mj-rv1531681287 MJ RV

Roxane es una chica con severos problemas de conducta que podrían llevarla al suicidio.


Ficção adolescente Para maiores de 18 apenas.

#depresión #anorexia #embarazo
2
5.2mil VISUALIZAÇÕES
Em progresso - Novo capítulo Todos os Domingos
tempo de leitura
AA Compartilhar

1

6:00 a.m., lunes, tengo que levantarme, que flojera.

Debería ser más optimista, pero aceptémoslo, la vida es una mierda la veas por donde la veas, a veces simplemente hay momentos en los que todo parece estar iluminado, pero luego llegan las nubes y vuelven a tapar el sol, ósea pánico y depresión otra vez.

Mmm, a ver, el molesto resumen de mi vida:

Nombre, Roxane

Apodo, Rox

Edad, 17

Novio, claro

Padres, muertos

Diagnóstico, alta depresión con severos problemas de ansiedad

Desorden alimenticio, anorexia (actualmente)

Sadomasoquismo, no exactamente

Muy bien, ahí está, solo tengo 17 años y ya tengo mi propio apartamento ya que al morir mis padres solo me quedaba un tío, y digamos que la paternidad no es para él, así que me permitió vivir sola siempre y cuando nada de drogas y alcohol. Aunque en mi caso tengo cosas igual de peores.

Nunca fui como las demás mimadas y estúpidas niñas que mataban por popularidad, a los once años ellas hacían fiestas en piscinas, yo me encerraba en mi cuarto a oscuras. A los doce asistían a clases de pintura, yo hacía mi propia obra de arte con una cuchilla en mi piel. A los trece robaban el pastel restante de la reunión y yo me saltaba comidas o la ocultaba, lo que fuera con tal de no comer. A los catorce soñaban con miel y corazones, yo me dejaba abusar por mi novio. A los quince estaban en su mejor momento de sus vidas viviendo en grande, mi dolor aumento y cambie la anorexia por bulimia. A los dieciséis las castigaban por llegar tarde de la borrachera, a mí me castigaban por encontrarme mis diversas lastimadas o por tirar y vomitar comida. A los diecisiete les regalaban flamantes deportivos, a mí dos oscuros ataúdes.

Se podría pensar que la muerte de mis padres fue como obtener la libertad que quería, para poder hacerme mierda justo como deseaba, pero la verdad es que en el fondo nunca quise eso, simplemente sufría, sufro demasiado y no tengo otra manera de sacarlo, de que hay maneras las hay, solo que no son para mí.

Tengo días muy malos, y uno que otro bueno, aunque últimamente todo parece estar haciéndose pedazos, mi novio, sí, el mismo desde los catorce, ya no sabe qué hacer conmigo y no lo culpo, me pide que luche contra esto pero YO NO PUEDO.

Y lo intenté. Desde que mis padres vivían y me descubrieron comenzaron las terapias, visitas al médico y demás. Después murieron y como ningún otro adulto estaba enterado de mi situación no podía pagar, sí hubiera podido tomar el dinero, pero la notificación le habría llegado a mi tío, y no podía dejar que se enterara en que lo había gastado, así que comencé a ir a grupos de apoyo clandestinos pero los dejé hace dos meses, cuando me di por vencida.

Mi rutina es bastante sencilla, me levanto, me visto, voy a la escuela porque en el futuro no podré depender eternamente de mi tío y lo que dejaron mis padres, regreso o voy a algún lado donde pasar el rato, y hago lo que tenga que hacer.

A veces me veo con mi novio, o más bien me veía. Damian, comenzó como el gran amor de mi vida, luego todo se volvió un infierno, rompimos un lapso de tiempo y volvimos después. Pero ahora es difícil no darse cuenta cómo se le queda mirando a las demás y simplemente puedo notar a la perfección que ya no me soporta, está harto de enojarse, entristecerse y consolarme. Tiene una semana que no me habla, así que creo que esta es la definitiva.

Trato de hablar sobre esto más "exteriormente" porque la verdad me duele mucho solo que no me gusta llorar ni nada de eso, la verdad es que ni siquiera sé sacar mis emociones, por eso hago lo que hago.

