caotica_itaca caotica itaca

Todos tenemos algún secreto escondido bajo llave, dormido, casi olvidado, esperando su momento para reaparecer, desde ese rincón de la memoria. Lua pensaba que su vida era demasiado simple como para tener uno, hasta que algo despertó. Emmanuel estaba seguro de que nunca encontraría la luz que iluminará su oscuridad... Acompaña a Lua y Emmanuel por los rincones de la memoria.


Romance Romance adulto jovem Impróprio para crianças menores de 13 anos.

#love #misterio #amor #destino #secretos #recuerdos #toxico #real #emmanuel #lua
5
8.2mil VISUALIZAÇÕES
Em progresso - Novo capítulo A cada 30 dias
tempo de leitura
AA Compartilhar

LOS RINCONES DE LA MEMORIA

Dicen, que nuestros mayores secretos están guardados en algún rincón de la memoria. Pensamientos, recuerdos, aquello que no queremos que los demás conozcan, momentos vergonzosos, secretos oscuros, pensamientos guardados bajo llave.

Y así permanecen, a veces, sobre todo al principio, absolutamente nítidos, hasta que poco a poco se van apagando, hasta quedar dormidos, pero no muertos, para que nunca se olviden de todo y que resurjan cuando sea necesario. Cuando ese momento exacto funcione como llave y libere el secreto casi olvidado.

Ilusa de mí, pensaba que no tendría ninguno, que mi vida no era tan interesante, hasta que apareció. Entonces comprendí que existen secretos que es mejor que permanezcan dormidos, otros que deseas que desaparezcan, pero siguen latentes, y otros, que te esfuerzas en recordar para que no acaben bajo llave nunca.

Mis padres siempre me contaron que una noche de luna llena, la luna susurro un nombre y que por eso decidieron llamarme Lua, siempre he pensado que ese nombre me queda grande, ese es uno de mis secretos.

Lua, Luna, la luz que ilumina la oscuridad. En ese momento empieza mi historia.

Comencemos...

Como le puede pasar a cualquiera, estaba absolutamente enamorada de una persona que, en realidad me quitaba mas de lo que me podía aportar. Bueno, eso pensaba yo, hablo sobre estar enamorada, lo otro, es cierto.

Esa persona me maravillaba, como una polilla volando a esa luz que la va a matar. No tenía nada del otro mundo, no tenía ningún aura de misterio, ni habilidades que no fueran comunes. Excepto, que era experto en el arte de observar y hablar, saber exactamente que tiene que decir para conseguir lo que quiere.

Y torpe de mí, no podía parar de volar hacia él.

- Lua, hoy estas muy guapa.

- Gracias, pero estoy igual que siempre.

- Bueno, sabes lo especial que eres para mí.

Puede que parezca una conversación normal entre dos enamorados, pero creedme, nunca fue así. Aunque yo me creí todas y cada una de las mentiras que me contaba.

Me hacia sentir especial, cierto, pero también creaba en mi la necesidad constante de tener que escuchar esas palabras, de tenerlo conmigo constantemente, haciéndome sentir pequeña, insignificante y que no era nada sin él.

Pero todo cambió aquella mañana, una de tantas que corría detrás de el para sentirme completa, como si me faltara una parte.

Hasta que apareció Emmanuel y posó en mí su mirada de diferentes colores.

- ¿Lua? ¿Me estas escuchando? Siempre igual, no prestas atención a nada, bueno, eres como una niña, te tengo que cuidar constantemente. – podía notar la irritación de Sergio en su voz.

- Te escucho, solo me preguntaba quién era él.

- ¿Ese chico? Deja de atender a tonterías y hazme caso.

Intente hacerle caso con todas mis fuerzas, pero la mirada de ese chico despertaba en mi un estado que jamás había conocido.

Tenia un ojo de cada color, uno era marrón, como los árboles en otoño, cálido y acogedor. El otro azul, como el océano más oscuro.

