azulpontaza Azul Pontaza

Me detuve frente a mi tumba y un vacío invadió mi cuerpo. Giré los ojos y leí en la tuya: "Héroe de guerra". ¿Por qué tú eres recordado como héroe y yo no? Yo también estuve ahí. Ambos luchamos y caímos abatidos por una causa que no era la nuestra. La última vez que te vi, te dije: "Cuídate". Asentiste burlonamente, con esa confianza tan tuya que me atemorizaba y que me hizo sentir estúpida por sugerirlo. Después agregué: "Te amo" pero más bien lo he de haber susurrado porque no volteaste para decir: "Yo también".


Romance Todo o público.

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Viaje al pasado

Me detuve frente a mi tumba y un vacío invadió mi cuerpo. Giré los ojos y leí en la tuya: "Héroe de guerra". ¿Por qué tú eres recordado como héroe y yo no? Yo también estuve ahí. Ambos luchamos y caímos abatidos por una causa que no era la nuestra. La última vez que te vi, te dije: "Cuídate". Asentiste burlonamente, con esa confianza tan tuya que me atemorizaba y que me hizo sentir estúpida por sugerirlo. Después agregué: "Te amo" pero más bien lo he de haber susurrado porque no volteaste para decir: "Yo también".

Acabo de aterrizar en Edimburgo y ya quiero volver. Me pregunto si habrá personas tan locas como yo, que se atrevan a cruzar el Atlántico por un sueño recurrente.

El auto que renté está casi convertido en hielo. La ruta que yo misma planee comienza en Fort William. Guardo mi maleta y enciendo el auto. Lo que cualquiera haya dicho sobre los paisajes de Escocia se queda corto comparado con lo que mis ojos han contemplado en apenas diez kilómetros. La neblina desaparece conforme el sol se anuncia en el horizonte.

Los castillos en este país no son cosa de cuentos. La majestuosidad de Stirling me hace sentir insignificante. Las calles empedradas de la ciudad me estremecen como los pueblitos mágicos de mi México. Estoy en casa. Mi otra casa. Más castillos, parques, pirámides, lagos y el espectacular Valle de Glencoe. Recorro a pie el prado verde y las imágenes llegan a mi cabeza: una batalla, hombres corriendo, un joven con el brazo herido, gritos, sangre y horror.

Silencio, y otra vez el majestuoso paisaje. Eso no lo había soñado. ¿Por qué estar aquí me llena la cabeza de imágenes que jamás he visto?

El día está llegando a su final cuando llego a Fort William, un pequeño y acogedor pueblo que me guardará esta noche.

Sentada junto a la ventana, niego con la cabeza gacha: «¿qué carajo estoy haciendo aquí? ¡Tremenda ridícula!». Jamás me he considerado una mujer que va en busca de aventura. Esta vez sí que me excedí. En qué momento a una retraída como yo se le ocurrió tomar camino rumbo a la aventura más perturbadora de su vida.

El tren se ha puesto en marcha a las 10:20 en punto. En la estación se ha quedado mi cordura y también la realidad: ahora comienza el sueño, pero esta vez sí sé que estoy soñando y no volveré a despertar con preguntas.

Las nubes grises acompañan a un cielo nostálgico. La misma película de la cual no conozco el final.

En la cima de Ben Nevis, la vista es un regalo que mis ojos agradecen con fervor. Paisajes que parecen pintados al óleo, los más preciosos lagos de Gran Bretaña y una locomotora a vapor que me transporta al pasado.

Escucho la conversación de una mujer y su hija y me entero que el tren Jacobita en el que viajamos es el famoso Hogwarts express. Llegamos al viaducto de Glenfinnan y bajamos a estirar las piernas. Gracias al universo por mis ojos; jamás podría describir lo que mi corazón está sintiendo al mirar esta naturaleza.

Dos horas con cinco, un imperdible paisaje mágico y Malling es mi destino inevitable. Otros turistas que me acompañaban en el tren hablan efusivamente de Skye. Supongo que debo seguirlos. La fila para el ferry que nos llevará a la isla es larga y la lluvia desdoblándose sobre nosotros hace eterna la espera.

Un chico que camina por aquí despierta en mi memoria más recuerdos.

"¿Mamá, de aquí nos iremos a Culloden Moore? Ya quiero conocer el campo de batalla, las lapidas y la famosa casa Leanach".

«¿Batalla? ¿Lápidas?». Destellos de mi sueño se cuelan a mis pensamientos. Dos tumbas, una batalla y nosotros a punto de caer.

Salgo de la fila para el Caledonian MacBrayne. No habrá Skye para mí y tampoco voy a volver a Fort William aún. Pero ¿qué es y cómo llego a Culloden Moore? Camino buscando una estación de taxi o autobús. Mi corazón golpea con presteza. Presiento que por fin me dirijo al lugar correcto.

