choi-mun1642032285 Choi Mun

Joanne es una mujer, quien tuvo que pasar por muchos obstáculos para poder llegar al clímax de su vida, aunque fue una niña, adolescente y mujer de buenos principios, hermosa y dedicada, siempre había algo que le impedía avanzar, hasta que llegó al punto donde se dio cuenta del por qué tuvo que sufrir como ella sufrió, o de tener o no tener lo que ella tanto deseaba.


Drama Todo o público.
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La niña

Qué alegría! Fue una niña la que nació en el hogar de los Hernández, una preciosa niña, bellos ojos color azabache, piel blanca y cabello castaño; casi no llora, es una niña bien portada, es la sensación del momento, doña Julia, Pedrito y Rosita han llegado a verla, quieren conocer a la nueva integrante de la familia Hernández, le han llevado regalos, a manera de bienvenida; no podía faltar la prima Gloria y el tío Juan, también le han llevado regalos. Los vecinos los han visitado también, hay regocijo porque es el integrante más pequeño del vecindario y de la familia, de ahí le sigue Rafael, el vecinito, hijo de Claudia, quien apenas tiene 2 añitos, y que ni siquiera se da cuenta el motivo de aquél festejo en la vecindad.

Y, es que, siempre ha sido así, cada vez que nace el primer hijo en un hogar, todos quieren llegar a verlo, a ver a quién se parece, si es bonito, si es saludable, etc. Le llevan regalos como muestra de cariño y aprecio a la familia.


Los días pasan y Joanne va creciendo muy bien, se parece mucho a su mamá, aunque tiene los ojos de su papá, hermosos ojos pequeños, color azabache, pestañas largas y con mirada dulce y tierna... hacen una buena combinación en su carita alargada y pequeña, mejías rosadas y pómulos resaltados; unos labios medianos, rojos por naturaleza y boca pequeña. Su cuerpecito delgado la hace ver muy elegante en los preciosos vestidos que le compra su mamá, parece una muñeca.

La gente está enamorada de Joanne, en el vecindario no hay otra niña más bonita que ella, creen que deberían enviarla a un concurso de belleza, pero Ana, su madre, sabe bien que no tiene los recursos necesarios para hacer eso y, que además, significaría exponer a su hija a una vida agitada, sin privacidad y llena de muchas tensiones; ella prefiere disfrutarla y criarla como una niña común y corriente, como todas las demás.


Es su primer día de escuela, está muy emocionada porque tiene un uniforme puesto, hecho a la medida, zapatos especiales para estudiar, sus calcetas blancas y la hermosa trenza que le hizo su mamá; ya tiene lista su mochila con sus cuadernos y útiles escolares. Ana la lleva de la mano y van cantando mientras caminan hacia la escuela, que queda solamente a tres cuadras de su casa. Es la primera vez que Ana se separa por un largo periodo de su hija, siente que la dejará expuesta a peligros y que ella no estará ahí para ayudarla, pero sabe que es solo la primera etapa donde su hija tiene que explorar algo nuevo y aprender a ser independiente. Ana cree que Joanne no parará de llorar si la deja sola en la escuela, pero, la niña está tan emocionada que despide rápidamente a su mamá con un beso en la mejía y corre hacia adentro de la escuela.

Con ya 7 años, Joanne está aprendiendo a cuidarse sola, a defenderse sola, a saber que mamá no siempre estará junto a ella para librarla de las malas conductas de otros niños; su maestra les está enseñando a decir no, a poner límites y a saber cuándo pedir ayuda; mientras tanto, en casa, Ana le cuenta cuentos de princesas y de hadas, donde todo se convierte en felicidad y cada historia tiene un final feliz.


Así van pasando los días y los meses y Joanne ya va a cumplir diez años, es increíble cómo creció aquella pequeña bebé que pareciera que nació ayer; se ha convertido en una preciosa niña, quien tiene un enamorado, sí, Rafael pasa todos las veces que puede por el patio de su casa y le tira flores o dulces a su paso; a Joanna le gusta Rafael, cree que no es un niño feo, le gusta que le tire flores y dulces.


Un día, de camino a la escuela, Joanne se enteró de que Rafael se había mudado, se había ido para otra ciudad, ahora ya no sabría más de él; se entristeció mucho, pues, ella pensaba que Rafael se convertiría en su príncipe, ese del que tanto había escuchado de su madre y luego leído en los cuentos, ella creyó que crecerían, se casarían y serían felices para siempre, pero ahora, él había desaparecido de su vida, no sabía a dónde se había ido, pero sí estaba segura de que no lo volvería a ver.

La niña se entristeció mucho y se dijo a sí misma que no quería que le gustara ningún niño más, porque era muy triste el pensar en que la realidad no era como en los cuentos de hadas, donde siempre hay finales felices.


Dos años más tarde, Joanne fue de visita donde su prima, Heidy, quien vivía en otra ciudad, la verdad es que nunca pensó en encontrarse con Rafael, pero debido a las grandes casualidades, él vivía a tan solo una cuadra de donde su prima; un día, íba caminando junto a su prima hacia la tienda, cuando vio a Rafael, quien la reconoció inmediatamente, él era amigo de Heidy, la saludó y le preguntó a Joanne si se acordaba de él, quien por supuesto respondió que sí; terminaron de hacer su mandado y regresaron a donde se encontraba Rafael junto a otros niños del vecindario; todos jugaron hasta el cansancio, luego se sentaron y Rafael y Joanne platicaron sobre cómo les habí ido en los últimos dos años, al final, él le confesó a Joanne sus sentimientos, le dijo que siempre le había gustado ella, que aún le gustaba y que quería que fueran novios, Joanne no pensó siquiera un segundo y dijo que sí, pues ella había estado enamorada de él desde que tenía nueve años, pero, sabía que era muy joven para tener novio y que, por supuesto, su madre nunca se lo permitiría, pero, esta vez no quería perder la oportunidad que tenía, el haberlo encontrado una vez más significaba que estaban hechos el uno para el otro, por esa razón no dudó ni un instante para decirle que sí; una vez dada la respuesta, Rafael le pidió un beso, ella le puso su rosada mejía para que él la besara, a lo cuál él sonrió y le dijo que el beso tenía que ser en los labios; Joanne se puso muy roja y recordó que le habían enseñado a decir 'no', entonces usó esa palabra para responder a la solicitud de Rafael y le dijo: "si es así, mejor no soy tu novia". Y así se acabaron aquellos sentimientos que Joanne tenía por Rafael, pensó en que ella no quería besar a ningún niño sin antes haber cumplido los dieciocho años; y, desde entonces trató de que ya no le gustara nadie más, porque pensó que si alguien le gustaba, lo primero que le pediría, sería un beso, de lo cual no estaba equivocada, pues, el amor se sella con un beso, un beso tierno y cálido que demuestra cuánto se aman, que muestra respeto y cariño.

14 de Janeiro de 2022 às 05:35 0 Denunciar Insira Seguir história
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