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El problema de mi amigo

Cuando estaba en la preparatoria conocí a quien sería mi mejor amigo, casi todo el tiempo la pasábamos juntos, las primeras veces que me invito a su casa yo me sentía extraño, claro no era la mía no sabía que hacer o que no hacer dentro de ahí, pero luego de un par de veces que me quede por la noche era como mi segunda casa, me sentía tranquilo. Siempre he pensado que tenemos ese tipo de amistad que no importa que pase seremos amigos por siempre, durante estas noches que me quedaba en su casa la pasábamos jugando cualquier cosa que pudiera ser de dos jugadores, como el sufría de insomnio y de parálisis de sueño constantes estaba acostumbrado a no dormir y como éramos jóvenes yo no le veía el problema a trasnochar y quedarnos jugando o viendo algún tipo de película, de todo menos de terror ya que él no toleraba esas películas, se sentía ansioso de que lo que viéramos se le apareciera en una de sus típicas parálisis.

Luego de la preparatoria nos distanciamos un poco, por cosas de tiempo, pero nunca perdimos el contacto, hablamos casi todo el tiempo por Facebook, el continuo estudiando, siempre quiso estudiar economía, así que decidió correr por sus sueños, yo no entre a ninguna escuela o busque algo que me gustara, no tenía el tiempo de hacerlo, se necesita dinero para eso y era algo que de lo cual carecía, mi familia tenía dinero para sustentarnos, comida, techo y todo eso, pero no el suficiente como para que alguno de nosotros estudiaran después de la preparatoria, así que trabajaba para ayudar a mi familia, como todos.

Pero eso nunca fue obstáculo, seguíamos teniendo nuestra rutina de quedarnos en la casa del otro, jugar y ver cosas hasta tarde, luego de que el terminara de estudiar consiguió un buen trabajo, salió de la casa de sus padres hace un par de meses, desde entonces no sabía nada de él, quizás por el tiempo en que tardan las compañías de internet en instalarse o está ocupado en el trabajo, lo cual debería ser lo más común. Digo sabia porque hasta hace poco recibí un mensaje que decía:

“Wey, necesito tu ayuda, no puedo explicarte mucho, solo sé que necesito que vengas a ayudarme a mudarme, perdón por no contactarte antes, tenía problemas que debía solucionar, espero que logres venir, te adjunto la dirección”

Esto me alerto un poco, casi nunca podía tener una conversación seria con él, pero es mi amigo y si necesita mi ayuda lo hare, le conteste que día me necesitaba y a qué hora, pactamos quedarnos de ver a la 10 a.m. el sábado en su casa, hablamos otro momento más pero mi teléfono tiene un problema en la batería que hace que se le acabe rápido si se calienta, también por este motivo tuve que memorizar como llegar a su casa, tomar el metro siempre ha sido un martirio para mí, termino perdido pero es mejor que perderme con un teléfono sin pila.

Tengo que tomar el metro por la línea café, hasta la línea azul bajar antes de barranca del metro y caminar, la calla esta solitaria, casi como si todos hubieran decidido no salir, solo a lo lejos se ven carros pasar, pero no se escuchan, este silencio es mi favorito, incluso puedo escuchar el aire, aquel sonido me tranquiliza, a si fue un rato, hasta que me di cuenta que me perdí por las calles, debía decidir entre usar mi teléfono en este momento o esperar a que de alguna forma encontrara la calle, al carajo, le mande un mensaje, resulta que no estaba tan lejos, estaba a un par de calles, solo que gire por el lado que no debía, camine hasta que vi a mi amigo parado en la esquina de su calle, alto, con el pelo largo y rizado, con esa mirada cansada, parecía que no había dormido bien, llevaba un short color blanco, chanclas y una camisa blanca de tirantes, me acerco a él, pero se mira completamente nervioso, comienzo a sospechar que la ayuda es una intervención para drogas o algún estilo

-Que hay- le dije mientras movía la cabeza

-ven acá- se acercó y me dio un abrazo casi al borde de las lágrimas me dijo –No sabía a quién más recurrir, eres mi mejor amigo y mi familia no me cree- se desbordo, se separó de mí y me hizo la señal para seguir caminado y lo seguí, espere a que me dijera algo pero en cambio solo saco una cajetilla de cigarro, encendió uno y me ofreció otro, caminamos lentamente, en silencio, el aun sollozaba, no entiendo porque pero me parecía extraño, nunca lo había visto llorar, tampoco recuerdo verlo tan afectado, caminamos hasta llegar frente una casa siempre pensé que vivía en un apartamento, pero al parecer renta toda una casa, me miro con aquella mirada perdida

-Escucha, no pienses que estoy loco, cuando conseguí el trabajo me sentía bien, ganaba lo suficiente como para poder salir de la casa de mis padres, comenzar con mi vida, así que busque un lugar cerca de donde trabajaba, lindo entonces en un anuncio en internet, encontré la casa, era perfecta, pero parecía que nadie la quería, el precio era demasiado bajo, no lo dude ni un segundo, quede de verme con quien la rentaba, era una pareja se veían normales, me dijeron que estaban rentando su casa porque necesitaban dinero extra- se puso a pie de la puerta para abrirla, giro a verme y continuo

