Un Extra mas Seguir história

¿Nunca has tenido esa ligera sensación de que eres el protagonista de una película? ¿Como si te estuvieran grabando diariamente?

Yo soy un personaje extra, un personaje que sale de fondo en cualquier parte, muchos de los alumnos de mi instituto lo son, supongo.

Pero yo soy consciente de que vivo en una serie de adolescentes, no sé cómo, pero parece que soy el único que se da cuenta.

No recuerdo nada de mi infancia, nada de mi pasado.

Absolutamente, todos los días de mi vida los veo iguales; me despierto, voy al instituto, me presento a todas las asignaturas, regreso a casa, me duermo, y vuelvo a empezar el maldito bucle.

Os preguntaréis cómo he llegado a una idea tan estúpida, ¿verdad?, pues empezó tras que llegara el chico nuevo, Rick Gilbert. Justo cuando entró por la puerta del instituto aquel día, comenzó a brillar más el sol, todo molaba más, al parecer... todo se volvió perfecto para los personajes principales, pero más asqueroso aún para los extras.

Os puedo jurar que a partir de su llegada, todo lo interesante pasaba en nuestro pueblo, pero siempre lo ocurrido giraba en torno a él, él era el protagonista, el sol de los demás.

Mientras tanto, yo solo me dedico a hablar con mi amigo Evan, otro personaje secundario seguramente, y a hacer todo lo que os he contado antes.

Si queréis más información, esta semana Rick y sus dos mejores amigos, Susan y Marlon, van a hacer un viaje a nueva York, lo que viene siendo un capítulo especial en toda regla.

Y siempre que él se va, todo vuelve a ser seco, las "cámaras" se alejan de los demás, solo se centran en él, no merece la pena seguir siendo interesantes cuando no está Rick.

Pero yo tengo un problema, me parece que tengo un error de creación o algo así, porque, a pesar de ser un simple extra, creo que vivo enamorado de Rick Gilbert.

No puedo hacer eso, no debería interactuar nunca con él, que no lo he hecho ni lo haré, pero ¿Por qué enamorarme?

No sé cómo, te lo juro, pero cada vez que entra por la puerta principal, mi corazón se acelera, a pesar de que no lo miro y simplemente estoy buscando libros en mi taquilla.

Quisiera acercarme a él, ser parte de su vida, al menos por un momento. Pero no puedo, solo soy una parte más del fondo.

No sabes cuánto me gustaría decirle que existo, de pedirle por favor que deje de verme como una mancha borrosa e insignificante.

Bueno... ha pasado aproximadamente un año desde que llegó, ahora mismo estoy bien, creo, no suelo pensar mucho en lo que soy,

Una voz... llamándome... una y otra vez.

-¡Mark!- mi madre estaba sentada al borde de mi cama -vas a llegar tarde, date prisa y vístete-

Salí de la cama a la vez que ella se levantaba para salir de mi habitación. Antes de que saliera, la mire y le dije;

-mama, aunque quisiera, no podría llegar tarde.

Cuando salió, cerré la puerta y me mire en un espejo de cuerpo completo que hay tras ella, mire un cuerpo de un chico de 16 años en bóxer. Mis pensamientos salían de mi boca como susurros para mi mismo.

-tan pálido y seco- acerque mi mano derecha a mi pecho y me rasque lentamente, con cansancio -tan simple- acaricie mi corta melena castaña -tan asqueroso-.

Fui a mi armario a buscar la vestimenta que llevaría ese día, lo abrí, en la puerta de él tengo una copia del horario semanal de mi clase, por si algún día tengo gimnasia y no lo recuerdo. Tengo muy mala memoria.

No tardé mucho en ponerme la ropa, una camiseta gris del grupo "Green day", y unos tejanos simples.

Salí de mi habitación y cerré la puerta, la mire y como hago cada día, desee que nadie entrara a cotillear mis cosas, tengo cosas que quiero que salgan a su ritmo.

Levante la cabeza para ver la blanca madera con un papel en el que ponía "NO ENTRAR"

Fui al baño a asearme, lavarme la cara y los dientes.

Ya listo, baje por las escaleras dirigiéndome a la cocina. Siempre procuro ir cabizbajo por casa, para no ver las espantosas fotos mías y de mi hermana que ponía mi madre por todas partes.

Aunque, siempre había una foto a la que miraba, estaba encima de un mueble de la entrada, era una foto donde salimos yo y mi hermana sonriendo al lado de una casa, yo entonces tendría 8 años, mi hermana 11. Lo que tenía de particular esa foto, es que me ayudaba a recordar el único momento de mi pasado del que me acuerdo con claridad, un horrible momento. Mi hermana ya ha ofrecido la idea de quemar la fotografía varias veces, pero mi madre decía que salíamos muy adorables en ella.

Ya estaba terminando de desayunar, me encantan las tostadas de pan de molde, le dan un nuevo sabor al pan.

Mi madre estaba en el salón viendo un programa típico de cotilleos de famosos, a mí me parecen repugnantes, ¿no pueden dejar a los pobres en paz los pesados? La gente se puede divorciar sin que tengan 80 paparazzi en la puerta.

Mi hermana se despertaba una hora antes que los demás para ir a trabajar, también iba al instituto, pero al cumplir 18, le permitían ir a clases nocturnas, lo cual le venía bastante bien.

A pesar de todo lo que había hecho esa mañana, todavía faltaban 20 minutos para que viniera el bus a buscarme.

Aproveche ese tiempo que me quedaba, para ver las redes sociales en mi móvil. Primero fui a ver los estados de mis famosos favoritos, cantantes de pop punk, por ejemplo.

Me encanta el estilo que tienen, me percate de una cosa que me llamó ligeramente la atención, la mayoría llevan una cosa en común que les resaltaba.

Después de pensármelo por un minuto, decidí hacerlo, fui al baño, saque el maquillaje de mi hermana y me hice la línea inferior de los ojos de negro.

Al levantar la cabeza y mirarme al espejo, me sorprendí, había algo resaltando en mis ojos, aunque de normal, ya me gustaban mis ojos marrones, pero, ese estilo nuevo me gusto.

Oh, no, ¿estaba siendo presumido? ¿Egocéntrico? Siempre he pensado que la autoestima alta no es muy buena que digamos.

Por eso me dispuse a borrar el maquillaje, pero justo antes de pasar la toallita por mi cara, escuche un motor ruidoso por el final de la calle.

Me asomé a la ventana del baño, el autobús estaba acercándose a mi casa.

Baje las escaleras como un rayo, nunca había estado tan lejos de la puerta estando el autobús tan lejos de casa. Agarré mi mochila al vuelo y salí por la puerta, esperando otra vez que el bucle tenga algo distinto.