Termino a la orilla de E Bay pidiendo ride. Definitivamente no soy yo. Jamás hubiera hecho esto en México. Un auto se detiene a mi costado. Me da miedo y mucho, pero volteo para ver quién es. Necesito que me lleven.

—¿A dónde vas? —me pregunta un hombre caucásico de aspecto gentil.

—A Culloden Moore. ¿Podría llevarme?

Desconfiado, como cualquiera, lo cavila un segundo.

—Sube —responde.

Yo también desconfío, pero estoy tan lejos de casa y tan cerca de las respuestas, que esta puede ser mi última oportunidad. Agradezco y abro la puerta del copiloto. Mientras me acomodo en mi asiento lo miro de soslayo, es muy joven como para hablarle de usted.

—¿Qué es Culloden? —pregunto una vez agarramos camino.

—¿Vas para allá y no lo sabes?

—Larga historia —digo para no entrar en detalles.

—Culloden es un páramo donde se libró la batalla más sangrienta de Gran Bretaña. Hoy día es un centro turístico.

Todo va cobrando sentido ahora. Los sueños y las imágenes que a veces aparecen en mis pensamientos son de una batalla en el campo.

—¿Qué batalla? —inquiero.

—La batalla del 16 de abril de 1746, entre jacobitas y británicos.

—¿Y por qué pelearon?

¿Yo habré estado en esa pelea? ¿Y si mis sueños son en realidad recuerdos de otra vida?

—Por el trono de Gran Bretaña. En realidad, todo comenzó por la religión.

—¡Vaya!

Sí que resulta una sorpresa, porque no puedo creerme involucrada en asuntos de religión.

—Así es. Humanos estúpidos peleando por ideologías estúpidas desde tiempos remotos.

—¡Lo sé! —afirmo decepcionada— ¿Tú de dónde eres?

—Londres.

—¿Y qué haces en Escocia?

No me interesa saber, pero prefiero hacer preguntas tontas que viajar envuelta en un petrificante silencio incómodo.

—Si te digo te vas a reír muchísimo —asegura.

—Ojalá algo pudiera hacerme reír ahora—replico con avidez.

—Hace unos meses estoy aquí, buscando... respuestas.

—¿Sobre qué? —pregunto intentando alargar la conversación.

—Un sueño.

Por lo visto no soy la única lunática que persigue respuestas del recuerdo de otra dimensión.

—¿Qué clase de sueño?

—Pues verás...

—Llegamos —interrumpo sin querer, mientras señalo la entrada al páramo.

—Oh, cierto. El camino fue...

—Breve —suelto completando su oración—. Eso sucede cuando la conversación es agradable —agrego con una falsa sonrisa.

—Y la compañía —apunta intentando parecer casual.

—¿Quieres venir? —pregunto por cortesía en cuanto detiene el auto.

—No, yo tengo que marcharme ya.

Mejor. No estoy interesada en su compañía.

—De acuerdo. Gracias por el ride. Buena vida.

¿Buena vida? ¡Qué estúpida! ¿Quién dice eso?

—Fue un placer —titubea previo a una sonrisa. Tiene una sonrisa muy hermosa y familiar.

He llegado. Recorro el lugar con la mirada, y lo reconozco. Nunca antes había estado aquí, al menos no en esta vida, pero lo recuerdo. Mi existencia entera el corazón me ha estado llamando a este sitio. Mis piernas parecen atraídas por un imán gigante hacía el sendero que me espera al frente. No hay mucho que ver, sólo hierba, un par de banderas y…

La hallé, no es una tumba, pero representa una. Parece iluminada por un rayo de sol, pero el cielo está cubierto de nubes. La veo como a doscientos metros de distancia cual diamante brillando entre el carbón. Este lugar me estaba esperando, y la naturaleza que me rodea utiliza todas sus armas para obtener mi atención.

Camino en su dirección mientras la emoción y los nervios pelean por cada poro de mi cuerpo. Mis latidos andan sin freno y mis piernas ya no quieren avanzar. Un suspiro lento y profundo aterriza en mi boca. Me siento en un sueño, el mismo sueño. La sensación de las rocas bajo mis pies se siente familiar.

Quiero correr, atravesar el páramo a toda velocidad. Me nacen ánimos de desafiar lo establecido y corromper a los demás. Quiero gritar, enloquecer, quiero matar y ver caer. Las palmas de mis manos arden y cosquillean mientras mis dedos sostienen imaginarias armas de defensa. Entonces lo veo todo otra vez. Ahí están ellos y ellas también, corriendo al mando de esa firme voz, con los ceños fruncidos, las fosas nasales dilatadas y los dientes descubiertos.

Ya no estoy sola, a mis costados y a mi espalda corren junto conmigo y me siento llena de adrenalina. Grito con toda la fuerza que me sale de los pulmones y corro porque los casacas rojas están viniendo hacía nosotros, y no se van a detener hasta aniquilarnos. Giro a mi derecha y te encuentro al fin, tu vida no me han arrebatado aún, y no puedo evitar sonreír. Mi estómago se llena de hipotéticas mariposas revoloteando en mis intestinos y mi piel se contrae erizada. Alivio, es lo único que puedo sentir.

