mariarose95 MARY ROSIE

Cuando Park JiMin apareció en la puerta de su casa esa mañana, Min YoonGi no cabía en su sorpresa.


Fanfiction Impróprio para crianças menores de 13 anos.

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Bienvenido, Park JiMin

—Hola.

Esa fue la palabra que recibió un anonadado Min YoonGi cuando abrió su puerta esa tarde de sábado. Una palabra que dicha por la persona más importante en su vida y que ahora le sonreía con ojos algo tristes frente a la entrada de su casa, luciendo el hermoso suéter amarillo con rayas blancas que adoraba y esos lindos pantalones blancos que lo hacían parecer un ángel .

—¿JiMin? —no pudo evitar preguntar, tan anonadado que su piel se puso aún más pálida de lo que siempre era y la risa del contrario lo hicieron darse cuenta de que no estaba soñando.

Su JiMin estaba ahí, estaba ahí con él.

—Claro que soy yo, tonto —le dijo con un tono que variaba entre la pena y la diversión, luciendo algo tenso en ese momento y el contrario no dejó de mirar de pies a cabeza, poniéndolo un poco más nervioso de lo que ya estaba —. Uh, ¿puedo pasar?

YoonGi parpadeó y asintió de inmediato, saliendo del trance en el que parecía encontrarse.

—Por supuesto, bienvenido de vuelta —habló torpemente, provocando una nueva sonrisa en el rostro de JiMin mientras él se adentraba a su casa—. Pensé que ya no ibas a regresar… —cerró la puerta, frunciendo un poco sus cejas.

JiMin suspiró y se giró para encararlo, mirándolo con pena mal contenida.

—Yo también, pero… —bajó un poco la mirada, jugando con la punta de sus dedos y YoonGi sólo lo miró con atención, notando ese pequeño gesto que era común en JiMin cuando estaba nervioso—. Creo que tenemos algo muy bueno entre nosotros como para dejar que esto lo arruine, fue solo una pelea tonta… ¿no crees?

YoonGi no respondió de inmediato, más bien le dedicó una mirada de pies a la cabeza y una sonrisa torcida en sus labios que hizo a JiMin levantar una ceja.

—¿No estás feliz de verme? — preguntó con duda, sintiéndose un poco más inseguro ahora—. Sé que han pasado dos semanas que no hemos hablado, pero…

YoonGi tartamudeó, enredándose con su lengua de manera inevitable.

—S-Sí, claro que estoy feliz de verte de nuevo, es sólo… —aún sin caber en su sorpresa, se acercó un par de pasos al chico que volvía loco su corazón y no pudo evitar que un par de lágrimas rebeldes humedecieran los bordes de sus ojos, extendiendo sus manos para sostener ambos brazos ajenos, acariciándolos con la punta de sus pulgares—. Realmente pensé que era en serio esta vez. La pelea que tuvimos…

—Oh, sí —lo cortó, formando una mueca en sus labios y mirándolo a los ojos con dolor—. Estuvo bastante mal, pero tiene razón, no debí comportarme de esa manera…

—No, tú tenías la, no debí enojarme tanto por eso, no debí ser tan celoso… —le dijo lleno de remordimiento mientras el contrario se acercaba un poco más y se soltaba el agarre en sus brazos para rodear el cuello de su novio .

—¿Necesitaste dos semanas para darte cuenta de eso? —enarcó una ceja y YoonGi desvió la mirada casi haciendo un mohín en sus labios, provocando una risa entre los labios de JiMin—. Bien, ambos aceptamos las disculpas del otro e intentémoslo de nuevo, ¿qué te parece?

YoonGi asintió torpemente.

—¿Está todo bien? —no pudo evitar preguntar, notando la manera en la que YoonGi evitaba su mirada.

Él asintió, mirándolo a los ojos nuevamente, buscando algo en ellos de lo que JiMin no estaba seguro.

—Yo… —tomó aire de manera nerviosa—. De verdad lo siento por ser así, prometo que no pasará de nuevo —anunció con convicción en su voz, acariciando la cintura del otro con sus manos y regresando su mirada al suelo—, sólo… no vuelvas a irte así… realmente lo siento…

JiMin tomó el rostro ajeno con sus manos, sonriendo con suavidad y buscando su mirada nuevamente.

—¿Realmente lo sientes?

—Claro que lo hago —su voz tembló sin que él pudiera controlarlo y JiMin formó una expresión de compasión, acercándose más a él para darle un pequeño beso en la frente.