Pero sigo aquí y la vida debe continuar.

Muy bien R, tienes que levantarte, vestirte con tu ropa que cada vez te queda más grande, recogerme el pelo rubio en una trenza francesa para disimular las partes donde ya no tengo cabello, de hecho ya está comenzando a crecer otra vez, pero no porque haya vuelto a comer. Ahora mis desayunos, comidas y cenas están basados en litro y medio de agua natural o de frutas y unas cuantas píldoras que suplementan los nutrientes que debería obtener a través de la comida.

Después de hacer eso tomaré mi desayuno ya antes mencionado y me iré al colegio.

Justo cuando voy a llegar veo pasar el coche de Damian y decido esperar a que se baje y se pierda de vista.

Ahora todo es seguro, solo necesito escabullirme al salón.

Paso ahí dos horas y ya salgo a mi hora libre, primero debo escanear que Damian no ande cerca, si me ve, vendrá a gritarme de nuevo y ya no lo aguanto. Así que salgo y empiezo a dirigirme a algún rincón oscuro cuando este tipo llega, Hunter.

Hunter es todo un caso, porque sé que debería estar mal pero hay algo, un clic, algo que me vuelve loca, y sí, sigo con Damian y en realidad no es que esté haciendo algo mal, pero ¿puede culparme por querer a alguien más?

—¡Rox! ¿Cómo estás?

Llega hasta mí y me da un cálido abrazo que me reconforta como no tiene idea.

—Bien. —contesto algo a secas.

—¿Segura? No suenas muy bien.

—Es complicado Hunter.

Se me queda mirando pensativo, y al final dice:

—Es complicado si tú lo quieres, no te estoy reprochando nada, pero, por favor yo sé que lo puedes cambiar.

—Lo he intentado...

—Pues sigue Roxane, sí puedes, yo lo sé.

Después me abraza otra vez y me dice que tiene que irse. Yo me quedo bastante perturbada y más triste por su ausencia.

¿Qué diablos me ocurre? No, no voy a cambiar, no puedo, aunque él crea que sí.

Me voy a mi clase y me quedo sentada en una esquina, no hablo, pareciera que ni pongo atención, pero lo que todos no saben es de las cosas que me entero por estar viendo, porque eso es lo que hago, ver.

Todo el mundo puede estar sumido en sus cosas y no darse cuenta, pero yo siempre estoy alerta, ya es como otro sentido.

Jalo mis mangas largas hasta cubrir mis manos y me dispongo a salir del salón.

Apresuro el paso y entro al baño de mujeres, el cual está milagrosamente vacío. Me miro en el espejo y lo único que quiero hacer es esconderme, los ojos que me devuelven la mirada no parecen vivos.

Rox, eres mierda, ni siquiera soy bonita, quizá alguna vez lo fui pero ahora estoy tan demacrada, huesuda, ojerosa, parezco un cadáver, y sin embargo no me molesta. Hay una parte de mí que sí quiere cambiar, pero no puedo dejarlo, es mi adicción. Y ¿qué haces contra una adicción? Y ya con tanto tiempo, es como dejar de respirar, al menos así lo siento yo.

Me meto a uno de los baños, y me subo la manga. Mi harakiri del brazo me hace temblar, sin embargo no es cualquier cosa, todo está perfectamente alineado entre cortadas horizontales y diagonales creando un patrón. Para mí esto es arte, al igual que en mi costado, lo cual forma como una costura, y en mi pierna.

Jamás me he cortado en ninguna parte de mi cuerpo del lado derecho, por eso lo considero puro, mientras que el izquierdo refleja mi interior.

Llevada por el enojo agrego otra línea a mi brazo con la navaja que saco de mi zapato. Deslizo la hoja rápidamente por mi piel y al instante después algo de sangre comienza a salir.

La observo como resbala y luego la limpio, me envuelvo papel higiénico y me voy.

Pero al salir me topo con un Damian mirándome como desquiciado, yo entro en pánico y me paralizo.

—¿QUÉ HICISTE?

—Yo...

—¡VEN ACÁ PERRA!

Todo el mundo en el pasillo empieza a voltear a ver la escena.

