H
Horacio Oliveira


Se relatan cuatro historias en donde nuestro protagonista deberá dilucidar si son verdaderas o no lo son.


Conto Todo o público.

#347 #381 #295 #terror #336 #historico #301 #332 #383 #real
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La Caverna y los Cuentos

-Referir al lugar donde me encontraba sería mentirles, la única referencia que tengo después de levantarme de mí letargo es que me hallo en una habitación completamente iluminada de color blanco, sobre la puerta hay un cartel en el que está escrito “CAVERNA”. La persona que venía a visitarme/vigilarme en esa especie de confinamiento se encargaba de relatarme ciertas historias en donde yo tenía que dilucidar cuál es verdad y cuál es simplemente una historia ficticia, al final de las cuatro historias que me contó debo darle mi respuesta, luego de eso seré liberado. Intentaré ser lo más fiel posible en relatar las historias que he escuchado, aunque tal vez haya uno que otro cambio de cómo me las han contado, procedo a enunciarlas.

La primera historia trata sobre un hombre que alega ante todos aquellos que lo acusan de mentiroso, decir la verdad. Esto sucede en una ciudad de Grecia, Atenas y fue mucho antes de que el tiempo se dividiera en D.C y A.C (para los cristianos); este hombre, fue acusado de manipular con sus palabras y a través de sus argumentos a aquellos jóvenes que seguían sus enseñanzas. Se lo culpaba de corromper sus mentes con las palabras que dictaminaba y los alegatos en los que dejaba en evidencia a sus alocutarios como verdaderos pregoneros de mentiras. En un juicio en donde buscó mostrar su inocencia, aludió a la única manera de poder demostrar que lo que decía era cierto, dando su vida por la verdad, la muerte, su muerte demostraría su convicción y demostraría su ideal de verdad, la singular forma de demostrarlo era incorruptible al igual que la muerte, algo que no se puede negar y que es igual para todos, la muerte es la verdad, además de que nunca nadie ha muerto por algo que sabe que es una mentira.

Luego de terminar cada historia se iba por un tiempo, no sabía con exactitud cuánto era, pero parecía ser mucho. Para traerme la comida me obligaba a pararme de frente hacia la pared contraria que daba a la puerta, luego de eso dejaban la bandeja en el suelo y se iba. La comida no importaba si la diferenciaba en desayuno, almuerzo y cena porque era lo mismo todo el tiempo, arroz con un vaso de agua y pan, la ambrosía de los dioses decía para mis adentros; luego de terminarla se repetía el proceso para que se llevaran la bandeja. La luz era incesantemente constante, nunca se apagaba, al principio se me hacía imposible dormir, pero poco a poco me fui acostumbrando, ya no importaba las noches, los días o siquiera las horas, mi forma de medir era a través de la comida y las historias, el tiempo sólo se medía en comer y escuchar las historias, nada más importaba.

El segundo relato verdaderamente no lo recuerdo tan bien, pero me resulta familiar y conocido (creo que es conocido), no referiré al lugar ni a los nombres, sólo sé que la historia sucedió cerca de oriente, dos hombres son los protagonistas, el primero es una especie de mecías, el segundo un traidor, el primer hombre era capaz de curar enfermos, caminar sobre el agua y de convertir ésta en vino, era capaz de levantar a los muertos, dividir los panes e inclusive perdonar a todos a pesar de que lo ofendiesen. El segundo, simplemente un traidor; vendió al primero por treinta monedas de plata, sería recordado por dar el beso al mecías previo a su traición, luego de que crucificasen al redentor él se ahorcaría debajo de un árbol, un hombre que a diferencia del primero era sobre todo un humano, no levantaba muertos, sino que limpiaba a los enfermos, sus heridas, sus llagas con un trapo y agua, no podía dividir los panes, no podía caminar sobre el agua, sólo podía ser como el destino se lo encomendó, él tenía que ser el traidor, era necesario el redentor humano.

A veces me ponía a pensar en mi vida antes de llegar a este lugar, la recuerdo solo por partes, no es muy clara incluso ahora, ¿cómo llegué a este lugar? No me es un enigma, buscaban voluntarios para un proyecto que se detallaría solo a los que aceptaran los términos. Lo único que me importó fue la paga, que era muy buena.

