sade_221 SADE

Él había sido "El caso Park", el pequeño que asesinó a su padre a sangre fría y con el que luego durmió por casi dos semanas. Pero de todo hay un porqué. Él era Min Yoongi, el niño que soñó con reparar un corazón roto que ya no existía. . . . •Historia gay / Yoonmin. •Contenido delicado.


Fanfiction Todo o público.

#BTS #inkspiredstory #Yoonmin #adulto #delicado #fanfic
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Cuando el adolescente corrió hacia el parque detrás del vecindario, escuchó los chillidos de dolor de su novio. Corrió más rápido sin importarle las gotas de lluvia que chocaban con su rostro, sin importarle el frío del invierno metiéndos por sus huesos, y de los resbalones que daba a cada paso y que posiblemente lo llevarían a una caída dolorosa en la nieve derritiéndose.


—¡Te dijimos que no te acercaras aquí, idiota!—una voz llena de rencor exclamó y, sin poder negarse a ello, el rubio chico aceleró sus zancadas hacia la dominante voz.


El rubio corrió como si su vida dependiera de ello, con el corazón latiendo y su impotencia alterando su fuerte cuerpo. Al girar la cuadra, como suponía y no se había equivocado, encontró a Min Yoongi, su pareja desde hace casi un año, tirado en el suelo con el rostro manchado de la pegajosa sangre que salía de las heridas en su piel, su cuerpo, de contextura delgada y algo pequeña para sus catorce años, estaba cubierto con una enorme chaqueta celeste que llegaba más abajo de sus delgados muslos. Él se retorcía en el suelo intentando esquivar los golpes de uno de los chicos que lo rodeaba, estos últimos tenían la irónica ventaja de tener un cuerpo más grande que incluso llegaban a ser grotescos para sus cortas edades; Jimin no los conocía a fondo, pero sabía que los cinco chicos allí de pie eran conocidos por ser unos abusones de esos que llevaban las cosas a unos extremos exagerados, tal como lo estaba haciendo Dylan -como todos lo conocían- con su Yoongi.


Cuando una patada dio en el abdomen de Yoongi, el rubio se sobresaltó asustado, aceleró -si eso era posible- y llegó a donde los malhechores del niño. Empujó al matón Dylan con una fuerza arremolinante, siendo él un chico de contextura musculosa sin exagerar, con unos brazos marcados al igual que los músculos desarrollados bajo el resto de anatomía. Cuando el más grande cayó sorprendido al hielo del suelo, Jimin enseguida se interpuso entre él y Yoongi.


—¡¿Quieres morir, cabrón?!—fue Dylan quien habló, su rostro tornándose rojo de la ira, hacía un peculiar contraste con las pecas y el cabello rojo cobre.


Jimin ignoró las palabras para ayudar al pequeño cuerpo de Min a levantarse, siempre manteniendo la guardia alerta. Yoongi logró ponerse en pie, siseó por el dolor en sus costillas magulladas y el ardor en la superficial abertura de su frente. Jimin aún le tenía la mano agarrada cuando Yoongi se puso de pie.


—¡¿Estás enfermo?!—el pelirrojo exclamó con más furia dando un paso hacia adelante seguido por sus cuatro amigos detrás, ellos sólo mantenían silencio a la espera del primer movimiento de Dylan—¿Me estás saliendo con mariconadas?—señaló las manos entrelazadas de él y Yoongi.


—Aléjate—replicó el rubio dando un paso hacia atrás—Aléjate o llamaré a la policía.


Cómo por arte de magia, el robusto chico se detuvo, lo miró con unos ojos dignos de un desquiciado y pronunció:—¿Pero qué tenemos aquí?—sonrió ladino con fingida sorpresa—¡Oh, claro... Pero si es el hijo de los Kim!—giró hacia un rubio a sus espaldas, otro más de sus "perros fieles"—Mark, recuérdame que es lo que dicen de este chico de aquí—claramente se refería a Jimin. Pero "Mark" no se movió de su lugar, sólo quedó mirando a Dylan para luego mirar a Jimin, un atisbo de preocupación en su rostro—¡Que me recuerdes que dicen del jodido Park Jimin!


