alicia-inwonderland Alicia InWonderland

Francisco y Alice son dos desconocidos que se encuentran un dia cualquiera por la calle. Ella, llena de pasión y lujuria. Él, obsesionado por esa curvas. Aventura, infidelidad, placer, morbo, sexo fuerte y más sucederán a lo largo de esta historia.


Erótico Para maiores de 18 apenas. © Todos los derechos reservados 2021©

#Sexo #amor #lujuria #romance
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El Encuentro

Alice es una mujer joven. Adicta a los placeres de la carne. Dominante ante el mundo, en busca de quien pueda someter su calentura y su morbo como a ella le gusta. Es su deseo, su placer. En busca siempre de romper los límites. No le importa la exposición ni las condiciones impuestas. Se entrega y no piensa en el después.

Franscisco, es un hombre de más de 30, serio, inteligente. Todo un trabajador responsable. Atado en compromiso por más de 20 años. Sediento de placer pero incapaz de expresarlo. No hasta que se topa con la intrigante Alice.

Una tarde, caminando por la plaza de la cuidad casi llegando a la parada del metro, Francisco se topa con Alice. Una mujer joven, de despampanante belleza, curvas, ropa apretada, tacones y melena de leona. Una delicia ante los ojos de Francisco. Una sonrisa pervertida que busca la atención de él. Con una intención más allá de la imaginación del hombre.

Tres pasos de Alice aceleran el paso desviado de Francisco hacia la parada del metro. Él la ignora pero se le queda grabada en la mente. Ella desaparece por un instante haciendo que el corazón de Francisco vuelva a su estado natural pacífico. Al llegar a la parada, Francisco toma el metro y se desplaza hasta el final para tomar asiento. Agotado cierra los ojos, respira profundo y se relaja. Al abrirlos mira hacia la entrada del bus. Alice entra, maravillosa hembra que deja a todos con la boca abierta. Francisco queda pasmado pensando que no volvería a verla. Pero no es el plan de Alice. Ella vió potencial en él. Ese hombre tiene una seriedad y una mirada dominante, algo que ella admira, busca, desea. No es una mujer más. Ve mas allá de lo que los mortales pueden ver. Ve la lujuria, la pasión, el fuego latente en los ojos de Francisco.

Se acerca lentamente a los asientos traseros y posa sus encantos dos lugares al lado de Francisco. El hombre queda perplejo, voltea su rostro hacia la ventanilla evitando a toda costa mirarla. Ella despertó algo en él. Aún no sabe que es lo que ella provoca, no lo admite. Teme de sus propios instintos. El cristal hace reflejo, Alice mira fijamente a Francisco y él no puede evitar mirar sus ojos brillantes. Esos ojos de lujuria que queman, que lo llaman, que no permiten pensar en otra cosa que tocarla.

Alice se acerca un asiento, su sonrisa inquietante perturba a Francisco. Él desea que se acerque más. Que ella le hable. El silencio es muy inquietante. Se hablan con la mirada. Ella lo provoca, él la desea, la desea de una y mil maneras y no sabe como ni porqué. Ella es una extraña, pero como lo quema esa mirada. El transporte se detiene, ya están en el punto indicado. Francisco vuelve a cerrar los ojos y la abrirlos Alice no está. Su desespero por no verla lo impactó.

"Qué rayos está pasándome con esa mujer?" - dice en voz baja.

Francisco recoge su maletín, su saco y sale de bus. Mirando a todos lados buscando a ese angel caído sin dar con ella. Sigue su camino a casa con su mente perdida en esos ojos brillantes que lo perturban. Que despiertan deseo en su carne. Ya frente a la puerta de su casa se da cuenta de no tiene opciones. Ya pasó y no volverá a verla.

"Cariño, llegué!!!"- dice en voz alta buscando a su esposa en casa.

"Mi amor estás en casa?"- el silencio hace eco de su voz.

Su esposa esa noche tenía una actividad en el trabajo. Le dejó una nota diciendo...

"Amor, dejé la cena lista en la estufa. Tengo reunión con los ejecutivos de la empresa y llegaré tarde. Te dejé mensajes pero no tiene pila en el celular. Vuelvo en la madrugada, Te amo!"

