En un mundo de fantasía y poderosas naciones, la tragedia había golpeado a Grecia. Una bestia desalmada, conocida como el lobo de sangre, había arrasado con la mayoría de la nación, dejando en su paso solo destrucción y muerte. Sin embargo, un lugar escondido llamado los campos elíseos logró salvar a los más nobles de la nación, llevados allí por los caballeros más fuertes que enfrentaron a la bestia. Pero, incluso ellos cayeron ante su poder.
Solo tres niños sobrevivieron a la masacre. Uno de ellos era Dylan, que ahora tenía veinticuatro años. Durante quince años, había viajado, entrenado y vagado por el mundo con un solo objetivo: acabar con el lobo de sangre. Ahora se dirigía hacia la nación de Valakia, donde se rumoreaba que una poderosa bestia estaba atacando su capital.
Cuando llegó a Valakia, fue detenido por unos guardias, pero logró convencerlos de que estaba allí para enfrentarse a la bestia. Al llegar a la capital, vio una gran explosión y corrió hacia ella. Allí, vio una gran sombra que se acercaba y dos caballeros que se lanzaron a la nube de humo para enfrentarla. Pero, fueron lanzados y quedaron incrustados en las paredes.
Dylan se acercó a la sombra, listo para enfrentarla, pero fue lanzado al suelo por la bestia. Sin embargo, Dylan no se dio por vencido y continuó peleando. La bestia tenía un cuerpo como de hombre lobo, con taparrabos y ojos rojos pero su cabeza no se veía por el polvo de la batalla.
La bestia le preguntó quién era, y Dylan le respondió que era alguien que había venido a enfrentarse a él. La bestia se burló de Dylan por no tener una armadura completa y se preparó para golpearlo. Pero, antes de que pudiera hacerlo.
Dylan se quitó el casco de su armadura incompleta y vio que la bestia no era lo que esperaba. Tenía una expresión de decepción y vio que la bestia tenía la apariencia de un humano muy peludo, con pelaje negro, piernas y brazos musculosos como troncos, y cara y melena de león. Pero, para su sorpresa, la bestia habló con una voz grave y confiada, lo que lo dejó atónito. solo dijo.
—nos veremos. —la bestia escapó del lugar sin decir una palabra más.
Continuará...
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