YoonGi suspiró con aparente calma y volvió a mirar a su novio, quien ahora peinaba un poco su desordenado cabello, producto de las largas horas en las que había pasado en cama por la desdicha de que esta vez su novio hubiera decidido irse para siempre. Aunque YoonGi lucía cohibido y hasta avergonzado, dejó que el contrario lo mimara, permitiéndole tocar su cabello y rostro a su gusto, incluso estando un poco más quieto de lo que estaba usualmente, casi como si se concentrara un poco más de lo normal en el toque de su novio.

—Has deshecho un poco esta casa, ¿uh? —miró a los alrededores, notando el desorden.

YoonGi sólo asintió, tenso en su lugar con el rostro recostado en el hombro de JiMin.

—No me he sentido bien, duermo mucho y no limpio nada —murmuró con pena y bastante arrepentido, JiMin lo notó porque sintió como el contrario se encogía un poco en su lugar, abrazando su cuerpo con nerviosismo.

—Está bien, yo tampoco la he pasado bien en casa de mis padres —suspiró.

—Sí… sé cómo es tu madre… —murmuró y JiMin asintió, acariciando la nuca ajena.

Finalmente, ambos decidieron que sería mejor ponerse al día mientras limpiaban un poco la casa, la cual parecía haber sido arrasada por un huracán. JiMin aceptó lo duro que estaba siendo el asunto para su novio, consolándolo con cariño cada que podía y lamentándose porque la pelea llegara tan lejos. YoonGi, por otro lado, no dejaba de disculparse por lo que veía JiMin, sintiéndose avergonzado por cómo tenía las cosas y por cómo el contrario miraba el lugar como si no pudiera reconocerlo.

JiMin, con una sonrisa aparentemente nerviosa, no pudo evitar hacer chistes sobre lo mucho que debía amarlo YoonGi para sufrir tanto al respecto y fue de esa manera que ambos parecieron relajarse un poco más, aunque YoonGi lucía más tenso de lo que JiMin estaba acostumbrado; mirando a los alrededores con ojos preocupados y mordisqueando ansiosamente sus uñas al punto de dejar el cuero lleno de heridas.

Todas esas señales no daban buena espina.

De repente, mientras el joven Park llevaba una bolsa de basura hacia la cocina para meter ahí los envases de ramen acumulados, notó que YoonGi tenía sus manos sujetas a la encimera, completamente quieto en su puesto mientras miraba fijamente los azulejos. Respiraba a un ritmo lento, como si estuviera tratando de controlar sus aspiraciones y sus nudillos estaban blancos por la fuerza empleada.

—¿YoonGi? —preguntó JiMin con sus cejas fruncidas en consternación.

El mencionado rompió la fascinación que había tenido por la pared luego de pegar un pequeño salto por el susto y miró a JiMin con extrañeza, este sólo rió para cortar la tensión del ambiente, pero su risa se mezcló con los nervios producidos por la actitud de YoonGi así que sonó un poco más robótica de lo que habría querido.

—¿Todo está bien? —preguntó nervioso.

YoonGi demoró un par de segundos en contestar para finalmente asentir con lentitud. Todo esto sin mirar a JiMin a los ojos en ningún momento.

—Sí, lo siento —se acercó al lavamanos y tomó un vaso entre los cajones, su mirada permanecía gacha—. Últimamente me he sentido extraño, deben haber sido las pastillas para dormir —colocó el vaso debajo del grifo y la lleno de agua—, estoy probando una marca nueva y creo que no me está haciendo bien.

JiMin asintió con entendimiento, pensando un poco en qué decir.

—Bueno… quizás deberías volver a la vieja, esas siempre funcionaban, ¿no?—le mencionó con algo de preocupación en su voz y YoonGi asintió, tomándose el vaso con agua.

—Sí —soltó aire—, ¿recuerdas que marca eran? —esta vez sí lo miró.

JiMin frunció sus labios con duda y movió un poco su cabeza de lado a lado. YoonGi sonrió suave y negó con la cabeza.

—No pasa nada —dejó el vaso a un lado y se acercó a JiMin un par de pasos—. Gracias por ayudarme con todo este desorden.

—No tienes que agradecer —hizo un ademán con su mano—. Yo también vivo aquí, creo que es lo mínimo que debería hacer, ¿no? —rió un poco.

Él asintió y besó su frente, acción que JiMin aceptó con una sonrisa algo tensa en su rostro.