Tragando fuerte para ir contra su máxima moral, aquél rubio que era desconocido para Jimin y Yoongi, dijo: —Dicen... dicen que su padre se lo follaba—respiró profundo—Y que él gemía por sentirlo más adentro.


—¿Y qué es lo que Jimin quería sentir más adentro, Mark?—preguntó sin escrúpulos.


—Su-su polla, él rogaba por ella.


Jimin estaba estático en su lugar, apretujando la chiquita mano de Yoongi con tanta fuerza que le estaba haciendo daño, pero el niño de catorce años no dijo nada, pues sabía la situación de Jimin y de cuánto miserable y sensible se volvía ante estos insultos. El niño alzó la mirada hacia su amigo más grande y susurró muy bajito un "Tranquilo, MinMin" pero Jimin parecía escuchar a Dylan con tanta atención que sus palabras de deslizaron hasta perderse en el hielo.


—Kim... hay muchos rumores sobre tí, quizá ahora entiendo porqué sigues pegado a ese mocoso—siseó mirando a Yoongi—No vayas a querer follártelo.


—Imbécil—murmuró Jimin sintiendo su sangre hervir por la ira y la impotencia, queriendo defenderse pero sin poder por motivos muy precisos.


Dylan lo escuchó, pero viendo el sonrojo mortífero en el rostro de aquél rubio al que hería, prefirió ser un poco más animal y pasar a lo más doloroso, las palabras—Oye, Kim—ladeó su cabeza para fundir sus ojos verdes en los marrones del chico—¿Es cierto que asesinaste a tu padre porqué te la metió sin lubricante?


"¿Es cierto que dormiste abrazado a su cadáver por más de dos semanas?"


"¿Qué su regalo para tus cinco años fue que te rompiera el culo?"


"¿Oye, Kim... Verdad que estuviste en un psiquiátrico hasta que una nueva familia te adoptase porque fuiste un niño abusado y no tenías la culpa de haber abierto a martillazos el cráneo de tu padre?"


"¿El "Caso Park te decían?"


Un tic de nervios apareció en el ojo de Jimin, picándole con una fuerza e ímpetu que sus labios temblaron para luego escuchar en el aire un zumbido que poco a poco se fue convirtiendo en voces, bajas pero claras diciéndole innumerables expresiones "Te hacen daño" era una "Le hacen daño" era la que más le importaba. Después el olor a su alrededor de agua estancada, de hielo y de mundo se convirtió en un hedor nauseabundo de carne podrida, a sangre añejada y a muchas cosas más que poco a poco comenzaban a entrar por su nariz.


Sostenía con fuerza la pequeña mano de Yoongi, teniéndola bajo la suya cada vez con más fuerza. Ahora su visibilidad oscurecía mediante los segundos pasaban, oscureció un poco, otro poco, hasta que se volvió un túnel sin salida. Comenzó a respirar con fatiga, frunciendo el ceño cada vez que lo hacía, pues el olor a su alrededor parecía haber sido sacado de la misma morgue.


—¿Yoongi?—el rubio susurró al ver su mundo negro, sintiendo la mano del niño helada como la nieve. La soltó, asustado de abrir sus ojos que simplemente se dedicó a tantear el delgaducho brazo de su chico, sus dedos temblaban mientras lo recorría. Llegaron al hombro de Yoongi, una parte de él que era tan delicada de acariciar, subió otro poco más y sus dedos tocaron con duda la piel húmeda y pegajosa que tenía. Pero, sin embargo, aún no podía abrir los ojos, como si su subconsciente fuese testigo de sus actos. Subió un poco más, centrándose en la parte central de la nuca.


