violetajm Violeta Murillo

Esta historia ha sido escrita para el concurso Love is in the air de la comunidad Romance y Cuento. Lo que más recuerda Emily de su infancia es a todo el mundo diciéndole que una sonrisa de tu media naranja bastaba para saber que esa era la persona con la que querías pasar el resto de tu vida, pero ella decidió que ese mito era una mentira, pues la primera sonrisa que le dirigió su prometido nunca le dio esa sensación. Sin embargo, pronto advertirá que aquello que le habían contado resultaba ser verdadero, en el momento en el que ve a alguien en un restaurante sonriendo.


Romance Todo o público. © Todos los derechos reservados

#gay #lgbtq #romance #lgbtqes #aetds #historia-corta #soyromance #lgbt
23
7.3mil VISUALIZAÇÕES
Completa
tempo de leitura
AA Compartilhar

El primer encuentro

CAPÍTULO I. EL PRIMER ENCUENTRO

   “Una sonrisa es todo lo que basta para darse cuenta de que aquella persona es con la que quieres pasar el resto de tu vida”, pienso, mientras me miro al espejo que cuelga de la pared del baño. No es algo que crea verdad, pero nunca he podido olvidarlo, pues desde que era pequeña incontables personas me lo han ido recordando. Pero ellos están equivocados, es tu corazón el que te dicta si la persona con la que estás es tu media naranja o no, solo tú puedes decidir eso. Nadie más. Y sé que es así, pues la primera vez que mi prometido me sonrió no pensé que acabaríamos donde estamos ahora.

   Enciendo la pantalla de mi móvil para ver la hora, aunque una voz dentro mía me dice que en realidad solo quiero ver mi fondo de pantalla. Es una foto mía con Ethan del mes pasado, de cuando fuimos de vacaciones a la playa para celebrar nuestro reciente compromiso. Trato de no sonreír, porque sé que si lo hago no podré parar y entonces será imposible terminar de pintarme los ojos.

   Ni siquiera sé por qué he aceptado esta reunión con mi mejor amiga, a la cual no veo desde que tuvo su primer hijo, porque sé que probablemente llegue tarde o ni aparezca. Pero la echo tanto de menos que no he podido resistirme. Tan solo espero que no traiga a su pequeño.

—Estás preciosa, Emily —confiesa Ethan entrando a nuestra habitación, mientras miro cómo queda el conjunto que llevo.

—Gracias, cariño. Aunque no sé si llevar este —señalo al vestido que tengo puesto—, o este otro. —Descuelgo una percha del armario, la cual tiene un vestido precioso que me regaló Ethan en mi último cumpleaños, hace apenas un año.

   Antes de que diga nada, me desabrocho la cremallera y me pongo el otro. Es algo informal, pero es de un color rojo vino que hace que se vea muy elegante. Es corto, y tiene una pequeña apertura en la parte baja de la espalda. El cuello es cerrado y alto, pero no tiene mangas.

—Definitivamente, ese —dice mi prometido una vez he terminado de abrochármelo.

Asiento y le doy un ligero beso a modo de agradecimiento. Él me sonríe y me acerca más a él. Me dejo hacer, pero no tardo en separarme de él.

—No quiero llegar tarde —aclaro, dándole un último beso y un abrazo.

   Él no dice nada, pero sé lo que piensa. Probablemente Victoria llegue tarde, así que no pasaría nada si yo llegase tarde también, pero tengo una obsesión con llegar puntual a todos lados. Siempre debo estar allí por lo menos diez minutos antes de la reunión, sea lo que sea. Esta “obsesión” se ha visto reforzada por la puntualidad que debo tener en el trabajo. Al ser la jefa de edición de una pequeña editorial se espera que esté la primera en la sala de reuniones, sobre todo porque tengo que organizar los puntos a discutir, aunque casi siempre lo termino rápido para poder leer algo.


   Llego al restaurante un rato antes, como era de esperar. Victoria no ha llegado, pero eso no me sorprende, si no suele llegar puntual menos aún va a llegar antes de tiempo. Desabrocho la cremallera de mi chaqueta, ya que no hace tanto frío y voy a entrar al restaurante de todas formas.

—Buenas noches, señorita —saluda un joven, que lleva un traje horroroso, nada más entrar por la puerta.

