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Una historia que te ayudara a darle el verdadero valor a la navidad, y que esta no se trata de un ritual, sino de compartir de dar, para que siempre permanezca la unión familiar.


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Capitulo Unico

Cada veintiuno de diciembre se celebra el advenimiento del espíritu de la Navidad tradición celta que está acompañada de ciertos ritos consistentes en adornar con flores y ramos de pino y piñas pintadas en color dorado, comprar muchas mandarinas, aceites e inciensos con olor a mandarina, colocar bowls llenos de arroz y dinero, limpiar la casa en familia, comer en  familia y con amigos, encender velas de colores que simbolicen la paz, la abundancia, el amor y la prosperidad, terminar de adornar el árbol de navidad, abrir las ventanas y las puertas de la casa de par en par desde la hora en que comience el solsticio o desde la diez de la noche hasta la doce.

 

Todo este ritual tiene un fin, el cual es, que este ser lleno de energía positiva entre en nuestros hogares y cumpla todas nuestras peticiones las cuales se escribirán en un papel que luego guardara para que al cerrarse el ciclo anual veas cuales fueron los favores recibidos.

Se debe pedir por sobre todas las cosas por la humanidad, por nuestro país, por la familia y luego por nosotros mismos, el énfasis que pongamos en estas peticiones o la intensidad con que las   hagamos será una decisión de nosotros.

Se dice que el espíritu de la navidad es un tipo bonachón, de barba blanca, que apareció un veintiuno de diciembre repartiendo dones a todos los seres humanos, por eso los celtas abrían sus casas y sus corazones para recibirlo.

Conozco hace ya un tiempo una familia que con regularidad abre las puertas y las ventanas de su casa de par en par, con el objeto de recibir el espíritu de la navidad, celebran y elaboran cada uno de estos ritos, haciendo mucho énfasis en los de la prosperidad.

Pero se debe pedir por paz, por amor, por abundancia y unidad familiar.

Solo que al observar a esta familia año tras año, celebrando y recibiendo al espíritu de la navidad no sé si es que este te da o te quita mas.

Cuando empezó la tradición todos los hijos eran adolecentes vivían ambos padres de los cónyuges, pero paulatinamente uno  a uno de estos fueron muriendo, primero la madre del esposo, al año siguiente el padre de la esposa, un año después la mamá de la esposa cayo convaleciente, entro en coma y tiempo después murió sin siquiera poder despedirse de sus nietos e hijas.

Pero a pesar de las perdidas nunca dejaron de abrirse las ventanas y las puertas de aquella casa por demás prospera, la abundancia acompaña sus vidas mitigando así el dolor de la perdida.

Poseían una casa de revista con el mejor mobiliario de cocina y una decoración impecable. Televisores pantalla plana en cada cuarto así como también un carro para cada miembro de la familia que en total eran seis, los chicos estudiaban en la mejor universidad del país, realmente una vida privilegiada.

La madre tenían un alto cargo ejecutivo el padre también dueño de varios negocios ambos comenzaron adquirir mucha propiedades para que a los hijos no les faltase nada.

Todo fluía como debía ser y cada año la dicha y la prosperidad de ese hogar se hacía resplandecer.

Un día la hija mayor ya casada que poco participaba en las festividades salió embarazada desde el inicio del embarazo los médicos le advirtieron que tenia placenta previa tomando en cuenta todas las advertencias medicas, la hija mayor pensó que pronto tendría la dicha de ser mamá, ambos padres y futuros abuelos anhelaban que así fuese. Cumplidos los tres meses habiendo pasado el riesgo la ilusión creció y las esperanzas eran cada vez mayor, pero la trágica realidad los alcanzo, un día el aborto se presento, dejando a la familia desbastada.

Pero ese año también se festejo el advenimiento del espíritu de la navidad, no se confirmo si los deseos habían sido cumplidos a cabalidad solo unos cuantos importan ya.

Los años siguieron pasados las fiestas siguieron celebrándose pero nunca se sentaban a meditar en los hechos contrarios que dejaban una gran enseñanza.

La hija mayor la que no participaba mucho en los eventos por estar ya casada comenzó a tener graves problemas económicos, debido a eso un día ella y su esposo decidieron irse a otro país. Ya en este país y lejos de la familia tuvieron dos hijos una niña y un niño sus problemas económicos siguen mejorando.

Pero los nietos nunca llegaran a conocer a sus abuelos ni a sus tíos, crecerán sin tener cerca a la familia.

En la casa todo parece funcionar, ya los chicos comienzan a graduarse uno a uno van obteniendo su título universitario, pero la tan anhelada prosperidad alcanzada por sus padres parece no querer alcanzar a los hijos,  por lo que deciden uno a uno irse del país, dejando atrás no solo la tradición olvidada sino a sus padres, amigos y vecinos.

Cada uno se marcha a un lugar diferente Estados Unidos, Panamá, Ecuador, ahora solo queda el marido y la alta ejecutiva.