Jimin, cuando sintió con sus dedos lo que había allí, comenzó a temblar de miedo con una agonía que lo recorría desde las entrañas hasta lo superficial de su piel. Y es que en el cuello del niño había un picahielo enterrado hasta lo más profundo de la garganta, habían más hoyos abiertos en esa parte, tan profundos y animalescos que el interior de la garganta de Yoongi podía verse con facilidad. A Jimin no le fue necesario abrir los ojos para saberlo, simplemente la imagen de Yoongi había llegado a su cabeza, una escena del cuerpo desnudo de su pequeño sin vida, si la piel de Yoongi había sido pálida en vida, ahora estaba tornándose azulada, con sus ojos abiertos mirando un punto en blanco de la habitación en la que se encontraban, el cabello negro estaba hecho una maraña pagadisa por el salpicadero de sangre y en su hombría y estómago un charco de maloliente semen.


"¿Tú y yo somos novios, MinMin?


Con los ojos aún cerrados, se preguntó que estaba pasando, que había pasado para terminar hiriendo a Min Yoongi, el niño del que se había enamorado. Entre el miedo y el fuerte zumbido de las moscas, recordó que el no era normal, había pensado serlo, pero Dios, se había equivocado y dado cuenta de la manera más depravada posible que no estaba en lo cierto. Jimin había estado por siete años en rehabilitación intensiva por lo sucedido a la edad de nueve años, él a la edad de dieciséis finalmente pareció haber recuperado todo sus ánimos de vivir y, lo más importante, su capacidad mental sana. Park Jimin había sido el famoso y perturbador caso del niño de nueve años que asesinó a martillazos al padre para después permanecer abrazado a su cadáver por casi dos semanas sin beber, comer o sin hacer otras necesidades. No obstante tales aberraciones, se dio de baja su capacidad mental, y es que las autoridades habían investigado el caso yendo a descubrir que el pequeño sufría de abuso infantil, había sido violado desde la edad de los cinco -aunque en realidad había sido desde los cuatro- y tomado por su padre como un saco de boxeo cada vez que la rutina lo asfixiaba. Meses después al internamiento del niño se descubrieron contactos que el padre tenía en donde ponía a la venta el cuerpo de su hijo, cada petición tras un precio diferente. Fue por ese motivo que su caso dejó de ser visto como "el monstruo que asesinó a su padre" y pasó a ser "el monstruo que fue asesinado por su hijo, quien era la verdadera víctima".


Él había sido nominado: “El caso Park”.


A la edad de dieciséis años había sido puesto en libertad con la condición de ser visitado constantemente por un psicólogo que mantuviera las cosas bajo control -por así decirlo-, la familia que había adoptado al adolescente, los Kim, estaban más que de acuerdo con los médicos puesto que conocían al revés y al derecho el caso de Park. Este último, llevó todo con una tranquilidad sorprendente ya sea para los médicos que para los "aficionados" al caso.


Desde un principio obtuvo un buen trato de parte de su nueva familia, de sus padres adoptivos y de sus dos hermanastros de menos de diez años.

La familia lo acogió a brazos abiertos, diciéndole lo mucho que admiraban su fuerza como ser humano y su admirable capacidad para seguir adelante en un mundo que lastimosamente aveces ofrecía mierda a los "buenos" y oro a los "malos".


Jimin, por otra parte, se sentía renacer de un hoyo de arenas movedizas para salir a la nueva vida que le esperaba. Estaba contento, aún cuando ciertas noches soñaba con unas grandes manos tomando la cintura de un pequeño niño -que era él- para penetrarlo bruscamente hasta hacerlo sangrar y chillar del dolor, aún cuando en su cabeza aparecía la escena su rostro húmedo de lágrimas, marcado con moretones, chorreando orina y esperma. Jimin soñaba con el rostro furioso de su padre, ese rostro de ojeras y bolsas por la decadencia física y mental, aveces junto el rostro de su padre, aparecían otros rostros de hombres ancianos o señores que lo miraban con lujuria, algunos llegaban a orinar en su carita de bebé para luego llegar al clímax y correrse dentro de él; luego, otros más depravados, lo harían defecar y comerían u olerían sus heces fecales con una depravación total.


