Estábamos en el recreo, bromeando y jugando, cuándo él señaló un arbusto lleno de flores blancas, todos fuimos corriendo a verlas, eran jazmines blancos y pequeños que conformaban una enredadera gigante que envolvía toda la reja de la escuela. Varias ya se habían caído y la hermosa chica de cabellos dorados jugaba con las hojas, mientras el chico de ojos claros decoraba su cabello con ellas, volteé para verlo a él, el chico que señaló las flores minutos atrás, y lo encontré acercándose a mí, me preguntó tu nombre y con una bonita flor blanca en la mano se dio la vuelta y se dirigió a ti… te regaló el jazmín que traía consigo y siguió entablando conversación contigo, me miraste de reojo con un destello de culpa que decidí ignorar y te sonreí amablemente con una pasivo-agresividad accidental. La chica de lentes morados me regaló un pequeño ramo que ahora uso cómo decoración en un pequeño collage por más marchito que esté, pues su belleza desgastada me recuerda a ese día soleado en el cuál un arbusto lleno de flores encontramos, recuerdo las risas, las bromas y los abrazos al igual que tu mirada culpable pero inocente, al mismo tiempo viene a mi mente su sonrisa al ver que recibiste la flor pequeña y bonita que te ofreció… puedo notar que es feliz con tu compañía más que con la mía y que te has convertido en su persona favorita, así que hoy te felicito y te deseo que seas feliz pues nuestra amistad vale mucho más que ese chico olor a jazmín… ¿verdad?
Estábamos en el recreo, bromeando y jugando, cuándo él señaló un arbusto lleno de flores blancas, todos fuimos corriendo a verlas, eran jazmines blancos y pequeños que conformaban una enredadera gigante que envolvía toda la reja de la escuela. Varias ya se habían caído y la hermosa chica de cabellos dorados jugaba con las hojas, mientras el chico de ojos claros decoraba su cabello con ellas, volteé para verlo a él, el chico que señaló las flores minutos atrás, y lo encontré acercándose a mí, me preguntó tu nombre y con una bonita flor blanca en la mano se dio la vuelta y se dirigió a ti… te regaló el jazmín que traía consigo y siguió entablando conversación contigo, me miraste de reojo con un destello de culpa que decidí ignorar y te sonreí amablemente con una pasivo-agresividad accidental, mientras ambos se alejaban de los demás, sentándose en un banco no muy lejano para conversar acariciando su cabello con tus manos llenas de garabatos.
La chica de lentes morados me regaló un pequeño ramo que ahora uso cómo decoración en un pequeño collage, por más marchito que esté, pues su belleza desgastada me recuerda a ese día soleado en el cuál un arbusto lleno de flores encontramos, recuerdo las risas, las bromas y los abrazos al igual que tu mirada culpable pero inocente, al mismo tiempo viene a mi mente su sonrisa al ver que recibiste la flor pequeña y bonita que te ofreció… puedo notar que es feliz con tu compañía más que con la mía y que te has convertido en su persona favorita, así que hoy te felicito y te deseo que seas feliz pues nuestra amistad vale mucho más que ese chico olor a jasmín… ¿verdad?
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