Francisco leyó la nota. Molesto porque siempre pasa lo mismo. Se queda solo. Su vida sexual prácticamente no existe. Rompe la nota. Va a la estufa, ve la cena.

"Pasta con pescado otra vez!?"- dice en su mente apretando los labios. Un suspiro estresando sale de su boca. Sube las escaleras a su habitación. Se quita los zapatos, los acomodar en su lugar. Su maletín en la silla de la habitación. Pone a cargar su celular. Se acerca al espejo de la cómoda y se quita su corbata rayada lentamente. Se mira fijo a los ojos. Una imagen rápida pasa por su mente. Los ojos de Alice en ese reflejo del bus que lo provocaron.

Uff!- sale de sus labios.

Se quita el resto de ropa y procede a ducharse con agua caliente para quitarse el estrés del día. Con el agua cayendo en su nuca, en su cuerpo no deja de pensar en Alice. En sus curvas, esa sonrisa pervertida y seductora. Tan joven, tan ardiente. La imagina de una manera que nunca hubiera pensando seria capaz de pensar, de imaginar. La imagina sumergida, sometida. Atada, su boca tapada, jadeando, gritando de placer. Pidiendo más. Él provocando que suplique por más. El corazón de Francisco retumbaba y su erección era extremadamente potente. No tenía sentido tanta excitación, solo imaginando de lo que podría ser capaz con una mujer así. Dejó ir la excitación a propósito pensando en su esposa y en el estrés del día. Le gusta tener el control.

Una idea voló su mente. Estaba solo, aún le quedaban horas largas para que su esposa llegara a casa y no quería esa comida que ya lo tiene harto. Excelente excusa para salir a cenar, no sin antes deshacerse de la comida de su esposa para no levantar sospechas. Subió de nuevo a su habitación, escogió una ropa cómoda pero decente. Jeans, camisa de botones, zapatos negros, abrigo. Una idea en su mente le dejó que llevara cinturón. Así que escogió su cinturón de cuero favorito color negro. Se peinó, perfumo y salió.

Aún eran las 7, recien caía la noche. Las personas paseaban por la calle. Tiendas y bares abiertos con música a todo volumen, típico de un viernes. Iba viendo el panorama, esa diversión que siempre se perdía pprque es un hombre hogareño, de tipo aburrido, pero solo es la fachada creada al pasar de los años. Esa sed de aventura despertó esa tarde.

Caminando cerca de los bares repletos de gente jocosa y ebria, sigue las luces de la acera por la que camina. Mira en cada puerta que pasa viendo a la gente bailar y disfrutar. Eso lo llenó de alegría. Sentía diversión con solo pasar. Francisco no toma alcohol, es muy pasivo, siempre en control. Dos bares más adelante una risa contagiosa le llama la atención. Busca esa risa tan sabrosa dentro del bar con la vista. Su tentación es tanta que entra a ese lugar.

Entre choques de hombros con los hombre en ese lugar repleto vio un destellos que iluminaba todo el lugar. La música super alta, tocaban "Bad to the Bone". Al centro de la pista estaba ella, Alice. Bailando sabrosa, tocando su cuerpo toda deliciosa, exquisita. Un deleite para la vista, tenia a todos atolondrados con semejante monumento de mujer. Tanta jovialidad desprendía, tanta belleza imposible de creer, tanta pasión desbordada en ese cuerpo. Como se tocaba sus candentes curvas latinas al ritmo de la música. Como estaba empapada en sudor y alcohol que los hombre le daban en su boca.

Francisco se acercó más y más, perdido en el movimiento del cuerpo de esa diosa. Quería beber su humedad. Saciarse de ella. Cada gota tal cual elixir vital. Su apetito es por ella. Aún sin conocerlas realmente. Llega al borde de la pista, de esas altas que te llegan a la cintura como las de los strip clubs. Sus manos a los bolsillos. Observando cada curva, cada pliegue, cada parte de ella. Obsesionado, edtudiando cada gesto. Buscando contacto visual con ella.