Cómo es claro y se decidió así, las autoridades no informaron a los medios de comunicación sobre estos detestables actos, las noticias, reporteros y, desgraciadamente, la familia, obtuvieron sólo la información que no había podido ser ocultada.


Esas eran las pesadillas de Park Jimin, sueños que no eran tales sino recuerdos que su subconsciente no podía olvidar. Lo raro para él no fue soñar con ello, lo que le extrañó fue no haber tenido estas visiones durante los largos años dentro del hospital psiquiátrico, en dónde sería lo más probable ya que se encontraba en un estado de recuperación. Y de vuelta, lo más raro no fue revivir los recuerdos al mudarse con su nueva familia; lo espeluznante fue que comenzó cuando conoció a Min Yoongi, el vecino de los Kim y después también suyo.


La vez que Jimin vió a Yoongi por primera vez fue al lado del lago de su nuevo pueblo, el chico, que era de cuerpo pequeño ya sea en delgadez y porte, yacía sentado en las piedras que rodeaban el agua, llevaba su cabello lacio cubriéndole la frente y una piel pálida que relucía ante los rayos de sol del verano. Ese día Jimin había tomado una caña de pescar, unos anzuelos y un tarro con lombrices como sebos; había caminado por una media hora hasta llegar allí, donde se encontró al chico llorando en silencio mientras observaba las aguas tranquilas.


Jimin dudó en acercarse y preguntar el porqué de su llanto, pero su "bondadoso" corazón se restregó tanto dentro de su pecho y decidió, al menos, preguntarle porqué lloraba.


“Me han vuelto a golpear” había respondido el niño, Jimin había quedado sorprendido puesto que no esperaba tanta sinceridad así de primera. A ese punto, sin embargo, no importaba, ya que Jimin vio en los orbes oscuros del chico un sin fin de problemas, quizá nunca se compararían a los que él tuvo un día, pero de igual manera ase chiquillo llorón era un ser humano y necesitaba las palabras que a él nunca le dieron cuando las necesitó.


“Cuéntamelo todo”


Y así comenzó la amistad sincera de un adolescente con el alma marchita aparentemente curada y la de un niño que quería ser escuchado.


A partir de allí los días pasaron, la amistad se reforzó, Yoongi seguía siendo golpeado cuando Jimin no estaba allí para protegerlo, luego Yoongi lloraría en brazos de Jimin y este último sentiría su alma haciéndose trizas y en su garganta una concavidad dolorosa. Porque, irónicamente, le recordaba mucho a él, no solo en la situación, más bien en lo débil que el frágil chiquillo demostraba ser. Eso a Jimin no le gustaba, pero no obstante ello, él siempre estaba allí para consolarlo y decirle que todo saldría bien, después acariciaría sus mejillas ruborizadas y repartiría unos dulces besos en la cabellera oscura.


Dos meses después, Jimin comenzó a escuchar voces, alucinaciones de diferentes olores en su nariz, sabores en su boca y voces que no provenían de ningún lado más que de su cabeza. El primer mes lo ignoró, el segundo, comenzó a meter pastillas relajantes o para dormir, las pastillas poco a poco se hicieron más presentes hasta convertirse en un verdadera droga a la que no podía resistirse. Yoongi, aún teniendo solo catorce años, dijo que había notado el cambio en él, que ahora le hablaba frío y sin aquella comprensión que solía usar cuando llegaba a él luego de una golpisa. Aquella discusión había sido la primera entre los dos, una en que se dijeron todo lo que escondían hacia el otro. Pero en esa discusión, hubo algo que hirió el frágil corazón de Yoongi, "Me irrita tu debilidad" eso fue lo que la había dicho Jimin en su momento de enfado y, para su sorpresa, Yoongi había respondido entre suaves sollozos "Yo siempre vuelvo a tí porque me gu-gustas".