Un año más,  una celebración mas, un abrir puertas y ventanas de par en par, mas, no importa que ya no hayan hijos, ni padres aun quedan los hermanos y el papá del marido muy anciano ya, al parecer la distancia de los hijos no parecer afectar, sobre todo por lo alcanzado para que pedir más.

Pero vuelvo a decir en esto del espíritu de la navidad hay que saber dar.

La ejecutiva pierde su empleo la empresa donde trabajaba una sucursal de una trasnacional extranjera cierra, pierde su puesto, ahora la depresión hace estragos en ella y enferma.

Pero cuando se trata de recibir al espíritu de la navidad, hay que recibirlo no importa si se han ido los padres, los hijos o el alto cargo ejecutivo.

Los hijos prisioneros de costumbres y tradiciones de otro país no pueden venir, pero los cónyuges no están solos. Están los amigos, los vecinos, aun tienen a quien lucir los que a otros les cuesta tanto conseguir, así que abran puertas y ventanas que el espíritu de la navidad ha llegado, no importa que no se encienda el calor del hogar, que la flama del compañerismo y amor fraternal no arda, solo hay que lucir, puertas y ventanas que se abran.

El padre del marido muere tirado en el suelo anciano y solo, nadie estuvo con él en la hora de su muerte, ni hijos, ni esposa quien ya había muerto, ni nietos, tres días después consiguen un cuerpo descompuesto.

Vuelve el tan esperado día 21 de diciembre, el hombre bonachón ya llega fuera la tristeza y abramos ventanas y puertas.

Ya no hay hijos, ya no hay padres, ya no hay unión familiar, los hijos la pasan mal, pero vamos a celebrar, que el espíritu de la navidad llega ya, ahí las mandarinas, el incienso, las velas la abundante comida, fuera la tristeza por ya no ser una ejecutiva, los amigos y vecinos llegan disimulemos.

Ahora con poca o ninguna familia dejo entrar a cualquiera que le pueda lucir los dos carros que me quedan, hablar sobre la hipoteca que ya termine de pagar, con regocijo mostrar las propiedades que mi esposa y yo adquirimos, los yates, los viajes que pospusimos, el flamante esposo no deja de hablar, de cuanto ha logrado progresar.

Abran puertas y ventanas de par en par que el espíritu de la navidad ya va a entrar.

Un año más la esposa para no deprimirse llama a los hijos, la cosa no está mal, pero de ser ingenieros, abogados y hasta médicos, radicados en otros países, ahora solo son meseros, ayudantes de cocina o mensajeros, no hay nada que presumir, pues abres el Faceebok y nada vez ahí.

La madre decide ir al gimnasio arreglarse estar cada vez mas presentable para seguir teniendo completa atención del atento esposo, solo que la esposa, la madre, la hija, la alta ejecutiva, abrió las puertas y las ventanas en sus aires de presumir no solo a vecinos y amigos también a solo conocidos.

Ahora una conocida es la compañía preferida de su esposo que ya no duerme con ella, que ya no la encuentra atractiva,  como cuando era una alta ejecutiva, ella sabe, ella presiente pero no se atreve a decir nada a su conocida.

Hoy nuevamente se abrirán las puertas y las ventanas de esta casa para recibir al espíritu de la navidad, amigos, vecinos, se les presumirá la abundancia que aun puedan mostrar.

No importa que los padres no estén, que los hijos no puedan celebrar igual, sino solo con gran sencillez, eso no ha de importar lo importante es poder mostrar cuanto tienen de lo que a otros les cuesta tanto lograr.

No importa que la comida no este sazonada con sal, sino con las lagrimas abundantes de una mamá que no tiene a un hijo a quien abrazar, a un padre y una madre que besen su frente para decirle cuan orgullosos se siente de ella y que lo único que hubiesen querido siempre estar reunidos con sus hijos y sus nietos, no importa que ellos mismos nunca puedan ver crecer a sus nietos, que los niños no se identifiquen con ellos, en los primeros tiempos eso no importo, no importo pedir por la paz de la humanidad, del país, por la unión familiar, por el amor, ya no presente en ningún lugar.

Hoy una madre, una hija, una alta ejecutiva, una mujer  mira a su alrededor la abundancia de su soledad.

Durante años ha abierto las puertas y las ventanas de su casa al espíritu de la navidad para que trajera abundancia a su hogar, pero nunca abrió la puerta de su corazón y las ventanas de su alma para que este hombre bonachón la enseñase a valorar lo que realmente se deben valorar.

Ahora seca las abundantes las lágrimas de su rostro, mientras sigue dándose cuenta como su mundo se desmorona.

 

Hasta el próximo espíritu de la Navidad.

 

                                      Autor:  LJ.Febres

21 de Dezembro de 2018 às 15:57 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

Conheça o autor

LJ Febres Amante del baile, la música, la literatura, la familia, el respecto y la cordialidad. Escribo desde los doce años, pero nunca creí que alguien llegara a leerme, tan siquiera a tener la posibilidad de publicar alguna historia, escribo porque me encanta, todas las ideas se agolpan en mi cabeza y después ya no puedo parar-

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