-Estaba emocionado, lo hice todo sin pensar, a si fuera una estafa me sentía bien, me importaba un carajo, pero…- paro me miro con miedo y repitió –Por favor no creas que estoy loco-

-tranquilo, jamás diría eso- le dije y le sonreí, estábamos fuera de la casa y notaba que él no quería entrar, escuchaba su respiración, giro de nuevo a verme continuo con su historia

-Aquella noche, estaba sentado a pie de la cama, algo me despertó, sentí como alguien caminaba por la habitación así que me desperté, me senté en la cama, no quería tener una parálisis de sueño, hacia un par de meses que no me pasaba, intente relajarme convenciendo a mí mismo que todo era algo en mi cabeza, que era yo que todo estaba bien, cuando me demostraron que no era así, el crujir de la puerta de mi habitación que era abierta lentamente, saleta de la cama y tome el teléfono que deje en el buro cargándose, prende la lámpara, pero no había nada ni nade, Salí de la habitación te juro por dios que escuche que corrían por las escaleras, del susto caí al piso, después de eso todo empeoro, voces, sombras, arrempujones, pensé como un niño asustado que si dejaba todo prendido, todo sería más fácil, pero no fue así, era peor he escuchado y visto cosas que no imaginarias, solo lo he soportado porque no tengo el dinero para salir a rentar otro lugar, hasta apenas, he sufrido mucho, solo debo estar dos días más aquí, por eso te he llamado, para que me ayudes a superar estos días- mientras él me contaba todo, se alejaba de la puerta y regresaba, sabía que lo dudaba, entendía que si fuera una broma el ya estaría riéndose de mí, pero no es así, me acerque a él, le di un abrazo

-Te creo- le dije, volvió a soltarse a llorar

-Debo decirte algo más antes de entrar, uno entiende que no vivo con nadie más a sí que si ves a alguien o escuchas que en otra habitación te hablan, no prestes atención, dos las luces dejan de funcionar entre las 8 p.m. a las 8:30 p.m. en este momento no importa que hagamos nada lograra dar luz, si estamos juntos es mejor, tres el baño de arriba no entres, usa el de abajo es mejor, cuatro si en algún momento te quedas solo en una habitación has todo lo posible por no moverte, cierra los ojos y no los abras-

Demasiadas reglas que cada vez me daba más curiosidad saber que le había pasado para que entendiera esas cosas, mire por última vez la casa desde fuera, no parecía nada extraño, al contrario por fuera uno podría pensar que la casa es de alguien con dinero, es de dos pisos, con ventanas enormes, color café claro, la puerta es café oscuro, las cortinas están abiertas y pareciera que el sol entra por ellas todas las mañanas, debe ser una bella vista por dentro.

Por fin abre la puerta hay un pasillo pequeño entre la puerta y la entra de la casa donde a lado derecho hay un pequeño baño, por dentro parece una casa diferente, incluso el ambiente cambio de golpe con tan solo abre cruzado al puerta, la sala parecía que no había recibido ni un rayo de sol en años, toda esa habitación era pálida, sin vida, la ventana parecía solo un adorno, más al fondo se encuentra un pequeño comedor solo lo divide una pared por la mitad, casi como si antes hubiera una barra ahí, la cocina es pequeña, una puerta que da para un pequeño pedazo de jardín muy pequeño pero verde con plantas que seguramente los dueños anteriores cuidaron, mientras me daba un tour por la casa sucedió la primer cosa que me dejaría helado y con ganas de salir corriendo, subimos por las escaleras que se encontraban por la parte de atrás a donde estaban las habitaciones, tres habitaciones, en una dormía mi amigo, en otra era un estudio y la última estaba en completa soledad, vacía sin nada dentro, ni un cuadro, estoy seguro que también era la habitación más limpia, mientras él me decía “por favor no entres a ninguna de esas solo” aun no terminaba de decir la última o en solo cuando la puerta del pequeño estudio se cerraría de golpe, para después abrirse lentamente, no podía apartar mi mirada de la puerta, el por el contrario dijo

-Basta por favor, basta- no entendí nada o quien le hablaba, pero entre el espacio de la puerta y el marco algo puso la mirada, quede frio y sin pensarlo le solté una patada a la puerta, para que esta terminara de abrir ese, tenía tanto miedo que no sé cómo pude mantenerme de pie al darme cuenta que del otro lado efectivamente, no había nada, mire a mi amigo quien tenía la cara de asustado peor que la mía

-Lo… lo siento, en verdad, fue instinto el patear la puerta-

-No te preocupes, a mí me paso lo mismo la primera vez que vi algo así pero no sé qué es peor que no esté nada detrás o que en algún momento en que yo patee esa puerta algo estaba ahí-

-¿enserio?-

-Si aquello parecía una sombra no muy alta, de un hombre delgado, vestido con gabardina, con un sombrero que ocultaba su cara, pero dejaba ver sus ojos, fríos casi azules, se clavaron en mí, luego me desmaye no sé qué paso, pero cuando desperté, hice lo posible por entra a mi cuarto y rezar- seguimos avanzando hasta su cuarto estaba lleno de botellas de agua algunas vacías y otras llenas, basura y más cosas en el piso, un sillón de lado derecho a la pared lo suficiente mente grande para que yo pudiera dormir, una televisión plana no muy grande, su cama, un ropero con un candado y una cadena enormes