"Eres mío"la voz gruesa de sus sueños había dicho.


"Tú cuerpo me pertenece y le pertenece a quien yo decida"Jimin recordó las atroces escenas del niño en un sótano siendo tocado, tomado y ensuciado de formas diferentes.


"Aplástalo, mátalo, usa el tacón campeón" en Jimin vino un recuerdo del niño aplastando con un filoso tacón a un pequeño gatito hasta destriparlo, delante de él, había un anciano grabando mientras se masturbaba sin freno, en su rostro una expresión de placer puro mientras que en el rostro de Jimin uno de rendición ante la maldad del ser humano.


Esa tarde, cuando Yoongi se confesó a él entre un bonito rubor de vergüenza, Jimin recordó cosas que su consciencia había mantenido ocultas en lo más profundo. La demostración de amor que le había entregado Yoongi, instintivamente le habían recordado a las muestras de amor por parte de su padre. Por eso salió corriendo de allí, dejando a un Yoongi preocupado porque quizá, había confundido el cariño fraternal de Jimin por uno más íntimo.


Las voces, a partir de allí, se hicieron más persistentes en su cabeza, la voz del padre y otras más diciéndole que Yoongi era como ellos, que con el tiempo él también se convertiría en esa parte de cloaca que tenía el mundo. Imaginaba a Yoongi abrazándolo, poniéndolo bajo su pálido brazo para acercarlo más y así repartir suaves besos sobre su pequeña nariz, y aunque Yoongi fuese más pequeño que él ya sea en porte que en edad, sabía que comenzaría a crecer como el chico sano y fuerte que era. Pero repentinamente, mientras Jimin soñaba en lo que podía ser una relación más que amistosa con su amigo, las escenas cambiaban a una más escalofriantes; Yoongi tomándolo rudo, Yoongi golpeándolo y Yoongi haciendo de él un niño desamparado. Y Jimin se odiaba un poco, pero más odiaba a Yoongi, y sabía que eso estaba mal, aquél niño era sinónimo de inocencia, de amor puro y de cero maldad.


Pasó un mes, ellos volvieron a hablarse como antes, no tocaron el tema, hicieron como si nunca hubiera sucedido, Yoongi por su parte comprendía a Jimin, ya que antes, tal vez un mes, a él lo habían arrinconado en la parte trasera de la escuela y dicho lo peor de Jimin, desde su problema pasado hasta lo retraído que era actualmente; pero a Yoongi no le importó, él solo quería ayudar a Jimin en todo lo posible, aunque fuera solo un niño él sabía que tenía la capacidad suficiente para darle una esperanza más en la vida de Park Jimin.


Y entonces, después de otros meses más, el tan esperado "Tú también me gustas, Yoongi" llegó. Con el corazón acelerado, Yoongi había respondido un "¿Quieres ser mi novio?"


"Yo soy tu novio, aunque sea tu padre"


Esta vez Jimin ignoró las palabras en su mente, bajo medicamentos en excesos, él se dejó amar.


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Ese día Jimin y Yoongi discutieron, el menor decía que él se medicaba tanto al punto de perder la noción del tiempo, al punto de ignorarlo y de no ser capaz de percibir el amor que le estaba ofreciendo. Ese día Jimin ingirió pastillas de más para intentar -inútilmente- callar las voces junto a los olores y junto las manos que en momentos sentía recorrer su cuerpo. Ese día Park Jimin tenía los ojos rojos por el poco dormir, por los nervios y por el holocausto de depravadas imágenes en su cabeza. Él no veía a Yoongi de esa forma, pero al parecer su cabeza sí.


"¡Supéralo!" pero Yoongi, el mundo y ni el mismísimo Dios sabían lo que pedían. Lo que vivió Jimin no se olvida con amor ni con palabras dulces, o con cariñosos besos en las mejillas o con las muestras de aprecio que le daba Yoongi.


