Algún lugar de España, 29 de Diciembre, 04:50 Hrs.
El tiempo de actuar había llegado.
Todo estaba dispuesto para que la maquinaria de la destrucción comenzara a funcionar. Los hombres, los medios y, sobre todo, el plan. Un plan que había diseñado durante meses y que, tras su fermentación, se había convertido en un mecanismo perfecto con el que podría obtener lo necesario para hundir a la fuerza política más importante de la nación: el partido gobernante.
Habían tratado de ocultar sus pecados por medio de la muerte. Pero todas las acciones tienen consecuencias. No sabían con quién se habían metido. Ellos no toleraban la traición.
Tomó su teléfono móvil y marcó el número del hombre que llevaría a la realidad unos sueños que le habían arrebatado las ganas de dormir. Por fin una voz masculina sonó al otro lado de la línea.
—Aquí Alfa 1. Estamos listos, señor.
—Proceded.
Ya sabían lo que tenían que hacer. No importaba si tenían que matar, destruir o secuestrar, mientras consiguieran su anhelado “tesoro”. Eso era lo único que le importaba. La razón de tantos desvelos. El motivo de tanto dinero sucio, sangre y muerte.
En breve, estaría abrazando al objeto de su deseo, el arma de destrucción definitiva y que hundiría a sus enemigos en la más triste miseria: la Carpeta Negra.
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