía nada. Después de los quince kilómetros no habían vuelto a decir palabra y, a Kira le quedaba poco para darse de bruces contra el suelo. Nunca había caminado tanto de seguido ni con tanto calor, era una joven enclenque que vestía unos pantalones holgados marrones y una camiseta blanca, impoluta. Caminaba elegantemente agarrada a los tirantes de su mochila. Tenía las uñas muy largas, como garras y unas orejas puntiagudas amarillas a juego con su pelo. La acompañaba un joven que parecía más fuerte que ella, su pelo marrón se camuflaba con los troncos de algunos árboles al igual que sus ojos. También tenía las uñas largas, pero no tanto como la joven. Llevaba unos pantalones con un estampado parecido al de camuflaje verde y una camiseta de color verde militar. Fueron las únicas prendas, junto a otra muda que llevaban en sus mochilas, que pudieron coger antes de dejar Batania. Ya no podrían volver más y a ambos les dolía haber dejado sus pertenencias y los pocos amigos que tenían. No les había resultado fácil huir, pero no les quedaba más remedio. A pesar de no ser grandes amigos, a la fuerza tuvieron que adentrarse en el bosque juntos en busca de un refugio ya que no eran bien recibidos en su ciudad de origen, no a partir de ese día. Cuando dejaron su aldea ambos se prometieron mentalmente no volver a repetir lo que habían hecho, no podían volver a cometer ese error.

Se oía el agua que bajaba por un río al lado suyo, tranquila y calmada. De vez en cuando saltaba algún pez o se veía alguna tímida libélula sobrevolar el caudal. Había una serie de pájaros que parecían vivir en ese bosque y se dejaban oír varias horas del día. Se encontraban en el bosque que rodeaba las montañas donde vivían, llegaba hasta donde alcanzaba la mirada y seguía por el horizonte. Parecía como si fuese interminable, pero todos sabían que muy lejos de dónde se encontraba Batania empezaba el enorme océano que rodeaba los dos únicos continentes que existían en la Tierra. Los océanos hacía varios siglos que habían superado el nivel de agua que tuvieron en el pasado debido al derretimiento de uno de los polos. Cruzando el océano nadie sabía que había. Nunca nadie había vuelto para contarlo, y si lo habían hecho no había llegado hasta Batania.

La única manera de llegar a la aldea donde querían ir era cruzando el río que se encontraba a su izquierda y solo podían ir a pie ya que si se arriesgaban a bajar en barco por el río podrían ser descubiertos por los guardas que bajaban cada mañana por la corriente para comprobar si todo seguía en su lugar. También era arriesgado bañarse en esas aguas por los seres que podrían vivir allí. Nadie conocía todas las especies que habitaban el río. Este bosque no era un sitio al que la gente fuese y si alguien lo recorría tenía la posibilidad de no volver a vérsele jamás. Kira y Nerón no conocían a nadie que se hubiese introducido en el bosque y hubiese vuelto con vida, la mayoría de la gente debía de morir de hambre en algún remoto lugar después de haber dado vueltas por la zona durante días, y con el calor que estaba haciendo últimamente, ni en la frescura del bosque se le podía dar tregua.

Kira está concentrada en sus pensamientos. Tiene demasiadas cosas que meditar si quiere mantener la cordura y la mente despejada. En Batania nunca tuvo privilegios pero no por eso era menos que los demás. Sabía esforzarse trabajar duro, algo que muchos no sabían lo que era. Por otro lado Nerón era el hijo del jefe de la aldea. Así se conocieron. Kira se levantaba cuando salía el sol para limpiar la casa grande mientras que Nerón seguía durmiendo porque no tenía ninguna obligación que cumplir. Nerón paso toda su vida viviendo bien, pero aún así nunca estuvo contento y a su padre no le agradaba. Nada de eso importa ya, ahora mismo están en igualdad de condiciones.