-¿y esto?-

- La puta niña, no sé si sea una niña o no, algunas personas en internet dice que los demonios se disfrazan por así decirlo de niños para que pienses “o miera un niño muerto que lindo” y te tomen desprevenidos, fue por el quinto dia en que yo vivía aquí, regresaba del trabajo, pensando desean que todo parara porque si, subí sin pensarlo, camine hasta mi cama mientras me quitaba la ropa, cuando la risa de una niña a mi espalda me congelo el corazón, gire y la vi, era pequeña con el labio partido en dos, ojos grandes, tristes, llevaba un uniforme escolar, “¿Jugamos?” me dijo la muy cabrona, grite y corrí del cuarto, dormí en la sala, pero era peor, por eso nunca la uso, pero ya llegare a eso, al otro dia compre algo para que la puerta quedara atrancada, pero todas las noches lo tiraba me miraba desde el ropero diciendo “¿jugamos?” hasta que lo cerré por completo, con la cadena y el candado, funciona, ahora solo la escucho reírse desde entro-

Mire al armario, desenado no ver nada, me sentía incómodo, pero era un hombre pidiéndole ayuda a alguien más y no cualquier persona, su amigo de toda la vida, aquella mañana el saco algunas cajas y me pidió que le ayudara a guardar sus cosas, la mayoría solo era ropa, no había comprado nada, mientras lo hacíamos, escuchaba como se movían las cosas de la cocina, golpeado las paredes, los sonidos eran ensordecedores, mire a mi amigo quien estaba al borde del colapso, no tuve una mejor idea que comenzar a cantar una canción que ambos disfrutábamos de jóvenes “Creo que paso, el tiempo necesario, para volver a pensar, en aquella mañana” cantaba desafinado pero esto lo distrajo se puso a cantar, no sé el pero yo me sentía peor era como si la propia casa filtrara todo recuerdo feliz y lo hiciera un montón de desolación, miedo y tristeza pero no me dejaría vencer llevábamos como dos horas acomodando ropa, cuando estaba harto de ruidos extraños opacados por nuestras voces, hablando de cualquier cosa o cantando, le dije

-¿Vamos por una pizza?-

-Sí, salgamos de aquí ahora-

No te el alivio que tuvo al salir de la casa, estábamos en la parte de afuera, yo miraba la fachada y pensaba que algo estaba mal, por fuera parecía algo diferente a como estaba por dentro, juraría que es otra casa, me quede mirando las ventanas, cuando vi como algo se asomo era una pequeña niña que movía su mano por la ventana

-Ignórala-

Me dijo mi amigo para solo caminar rápido, las personas que son constantemente puestas en situaciones de estrés o presión pueden desarrollar estrés post traumático, luego de que el salga de esta casa necesitara mucha ayuda, pero se le ve fuerte eso me gusta pensar.

Caminamos hasta un pequeño lugar oculto entre las calles, era una casa con la puerta del patio abierta donde vendían pizzas caseras, nos quedamos sentados

-Sé que quizás no quieres, pero hay cosas que tengo que saber-

-No eres la primera persona que viene, una noche decidí que lo que me hacía falta era compañía, así que traje a una chica, estábamos en la sala, cuando me levante para ir al baño, no estuve con ella como por un minuto, no más cuando escucho que me grita

-Dile a tu roomie que no me interesa, que vengo contigo-

-Vivo solo- le dije mientras la miraba a un metro de distancia

-guie la vista a donde ella miraba y estaba parado oculto entre la pared alguien, mirándonos, con unos ojos enormes, salió más del muro y saco una lengua enorme, ella salió corriendo, intente calmarla, pero solo me grito “que mierda es eso” no sabía cómo decirle, pero creo que pensó que le estaba jugando alguna broma, así que nunca más me volvió a escribir o hablar-

Se quedó en silencio

-Esa puta casa, me ha destruido de a poco, cada ruido, aparición, grito, maldita voz que escucho me taladra hasta lo más profundo, ¿Qué pasa si salgo de ahí y todos me siguen? O solo pasa en la casa, no entiendo nada, gracias por venir hoy-

-Tranquilo, aquí estoy para ti, solo que hay un problema, le falta música a tu casa-

-Jodete, el dia que conecte mi estéreo la música no se reproducía, se atoraba, escuchaba como se encendía de noche y me hablaban-

-Bueno quizás si utilizamos la tecnología- saque mi teléfono de mi bolsillo- a si préstame tu cargador- le sonreí

-Claro, que sí, lo único que no te recomiendo ver alguna superficie reflejante, porque crees que no hay ni un espejo en la casa, rompí todos y el teléfono casi no lo toco, no importa en donde estés en la casa, alguien se refleja-

-Mira no tienes que seguir recordando o diciéndome esas cosas, solo hay que comer y llegando allá lo resolveremos-

Comimos, para ser sincero ninguno de los dos quería dejar el lugar para llegar a donde teníamos que ir, yo le sugerí mientras comíamos que fuéramos a mi casa, pero él tenía miedo de que fuera lo que fuera, nos siguiera me dijo “me sentiría horrible, si alguien más cargara con este tormento por mi culpa” así que nos quedaremos aquí, solo son dos noches, puedo tolerarlo, eso creo.