Sin darse cuenta, Jimin caía en un abismo de falsas apariencias, donde sonreía cuando en realidad quería llorar, o lloraba cuando en realidad quería golpear. Sin poderse negar a ello, goleó a Yoongi una de las tantas veces de discusión, lo golpeó fuerte, casi como lo hacían los matones, dejándole moretones por la pálida anatomía, dejándolo en un charco de sangre con unas costillas rotas y el grácil rostro hecho un desastre. Yoongi fue llevado al hospital, no dijo quien fue, tampoco volvieron a hablar.


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Jimin siguió el recorrido del cadáver en descomposición, lo tocó un poco más hasta llegar a los ojos, tocó las pupilas húmedas y luego tragó duro el nudo en su garganta. Entraba en pánico, no quería ver el detestable acto cometido, ni siquiera recordaba como había acabado allí, parecía tener la mente en blanco, con bajos recuerdos de cómo había llegado a aquél departamento -desconocido- y hecho tal depravación.


Se levantó rápidamente de la cama y corrió hacia un lado en dos largas zancadas, pero, para su sorpresa, se tropezó con "algo" de consistencia rara.

Jimin evitó observar el pequeño cuerpo sin vida de su amigo en el colchón, aunque, él sentía como la mirada gatuna del niño lo perseguía, él respiraba y sentía como Yoongi mirada el aleteo de sus narices. Pero también sabía que era fruto de se imaginación y que el cuerpo en putrefacción de Min ya nunca volvería a dar atisbos de vida.


Lo peor de todo, lo más enfermo, lo más morboso y malsano, era que no había ni una pizca de culpa, miedo quizá, pero no culpa, no remordimiento por ver lo que había hecho.


Miró hacia lo que fue causante de su tropiezo, se encontró otro cadáver, este, a diferencia del de su novio, estaba en condiciones a decir poco normales. Desnudo por completo, con el rostro irreconocible por la desfiguración hecha con lo que parecía ser una navaja, algo filoso. La carne en el rostro se desprendía hasta quedar colgando, llena de sangre negra y roja más unas aberturas en cada lado de la boca, como una enorme sonrisa.


"Ten, léelo para que no te aburras, te estaré trayendo más cómics si te portas bien con los invitados"


Jimin, horrorizado por el recuerdo, se sentó en el borde de la cama al lado del maloliente cadáver de Yoongi y, de forma descabellada, siguió observando lo que sus manos habían hecho. Bajando por la nuca del cuello del chico se percató que habían protuberancias que se movían, como si algo intentase salir de dentro de la magullada piel de quien sea que fuera la víctima. A Jimin le llamó la atención un movimiento en la boca del chico, la miró, y poco después se dió cuenta que allí no habían dientes, solo unas encías hinchadas impregnadas de sangre, poco después, vió como de entre esos belfos cortados salía una enrome cucaracha.


Cuando vio eso, tuvo un flashback, un recuerdo rápido, como un destello. Él odiaba los insectos, pero al parecer, no había tenido ningún prejuicio a la hora de abrir un pequeño frasco de cucarachas y meterlas dentro de la boca del muchacho, cerrársela y hacer que estas se alimentaran o mordieran la piel de la cavidad bucal para poder escapar.

El cuerpo del muchacho no era de menos, tenía contusiones de todos los tonos, aquellas heridas rodeaban los "hoyos" en la piel, hundidas profundas en cada espacio de la carne que ahora estaba siendo recorrida por insectos y moscas. Jimin se permitió ver un poco más, como si no hubiera sido suficiente miró los brazos del muchacho, fuertes bañados también en sangre, también con cortes profundamente clavados y con el húmero (hueso del brazo) roto saliendo por la piel de una manera angustiosa, una que talvez hubiera dejado a algunos petrificados, a otros asqueados y a otros sorprendidos.