Nerón rompe el silencio imperante y obliga a Kira a prometer que nunca hablarán sobre lo que había pasado ni sobre lo que los había hecho irse de su ciudad. No podían dejar que nadie lo supiese, si se llegaba a descubrir alguno de los dos o los dos podrían acabar mal parados o peor. Ella acepta sin dudarlo. Ninguno de los dos puede creer nada de lo que les ha hecho irse pero no pueden deshacer lo hecho.

Siguen caminando a la vera del río cuando escuchan un ruido fuerte, como si algo pesado se hubiese caído al suelo, hace que Kira se alarme, debido a su condición tiene un oído muy desarrollado. Nerón también pero estaba distraído con sus pensamientos por lo que no escucha nada y se fía de su compañera. Se para en seco y le hace un gesto a Nerón para que esté en silencio. Lenta y sigilosamente caminan los dos en busca del lugar de donde procedía el ruido. Cuando llegan se esconden detrás de unos arbustos y ven como una joven de pelo morado y un pantera están contando lo que parece una bolsa con dinero. El joven la llama dos veces por un nombre que Kira y Nerón no acaban de entender del todo, por lo que deciden acercarse un poco más. Cuando se encuentran lo suficientemente cerca pueden oír un fragmento de su conversación.

–No me puedo creer que solo hayamos conseguido esto en esa aldea. Pensaba que en ese poblado de ricos podríamos sacarles algo más. No me jodas, si todos llevaban collares de oro y ¿Nosotros? ¿Qué tenemos? Tres monedas mal contadas y dos collares. ¡Y encima sin comida nueva! ¡Estoy cansada de comer frutas!

–No nos dio tiempo a más, avisaron a la guardia demasiado pronto, relájate. En la siguiente aldea seguro que tenemos más suerte, aunque nos va a ser más difícil conseguir entrar.

Kira y Nerón se dan cuenta al instante de que si esos dos chicos los ven acabarían sin nada de lo que transportaban y deciden irse por donde llegaron intentando hacer el menor ruido posible. Cuando consiguen salir de los arbustos piensan que han salido airosos y se dedican una mirada de alivio. Siguen andando al lado del río, siempre a una distancia prudencial para que si alguien se encuentra recorriéndolo no se percate de su presencia. Nadie que vague por este bosque es de fiar, nunca estás seguro.

Caminan sigilosamente varios entre los árboles hasta que creen estar lo suficientemente lejos para que no se les pueda oír y deciden parar. Ambos se secan el sudor de sus frentes y Kira se rehace la coleta que llevaba puesta.

–Menos mal que no nos han escuchado – dice Nerón suspirando aliviado – Si nos llegan a oír nos quedamos sin lo que hemos conseguido.

Kira asiente. Están ambos demasiado cansados y faltan pocas horas para que anochezca, así que deciden acampar en esa zona, que según parece es segura. Se cercioran de que nadie puede verlos desde el río y se suben a una de las ramas de un árbol bastante grande que está por allí cerca. Una vez arriba montan su campamento improvisado y Kira saca de su mochila algo de fruta para que cenen. El océano no es lo único que había cambiado en todos estos siglos, la comida ya no era la misma. Mucha gente no se podía permitir la carne ni algunas frutas porque nadie quería adentrarse en el bosque. Las personas que comían carne eran las que en los pueblos tenían ganado o conocían de alguien que la pasase de contrabando por algún túnel secreto. Muchos alimentos habían desaparecido y muchos otros habían evolucionado. Todo dependía de la zona donde se encontrasen.

Un vez que han acabado de cenar la noche cae sobre ellos y se disponen a dormir, no necesitan mantas ya que de noche la temperatura solo disminuye diez grados, y acostumbrados a los cuarenta que lleva haciendo todo el camino les parece un descanso e incluso un clima fresco.

Esta noche no se ve la Luna, hace años cuando la Tierra se desplazó de su órbita la mayoría de las noches son sin Luna, que dan al ambiente un aire terrorífico y misterioso, aprovechado por pocos y temido por muchos.

Ambos se quedan en silencio mirando al cielo. A pesar de no haber nada que ilumine el cielo, la noche está despejada, rara vez se ven nubes. No llueve por meses y luego cae torrencialmente en dos o tres días seguidos. Siempre ha sido un misterio como puede alimentarse el bosque tanto tiempo sin agua, muchos especulan que hay agua subterránea pero nadie nunca lo ha comprobado.

