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El joven de Wall Street

—Oiga, si no es indiscreción, ¿cómo le hizo para hacerse millonario tan joven?.

—No me lo creería mi amigo; a las personas en estos tiempos les cuesta creer en la magia.

—Pero yo no soy todas las personas. Cuénteme. Necesito inspiración, hoy más que nunca.


Esta es la historia de un hombre joven que hizo lo que le dio la gana cuando descubrió cómo.


El muchacho llegó a casa una noche con su mejor amiga. Ella le pidió prestada su computadora y su cuenta de Netflix para mirar una película que la fastidiosa profesora le había dejado.


Michael Douglas estaba a cuadro dando una cátedra a Charlie Sheen sobre cómo su dinero jamás dormía. Y ese joven, el amigo que no tenía como tarea ver la película, se fue, sí, viajó en su imaginación.

Ya no estaba sentado frente a la pantalla; estaba manejando grandes sumas de dinero en Wall Street.


La amiga se fue a casa, hizo su reporte para la clase de administración del personal y se olvidó de Douglas, Sheen y Wall Street, pero él no; él ni siquiera pudo dormir aquella calurosa noche.


Cada día se hizo más intenso su deseo de aprender a invertir en la bolsa. No se podía quitar de la cabeza a Charlie Sheen; cuyo personaje era el de un joven novato que termina siendo un multimillonario chingón.


Una tarde mientras bajaba aplicaciones a su teléfono móvil para ver si podía ganar dinero extra, descubrió a Carmelo y su vida de ensueño. A esas alturas todo lo relacionado con la bolsa de valores, forex, futuros y términos similares los tenía dominados. Lo que no tenía era dinero para convertirse en un trader profesional.


Carmelo era la primera persona transparente en ese nuevo mundo. Él hablaba sin tapujos: "Vas a perder y vas a ganar". "Este es un negocio visceral, no emocional". "Necesitas prepararte muy bien porque podrías perderlo todo de golpe".


Cada que Carmelo subía un nuevo video a YouTube, el joven lo veía y soñaba despierto. Primero con tener los recursos para su primer inversión y segundo, con viajar por todo el mundo sin tener que preocuparse nunca más por cuestiones económicas.


Sin embargo, mientras eso ocurría en su imaginación, en la realidad había que trabajar. Se dedicaba a vender productos de seguridad a empresas de transporte de alto riesgo: constructoras, químicas, gaseras, entre otras.


Una tarde sonó el teléfono de la oficina y el joven que casi nunca atendía el teléfono, por "azares" respondió, al otro lado de la línea estaba el señor Max; después de una breve consulta sobre algunos productos realizó una compra, el joven hizo la entrega en persona y volvió al trabajo.


Como era su costumbre; cada lunes al llegar a la oficina enviaba a toda su lista de clientes y clientes potenciales un mensaje motivador vía correo electrónico; cuyo único propósito era saludar deseando una semana de éxito.


Una mañana el joven recibió un mensaje del señor Max, quien le dijo que le parecía un muchacho muy atento, dinámico y movido, por tal motivo lo quería invitar a un negocio. Él pensó que sería alguna clase de multinivel y estuvo a punto de declinar amablemente, pero una "corazonada" lo detuvo y aceptó echarle un ojo a la información.


Recibió en video una presentación express y quedó impactado. Lo que había estado soñando por meses; lo que había identificado como su verdadera pasión y que podía sin ningún problema hacer por el resto de su vida, estaba en ese video de doce minutos.


Sólo había un problema: no tenía el dinero para comenzar.


Eso no le importó porque su meta estaba clarísima. Sólo se limitó a esperar a que el dinero llegara. Durante cinco meses estuvo visualizando con mucha fe que eso sucedía, porque, después de todo, lo único que le quedaba era creer. 


Un día recibió tremenda comisión por una gran venta, con eso, ¡por fin!, pudo invertir en el sueño de su vida.


Se dedicó a leer hasta el cansancio libros sobre el tema, a seguir a los expertos y a aprender para crecer.


Así, después de batallar, intentar y fracasar cientos de veces el joven se convirtió en un experto de las inversiones y ahora gana millones y millones con sólo dedicarle a eso dos horas al día. Viaja, da conferencias y vive la vida que una lejana noche soñó. El resto es historia...


—¡Vaya, tremendo relato!, pero usted, ¿cómo sabe todo eso? ¿Es de alguna película? ¿Algún libro?

—¡Por supuesto que no! La sé de primera mano. Una tarde mientras un hombre esperaba su Lamborghini a la entrada de su edificio de lujo, se me ocurrió preguntarle. Lo vi tan joven que me sorprendió que tuviera un auto como ese y viviera solo en un departamento tan costoso. Quise molestarlo porque pensé que era uno de esos juniorsitos buenos para nada, además, yo estaba pasando por duros momentos, quería distraerme, así que le pregunté que cómo le había hecho para ser millonario tan joven, pero él me respondió que yo no le creería.

—¿Y por qué usted no iba a creerle?

—Pues me dijo que se trataba de magia. Que todo había sido más visualización, fe y perseverancia que acción.

—¡Ah! Entiendo. Oiga, ¿y usted qué hacía ahí en ese momento?

—Yo era el portero de ese edificio de lujo.

—¿Quééé? Pero, pero...

—Ya sé lo que estás pensando. Después de que el joven me contó su historia, se subió a su auto y se marchó, yo me quedé impávido unos segundos. Cuando regresé en mí, corrí a la administración y renuncié. Tenía cincuenta y nueve años, sólo estaba esperando mi jubilación, pero en ese instante me entraron unas ganas tremendas de retomar aquello que hacía muchísimos años había abandonado.

—¡Su restaurante con estrellas Michelin!

—¡Exacto!, bueno, no sabía que se convertiría en estrellas Michelin, pero sí, mi restaurante. Llegué a casa, le conté a mi mujer, me dijo que estaba loco por renunciar pero seguí con mis planes. Había trabajado duro por más de cuarenta años y todo, ¿para qué? Luego hice lo que me encantaba y dejé de sentir que trabajaba. Catorce años después aquí estamos y yo más vital que nunca.

—¡Guau! Gracias por contarme. Me ha inspirado como no tiene idea.

—Lo sé y ahora que te vas a casar con mi nieta tienes doble motivación para hacer lo que te apasiona. Al joven de la historia lo motivó una película de Wall Street, a mí el joven y a ti... Pues espero que yo.

7 de Agosto de 2018 às 19:45 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

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Azul Pontaza Yo no soy lo que escribo, soy lo que tú sientes al leerme.

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