Eran las 4 p.m. cuando regresamos a la casa, decidimos formular un plan así que compramos provisiones, cosas que quizás necesitaríamos, lámparas de mano, pequeñas cosas fluorescentes para que iluminen algo y sobre todo, comenzaríamos a grabar todo lo que viéramos o escucháramos, comida, bebida, también habíamos comprado una pequeña bocina para escuchar música, la vida no es vida sin música y menos si estamos a punto de cometer suicido.

Entramos dispuestos a cualquier mierda, mi falsa valentía se le había contagiado a mi amigo quien ahora me miraba con algo más que tristeza y desesperación, no se podría decirse que con algo de esperanza

-Cual era esa canción que siempre cantabas en la prepa que me hacía reír-

-Transformes de veo muertos- se comenzó a reír, vaya momento para pensar en esa banda, pero se puso a cantar como un loco, así que busque la canción solo para bailar y aventar cosas como en los viejos tiempos “algunos creen que vienen de Japón, pero los más grandes robots son origen de cybertron” la canción comenzó a atorarse, pero nosotros seguíamos gritando y cantando, no nos importaba nada

-Jodanse- grito el

Mientras seguíamos bailando la bocina salió volando por el aire hasta reventar contra la pared, la risa de desesperación que salió de mi amigo, tomo lo que quedaba de la bocina y subió con ella, lo seguí hasta que llego a esa habitación que estaba tan sola y me dijo

-¿Quieres saber porque no hay nada ahí?-

Tomo la bocina y la aventó de dentro de aquel cuarto pero en segundos la puerta se cerró, aparte la mirada un segundo, de la puerta pero cuando regrese a ver, la bocina rota estaba en el piso de la puerta, abrió la puerta y la habitación volvía a estar inmaculada

-no importa que pongas dentro al siguiente segundo sale-

-¿has entrado?-

-No, me muero de miedo al pensar que hay dentro, solo puse una vez el pie dentro de aquella habitación, fue el segundo dia que estuve aquí, no sé qué paso, tengo vagos recuerdos de alguien aventándome fuera, golpeándome, no recuerdo más pero desperté en el piso, creí que había pasado mucho, pero solo fueron unos segundos-

Me quede absorto en viendo la habitación pensando, ¿Qué mierda paso aquí? Solo quite mis ojos de ella por unos segundos. Mientras más pasaba el tiempo las cosas se ponían raras, podía escuchar susurros entre los muros, las puertas se cerraban o se abrían dependiendo, a si hasta que llegamos las 8 p.m. enserio lo intentamos, mantener el positivismo, las risas, pero el ambiente de este lugar te jode desde dentro, me sentía cansado, íbamos por la mitad y decidimos parar, el oxígeno parecía escaparse de nuestros pulmones, cuando la luz se fue

-No te vayas a ir- me dijo con la voz temblorosa

-tranquilo, tengo las varitas que prenden luz-

No importaba que tuviera para intentar ver algo, la luz era absorbida por la oscuridad, la densidad de esta no permita que saliera nada, escuche como corrieron hasta la habitación y se quedaron quietos en la puerta

-Dime que la cerramos-

-si está cerrada, siempre cierro las puertas-

Estaba acorralado en el rincón, con mi amigo, miraba a todos lados pero apenas lograba vermis manos, dije en voz baja

-¿Qué hacemos?-

Pero no recibí respuesta alguna de mi amigo, gire a verle, parecía hipnotizado por la oscuridad, quieto inerte, comencé a moverlo para que reaccionara, pero no pasaba nada

-Vamos carajo- le gritaba una y otra vez, me había abandonado a mi suerte o acaso la oscuridad lo atrapo, no sé qué pasa, gritos de desesperación aunados a llanto, pero nada cambiaba su estado catatónico, sentí un gran golpe en el pecho de la nada, algo me aparto de él y comenzó a jalar a mi amigo por la pierna izquierda, como si fuese un costal de papas, no lograba ver una mano o que lo jalaba, pero con la facilidad que lo hacía puedo asegurar que era algo fuera de este mundo, nada puede ser tan fuerte, trato de detenerlo, tiro con fuerza de su brazo intentando inútilmente que algo cambie, cuando solo queda su muñeca y mano tirada por la mía entiendo que debo dejarlo ir o también me jalara la oscuridad o aquello que estuviera fuera, suelto la mano, me quedo solo en aquel rincón en el piso, como si fuera un niño de cinco años, llorando

-¿Qué hago?- me repito una y otra vez, entrando en un círculo donde solo puedo mecerme en posición fetal, repitiendo una y otra vez –¿Qué hago?-

Un sonido fuerte que estremece el piso en el que estoy, haciendo temblar todo viene directo hacia mí, no me había percatado, la casa debió cambiar, no parece que estuviera en el cuarto de mi amigo o en algún otro lugar de la casa, no sé dónde estoy.