"Sólo debes torcer su cuello con fuerza, ignora sus maullidos de agonía, tuercelo hasta que el hueso de su nuca sobresalga"como si estuviera ahí, Jimin oía de nuevo el sonido de la piel de una mano chocando contra su pelvis" Así me vendré más rápido, corazón" y entonces ellos se vendrían sobre su rostro y el cadáver del animal.


El cuerpo completo del muchacho parecía un cerdo de matadero, todo desastrado, con sangre y heridas por doquier. Jimin miró hacia las manos del chico, estaban magulladas y de un tono muy cerca al violeta, él carecía de uñas, ahí solo había piel en carne viva y coágulos de sangre.


Si Jimin no hubiera estado tan sumergido en el desastre causado, se hubiera dado cuenta que aquél cadáver -restos de cuerpo- era de Dylan, el matón de Yoongi.


A Jimin le hubiera gustado sentir al menos un poco de satisfacción, pero no, en su ser no había más que una sensación neutral, no había tristeza, no existía la culpa, el dolor al igual que la felicidad eran nulas en su cuerpo, como si todo rastro de emoción, de cordura y de moralidad se hubieran ido por el caño. Ahora su mente era solo un túnel sin fin, uno oscuro sin emociones, no importaba lo que había hecho, no importaba porque él ya no sentía. Sintió mucho cuando no debía, se acostumbró, y sintió poco cuando era el momento de sentir, agotado de tanta "adrenalina", él ya se negaba a seguir probando la culpa en su ser, la felicidad u otro efecto.


Cerró los ojos, pensando, o más bien relajándose. Sin decir palabra alguna, sin algún destello de risa lunática o un vislumbre de culpa, se puso de pie, caminó hacia la cocina con una normalidad de haber vivido años en aquél departamento y prendió todos los fogones, dejando que el fuerte olor a gas inundara el lugar. Haciendo caso omiso a las fotografías colgadas en las paredes de una familia, volvió a la cama con el cadáver de Min Yoongi, se recostó a su lado, lo abrazó con fuerza hasta tenerlo tan cerca que el hedor podrido le penetró al estómago y, aún sin emociones, se durmió.


.


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—El asesinato a dos adolescentes de catorce y diecisiete respectivamente, asesinados de forma cruel mediante torturas de diferentes tipos. Se especula que con el menor inclusive llevaba una relación de no tantos meses y que, desgraciadamente, fue con el que práctico actos detestables como la necrofilia. Además, ya sabemos que el asesino fue el chico del muy conocido "Caso Park". Han pasado meses, las pistas han sido todas puestas juntas y en orden, sabemos que el departamento pertenecía a Dylan Carrey, una de las víctimas, que Min Yoongi fue llevado mediante el engaño y sedativos luego de una discusión y pasó lo que pasó. Ustedes queridos oyentes... ¿Qué piensan de todo esto? Y usted, nuestro invitado especial esta noche ¿Qué opina al respecto? ¿Cree que el asesino deba ser juzgado con pena de muerte o considera correcto que una persona con su magnitud de maldad deba estar encerrado en un psiquiátrico?


—¿Quiere una respuesta del psicólogo que soy, o como el ser humano que soy?


—Está bien, la que se sienta más cómodo.


—Bueno, creo que una persona en su sano juicio nunca llegaría a todo lo que nuestro acusado haría, pero recuerde que fui yo quien siguió hace años el "caso Park", le aseguro que hasta la mente más brillante y bondadosa puede llegar a ser perturbada a una magnitud indescriptible. Incluso la de un niño y, lamentablemente, una vez que una delicada vasija se rompe no hay vuelta atrás.


—Entonces nos está diciendo que el acusado debe seguir con vida. Díganos, Doctor... ¿Usted que cree que conlleva a cometer tan atroces actos a una persona? ¿Por qué?


—Porque el ser humano es el animal más desgraciado, y quién por milagro de Dios no lo es, muchas veces vendrá perturbado por otro, de manera grave o no, siempre querrán tomar ese poco de inocencia que queda o que quedó.



17 de Dezembro de 2021 às 17:04 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

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