Finalmente, caen los dos rendidos y se duermen rápidamente. Tienen un sueño profundo, llevan más de once horas seguidas caminando y sus cuerpos no resisten más despiertos.


. . .


Los dos chicos caminan tranquilamente en la oscuridad de la noche mientras hablan a un volumen bajo para no ser descubiertos.

–¿Te diste cuenta de que había un gato y un perro en los arbustos?

–Sí, debían de pensar que eran ninjas o algo – se burla la joven – Seguro que se han escapado de algún lugar y no saben a dónde ir, pobres de ellos, van a perderse por aquí si no conocen nada.

–A no ser que sigan el río.

–Es muy difícil esquivar la cascada si vas siguiendo el río, ya viste lo que nos pasó la última vez que fuimos por allí.

–Ya, es verdad- dice el alto chico mientras se rasca la cabeza – Creo que esta vez podíamos usar un atajo para entrar, me lo enseñó Marco la última vez que estuvimos.

–¿¡Sabías una entrada mejor y no me dijiste nada?! Te voy a matar.

El joven la mira con cara de arrepentimiento. Siguen hablando hasta que se dan cuenta de que necesitan comida y probablemente dinero.

–Hablando del perro y la gata otra vez…

–¿Vamos a hacerles una visita? No pueden estar muy lejos.

Los dos jóvenes corren a oscuras como si conociesen el bosque de memoria. Saben lo que buscan y saben que no pueden andar muy lejos. La joven, pese a ser humana se mueve con bastante agilidad gracias a todos los entrenamientos que había hecho con el chico, se conocen desde hace bastante y saben que pueden confiar el uno en el otro. El moreno, aunque parezca cálido, le cuesta confiar en la gente, algo que ella ha conseguido que haga desde que se conocieron. Tienen un vínculo especial y se entienden solo con mirarse. De repente la chica de pelo morado frena en seco, lo que hace que su compañero frene también. Gira su cabeza hacia arriba y señala a una de las ramas de un gran árbol. Se puede ver como hay una especie de tienda de campaña improvisada y unas mochilas no muy bien escondidas, así que resulta bastante sencillo para los dos chicos coger todo lo que necesitaban de ellos. El joven pantera se sube ágilmente de un salto a la rama y la joven de la capa y pelo morado suelta unos polvos verdes que hacen que se eleve del suelo hasta la altura del chico.

Se miran el uno al otro iluminados por los polvos y los ojos grises de la joven le lanzan una mirada que decía <<Hazlo ya, rápido>> Más veloz que la luz, el chico consigue abrir las mochilas sin causar el mínimo de ruido y entre los dos logran meter todo el dinero y las joyas que los otros cargaban en sus respectivas bolsas repartiéndose el peso equitativamente. La joven mira en la segunda mochila y ve una cantidad impresionante de comida, así que decide cogerles bastante pero dejándoles algo para sobrevivir varios días en el bosque.

Cuando hubieron acabado el joven salta elegantemente de la rama y la joven disipa los polvos que la dejan suavemente en el suelo.

Se cargan las bolsas a la espalda y empiezan a andar de la mano en dirección a Eglibridge, el pueblo más cercano del sitio del sitio donde se encontraban, una aldea a tan solo varias decenas de kilómetros situada dentro de una cascada protegida por unos fuertes rápidos y grandes y afiladas rocas que solo podía ser penetrada bajo el agua, pero parecía que los chicos conocían otra entrada por donde podían pasar desapercibidos. La última vez que la visitaron casi los llevan presos y no es algo que alguno de los dos quiera repetir, pero esa vez tienen un plan y nada puede salir mal.

Deben apresurarse para salir rápido de esa zona del bosque, les quedan no más de 2 horas de oscuridad y no pueden ser vistos por los vigilantes de los ríos que pasaban al amanecer para vigilar que todo estuviese en orden. Es demasiado desagradable estar presente en uno de sus chequeos si se encuentran con alguna criatura no autorizada a estar recorriendo estos caminos.