El sonido se vuelve cada vez más fuerte y más cerca de donde yo me encuentro, entiendo que necesito hacer algo, no quiero morir aquí, pero mis pies no reaccionan, la oscuridad comienza a ser densa, tanto que puedo sentirla rozando los de dos de mis pies, cada segundo que pasa soy absorbido, rodeado por lo que sea que causa ese sonido, no veo escapatoria, no tengo nada…

El grito de mi amigo suena a lo lejos

-¡Despierta!- escucho su voz de poco, pero lo que logra hacer que regrese a su cuarto es un golpe directo en la cara, más concreto una cachetada dada por mi amigo. Nada más abrir los ojos el me abraza

-Shh shh tranquilo, ya paso, todo era un sueño, es la oscuridad intentando volverte loco- Nunca me sentí tan perdido, no entendía que estaba pasando, se encendió la luz del pasillo el “clic” que hace una bombilla al volver a tener energía de golpe, después la de su cuarto, me doy cuenta que nos movimos de habitación sin darme cuenta o de alguna forma estábamos en la habitación donde no hay nada

-Esto no me había pasado, estuve dentro de un sueño extraño donde intentabas matarme- me dijo mi amigo mientras me miraba seriamente

-Yo, intente salvarte cuando la oscuridad te llevaba, no sé qué pasó contigo o si fue un sueño o algo parecido, solo sé que me derrumbe- Él estaba tratando de calmarme, pero en mi cabeza solo existía una duda, ¿acaso podríamos dormir? Intente despejarme, tome un cigarro y me senté en el piso, del pasillo

-Solo dame unos minutos- dije al aire

-A si poder seguir, no sé qué es lo que pasa aquí, pero puedo decirte algo de corazón y es ¡jodete!- me comencé a reír y mi amigo igual quien me observaba desde su habitación, todo se sentía diferente la casa, el ambiente, todo era diferente, paz podía sentir la tranquilidad del momento

-¿Cómo vamos a dormir?- le pregunte mientras me ponía de pie

-Pues mira, podemos estar en la misma cama de forma horizontal, con nuestros pies sobre el buro, así, si es que algo pasa, al menos estaremos cerca, por si tenemos que reaccionar rápido- Sabía que tenía razón, ya habíamos dormido a si antes, cuando me quedaba con él durante la prepa

-Dime por el amor a todo lo bueno que tienes café- le dije mientras pasaba mis manos por mi cabeza

-Sí, vayamos a la cocina- Bajamos con toda la confianza del mundo, me di cuenta que habíamos empacado casi la mayor parte de las cosas y que ahora solo quedaba esperar a mañana, que vinieran por ellas y pasar un dia más aquí, pero intento no ilusionarme, aún queda la noche y la madrugada, queda la peor parte estoy seguro de eso, me encuentro en un estado en donde cualquier ruido me altera y cualquier cosa me podría llegar a matar de un susto, ahora entiendo porque lo veo tan diferente, estar aquí debió afectarlo de muchas formas, no existirá forma de que no salga de esto sin ayuda, terapéutica, solo espero que no lo tachen de loco…

-¡Evidencia!- Grite

-Sí, grabar las cosas y esas mierdas- el sabia a lo que me refería, la verdad es que tengo cosas grabas en el teléfono, incluso tengo fotos, si llego a superar esto definitivamente publicare esto en todos lados- saco su teléfono del bolsillo de su short, comencé a ver las fotos que tenía, la niña asomándose por el ropero, videos de sombras, entonces me di cuenta, la pared cambiaba dependiendo el dia

-¿pintaste?-

-Estás loco, no le he hecho nada a la casa-

-Las paredes en las fotos cambian, incluso el pasillo-

-Lo sé, de alguna forma durante los momentos en los que existe un mayor foco de “actividad” es como si no estuviéramos aquí-

-Mierda-

Eso me asusto aún más, de alguna forma la idea de que quedáramos atrapados en algún tipo de dimensión, me hace sentir aterrado, me hiela la sangre, el hecho de pensar que todo lo que conozco se desvanecería ante mis ojos, una taza de café no es suficiente para afrontar esto

-Sabes que deberíamos hacer-

-Si vas a decir emborracharnos, estoy de acuerdo contigo-

Se dirigió a su refrigerador, donde saco dos botellas de vino, tomo una y me la dio

-Una botella cada quien- lo mire con una sonrisa, de niño pequeño

-Esto no bastara-

-Crees que son las únicas, mi plan era hacer una súper fiesta para inaugurar la casa, mi paso a la independencia, compre mucho alcohol, pero creo que como ha pasado el tiempo solo quedan como cinco botellas, he bebido mucho-

Entiendo que es mejor quedar noqueado por el alcohol para no saber que pasa alrededor de ti

Abrimos ambas botellas y regresamos a su cuarto, pero antes subió dos más, mientras subimos continuo contándome cosas sobre la casa

-Las noches que pasaba sobrio podía sentir que me moría, la niña del armario a veces lograba salir y corría por todos lados hasta que se escondía debajo de la cama, me atravesaba con algo toda la noche- se levantó la camisa y me mostro un puñado de llagas y moretones –Otras noches era un ser de negro el que se posaba en la puerta y no se movía ni un centímetro, mirándome, haciendo aquel sonido, que ha quedado grabado en mi cabeza, lo tengo grabado, pero si le pongo play o lo llego a escuchar, me desmayo, es extraño, quede condicionado a eso.

Solo bebíamos, no mirábamos nada a parte de las botellas, creo que intentamos eludirnos de alguna forma, eludir la casa, los sonidos.

