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Utopía

La nieve caía pintando el paisaje de blanco, todo estaba en calma, podías ver la pureza en ese color, la paz profunda te invadía con tan solo contemplarla. Los árboles pintorescos, las bancas del rededor del parque toda ella siendo cubierta de ese manto de paz, el aire era prueba viva de la pureza de la naturaleza con su soplo leve, llevando todo tipo de aromas consigo.


Tan bello ambiente siendo testigo del hecho tan desconcertante para ambos individuos con los corazones detenidos.


Allí, ellos dos cara a cara, con uno perdiendo el equilibrio por la daga clavada en su estómago, soltando pequeños quejidos perdiendo el aire con los ojos empañándose por el dolor tan intenso, pero, aun en esa condición no podía dejar de mirar al otro directamente, perdiéndose en esos orbes esmeraldas, en los cuales pudo notar un dolor tan inmenso como el suyo.


Aún con la sangre en sus manos y su cuerpo debilitándose cada vez más, llevó una de sus manos a la mejilla del hombre frente suyo, quien empezaba a temblar.


— Es lo correcto amor, tu debes vivir.


Ante lo dicho el otro no pudo evitar que sus ojos se empañaran.


— Prometiste que podíamos hacerlo ambos.


— Lo siento cariño, no puedo cumplir mi palabra. Este aun no es nuestro tiempo— soltó el herido con una risa desganada.


— No puedes hacerme esto, no puedes hacernos esto, aún podemos acabarlos — pidió desesperado el menor, reteniendo sus lágrimas.


— No podremos amor, estamos rodeados. Solo somos un circo para ellos y aunque quisiera que esto fuera de otra manera, no se puede, nunca nos dejarán en paz hasta que uno de nosotros esté bajo tierra. ¿Entiendes, amor? no estamos destinados a ser felices en esta puta vida, no con él con vida— lamentó con profundo dolor acariciando la mejilla del menor.


— Pues que se valla a la mierda, yo nunca te haré daño, si quiere que solo uno salga con vida, no le daré el gusto, lo hacemos ambos o ninguno — aseguró el castaño con una sonrisa de lado, recordando su plan antes previsto.

— ¡TAEHYUNG! ENTIENDE, TIENES QUE HACERLO, TU TIENES QUE VIVIR, NO HAGAS NINGUNA LOCURA — gritó el mayor.


— Primero muerto a hacerte daño, tú eres el que ha transformado mi puta vida en felicidad, algo que pensé no conocer, siempre fue tan lejana a mi...— rememoró el menor —sabes muy bien que no tengo nada porque vivir. Sabes que eres lo único que tengo en este mundo podrido. Nunca obtendrán lo que desean, no me alejarán de ti y si tanto quieren un espectáculo yo se los daré— finalizó decidido.


—No te convenceré ¿cierto? — afirmó, más que como una pregunta el mayor. Muy en el fondo con alivio, puesto que él tampoco quería dejar a Taehyung.


— Sabes que no.


— Siempre llevándome la contraria — chasqueó la lengua el pelinegro.


— Y tú siempre cayendo ante mi— arrulló el menor.


— Desde que te vi— sin más, Yoongi llevó la mano que tenía en la mejilla del menor hasta su nuca, acercándolo hasta juntar sus labios, metiéndose en su momento mágico, disfrutando del sabor de sus bocas, escuchando sus corazones descontrolados latir con fuerza, perdiéndose en esa sensación tan satisfactoria.


Por primera vez se besaron con solo cariño, envolviendo sus almas en el más puro amor, sin una pizca de deseo como las veces pasadas. Quizá iba ser la última vez que lo hicieran, por ello no dudaron en entregar todo de sí.


Por fin la felicidad se presentó ante ellos, esa plena felicidad de saber que cada uno estaba allí para el otro. Tan efímero como el momento vivido en los labios del otro, los recuerdos de todos sus momentos juntos llegaron a sus mentes. Desde el primer encuentro, el primer beso, hasta el primer te odio que se convirtió en el amor más grande que pudieron vivir.


Si los labios del otro era su felicidad hubieran deseado vivir así, pero aún con ello, estaban felices de haberse encontrado y vivido al máximo su amor llegando a lo que para otros sólo es una utopía.