Me halaga que me trate de señorita. Sé que sigo siendo muy joven, pronto cumpliré los veintisiete, pero desde que me comprometí comenzaron a tratarme de señora. Es refrescante que alguien no lo haga.

—Buenas noches —respondo, con una sonrisa.

—¿Tiene reserva? —pregunta, mientras me despojo por completo de la chaqueta; dentro hace mucho más calor.

—Sí, está a nombre de Emily Blair. Aunque todavía tiene que venir mi amiga.

—No se preocupe, en un momento tendremos la mesa y podrás esperar ahí más cómoda —asegura, a lo que sonrío.

   Se adentra al restaurante para, supongo, comenzar a preparar la mesa que compartiremos esta noche. Mientras tanto, observo el lugar, pero hay algo que capta mi atención antes de que pueda ponerme a escrudiñar cada detalle. Es una mujer joven, de unos veinticuatro años, comiendo ella sola. Me extraña, nunca vendría a un restaurante de este tipo para comer sola, pero entonces me pregunto si es que le han dado plantón. Quiero sentirme mal, pero enseguida el chico que me dio la bienvenida vuelve para llevarme hasta mi mesa. Por casualidad, es una cercana a la de la mujer que había estado observando.

—¿Me podría poner una copa de vino, por favor? —Miro la carta—. Me gustaría el número 2, a ser posible.

—Claro, ahora mismo se lo traigo —responde.

—Muchas gracias.

   A la media hora comienzo a perder la esperanza. Los camareros me miran con pena, pero lo único que siento yo es ira.

—...me han dado plantón y... —escucho a alguien decir, mientras se sorbe la nariz; es la mujer de antes.

—No se preocupe. ¿Qué le parece esto? Le traigo un postre, la casa invita —sugiere una camarera.

—Bueno, eso me animaría un poco. Muchas gracias, de verdad. Ya siento las molestias. —Saca un pañuelo de su bolso mientras que la muchacha va a buscar su postre gratis.

   Sin pensarlo dos veces, recojo mis cosas, incluyendo mi copa de vino, y me acerco a su mesa.

—¿Puedo sentarme? —pregunto, un tanto temerosa.

   No suelo hacer este tipo de cosas, el ir a hablar con extraños y mucho menos el pedir sentarme en su mesa en un restaurante, pero hay algo en mi interior que me dice que vale la pena intentarlo en esta ocasión.

—A mí también me han dejado aquí plantada y pensé que igual querrías compañía —añado, y me arrepiento de inmediato de mis palabras—. Olvídalo, ha sido una tontería.

Me doy la vuelta para regresar a mi mesa, pero una delicada mano aprisiona mi muñeca.

—Espera. Quédate —pide, soltando mi muñeca cuando vuelvo a girarme.

—Vale.

—En realidad no me han dejado plantada —confiesa, susurrando—. Me lo he inventado para conseguir un postre gratis.

   Me sonríe y algo dentro de mí se enciende, como una bombilla recién instalada, brillando con su máximo esplendor. Como cientos de fuegos artificiales iluminando el cielo negro, pintándolo con los más hermosos colores. Y es algo que sienta muy bien.  


20 de Abril de 2018 às 00:22 5 Denunciar Insira Seguir história
13
Leia o próximo capítulo Nervios

Comente algo

Publique!
ag angelica garcia
super me emociono este capitulo muy interesante
July 28, 2018, 19:08

VV Victor J. Vega
He leído toda la historia, y me ha encantado, de verdad. Pienso que escribes muy bien, y la historia está bien elaborada y redactada. Me ha llamado la atención que hayas introducido elementos en la historia como el SOP o Imagine Dragons. Por mi parte, enhorabuena, y espero seguir leyendo más cosas tuyas. :)
April 21, 2018, 19:12

  • Violeta Murillo Violeta Murillo
    ¡Muchísimas gracias! Me alegra tanto que te haya gustado, de verdad. Me he esforzado mucho con ella y es gratificante saber que alguien la ha disfrutado ^^ De nuevo, muchas gracias :) April 21, 2018, 19:21
~

Você está gostando da leitura?

Ei! Ainda faltam 7 capítulos restantes nesta história.
Para continuar lendo, por favor, faça login ou cadastre-se. É grátis!

Histórias relacionadas