Alice por su parte, disfruta de esa música sabrosa que la seduce. De trago a trago ya siente esos efectos que la convierten en una diera salvaje en busca de calor humano, pero del rudo. Nadie le ha llamado la atención. Todos quieren comerla. Tomarla y ya. Ella busca más. Busca conexión más allá del sexo rudo. Más allá de la pasión y el deseo. Busca ese límite que la deje satisfecha, a donde ningún hombre la ha llevado. Busca quien sea su ideal. Ese que quiera aprender de ella. Ese que cumpla sus caprichos y fetiches. Ese hombre digno de consimirla, de liberarla, de explorar en ella.

Alice, dejando atrás su viaje en la música, al fin observa a los espectadores que la admiran. Inmediatamente ve a ese hombre que la marcó en la plaza, en la parada, en el bus. Ese hombre de mirada ardiente, caracter fuerte pero caballero y callado que la esquivaba pero que la devoraba sin darse cuenta. Ese que quedó cubierto de la mirada penetrante de ella. Alice rápido hace contacto visual con Francisco. Ella nota que él ya no corre, no la esquiva. Pero aún así Francisco no pierde su temple. Sereno, su mirada intensa que no se desprende de los ojos de Alice, la quema y la llama a él. Él está decidido, quiere conocerla. Ninguno se ha presentado. Solo se desean de una manera explosiva. Alice, muy inteligente, baja de el lugar de baile donde todos ruegan que siga bailando. Ella simplemente ignora la petición y se aleja del lugar camino a la salida, no sin antes turar una mirada matadora a Francisco. Una mirada insinuante que decía- "sígueme!".

Alice saca un cigarro de su pequeño bolso pero se percata de que no trae encendedor. Sigue hacia la salida y ahí se detiene cerca de la puerta. Francisco va detrás de ella. El fuma, y si trae encendedor. Él en su mente pensando sobre el cliché típico del momento, pero esa era su oportunidad de oro para romper el hielo entre ambos. Al fin sale del lugar. Alice contra la pared mirando a ver a quien pillar con encendedor se da cuenta de que Francisco si la siguió, sacándole a ella una sonrisa encantadora. Francisco no dijo ninguna palabra, aunque en su mente corrían miles con las que podía comenzar una conversación con esa llamativa e interesante mujer.
Él saca de su abrigo una caja de metal, un portacigarros muy discreto y un encendedor de fuego permanente plateado. Enciende su cigarro elegantemente y fuma sin mirar a Alice en ningún momento. Alice desconcertada porque él no fue directo a ella y aún sin poder encontrar encendedor se acerca a Francisco.

Alice- "Buenas noches caballero, me permite hablarle un segundo?"

Francisco- "Buenas noches, joven!, necesita encendedor?

Francisco rápidamente abre la tapa de su encendedor y el ofrece fuego a Alice. Ella lo mira y se ríe jocosa pero sutilmente, y sin quitarse la mirada mutuamente Alice se acerca, pone su cigarro en su boca y lo enciende. Francisco cierra su encendedor y lo guarda. Aprovecha las oportunidad para ofrecerle un trago a Alice, a lo que ella contesta sí pero no.

Alice- "Sí te acepto el trago, pero no aquí", "Acompáñeme".

Francisco- "A donde quiere ir?"

Alice- "Sígame si desea"

Mientras ella sonríe, toma de la mano a Francisco y lo lleva a hacia ella con el plan de que la siga. Peto eso no sucedió. En ese momento cuando ella lo haló, él freno su cuerpo llevándola firmemente hacia él, chocando sus cuerpos. Un suspiro de la boca de Alice quedó en el pecho de Francisco. Ella subió el mentón para mirarlo a los ojos. No sin antes ver sus labios. El brazo de Alice quedo tras su cuerpo, aguantado por la mano de Francisco. Ambos con sus cigarros encendidos, olvidándose de ellos. Concentrados cada uno en la boca de otro. Esas ganas de comerse la boca crecían a cada segundo. Se atraían como imanes. El fuego los consumía, los quemaba. Él moriría por besarla, como la deseaba. Sus cuerpos tan cerca que se podía sentir el latido fuerte de otro.

"Ring, ring"... Suena el celular de Francisco, que mal momento. Su esposa llamaba. Él se desprende de Alice y corre al otro extremo de la calle huyendo de la música. Su esposa no podía saber nada. Eso le causaría problemas.

Continuará...

3 de Outubro de 2021 às 03:58 0 Denunciar Insira Seguir história
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