Solo eran las 12 a.m. parecía que la noche duraría para siempre, hablamos sobre el pasado, como eran las cosas, nuestras historias raras, de fondo lograbas escuchar algunos murmullos que venían del pasillo, la puerta siempre estaba abierta, incluso si la cerrábamos, se abría de momento, estábamos sentados sobre la cama, con la espalda en la pared riendo en silencio, tomamos esa decisión de no hacer ningún silencio hasta que nos quedáramos dormidos

-Es mejor que apaguemos la luz, se siente natural si lo haces tú, al contrario de ver como alguien la apaga, me hace sentir asechado- Dejamos la luz un poco más hasta que él se levantó y la apago, para este momento estaba ebrio al igual que yo, solo tardamos una botella y media para que las cosas nos importaran nada, gritarle a los murmullos, patear las puertas, correr al baño. Comencé a sentir sueño lo graba ver a mi amigo entre cerrar los ojos hasta quedar dormido sentado, mientras yo de poco los cerraba, todo se volvía borroso pero aun así mi instinto me gritaba que no me durmiera, no era “seguro” no entendía porque me gritaba de esta forma mi propio cuerpo muriendo de sueño, mis ojos giraron hacia el ropero y ahí estirando la puerta lo suficiente como para alcance a ver, estaba una niña, casi no lograba distinguirla, su mirada estaba clavada en mí, esto me volvía loco, no podía cerrar los ojos, cada que lo hacia mi cuerpo me advertía que algo me atacaría y me hacía abrirlos de golpe.

Con miedo y ebrio, la combinación perfecta para levantarme enojado gritando a la puerta de aquel ropero enorme

-Que me miras- escupiendo directamente a la puerta –Deja de verme- pero ella solo comenzó a reírse

-Vete a la mierda- le grite con más furia pero con miedo de acercarme, de lejos le escupía hasta que no pude más con esa puta risa, me apresure y de una patada revente la puerta del armario, mi pie se atasca y se llena de astillas, siento como algo de sangre corre por mi pierna, tiro con fuerza pero no sale, mi desequilibrio me lleva al piso, esto no puede estar pasando, intentaba sacar mi pie pero no podía, la desesperación y el miedo se apoderaban de mi cabeza, que carajo iba a hacer, entonces sentí la mano de una niña en mi pierna en automático grite

-¡ayúdame, despierta, vamos ayúdame!- pero al parecer mi amigo no me escuchaba el seguía profundamente dormido, aquella mano se volvieron dos, después tres era como si dentro de aquel armario había muchas personas tocando mi pierna, rasguñando las heridas haciéndolas más grandes, mis gritos se volvieron cada vez más fuerte

-¡ayúdame!- gritaba, con rabio y llanto, pero no había respuesta alguna por parte de mi amigo, luego de torturarme metiendo sus dedos a mis heridas, rasguñándome más, comencé a ser tirado de la pierna, de poco mi pie entero comenzaba a entrar por el agujero que ahora parecía estar hecho de otra cosa, un millón de vidrios rotos, alambre de púas, era insoportable el dolor

-¡por favor ayúdame!- volví a gritar, pero de nuevo nada, comencé a intentar usar mi otra pierna como impedimento, sostenerme de cualquier cosa, pero no lo lograba, ni siquiera podía ver a mi pie el miedo me consumía, grite y grite pero era inútil, aunque yo seguía luchando sabía que moriría, que estaba destinado a terminar ahí dentro y ser torturado todo por patear la puerta. Peleo con las últimas fuerzas que tengo pero sé que es inútil, me siento cada vez más débil, solo soy un cacho de carne en el piso, me dejo ir, siento como soy jalado de golpe dentro del armario, no me queda fuerzas para gritar, me duele la garganta y todo el cuerpo.

La oscuridad me llena no veo nada más, pierdo el aliento, es como si me asfixiaran, intento ver algo pero no puedo, no puedo moverme, siento las manos de alguien alrededor de mi cuello apretando con fuerza, pero no puedo hacer nada, mis manos no me responde, pero algo me hace volver siento el golpe seco en la cara de y me levanto de golpe, saltando de la cama ¿La cama? Recupero el aliento de una forma rápida y miro a mi amigo

-Tranquilo, estabas teniendo una parálisis, respira, tranquilo, respira, no podía despertarte de nuevo tuve que golpearte, vamos regresa, dime algo- Lo miro sin entender que pasa, miro al armario y está intacto, la luz del sol se empieza a filtrar por la ventana

-Mierda, creí que moriría- me paso la mano por la cara, mientras sigo buscando alguna pista o algo de lo que paso

-Tranquilo ya paso, recuerda, es la casa, nos está jugando otra broma pesada, tu y yo no podemos hacer nada- Miro mi teléfono que está en cero de batería

-¿Tienes un cargador-

-Sí, dentro del cajón.- señala el buro que esta frente a él, me puse a buscar hasta que lo encontré y lo deje cargando, pensando que quizás este día sea más complicado.

Tenía un poco de curiosidad con qué carajo íbamos a hacer hoy

-Tengo hambre-

-Sí, conozco un lugar cerca de acá, vamos a desayunar algo- Mi amigo toma su teléfono

-¿Qué hora es?-

-Son las 8 a.m.-

Tomamos algunas cosas y salimos de la casa, nuevamente miro la fachada, pensando como carajo cambia todo con tan solo cruzar a la puerta, definitivamente es algo no entenderé, pero me vuelve loco, pero lo que me causa más curiosidad es saber cómo es que él no se ha vuelto loco aun.

