bere-cataldo Bere Cataldo

Tintor es un niño que desea vivir aventuras de fantasía como cualquier otro. Este descubre un nuevo planeta y se hace amigo de un ser mágico, el cual le regala poderes para completar su tarea y cumplir con su propósito: el de devolverle las olas al mar y pintar ese mundo sin color...


Fantasia Todo o público. © Derechos reservados- Prohibida su copia/impresión

##Vivetusueño
Conto
0
10.0mil VISUALIZAÇÕES
Completa
tempo de leitura
AA Compartilhar

Un sueño deseado

            Era un día normal como todos los anteriores, pero el pequeño Tintor sentía algo diferente en el ambiente, como si algo le estuviera por suceder. Él era un chico común al igual que todos los demás y no conocía nada más que la vida real. Pero como todo niño, deseaba vivir fantásticas aventuras de ensueño.


Al llegar la noche, Tintor se dirigió a su cuarto para poder descansar, ya que había sido un día muy largo y también “raro” para él. Al acostarse en su cama, el pequeño se durmió, pero una pesadilla hizo que se despertará. Tintor trató de dormirse y el sueño de nuevo lo atrapó, esta vez cayó en uno muy profundo como si fuese de verdad.

Cuando se despertó, el pequeño se sorprendió al ver que estaba en un mundo completamente distinto al planeta tierra, aunque era un sueño, todo parecía tan real. Al recorrerlo y descubrirlo, vio que lo que había en ese lugar estaba descolorido y sin vida. Tintor se preguntaba como había llegado hasta ahí, ¿qué era lo que hizo que se despertará en ese mundo tan gris pero a la vez curioso y llamativo?, ¿con que propósito se encontraba allí?. Todo era tan extraño para él...

...Mientras pensaba en todo esto, una sensación de escalofrío le recorrió su espalda. En ese preciso instante Tintor se dio vuelta y vio de lejos una entrada, pero no una normal, sino un portal que lo había transportado de su habitación hacia ese fantástico planeta. En eso, el pequeño se dirigió hacia donde se encontraba y se acercó cada vez más para poder ver a través del mismo. Al observar el interior del portal, vio un niño idéntico a él en su cama. Sorprendido, se dio cuenta que era él mismo, solo que en un mundo distinto del que se encontraba.

De pronto, Tintor escuchó un ruido extraño y se dio vuelta para ver que sucedía. No encontró nada. Al instante volvió a escuchar pasos a su derecha detrás de unos árboles y  decidió preguntar en voz alta si había alguien, pero nadie respondió. A los pocos minutos escuchó una voz lejana que lo saludó con timidez.

- ¿Hola?. No quiero asustarte, pero necesito a alguien que me ayude con una tarea muy importante y he descubierto que eres un gran pintor con mucha imaginación. Por eso acudí a ti -

- ¡Hola!. Descuida no me asustaste. Me gusta mucho pintar pero, ¿podría saber cuál es esa tarea tan importante? . -

- Claro, acompáñame y allí te explicare lo que necesito que hagas. -

Tintor aceptó con alegría la propuesta y decidió acompañar a ese ser tan extraño e imposible de reconocer.

- Ya llegamos. Como verás, mi mundo no tiene color como el tuyo y el mar no tiene movimiento. Además, estoy solo aquí y necesito compañía. Lo que quiero y más deseo, es que con la ayuda de estos lápices mágicos y las alas que te voy a regalar, colorees mi mundo y me ayudes a regresar las olas al mar.  -

El niño, sin palabras, se emocionó muchísimo y sin dudarlo decidió ayudar.

Pasaron horas y Tintor ya había hecho más de la mitad del trabajo, solo faltaba regresar las olas al mar. Estaba a punto de descubrir cómo lograrlo hasta que despertó en su mundo. El extraño ya no estaba y todo lo que había imaginado tampoco, solo su aburrida habitación de siempre.

Pasaron días, incluso semanas. Tanto deseaba regresar al mundo mágico que cuando menos se lo esperaba, volvió a aparecer en el mismo lugar que estaba. Emocionado, salió en busca de su amigo, pero no lo encontraba. ¿Qué podría haber pasado? . Se dio cuenta que había conservado sus alas y sus lápices mágicos, así que se decidió a ir en busca del extraño. Voló y voló por horas, hasta que pasando por un enorme bosque lo vio allí , recostado y débil. Apresurado, se acercó para ver que le sucedía.

Estaba muy enfermo, pálido como una hoja. Tintor no sabía cómo ayudarlo, pero luego de unos minutos se le ocurrió una gran idea.

Decidió sacar uno de sus lápices mágicos e intentar colorear a su amigo. En ese mismo instante, el color volvió a su rostro. Estaba más feliz que nunca. Abrazó al niño con entusiasmo y le agradeció por buscarlo y ayudarlo. Luego de ya saber que todo estaba en orden, siguió con su tarea.

Pensó y pensó como podría hacer para que las olas quisieran volver al mar. Entonces vino a su mente una fantástica idea, así que comenzó a realizarla.

Se metió dentro del mar y sus alas se transformaron en aletas. Feliz, comenzó a nadar y a observar en busca del problema hasta que lo encontró. El océano no tenía vida, no había ninguna planta o peces viviendo en él. Tintor sacó sus lápices y empezó a imaginar y dibujar. Allí creó miles de especies distintas, de muchos colores y formas. Poco a poco el mar fue tomando color y veía que había un pequeño movimiento en él. Emocionado, siguió pintando y dibujando. Hasta que salió a la superficie y una gran ola arrasó con él, dejándolo en la orilla sano y salvo.

Las olas habían regresado y su amigo tenía una enorme sonrisa. Abrazó a Tintor con muchísima fuerza, y en agradecimiento por todo lo que había hecho por él le concedió una llave con la cual podría regresar a ese mundo todas las veces que deseara. El niño, contento le dio gracias y se despidió. Prometió regresar cada vez que pudiera para pasar más tiempo con él.

Esa noche Tintor durmió feliz, sabiendo que había hecho una nueva amistad. Y aún mejor, cumplido su sueño.

25 de Outubro de 2017 às 03:36 0 Denunciar Insira Seguir história
0
Fim

Conheça o autor

Comente algo

Publique!
Nenhum comentário ainda. Seja o primeiro a dizer alguma coisa!
~