Recuerdo el encierro que sufrí en los últimos tiempos, no salía por nada en el mundo de casa, no tenía las fuerzas, el sol o la gente me lastimaba, el proyecto de la “caverna” me pareció interesante debido a la reclusión que sometían a sus sujetos, obviamente después están las letras pequeñas que preferí omitir, la criogenización me tomó por sorpresa.

La tercera historia sucede a mediados del 1300, una peste llamada bubónica, peste del oriente o negra mató a la mitad de la población mundial de ese tiempo, los cuerpos se desparramaban a montones por las calles, la gente por la enfermedad desconocía a su propia familia. Atacaba a todos por igual, ricos, pobres, campesinos, prostitutas, niños, adultos, ancianos; no tenía preferencias, bulbos del tamaño de pelotas de tenis que cubrían todo el cuerpo, era la manera en que se manifestaba, hasta los animales por hacer contacto con estos podían contagiarse y morir. Las personas más adineradas escapaban a sus lujosos aposentos fuera de las ciudades o los pueblos, los miserables que debían sufrirla se robaban unos a otros, no había ley que contuviera la barbarie, no había fe que solventara a aquellos que lo perdían todo, era el hombre y sólo el hombre el que moría, ni un redentor o un mesías, nadie que pudiese ayudarnos, una mano que no llegó y ni siquiera se dignó a aparecer, un dios ausente para los miserables.

Creí haber dicho que la plata era lo único que me incitó a anotarme, pero no es así, ya no tenía nada ni a nadie, estaba sólo en una habitación similar a esta, pero sin luz grande muy grande y vacía, ya no me quedaba nada y ahora apenas me queda un recuerdo, tal vez el más importante, una palabra que jamás se me pudo borrar “La verdad le es vedada a los hombres e inclusive a su Dios”.

La cuarta y última historia que creo que es reciente trata sobre una guerra, una de tantas y tan similares que solo por el tiempo se las diferencia, aunque hay algo que se repite en todas ellas y es el odio que tiene el hombre contra otro hombre, no soporta ver a un igual y busca la más mínima diferencia para matarlo, lo que sea, nimiedades. Un tal Adolf H. decide tomar ciertos territorios que él consideraba que debían pertenecerle al Tercer Reich (Imperio Alemán), pero no solamente quería los territorios, sino también acabar con el que era igualmente diferente a los alemanes, el pueblo judío sería cruelmente llevado a un genocidio nunca antes visto, o tal vez sí, el hombre se ha masacrado desde tiempos inmemoriales, ¿las guerras no son entonces el genocidio justificado del hombre contra el hombre?, ¿una enfermedad que mata a la mitad de la población mundial, no es un designio de los dioses?, ¿un hombre o todos los hombres, pueden detener tanta crueldad, tanta miseria, tanta des humanidad?. La peor bestia es aquellas que es humana.

Una vez hubo terminado de contar la última historia, me preguntó cuál era mi conclusión sobre todos estos relatos. No referiré a lo que respondí porque tal vez ya lo haya hecho, simplemente diré que me dejaron salir.

Cuando hube de salir al pasillo, todo estaba destruido, casi siquiera había luz, solo se divisaba un destello al fondo y muy a lo lejos, el olor era nauseabundo, pasé sobre escombros que provenían del techo, mi cuidador me seguía un poco lejos por detrás, miré dentro de las habitaciones contiguas a la mía, pero estaban demasiado oscuras como para poder ver algo, de inmediato supe que solo éramos nosotros dos.

Una vez hube de acercarme a la luz, que me encegueció por unos instantes bastante largos hasta que mis ojos se adaptaron, logré ver el mundo, o algo similar a él. Simplemente era inextricable, fuegos recorrían los cielos de tonos rojizos y caliente, el suelo ya no existía, salvo el pedazo de tierra en donde se hallaba nuestro edificio o lo que quedaba de él, el sol era enorme y tan cercano, el infierno y el cielo en esa postal eran uno solo.

Caos- susurré súbitamente- eso era la verdad.

U.G.C

10 de Dezembro de 2021 às 19:11 0 Denunciar Insira Seguir história
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