-¿Cómo lo soportas?, estar ahí dentro, tener que aguantar todo eso de noche y dia, estoy seguro que te vuelve loco, pero para mí te vez normal-

-No sabes cuantas veces dormí con un ojo abierto, como casi muero, pero no siempre estoy dentro, a veces duermo “fuera de la casa”- hizo unas comillas en el aire

-¿Cómo? Me dijiste que tenías miedo de que lo que sea que este en la casa te siguiera-

-Ese es el caso, realmente no estoy fuera, me quedo en la azotea, debe ser el lugar donde menos pasan cosas, ahí técnicamente vivía, hasta apenas, que por alguna razón, deje de poder entrar y cuando por fin logre abrir la puerta del techo, todas las cosas que tena arriba habían sido rasgadas como si alguien hubiera tenido un machete o unas garras jodidamente largas- Se quedó en silencio y miro al piso

-No estaba tan grave, allá arriba pero creo que me descubrieron- Puedo notar que me oculta algo pero no dije nada, estaba mejor sin saber la mayor parte de las cosas, suficiente tengo con lo que he visto.

Caminado de vuelta, volvimos a comprar cosas para llenar un vacío que estaba pero que no queríamos admitir, compramos comida, bebida y cigarrillos, no decíamos nada en la calle que nos recordara a la casa, es nuestro pequeño momento de paz antes de la tormenta, caminamos hasta llegar a la esquina, no queríamos llegar, pero tampoco podíamos dejar las cosas a la mitad, eso implicaría estar otro dia, así que al pie de la puerta encendí un cigarro y le di otro a mi amigo quien me miró fijamente y dijo

-Sabes que es extraño, nunca he olvidado las llaves de esta casa, siempre estaba perdiendo las llaves de la casa de mis padres, pero estas jamás se me han olvidado, debe ser algo místico mágico con las llaves-

Comencé a reírme

-Mírate nada más buscando el lado amable de las cosas, que sigue “por lo menos no tengo vecinos molestos”- Me quede casi en medio de la oración entonces mire a las casas de alado, parecían tener personas dentro, pero es extraño, ¿ninguna nota un carajo de lo que pasa dentro de la casa del vecino? De hecho ni siquiera con el ruido que hicimos ayer “ebrios” o con la música he escuchado un cállate o algo similar

-¿Conoces a tus vecinos?-

-Sí pero ninguno quiere abrir la puerta cuando la toque por primera vez, solo dijeron “o eres el nuevo vecino, te deseo suerte” solo eso imagino que han tenido experiencia con más personas, pero nadie me dice nada-

-Me pregunto si acaso las personas que han estado aquí antes, salieron bien-

-No me gusta pensar en ello, que alguien llegase a morir dentro de la casa me pone más tenso-

-Si tienes razón, es mejor ignorar eso-

No encontraba sentido en nada, si quiera estamos existiendo en el mismo plano que esta realidad, quizás ya viajamos mil veces a diferentes universos y en cada uno de ellos hemos muerto, solo quedamos nosotros de los miles de millones de mundos posibles, ahora solo vivimos en este, me siento pequeño y atemorizado.

Entramos a la casa y corrimos a seguir empacando, en silencio, uno tan pesado que incluso podía decir que me dolían los oídos, es como si no quisiéramos romper el momento, distraernos y aplazar más esto solo queremos terminar de guardar las cosas, luego de terminar mi amigo dijo

-Falta abrir el armario- Ambos miramos al mismo tiempo, la puerta estaba cerrada con aquella fuerte cadena

-¿Tienes la llave verdad?-

-Sí, luego de cerrarla y ver a aquella niña la guarde donde siempre estuviera cerca-

-Debajo de tu almohada-

-Sí, ahí está- se dirigió a su cama y saco una llave debajo de la almohada y de las cobijas, parecía como de película a quela reluciente llave que abriría un lugar que ninguno de los dos quería estuviera abierto, nos quedamos cortos de toda valentía, ambos caminamos lentamente, cuando llegamos cerca de la puerta, lo suficiente para oler el barniz de la madera vieja, note duda en su mirada.

-Porque carajo tuve que meter la mayoría de mi ropa, como iba a saber que una niña del demonio estaría ahí dentro, ni siquiera quise sacar nada, no quería ni verlo, tengo miedo

-Está bien tener miedo, no sabemos que pueda pasar, podemos dejar ahí las cosas-

-No quiero dejar nada mío, dentro de esta maldita casa, nada que me conecte, si fuera las baterías de mi game boy estaría de acuerdo es una batería, pero es ropa es algo personal, aparte ahí está mi camisa favorita-

-Claro, la valentía viene de la ropa, creo que lo dijo Súper man-

Tomo el candado e introdujo la llave, los sonidos del candado son de trompetas que marcan el juicio final, estoy a nada de decirle que no lo haga, pero ya es tarde con el candado en la mano solo queda soltar la cadena, sus manos al igual que las mías, tiemblan de duda, miedo e ignorancia.