Alcanzar la felicidad plena no es para muchos, otros mueren sin conocerla. Ellos ya no se tenían que preocupar.

Después del beso compartido juntaron sus frentes, respirando con dificultad, sintiendo esa calidez que los envolvía al estar con el otro a pesar del terrible frío que hacía a raíz de la nevada.


— Te amo, malditamente te amo como juré nunca hacerlo, te amo tanto que estoy dispuesto a vivir por ti, es por eso por lo que voy a luchar a tu lado amor, esta vez lo haremos juntos— pronunció decidido el mayor quitándose la daga del estómago con su mano libre, soltando un pequeño quejido de dolor el cual ignoró olímpicamente.


—Lo mejor y peor que me pudo pasar en la vida fue que me contrataran para asesinarte August, te amo como no tienes idea.


Dicho aquello se fundieron en otro beso, uno más desesperado, no queriendo soltarse. Pero era inevitable.


—Cuando escuches la señal corres hacia el auto, en los asientos traseros están las armas.


—¿Cuál... — antes que el mayor pudiera formular la pregunta, se empezó a escuchar disparos alrededor, entendiendo que esa era la señal. Aún con el dolor punzante de su estómago corrió hacia el auto que había aparcado a unos metros de donde se encontraban. Al llegar pudo identificar su arma Sig-sauer P226 de nueve mm en la parte trasera, sí que su menor había planeado todo. Estaba más que satisfecho.


Con arma en mano giró hacia su único objetivo; su padre que de seguro debía estar ahí junto a sus hombres. Era hora que ese hombre pagara por todo lo que le hizo desde pequeño, no le importó cada uno de los traumas que vivió a raíz de ese tipo. Pero el que haya asesinado a la mujer que le dio la vida, eso sí que nunca se lo perdonaría, y menos que quiera que él mate al ser que es la única fuente de vida para él, nunca dejará que eso pase.


Que tonto fue cuando pensó que si él moría Taehyung podría vivir, sin embargo, eso no iba a suceder, ese hombre despreciable no lo habría permitido, por ello él mismo se encargaría de eliminarlo. Y lo mejor, no sentía nada hacia ese tipo al pensar en matarlo.


La sangre ya se había detenido, se preguntaba cómo aún seguía de pie, el dolor en su estómago ya era historia, ahora por su sangre solo recorría adrenalina. Muchos yacían muertos. Uno, dos, tres... disparos, solo quedaban Vincent y él contra su padre y guardaespaldas detrás. Sabía que sería difícil, sus oportunidades eran bajas, tan solo le quedaba una bala y a Vincent ya se las habían acabado. Mierda de destino que le quitaba el tiempo.


—Vamos hijo sabes lo que tienes que hacer — espetó con sorna aquel hombre deplorable.


—Vete al demonio — contestó el pelinegro.


—También te amo hijo — . . . — tan linda historia de los enamorados — ... — el grande, el mejor, el gran Vincent. Ahora hecho trizas porque se enamoró, que ternura me dan — arrulló ahora dirigiéndose al menor con una sonrisa tétrica —bueno niños es hora de que elijan, ¿Quién muere esta noche?


—El único que saldrá muerto de acá serás tú, padre— lo último lo pronunció con burla y asco.


—Uhh! il ragazzo a quanto pare si è emozionato ¿realmente crees que un crío como tú podrá conmigo? No me hagas reír.


—No me conoces. Io sono il capo.


—No eres más que el bebé llorón de mamá. Nunca estarás al nivel para ser el jefe de la organización.


—Nunca quise serlo.


—Tan débil como tu madre — soltó con desprecio Paul Moretti uno de los líderes más poderosos de la mafia italiana. Uno el cual no se tentó el corazón al mandar matar a su hijo por uno de los asesinos más sobresalientes del país, sabiendo que este tendría que defenderse y volver a matar. Lo cual había dejado de hacer desde la muerte de su madre.


August Moretti por mucho tiempo solo fue un asesino que mataba por placer a diestra y siniestra, desde muy pequeño vivió una vida atormentada. Armas de fuego cambio de juguetes, torturas en vivo de personas desconocidas para él, cambio de películas de Disney. Una niñez de infierno, rodeado de sangre, dolor y miedo. Hubo un punto en su vida que se torció de tal manera que ni él mismo se reconocía.