—Tengo que revisar algo en el cobertizo, pero regreso en un segundo.

JiMin lo miró con algo de duda mientras el contrario lo rodeaba y se alejaba un par de pasos de la cocina.

—¿Quieres que te acompañe? —preguntó y ladeó un poco su cabeza cuando YoonGi movió su mano en un ademán como si estuviera espantando un mosquito.

—Será rápido —le sonrió cortamente y desapareció por el pasillo que llevaba a la puerta trasera de la casa.

JiMin ladeó un poco sus labios y se alejó de la cocina, concentrándose nuevamente en lo que había estado haciendo.

Por otro lado, los pies de YoonGi caminaban cada vez más rápido a través del gran jardín trasero, pisando nerviosamente el pasto y rasguñando el cuero de la punta de sus dedos con sus uñas destrozadas. Había un árbol en una de las esquinas y en la otra, un viejo cobertizo en el cual el joven adulto guardaba cada una de las cosas que sus padres habían dejado, tanto personales como las herramientas que no solía usar.

La casa en sí era demasiado vieja para alguien con afines más fuertes en la ciudad, pero era heredada, así que no había mucho que hacer al respecto más que aceptarla. Había vivido con JiMin en esa casa desde hacía más de tres años, ambos siendo una pareja oficial desde hace al menos cinco años y si bien habían algunas peleas o discusiones, ellos siempre habían logrado resolverlas porque se amaban lo suficiente; o al menos aquella era la explicación que JiMin usó durante tanto años.

Con manos temblorosas, YoonGi sacó las llaves que tenía en su bolsillo y abrió la puerta del cobertizo.

A cada segundo que pasaba, los flashes de sus memorias no dejaban de repetirse en su cabeza y se sentía agobiado por pensar en la discusión que había tenido con JiMin, por el recuerdo del chico en aquel bar que lo había tomado por la cintura y que JiMin apartó con una sonrisa nerviosa, es decir, ¿por qué le había sonreído? Era obvio que lo mínimo que debió haber hecho fue darle una patada, no sonreír, y él recuerda haber estado tan enojado al respecto que le gritó tantas cosas que no sentía realmente.

Una vez dentro del cobertizo, cerró la puerta detrás de él y se dio cuenta entonces de que estaba llorando. Lágrimas saladas bajaban por su rostro una detrás de la otra mientras recordaba, mientras sentía la garganta apretar y mientras tomaba el mango del hacha que estaba solo a un par de pasos de él.

Recordó los gritos en el camino hasta llegar a casa, recordó la manera en la que JiMin le gritó que estaba harto de todo eso y de que lo dejaría, la manera en la que le gritó en la cara que se había vuelto loco y de que había llegado a su límite.

YoonGi recordó la desesperación que subió por su cuerpo y recordó cómo tomó un cuchillo de la cocina y lo encajó en el cuello de la persona que más amaba en el mundo antes de que esta pudiera salir de la casa. La sangre brotó a borbotones al instante y la mirada de terror mezclada con consternación en el rostro de JiMin fue lentamente apagándose mientras caía al suelo, siendo acompañado por los gritos desesperados de YoonGi pidiendo perdón.

Dentro del cobertizo, YoonGi miró con ojos perdidos y llenos de lágrimas el cadáver de Park JiMin que yacía amarrado en una lona, apoyó al fondo, regresándole la mirada con ojos grises y sin vida mientras su cabeza colgaba fuera.

Detrás de YoonGi se escuchó el golpeteo suave de alguien que no sabía que él nunca había tomado pastillas para dormir.

—¿YoonGi? —escuchó del otro lado y su respiración vaciló, sintiendo su mano temblar en el mango del hacha—. ¿Todo está bien? ¿Necesitas ayuda? —golpeó un poco más fuerte—. ¿Por qué no responde? ¿Puedes dejarme entrar? —sus golpes ahora resonaban con más fuerza y su voz sonaba enojada—. ¡YoonGi, déjame entrar!

Min YoonGi, aturdido por el sonido de los golpes, una vez más se preguntó: «¿Qué mierda entró a mi casa?»

24 de Maio de 2023 às 02:47 0 Denunciar Insira Seguir história
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MARY ROSIE Hola, soy mariarose95. Si me conoces de wattpad te doy la bienvenida a mi cuenta secundaria. Si no me conoces, espero que puedas disfrutar de mi contenido. La mayoría de cosas que escribo son yoonmins, ¡pero me gusta variar de vez en cuando! <3

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