Me devuelves la sonrisa y siento que ya puedo morir, pero no soy yo la que se va. Un soldado se acerca mientras me miras y te perfora el vientre cuando sonríes. Caes de rodillas antes de terminar tendido boca abajo. Mi sonrisa se extingue mientras la tristeza me recorre las venas, seguida de una impotencia y rabia que me abrazan el cuerpo. ¿Sigo o regreso para auxiliarte? ¡Qué importa! Yo ya sé cómo termina este sueño: una tumba para cada uno. Igual voy a volver a decir que te amo otra vez.

—Yo también —dice una voz trayéndome de vuelta al siglo XXl.

Aparto los ojos del video interactivo y volteo para mirar quién acaba de hablarme.

—¿Qué?

—Que yo también te amo —repite—, y te escuché. Te escuché fuerte y claro esa última vez, pero no respondí porque no tenía planeado morir. Pensaba volver y decírtelo al oído, suave y lento, una y mil veces más.

—¿Tú?

—Yo

—Pero... ¿Qué? Pero ¿cómo supiste?

—No me preguntes cómo. No me preguntes por qué. Sólo lo sé. Sólo pasó.

El hombre que me llevó a Culloden no es el mismo con el que he estado soñando todos estos años, pero yo tampoco. Ahora nacimos físicamente distintos, y en diferentes continentes, pero somos las mismas almas. Quedaba algo pendiente entre nosotros y el destino nos ha dejado concluirlo hoy. Le dije que lo amaba y sí escuchó, doscientos años después, ha vuelto a mí, para decir: "Yo también".

24 de Outubro de 2018 às 01:37 13 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

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Azul Pontaza Yo no soy lo que escribo, soy lo que tú sientes al leerme.

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Tania A. S. Ferro Tania A. S. Ferro
Magnifica historia. Te felicito, y te comento que hablaré de ella en una historia que tengo en mi perfil que se titula “Explorando lecturas”. Felicidades, tienes mucho talento
February 17, 2019, 20:00

  • Azul Pontaza Azul Pontaza
    Hola, Tania, muchas gracias por tu comentario. Me alegra saber que te gustó. Sigo tu trabajo y una crítica constructiva viniendo de una gran escritora es un hálago. Me daré una vuelta por tu obra para ver la reseña que, por cierto, también te agradezco. Saludos. Nos leemos pronto. :) February 18, 2019, 21:53
AZ Adriana Zurita
Excelente de principio a fin, me atrapó desde el inicio, se pierde uno en la historia, muy buena.
November 26, 2018, 21:47

  • Azul Pontaza Azul Pontaza
    Muchas gracias. Es genial saberlo. Saludos. :) December 06, 2018, 21:09
Sr Snob Molinos Sr Snob Molinos
Me gusta como escribes, resulta ameno leerte. Las descripciones de los lugares y las sensaciones que transmites, lo haces todo muy bien. ¿Es un talento o se adquiere con la práctica? Me pregunto.
November 06, 2018, 04:56

  • Azul Pontaza Azul Pontaza
    Hola. Muchas gracias. Totalmente práctica (al menos en mi caso). Digo, es algo que he hecho desde que recuerdo y que me apasiona, pero definitivamente sin práctica no se pule el talento. Saludos. November 07, 2018, 19:00
Janos Lamb Janos Lamb
En este ir y venir de textos, de pretensiones (incluida la mía) debo decir que es el primer escrito que realmente me ha atrapado. El primer escrito que me ha hecho olvidar que estaba leyendo...
November 05, 2018, 12:51

  • Azul Pontaza Azul Pontaza
    Hola. Muchas gracias. Me alegra demasiado saberlo. :) Saludos. November 07, 2018, 19:04
Danna Mishellé Danna Mishellé
Wow! Amo tus historias, qué manera de escribir, gracias por deleitarnos con tus letrad. Me encantó ésta historia. Tienes un don. 👏🏻😎 P.d. Lloré. 🙊
October 27, 2018, 07:43

  • Azul Pontaza Azul Pontaza
    Gracias, Dannita. :* Si lloraste, guau, sentiste lo que pretendía que sintieras al leer. Saludos. November 07, 2018, 19:05
Emma Urbina Emma Urbina
Ya comenté y no puedo seguir leyendo!
October 26, 2018, 19:36

  • Azul Pontaza Azul Pontaza
    Hola, Emma. Te comento que es el único capítulo, incluso al terminarlo dice "Fin". Por eso no puedes continuar, porque no hay más. Gracias por el interés y comentarios. Saludos. :) November 07, 2018, 19:09
Emma Urbina Emma Urbina
Muy buen capítulo!
October 26, 2018, 17:00
~