Caperucita Roja y El Lobo De La Capa Azul
(Leonardo Leiva, 2021)
La mañana del día 17 de octubre de 1899, no desperté porque yo quise… ¡esos idiotas fueron los que me despertaron! Yo que me fui a descansar a mi árbol favorito a eso de las seis de la tarde del día anterior, creyendo que dormiría plácidamente, para hacer honor a mi especie, ya que soy un oso perezoso hembra, muy conocida. Por cierto, mi nombre es Osa Pérez Sosa. Esa mañana de octubre fue muy rara para mí, ya que me daba pereza madrugar, y por culpa de los rojos y los azules desperté a las 5:30am ¡uy no, que pereza de verdad! Yo que por lo general era despertada por los rayos que enviaba el señor Solano Solemne, quien a las 12 del medio día se le daba por ponerse más arrecho…
Así como les cuento muchachos, ese día no fue el señor Solano quien me despertara, sino el estruendo producido por disparos, que iban de un lado a otro, de norte a sur, de arriba abajo, de allá pa´ acá, y de aquí pa´ allá… disparos por parte los liberales y disparos por parte de los conservadores, producto de ese combate recorrí casi todo el pueblo, me oculté en la iglesia, luego me refugié en la escuela, después me escondí en casa de doña María, pero a todos estos lugares llegaban los comandados por Caperucita, o bien los comandados por el Lobo. Esta plomera estaba presente en cada rincón de Colombia, mi país; esta vaina dicen los liberales que fue culpa del presidente Rafael Núñez, y la constitución de 1886, pero para Caperucita era algo personal, ya que Lobo asesinó a su abuela, la guerrillera liberal Ester Quintero, esta antes de tomar las armas le dijo a su nieta: mi querida nieta te dejo el mayor de mis bienes, y le entregó una caperuza roja… pero tres años después Caperucita y los suyos, se levantaron en armas para luchar contra lo establecido, aunque el Objetivo de Caperucita era tomar venganza y hacer sufrir a Lobo. Yo siempre traté de estar lejos de Caperucita, pues ella era muy belicosa, y traba de no toparme con Lobo, porque su plato preferido era el oso perezoso en salsa de cacao, tremendo caos en mi pueblo y en país pelaos… la verdad no recuerdo una forma menos placentera de ser despertada, como la de aquella madrugada, yo que estaba tan regia colgando de la rama de mi árbol favorito, ¡es que a esa hora no se despierta nadie! Ni aun el señor Solano había salido, eran las 5:30 de la mañana de un miércoles donde apenas se le veía el ombligo a la segunda semana del mes de octubre…
Después de ese susto y tanto ruido, no me quedó de otra que despertar y ponerme segura para que no me llenaran “el culo de plomo” y me fui del pueblo, para mi mala fortuna cuando quise llegar a Bucaramanga, Caperucita y Lobo ya estaban allí, y eso que yo iba a un paso veloz, por cada diez minutos caminados, dedicaba una hora a descansar. Los liberales belicistas comandados por Caperucita Roja se distinguían con facilidad, ya que todos portaban aparte de sus armas, caperuzas rojas en honor a la memoria de su abuela, y el ejército de los conservadores liderados por su comandante en jefe Lobo De Capa Azul, venían a caballo y otros a pie, con sus armas listas para el combate, y su brillante capa azul característica de los conservadores… ese día, el 17 de octubre de 1899 fue el inicio de lo que se conoce como la guerra de los mil días, hecho histórico en Colombia. Después de haberme puesto a salvo, decidí irme del país, y el día 22 de octubre de ese mismo año me desplacé a Cúcuta, Norte De Santander, duré un mes para llegar a la frontera, el 25 de noviembre del 1899 ya me encontraba en Venezuela, lejos de Caperucita Roja y Lobo De La Capa Azul y de este conflicto que en verdad me daba mucha pereza…
Leonardo Leiva