Pero algo lo volvió a cambiar; la muerte de su madre, allí ella al borde de soltar su último respiro pidiéndole que sea lo que nunca fue, que viviera la libertad que le quitaron, que dejara de mancharse las manos. Que no fuera como su padre.


Para sorpresa de todos, logró hacerlo, por dos años nadie murió por sus manos, dos años en los que su padre llegó al límite, acorralándolo e incentivándolo a matar de nuevo. Tanto así que contrató a un asesino experimentado. El plan de Paul era simple, si su hijo mataba a ese asesino le daría el mando de la sede de Sicilia y si antes lo hacia aquel asesino se lo dejaría a él, un ser despiadado que le daba igual si su hijo moría. No quería personas "débiles" a su lado.


Con lo que no contó es que ambos muchachos cayeran hacia el otro, llegando a amarse tan desenfrenada mente, y allí estaba ante ellos defendiendo su amor.


—No hables de ella— siseó molesto el pelinegro en tanto se abalanzaba hacia su padre a propinarle un puñetazo, el cual fue esquivado.


Los hombres de Paul alertados quisieron actuar, pero la mano del hombre los detuvo.


—Veamos si el crío de mamá creció — tentó Paul respondiendo con otro golpe, el cual fue detenido por un movimiento de August para luego propinar un golpe en la parte inferior descubierta de su padre.


Así golpes fueron y vieron acabando ambos más que cansados con moretones por el rostro y el resto del cuerpo. Claramente con una desventaja por parte de August el cual empezó a sentir las secuelas de la herida de su estómago, se maldijo a sí mismo por haber intentado matarse, realmente se creía tan débil, repugnante.


Con molestia escupió la sangre acumulada al suelo, sintiendo el sabor metálico, llevando su mirada hacia la única persona la cual le incentivaba a seguir.


Taehyung se encontraba a unos metros de él con el rostro magullado, sangre por su camisa y manos. Si los hubieran querido matar ya lo habrían hecho. Pero no, el maldito de su padre quería su maldito espectáculo.


En tanto andaba perdido en sus pensamientos Paul aprovechó para atacarlo tumbándolo al suelo, propinándole una serie repetidos de golpes en el rostro, lo cual le estaba desfigurando.


Taehyung importándole poco las órdenes de su novio decidió intervenir en la pelea, tirando al hombre con una gran fuerza que el golpe resonó en el desolado parque, luego se subió encima de este y empezó a golpearlo de igual forma que este lo hizo con Yoongi. No logró dar más de dos golpes cuando lo cogieron de ambos brazos y lo arrastraron lejos de Paul.


El hombre escupiendo sangre se levantó y le propinó un fuerte golpe en el estómago a Vincent, otro, otro, y otro... hasta que le dolieron los nudillos. Entonces cogió el cabello del menor y lo tiró hacia atrás levantando el rostro de este quien tenía una sonrisa de lado. Entonces cogió una navaja de uno de sus hombres, recorriendo la mandíbula del menor con la hoja afilada.


—Pequeño bastardo — siseó empezando a delinear su mandíbula hasta el cuello del menor — si tanto deseas morir.


Antes que fuera capaz de cortar la piel del castaño un disparo se oyó en el lugar. Viéndose a un August magullado sosteniendo un arma en tanto se desplomaba después de haber acertado un balazo en el cráneo del hombre mayor. Lo ocurrido después de eso solo eran borrones para el pelinegro, gritos, disparos y se desmayó.





Al despertar, Yoongi pudo ver a un preocupado Taehyung, quien lo sostenía en sus brazos junto a su tan preciado amigo Namjoon y el resto de sus colegas. Con mucho dolor logró pararse y sostenerse en pie siendo ayudado por su novio.


—Lo hicimos amor, ahora somos libres de amarnos.



























Solo hubo silencio, todo ocurrió en cámara lenta, tan solo fueron segundos. Taehyung pegándolo a sí, abrazándolo fuerte, girándolo, protegiéndolo. Un sonido sordo, el cuerpo delante suyo desvaneciéndose, él sintiendo su pecho vacío, su mente aún en shock, cayendo al suelo junto al cuerpo de su amado, un último respiro, un último:


—Te amo.



FIN...


25 de Abril de 2022 às 01:06 0 Denunciar Insira Seguir história
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