u16015102151601510215 Julián Juan Lacasa

Julià Mompó intenta suicidarse al no poder superar la trágica muerte de su novia Neus atacada por un tiburón mientras practicaba Submarinismo. Se acuerda de cómo la conoció en Baqueira Beret y así pudo dejar a su insoportable novia Ingrid. Más adelante, Julià conocerá a Midori en una fiesta, será su nueva novia.


Erótico Para maiores de 18 apenas.

#amante #novias
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CAPÍTULO PRIMERO


Julià Mompó subió a la azotea. Estaba desesperado, acababa de ver morir a su novia en un accidente de Submarinismo dos meses antes y no conseguía rehacer su vida.

Y no podía volver con su ex novia Ingrid. Su relación fue una tormenta literalmente hablando, cortaron cinco veces, con promesas de tener una vida feliz, pero acabaron mal. Ingrid tenía un carácter fuerte y con frecuencia prepotente. La autoestima de Julià acabó por los suelos, hasta el feliz día en que conoció a Neus. Por culpa de Ingrid, Julià tuvo por lo menos dos tentativas de suicidio.

En su cabeza sólo cabía una palabra y nada más: suicidio. Esta vez por una buena causa, creía. Quería reencontrarse con su amada chica Neus en el Cielo o cualquier lugar sobrenatural, ya que él era ateo. Ella murió por la mordedura de un tiburón, no pudo huir a tiempo de aquella fiera marina. Esta mordedura fue en el hombro derecho, cerca del cuello, que le provocó una fatal fuga de sangre y se desangró.

Antes de subir a la azotea, Julià miró por enésima vez las fotos de la pareja, felices ambos, entrelazando las manos, dándose besos de película… Neus era una preciosa chica rubia, con unos enormes y vivos ojos azules. Una muestra de la felicidad conseguida, la felicidad auténtica. Una felicidad que un tiburón hundió para siempre. Cada vez que Julià veía las fotos, ahora sin su gran amor presente, vertía un río de lágrimas.

Neus fue incinerada, como ella quería, y sus cenizas fueron esparcidas por la Costa Daurada, en el pueblo de Altafulla, en donde ella amaba con locura practicar el Submarinismo y sobre todo la pesca submarina, precisamente en donde ocurrió la tragedia. Julià se acordaba de una película italiana, ganadora en Cannes, La habitación del hijo, en donde el protagonista pierde un hijo que practicaba pesca submarina al agotarse las bombonas de oxígeno, y como tardó demasiado en volver a la superficie, el chico sufrió una mortal embolia cerebral debido a la falta de oxígeno.

Julià era un chico de pelo castaño, ojos marrones, delgado y muy guapo. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y corrió hasta el lavabo, abriendo la tapa del wáter para vomitar.


& & & &


Se acordó de cómo conoció cinco años antes a Neus. Parecía una expedición al Himalaya, con ventiscas intensas. Pero estaba todo ello en los Pirineos, cerca de Baqueira Beret, en la Val d’Aran. Julià estaba paseando, y Neus pasaba por allí, con la visibilidad casi nula por la ventisca. Llevaba un anorak rosa con capucha, que dejaba ver una bonita cara con unos grandes ojos azules, además del pelo rubio.

Julià resbaló sobre la nieve y se cayó sentado, al borde de un precipicio. Neus vio aquello y le ayudó a ponerse de pie.

–¡¡¡Ayúdame!!! –gritó Julià.

–¡No te preocupes, que te ayudo! –gritó Neus, por que la tormenta de nieve hacía mucho ruido.

Le cogió de las manos, y con mucho esfuerzo la chica ayudó al chico a volver a tierra firme. Se abrazaron. Él, temblando de frío.

Casi no podía hablar. Los dientes hacían un ruido parecido a las castañuelas.

–Gra-gra-gracias.

–Tranquilo, tío. Ven conmigo al hotel, comerás algo caliente y te animarás –dijo ella, cogiéndole de la mano y mostrando una inmensa sonrisa, con aquella dentadura de anuncio tan perfecta.

El hotel estaba cerca. Entraron y ella le llevó hasta el bar. El camarero le dio un café caliente con leche igualmente caliente. Él se lo tomó poco a poco, ya que estaba demasiado caliente, y además era un cambio brusco de temperatura, y con cada trago entraba en su boca.

La chica vio que Julià recuperaba su sonrisa y parecía más vivo. Se alegró, y su bonita sonrisa destacaba en medio de su alegría. Ahora, sin el anorak ni la capucha, se la veía muy guapa con su pelo rubio y largo, sus ojos azules, su nariz respingona y su cuerpo escultural, con un jersey de invierno grueso con rayas.

–Si quieres, comemos en el restaurante. Así tendrás más fuerzas –le dijo–. Ah, me llamo Neus.

–Gracias, un nombre muy bonito. Me llamo Julià.

Se saludaron estrechándose la mano. Mientras comían, las miradas de ella eran evidentes, se estaba enamorando de aquel chico al que casi salvó de tener un grave accidente.

Tenían ahora una conversación. Él también se estaba enamorando.

1 de Fevereiro de 2023 às 00:03 0 Denunciar Insira Seguir história
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