Fatih Akin (Hamburgo, Alemania, 1973) es quizás el cineasta de pasaporte alemán más interesante y también controvertido de ésta época.
¿Por qué pasaporte? Porque Akin, legalmente alemán, es de ascendencia turca. Las intersecciones y conflictos entre dos culturas tan distintas son uno de los temas esenciales de su obra.
Desde "Corto y con filo/Kurtz und Schmerzlos,"(1988) las historias de Akin presentan los abigarrados universos híbridos de los extrarradios de las grandes ciudades occidentales. La nueva Europa, la de los emigrantes o hijos de emigrantes, el diálogo y choque de culturas, las identidades fluidas, con elementos antagónicos que a menudo colisionan entre sí son parte del material fílmico de éste cineasta que tiene un pié en dos tradiciones e identidades muy diferentes.
Esta película seminal cuenta la historia de tres amigos en Altona, en el gran área metropolitana de Hamburgo. Uno de los tres muchachos es de familia turca, otro de ascendencia serbia. El tercero es greco-alemán. Uno de ellos ya quedó atrapado en el submundo de la delincuencia y la marginalidad, los otros dos gravitan o tienden hacia ella.
Se quieren, incluso violentamente. Discuten, se pelean, pero al final el lazo de afecto prevalece entre ellos.
Esta tensión entre drama y optimismo, los puentes entre dos orillas son genuinamente temas del turco alemán.
Desde este primer trabajo importante Akin empezaría una carrera que le ha llevado a ganar numerosos premios. Pero nos quedaremos aquí de momento, con éste esbozo de un hombre con una visión muy personal y a menudo brillante
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