. . .


Nerón siente un leve movimiento antes de abrir los ojos, está tan cansado que piensa que puede estar soñando y no tiene fuerzas para abrir los ojos. Los movimientos no cesan en los siguientes segundos así que temeroso abre los ojos y se encuentra cara a cara con unos ojos azules mirándole profundamente. La joven parecía estar histérica y estaba gritando bastante alto << ¡Nos han robado! ¡Mierda! >>. Le cuesta unos segundos darse cuenta de lo que está pasando. Se sienta rápidamente buscando su mochila, cuando la encuentra y la abre descubre que está vacía. Solo contiene una muda que habían guardado al principio del viaje. Entra en pánico y va corriendo a mirar en la mochila de Kira, cuando la abre descubre que solo les han dejado un poco de fruta.

Nerón intenta tranquilizar a la chica, pero esta está demasiado asustada.

–¡Seguro que han sido esos dos que vimos en el río!- grita ella levantando los brazos.

–Bueno ahora no podemos hacer nada, así que relájate y seguimos caminando hacia Eglibridge, allí ya vemos qué hacemos y si podemos conseguir algunas cosas.

–Sí claro, porque lo que nos faltaba era añadir más delitos a nuestro historial.

Cuando se recomponen del susto, deciden continuar caminando hacia la aldea de la cascada, no les quedan muchas horas para llegar y parece que hace poco que había salido el sol, así que por lo menos tendrían 13 horas de luz todavía.

Cogen sus mochilas y las cargan. Esperan varios minutos a bajar del árbol por si acaso hubiese alguien bajando por el río o caminando debajo de ellos. En el momento en el que están seguros de que no se oye a nadie bajan como pueden del árbol y emprenden la marcha. No están muy convencidos de que puedan llegar a la aldea antes de que se haga de noche otra vez y tienen miedo de volver a acampar, así que deciden no hacer demasiadas paradas para poder avanzar bastante terreno y dormir en el bosque las menos noches posibles.

–¿Qué vamos a hacer cuando lleguemos a Eglibridge?

–No lo sé, entrar.

–Ya, pero, cómo. ¿Y si nos ven? ¿Y si saben quiénes somos? ¿O lo que hicimos? – pregunta Kira asustada.

–No creo que nadie sepa nada, además, no tienen ninguna forma de saber nuestra apariencia. Solo nos conoce la gente de Batania y nadie habrá salido de allí, a todos les da demasiado miedo este bosque.

–Y ya sé por qué. ¿No te da miedo que nos pase algo hoy por la noche?

–Lo de ayer fue algo raro, no creo que haya más gente en kilómetros a la rotonda, además esta noche podemos idear algo para despertarnos si alguien se nos acerca. También podemos trepar más alto, la verdad es que estábamos bastante bajos.

–¿Tú crees que conseguiremos algo de comida? Tengo hambre y no quiero acabar con todas las provisiones que nos quedan.

–Pero si tenemos comida para un par de días.

–Yo como mucho, no sé como lo ves, pero eso a mí no me dura dos días.

–Pues aprendes a racionalizar.

Kira cruza los brazos resignada.

Nunca se habría imaginado estar hablando con Nerón como lo hacen, y mucho menos en estar los dos solos sin nadie cerca. Siempre se habían evitado y ninguno sabe por qué, simplemente no se gustaban el uno al otro y decidían ignorarse.

Se ponen en marcha otra vez no muy seguros sobre la seguridad que puedan tener allí. Están en medio de la nada y si algo les pasase no podían ser capaces de pedir ayuda ni de sobrellevar la situación. Nerón no reacciona bien en ambientes bajo presión y prefiere evitar los conflictos, en cambio Kira siempre está en el medio de todos los dilemas.