Tenía la mandíbula afilada y el pelo alborotado de un color rubio que me recordaba a los días de verano.

Por un segundo, la respiración se me cortó.

Pero Sergio estaba tan absorto en su absurda historia que no se daba cuenta de que no era la única persona en este mundo.

- Sergio, es tarde, tengo que entrar a clase.

- Es verdad, hoy tengo clase hasta las ocho, ¿nos vemos mañana?

- Claro, desayunamos juntos, como siempre.

Entonces el me besó y se dirigió a su facultad. Creo que es el beso más distante que jamás he dado a alguien, pero teníamos tanta prisa que ninguno de los dos tuvo tiempo de decir nada.

En ese momento yo me encontraba en mi segundo curso de Psicología, compartía campus y piso con mi amiga, la que había conocido a finales de bachillerato, cuando mas pequeña me sentía ella me ayudaba a recordar lo grande que podía ser, y que es normal sentirse pequeña o triste, o como quiera que pueda sentirme. Lo que más difícil se me hacia y se me sigue haciendo es, que cuando ella se siente así, no permite que nadie le ayude a ver, simplemente encierra todo, hasta conseguir que quede dormido, en algún rincón, dormido, pero no muerto.

Con ella compartía el piso, pero por desgracia no carrera, lo mismo me pasaba con algunas amigas que me habían acompañado desde mi anterior etapa de la vida, compartíamos campus, comíamos juntas cuando era posible, salíamos juntas, bueno las poscas que aun podía conservar…

En clase de psicopatología siempre me sentía un poco sola, no compartía esta clase con nadie que conociera, mis amistades de la carrera no habían escogido esa asignatura.

Me senté en la mesa de siempre mientras la clase se llenaba poco a poco y la gente iba ocupando todos los asientos.

Me disponía a sacar mis cosas ensimismada, pensando en lo que había sentido, cuando una voz me sacó de mis pensamientos.

- ¿Esta libre este sitio?

Esos ojos, de nuevo, ese estado. Alarma.

- Si, claro.

- Me llamo Emmanuel, por cierto.

- Yo Lua.

- Lua, Luna, la luz en la oscuridad, me gusta. - lo dijo susurrando, de manera que supuestamente no podía escuchar nada. Pero lo hice.

Lo curioso era que esa frase ya la había escuchado antes, no solo esa frase, esa forma de decirlo.

- Perdona, me has dicho algo.

- No, solo pensaba en voz alta.

Entonces de nuevo, me miró, fijamente, y pude darme cuenta el lo curiosos que eran sus ojos, heterocromia. Uno de sus ojos era del azul más oscuro que jamás he podido ver, como las profundidades del océano, pero el otro, el color marrón y verde compartían espacio. Sus ojos eran cálidos, acogedores, absolutamente preciosos, pero, seguían despertando en mi ese estado de alarma.

- Solo estaba pensando en voz alta, lo curioso que se me hace tu nombre. Compartes nombre con la Luna.

- No todo el mundo sabe que Lua es Luna en gallego.

- Lo sabia desde hace mucho tiempo. – cuando dijo esto, pude observar en el, una pequeña sonrisa, solo un atisbo, algo que me demostraba que el era consciente de algo, que yo no sabía.

En ese momento no podía parar de sentir que todo en el me recordaba a algo, pero no reparaba en el que. Mi estado de alarma se hizo mayor, tanto que, por un segundo, lo único que ocupaba mi mente era si tenia que irme o conseguir la forma de que todas esas preguntas salieran de mi.

12 de Novembro de 2021 às 00:00 0 Denunciar Insira Seguir história
2
Leia o próximo capítulo CIERRA LOS OJOS E INTENTA RECORDAR

Comente algo

Publique!
Nenhum comentário ainda. Seja o primeiro a dizer alguma coisa!
~

Você está gostando da leitura?

Ei! Ainda faltam 7 capítulos restantes nesta história.
Para continuar lendo, por favor, faça login ou cadastre-se. É grátis!

Histórias relacionadas