A veces te pones caliente y no hay quien te enfríe.
A veces deseas ponerte caliente y no hay quien te ponga.
A veces quiero comerte entera y no sé por donde empezar.
A veces no puedo evitar mirarte y ver que eres más ardiente que el horno de la cocina.
A veces necesito tenerte a mi lado y no puedes porque no te lo digo claramente.
A veces te quiero y no lo sabes.
A veces te ven y no saben que eres ante todo una mujer con tus necesidades físicas y fisiológicas. Quien está a tu lado no ve a la persona ardiente, lujuriosa, caliente, sensual, excitante y sexual que eres tú, simplemente porque ya no tienes el cuerpo que otros desean que tengas, pero realmente necesitas tener otro cuerpo o disfrutar de tu cuerpo hasta que te duelan todos los músculos internos de tantos orgasmos que te han producido al ser como eres y no ver que quieres más cada día que pasan a tu lado.
A veces cruzaría el mar solo para disfrutar de tu compañía, decirte que tu cuerpo es el molde con que las diosas antiguas se fijaron para atraer a esos hombres que deseaban exprimir y derrotar tanto cara a cara como en cualquier otra posición de los actos sexuales que más te gustan hacer.
A veces pienso que la gente se mueve por estereotipos asignados por una sociedad pobre, ya que tú eres una mujer, yo un hombre, como sean nuestros cuerpos da igual, lo importante es el deseo, la atracción y la sensualidad al mover y acercarnos hasta fundirnos en un cuerpo solo.
A veces te quiero para no dejarte escapar, pero otras veces tengo que darte la libertad de poder elegir, y siempre eliges, por eso es cuando te vas o me voy, pienso en el egoísmo de la persona que te espera y no te merece, al menos sexualmente hablando.
A veces quiero besar cada milímetro de tu piel hasta que de tu boca salgan esos gemidos que aventura una pasión que pocos saben hacer en tu cuerpo.
A veces quiero tu cuerpo desnudo para ver, acariciar, tocar y oler mientras tú estas despierta, viendo como mis ojos brillan porque en breve vamos a ser animales sexuales a ver quien derrota a quien con la excitación que seamos capaces de dar y recibir.
A veces no quiero tocar en hueso, quiero tocar en carne, mucha porque una penetración dentro de ti no es para chocar huesos sino para deslizar músculos que producirán chispas por dentro y estrellas en nuestros ojos.
A veces la gente no sabe que el placer no está en un cuerpo esbelto sino en un cuerpo caliente, en un cuerpo ardiendo de pasión, en un cuerpo que solo tú sabes como encenderlo, pero con las ganas de que te lo encienda yo.
A veces deseo tenerte y no te tengo, porque crees que no eres como las demás, pero es que las demás no me gustan, me atraes tú y a ti es a quien quiero tener el resto de mi vida.
A veces una silueta con medidas estándar no hace que tenga varios orgasmos, solo tienen esos orgasmos los que están mirando a otras, y no saben que a ti, sin abrirte nada te tienen ardiendo de pasión, mojando lo que pocos saben que mojas y siendo egoísta, nunca sabrán porque no se detienen a comprobar que eres la diosa de la lujuria, la reina de las atracciones sexuales y el método para que quien esté a tu lado nunca deje de ser sexualmente feliz.
A veces deseo más sentir el cuerpo de una mujer que no se le marcan los huesos antes que la mujer delgada o flaca, simplemente por el hecho de que ella es también femenina, y eso hace que el ardor que siento con una mujer sin tapujos por comerse lo que desee haga que se sienta mal.
A veces.
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