Caminan rápido saltando sobre ramas, raíces y rocas. De vez en cuando se pueden ver algunas flores que solo crecen en ambientes húmedos. Son flores más bien pequeñas de distintos colores, con 4 grandes pétalos que las tapan por completo. Cada vez que las ven Kira piensa que son preciosas, en Batania solo tenían unas flores parecidas a lo que eran las margaritas y alguna que otra roja pasión con pequeños péalos recogidos uno encima del otro. También han pasado algunos árboles bastante peculiares. Los árboles en estos bosques no se mueren, se regeneran. Cuando se empiezan a secar y volverse más oscuros, una nueva raíz empieza a crecer alrededor de estos sepultándolos por completo y volviéndoles a la vida en el interior de esa especie de bolsa que se forma. Esta es la razón por la cual la mayoría de los árboles aquí tienen miles de años. Crecen nuevos, pero solo cuando uno de estos es arrancado o quemado, en la base del árbol aparecen unas pequeñas ramas con hojas que brillan en la oscuridad como si fuesen luciérnagas que crecen a velocidades increíbles para volver a generar el árbol.

No pueden evitar parar a rellenar su cantimplora. Siempre tienen que estar atentos porque los peces que viven en el río podrían acabar con su vida. Allí habita una especie de peces de gran tamaño que no se ven desde fuera del agua, por lo que les resulta bastante fácil cazar a presas que se paran a beber de las aguas del río o incluso pájaros que pasen volando por encima. También corre el rumor de que hay unos hombres con branquias y colas que son lo suficientemente grandes y fuertes para abalanzarse sobre los seres del bosque y engullirlos.

Dejan las mochilas apoyadas en las raíces de un árbol cercano y sacan todos los botellines que llevan consigo. Nerón coge dos y Kira otros dos y se acercan despacio hacia la orilla del río, temerosos. Introducen los recipientes en el agua unos segundos hasta que se rellenan por completo. Los dos se miran aliviados y sorprendidos de aún conservar todos sus miembros. Se alejan rápidamente del río y vuelven a colocarse las mochilas a su espalda para continuar con su camino.

Después de varias horas parece que la noche va a volver a caer, así que se apresuran para andar un tramo más antes de acampar. Cuando se está empezando a hacer completamente de noche, buscan un árbol cuyas amas no estuviesen tan cerca del suelo y, cuando lo encuentran se suben a una bastante alta. Repiten su rutina de noche y levantan el campamento. Kira saca comida de su mochila y se la ofrece a Nerón que la engulle sin pestañear. Llevan más horas caminadas que el día anterior y todavía no se han acostumbrado. Kira come tranquilamente saboreando su pieza y cuando acaba se deja caer ligeramente en la almohada que transportan. Parece que Nerón está absorto en sus pensamientos, así que Kira decide no molestarle.

Vuelve a ser una noche sin Luna, solo se pueden ver vagamente puntos en el cielo. Kira tiene demasiados pensamientos en la cabeza así que decide hablarle a Nerón.

–¿Y si nos encontramos a los ladrones en Eglibridge?

Parece que ha hecho que Nerón vuelva al mundo real, que la mira un poco confuso.

–No sabemos quién nos robó.-Dice y vuelve a mirar hacia el cielo.

–Estoy segura de que fueron esos dos. ¿Quién más podría haber sabido que estábamos por aquí?

–No hicimos ruido, ellos tampoco habrían tenido porque saber que estábamos.

–Seguro que nos habían oído ¿Los viste? Un pantera y una hechicera, porque estoy segura de que era una hechicera.

–¿También estás segura de eso?

–Cállate. Seguro que nos robaron ellos y ahora están vete tú a saber dónde con todas nuestras cosas.

–Técnicamente no eran nuestras.

–He dicho que te calles.

Nerón no dice nada más. Se le dibuja una sonrisa en la cara por las ocurrencias de la joven. Él cree que hay más respuestas a su robo además de que los chicos en el bosque se lo hubiesen quitado.

Logran dormirse casi simultáneamente.

Amanece cinco horas después. La temperatura ha aumentado significativamente y sus respiraciones se vuelven más pesadas. Están desayunando cuando escuchan como un grupo de pasos se acerca a gran velocidad. Se quedan quietos en silencio intentando que no se les vea.

