No cabes es mí cordura,
Pero al final sé que volverás...
Parecería que fue ayer o también fue
Solo parte de una utopía.
Hasta podría afirmar que ni siquiera estoy,
Me da miedo pensar en el simple hecho de que un día
Solo se despertará mi soñador y me iré con la luz de sus ojos…
Aun así, te contare lo de aquella noche.
Lo recuerdo con tanta claridad que con cada palabra
Las imágenes van tomando vida.
Aquel día deambulaba por el jardín,
Absorto entre mi vestigio…
Parecía estar pincelado todo por la bruma,
Un espectáculo demasiado tranquilo que no siempre se pinta,
Seria cerca del crepúsculo o la alborada
En realidad, mi noción de tiempo estaba estropeada
Como aquel viejo reloj que jamás fue movido otra vez
O que fue enterrado con su dueño…
El paisaje que se delineaba a través de mis pasos
Se abandonaba al cortejo del frío, que se hacía sentir con la brisa,
Mientras más se avanzaba más helada parecía estar,
La luna me acompañaba como amiga con sus rayos
Las veces que las nubes las dejaban de cortejar.
Unas cuantas luciérnagas chispeaban muy cerca de allí
Como atrapadas por un hechizo que las nubes traían consigo
Podría afirmar que se movían maquinalmente
Controladas por aquellas…
Como si algún espectro golpeara mi cien,
Caí sobre el césped, me perdí, parecía un cadáver
Que dormía ya varios días…
Parte de mi cuerpo absorbía aquel rocío,
Incluso podría afirmar que él mismo se incrustaba hasta mis huesos
Apoderándose de todo mi inmóvil cuerpo,
Solo la espesa negrura como única compañera,
Afirmaría que no sabía si todo esto era un sueño… o si despertaría,
Miraba el encandilado cielo y encontraba unas cuantas estrellas que le vitaban,
Algunas brillaban otras solo desaparecían
Absorbidas por algún agujero negro,
En su mayoría el cosmos se encontraba imponente e inmaculado
Aun la mano del hombre no ha logrado mancharlo por completo.
Cerraba mis ojos y te miraba ahí, como piezas de rompecabezas
Que se juntaban para dejarme ver tu silueta,
No asimilaba si todo esto era una alucinación
Y peor aún no sabía si podría despertar…tú estabas ahí.
Tal vez divagaba en el éter o mi locura te traía cerca de mi
Intentado consolarme para hacer menos dolorosa
Mi existencia, como aquellos espejismos
Que dicen mirar en el desierto
Intentando saciar la sed antes del último respiro…
Un ruido tosco que aparecía del silencio me despertó bruscamente
Haciendo que todas las imágenes se desvanecieran…
Entre palabras y pensamientos,
Que fueron devorados por la realidad
O aquellos rayos de luz que acariciaban mi rostro
Todavía recuerdo aquellas frases que resuenan en mi interior,
No sé si es el timbre o la forma en que entretejes las ideas,
Pero me dan tranquilidad cuando llegan a mí:
“no me sueltes,
Quizás no logro decirte todo lo que llevo dentro,
Aun siento miedo y confiar me es difícil
Y esto que estoy sintiendo por ti que no solo sea un sueño… no me sueltes”
De tus labios salieron; lo juro…
Mire cómo te desvanecías
De mis sueños, y las últimas palabras
Se marchaban fusionándose con la quimera.
No me sueltes… no me sueltes…
Cuando intente tomar tu mano ya te habías marchado,
Y mis ojos veían nuevamente la luz…
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