Toma la cadena con la mano derecha y tira de ella hasta sacarla completamente, me mira y dice

-No era tan dif…- un golpe en la puerta del ropero lo deja en blanco y en completo silencio a mitad de la oración, una voz sale del ropero

-¿Qué pasa, no van a terminar de abrir la puerta?-

Aquella era una voz rasposa no parecía de ninguna niña, petrificados del miedo la voz dentro habla de nuevo

-Si ustedes no abren, lo tendré que hacer yo- Mi amigo pasa de asustado a enojado, la verdad es que también yo y le grito un

-Jodete-

-Vete a la mierda, abriré la puerta cuando tenga ganas, si tanto quieres salir has lo- Le dice mi amigo quien pone su mano frente al armario

-¿Qué pasa? Te quedaste mudo- le dice de nuevo mi amigo, me sonríe pero estoy casi a punto de orinar mis pantalones, nada en esta casa sale bien si está en silencio, casi como si fuera un adivino, la puerta es golpeada con fuerza ambos retrocedemos, de nuevo otro golpe ¡Pum! Retrocedimos aún más, ¡Pum! De nuevo entre en pánico, algo estaba por salir y no sabíamos que hacer, mire a mi amigo quien cerro sus puños y corrió a abrir la puerta, cerré los ojos con fuerza, no quería ver que había dentro, que era lo que producía aquel sonido, cuando escuche el sonido de la puerta abriéndose y a mi amigo riendo, abrí los ojos, no había nada dentro, echamos un vistazo rápido

-Uff casi digo en voz alta que todo saldría bien ahora- También lo creo, ¿la casa nos dejara en paz ahora?

El crujir de algo suena dentro del armario, una fuerza invisible me golpea con fuerza en el estómago dejándome sin aliento doblándome de rodillas al piso, trato de recuperar el aliento, de poco volteo a ver a mi amigo quien es aventado con fuerza contra la pared, cayendo al piso gritando de dolor con el brazo roto lleno de sangre que no es de él, era como si lo vomitaran, escucho su grito de dolor

-¡ayúdame, me quema ayúdame!

Intento levantarme lo más rápido posible, pero es como tener a alguien en mis hombros apenas puedo moverme

-¡ayúdame mi brazo, ayúdame me quema!

Me levanto lento y atolondrado, tomo a mi amigo de su brazo lleno de esta porquería y en me doy cuenta a que se refería con que lo quemaba, es como acido que atraviesa mis dedos metiéndose entre las capas de piel hasta llegar a mis huesos, aquel dolor era como billones de agujas diminutas entrando por todos lados, pero intento no desmayarme del dolor, con todas mis fuerzas ayudo a mi amigo a ponerse de pie, mientras corremos hacia la salida, algo me jala del pie bajando las escaleras rodando el dolor es insoportable

-Salgamos de aquí- me gritaba mi amigo entre lágrimas, desesperado no puedo dejarlo aquí, me vuelvo a levantar y lo jalo con mis últimas fuerzas hasta poder salir de la casa, donde caigo al piso, todo se ve oscuro, el sonido de las sirenas de la ambulancia se escucha a lo lejos, pero no logro abrir mis ojos.

De golpe una luz blanca con un pequeño zumbido me hacen abrir los ojos, estoy en el hospital, desorientado, con algunos golpes, pero nada grave, la enfermera en turno me cuenta que llegue con mi amigo, pero que él se encuentra en otro lugar ya que lo enyesaron y tuvieron que darle un calmante ya que no lograba mantenerse o hacer una sola oración, me levanto como puedo de aquella cama de hospital, para ir donde estaba el, intento recordar las cosas como pasaron, pero parece que mi mente bloqueo gran parte de lo que sucedió, no sé muy bien que pasa, lo veo a él acostado en la camilla, con el brazo enyesado, lleno de quemaduras extrañas y golpes que no recuerdo que recibiera

-Hey, ¿estas despierto?

-Sí, solo cerré los ojos para que te fueras, parece que no entiendes las indirectas-

-Cállate, ¿Qué paso?-

-Después de que te desmayaste, grite por ayuda hasta que los vecinos salieron y nos pidieron una ambulancia, de ahí la verdad no recuerdo mucho, no quiero si quiera intentar recordar-

-Te entiendo, la verdad tampoco yo quiero si quiera pensar en ello-

-Antes de que vinieras, los doctores me dieron un calmante y dijeron que pasaremos aquí la noche-

-Estaba bien, intenta dormir-

-Igual tu-

Camino para dejarlo, puedo imaginar que esta noche dormirá como nunca, intentare hacer lo mismo, de todas formas, no quiero volver a pensar en lo de hoy.

Al despertar, buscamos nuestras cosas, nos hicieron una evolución de cómo nos encontraban y nos dieron de alta. Decidimos que era mejor ir a mi casa, hablar a los de la mudanza y cambiar el día para mañana

No queríamos hablar de lo que había pasado, solo nos mantuvimos al borde de decir algo, pero el silencio y la ignorancia eran nuestros aliados, solo volvimos una vez más a la casa, con la mudanza éramos 5 personas dentro queríamos que fuera rápido, al final solo nos quedaremos con esta historia que nadie más puede saber.








10 de Março de 2022 às 18:43 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

Conheça o autor

Miguel Angel Valencia Camacho Tengo 26 años, siempre me ha gustado leer y desde niño e querido escribir cuentos e historias, a si que a qui estoy publicando las cosas que sueño o pienso cuando no puedo dormir.

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