Después de unos minutos un puñado de humanos se acercan corriendo al río y se lanzan a él gritando << ¡Agua! ¡Es agua! ¡Al fin la hemos encontrado! >> Parece como si llevasen bastantes días perdidos dando vueltas sin rumbo. Tienen heridas en varias partes de su cuerpo y Kira y Nerón se preguntan si simplemente se las hicieron con las ramas o si algo les atacó. Sus ropas están rajadas por varios sitios también. Algunos no llevan zapatos y los que los llevan tienen la suela muy desgastada o incluso rota.

Kira y Nerón analizan la situación y sienten ganas de advertir a los hombres que es peligroso bañarse en esas aguas, pero tienen miedo de que piensen que tienen algo para ofrecer y les hagan algo. Se quedan callados. Algo va mal, los dos lo sienten. De repente uno de los hombres empieza a gritar y a mover rápidamente los brazos contra el agua, parece como si algo le estuviese arrastrando al fondo del río que resulta ser más profundo de lo que creían. El hombre desaparece bajo el agua y en su lugar se queda un rastro de sangre. El resto de personas que estaban junto a él parecen aterrorizadas, paralizadas, en shook. Ninguna hace un movimiento, temiéndose lo peor y que lo que haya matado a su amigo vuelva a por ellos. De repente un hombre bajito grita << ¡No quiero morir aquí como él! >> Y rápido otro le responde << ¡No te muevas, condenado! ¡Vas a hacer que nos maten a todos! >>

Sin tiempo ni para pestañear todos desaparecen bajo el agua, sin hacer ruido. Al unísono. Como si estuviesen siendo tacados por algo que ya había planeado esto.

Kira y Nerón están boquiabiertos viéndolo todo desde su rama. Ninguno se atreve a moverse y mucho menos a decir nada. Unos minutos más tarde una cola larga se deja ver sobre la superficie. Era de color azulada con escamas grandes y gruesas. La cola debía de medir un metro y medio cómo mínimo, no se pueden imaginar qué clase de monstruo habita el río, pero no quieren comprobarlo. Ambos piensan que no quieren volver a acercarse a esa agua.

El río se vuelve de un color rojizo y parecen flotar lo que pueden ser vísceras, pero rápidamente son llevadas por la corriente río abajo.

Se quedan petrificados en la rama, no pueden moverse. Van pasando los minutos y ninguno dice ni una palabra. Kira extiende su mano hasta alcanzar la de Nerón, que la sostiene fuertemente, con miedo.

Ambos están reflexionando sobre lo que pasará en los días consecutivos, cuando lleguen a la cascada pensando en cómo podrían entrar en Eglibridge sin que uno de esos bichos o cualquier otra cosa que estuviese viviendo en el agua les hiciese algo. No sabían la manera de atravesar la cascada sin ponerse en contacto con el agua. Se acomodaron en la rama, aún de la mano y se recostaron contra el tronco del árbol uno al lado del otro, ninguno tenía intención de moverse en las horas siguientes, así que simplemente se sentaron callados.

El río seguía sonando pero ya no lo asociaban con un sonido reconfortante. Se podían escuchar algunos pájaros cantar desacompasadamente.

Lentamente el sol se va poniendo y sienten que han perdido un día de camino y que probablemente al día siguiente tengan que esforzarse mucho más.

Se incorporan y preparan su campamento desganados. Se tumban y miran hacia el cielo, ya es casi de noche y empiezan a verse las estrellas. Kira gira su cabeza y mira a Nerón, este le devuelve la mirada, están cansados y necesitan dormir pero recordar el día de hoy se lo impide.

La Luna empieza a brillar en medio del cielo, se les ilumina la cara. Una noche con Luna era lo que necesitaban. Significaba que las temperaturas les iban a dar tregua y que iban a bajar unos cuantos grados. También había una parte mala, y es que probablemente dentro de unos pocos días comenzaría la época pesada, las lluvias inundarán toda la zona donde se encuentran, se desbordará el río y eso acarreará problemas graves.

. . .

27 de Março de 2019 às 18:48 0 Denunciar Insira Seguir história
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