Damian me toma fuerte del brazo justo donde acabo de cortarme lo cual me hace gritar.

—¡Oye imbécil!

Hunter salido por arte de magia le mete un puñetazo a Damian haciendo que este me suelte.

Llevada por el pánico, huyo, no me quedo a ver qué pasa, solo corro enloquecida a la salida, atravieso el estacionamiento, me meto en mi auto, un Mustang 50 aniversario negro, y por fin me pongo a llorar como no lo había hecho en semanas.

Me suelto el pelo para que me cubra la cara y sigo llorando hasta que un golpe en la ventanilla del copiloto me sobresalta. Yo espero lo peor pero para mi gran alivio es Hunter.

He estado hablando mucho con él últimamente, a veces no entiende lo que me pasa pero trata de apoyarme.

Quito el seguro y se mete al coche inundando el espacio con su aroma a menta.

—¿Estás bien Rox?

Yo solo niego con la cabeza y hago un intento desesperado por secarme las lágrimas.

—Oye tranquila, ya pasó. —me toma la mano y le da un ligero apretón mientras me mira con preocupación. —Rox ¿por qué sigues con él?

—No lo sé. Creo que no he tenido el valor de decirle que ya.

—Ay Rox. —se queda pensativo acariciando mi mano. —¿Te cortaste?

No lo aguanto, me volteo hacia la ventanilla y rompo a llorar otra vez.

—No, Roxy no llores. —me jala y hace que me apoye contra su hombro. —¿Me enseñas?

Esto me saca de mi capacidad mental. Jamás me había pedido que le enseñara, nunca nadie, aparte de mis papás, doctores y Damian me han visto.

—¿Estás seguro?

—Sí.

Con mi mano temblorosa intento subir mi manga. Hunter acaba por ayudarme y la sube hasta el codo.

Mi obra de arte macabro le quita la respiración. Tengo desde las cicatrices rozadas, hasta unas apenas con costra o incluso abiertas de hace unos días.

En total tengo unas setenta.

—Oh Roxy. ¿Tu abdomen está igual?

—Tengo más. En la pierna es donde solo tengo cinco.

—Dios Rox.

Con cuidado toma el borde de mi blusa del lado izquierdo y me mira interrogantemente.

Yo hipnotizada solo puedo decir que sí, y entonces él la sube dejando todo al descubierto. Gracias al cielo que los cristales son polarizados.

Con la otra mano me roza la piel, primero mi abdomen sumido por la falta de alimento, después mis costillas, y por último las cortadas, me sobresalto un poco cuando lo hace.

—¿Te duele?

—No tanto, es solo que nunca antes las habían tocado así.

—¿Ni Damian?

—Él...

—¿Qué?

—Solo me lastimaba más.

Su semblante se entristece y las lágrimas vuelven a llenar mi rostro.

—Eres hermosa.

De repente no sé si lo imaginé, o si de verdad lo hizo.

—¿Qué dijiste?

—Eres hermosa. —repite.

—No, ¿no me estás viendo?

—Te veo, te veo y no eres algo dañado, no me gusta que lo hagas, me duele que lo hagas, pero sin embargo esto no es feo, es la forma de expresión más intensa que he visto, y es hermosa.

Yo no puedo reaccionar, solo lo miro a los ojos y me quedo inmóvil cuando empieza a acercarse a mí, y más tarde ya está rozando mis labios. Me da el beso más dulce que me han dado en toda mi vida, todo encaja a la perfección y me trata con respeto.

Me besó, Hunter me besó, y no Damian.

¿Esto me convierte en puta? La verdad ni me importa, solo sé que este chico me adora sin importar lo que hago. Tengo que romper con Damian definitivamente, no sé si Hunter quiera algo conmigo, pero al menos no quiero decepcionarlo. No cuando acaba de hacer esto.

17 de Julho de 2018 às 20:32 0 Denunciar Insira Seguir história
1
Leia o próximo capítulo 2

Comente algo

Publique!
Nenhum comentário ainda. Seja o primeiro a dizer alguma coisa!
~

Você está gostando da leitura?

Ei! Ainda faltam 1 capítulos restantes nesta história.
Para continuar lendo, por favor, faça login ou cadastre-se. É grátis!