schwarzmind Tomás Vante

« —En efecto —comencé, mientras miraba dentro de la taza—. Despegarme de tu corazón fue lo más doloroso que me haya sucedido y yo haya decidido hacer hasta ahora; pero seguir amándote hubiera sido el peor de los desastres —mis ojos se cerraron, tiempo atrás hubieran estado húmedos de llanto, pero ahora había una sonrisa dibujándose en mis labios. Estaba en paz. Estaba seguro—. Quién sabe, tal vez si mi boca aún siguiera uniéndose a la tuya y aún siguiéramos volviéndonos uno cada noche, yo sería un hombre decrépito y dependiente de un amor extraño, enfermo —entonces acerqué el borde de la taza a mis labios, y bebí un sorbo del café. Tal vez el último café de mis tardes más tristes. Alcé la vista y me topé con esos ojos que aún brillaban. Pasé las yemas de mis dedos sobre el papel fotográfico de antaño, como dándole una caricia a aquel rostro que hace tantos ayeres se robaron cada uno de mis suspiros. Le acaricié los labios, el cabello, el cuerpo. Hace tiempo que dejé de amarle. Hace tiempo que no le veo en sueños. Ahora sólo recuesto mi mejilla sobre la almohada y cierro los ojos. Espero que el cianuro no tarde en hacer efecto. » La década de los sesenta fue un período de gran turbulencia en todo el mundo, un momento de ebullición política y social en Estados Unidos, una época de guerra y violencia, el amor en aquellos tiempos era opacado por el gran odio y menosprecio, Kim Taehyung un gran defensor de los derechos humanos y aliado a favor de la lucha del movimiento LGBT, encuentra su ruina en unos grandes ojos brillantes. Historia original, está prohibido su adaptación o copia, ya sea parcial o total de la misma.


Fanfiction Bandas/Cantores Impróprio para crianças menores de 13 anos.

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Capítulo 1

Mi historia comienza con esta foto, ¿extraño? puede ser, mí vida empezó a cobrar sentido desde ese día, tal vez para muchos sea demasiada exagerada mi manera de decir las cosas, pero a esta hora mi cabeza solo destaca lo más significativo, puede que para muchos, que no me conocían en ese entonces yo era alguien casto, completamente diáfano, un chico de una familia bien vista, casi cómo un sueño... pero, ni siquiera estaban cerca de conocer aquellos infiernos dónde yo vivía, déjame contarlo personalmente, al menos hasta donde mi arrugado cuerpo me lo permita.





Año 1969, junio 20, New York, Manhattan.


La revueltas han avanzado a gran medida durante los últimos años y resuenan en los medios, dónde sea que presto atención están hablando sobre algunas manifestaciones, luchas y protestas de varios perfiles políticos y sociales, algunos han llegado a grandes medidas violentas y el desagrado que ello me provoca hace que deje de comer aquel desayuno que con tanto afán han hecho aquella mañana.

"Continúan las redadas en bares, dónde se agrupan homosexuales, las autoridades estarán tomando medidas estrictas"

"¿Quiere que su hijo sea tentado por el mundo de la homosexualidad o su hija atraída por el lesbianismo? ¿Quieren que pierdan la oportunidad de disfrutar un matrimonio normal y feliz?"


La radio resuena en la casa y mi padre lo apaga con completo desagrado dibujado en su arrugado rostro. El periódico por su parte lleva el mismo título, mostrando las represalias en contra de las personas homosexuales, mi padre mantiene su atención en el papel por un rato para luego dejarlo de lado. Muerdo el interior de mi mejilla en cuanto me observa y se sienta con pesadez, toma la taza de café y mi madre está en absoluto silencio.


—Malditos maricones, lo único que provocan es una pérdida tiempo a nuestros honorables policías, cada una de esas ratas son peor que los comunistas—mi padre gruñe y su mirada va a la ventana—, mientras nuestros compatriotas van a la guerra, ese montón de plaga vive en su agujero de pecado—Su molestia crece aún más y golpea sutilmente la mesa, me observa de soslayo por un momento— ¿Estás estudiando adecuadamente del libro de leyes que te regalé, Jungkook? —mi padre me observa por encima de sus lentes y yo vuelvo a morder el interior de mi mejilla, ansioso—, es tiempo de que vayas pensando en tú futuro, debes mantener en alto el nombre de nuestra familia —realmente me molestaba el hecho de que él me presionara acerca de la carrera que definirá mi vida, para ser honestos, hasta esa altura de mi vida no tenía idea de lo que quería hacer, detestaba la idea de estudiar leyes o algo relevante en la política, sin embargo, no podía protestar, el historial de mi familia data de grandes políticos. A mis veinte años de edad, lo único que me emocionaba sinceramente era el... arte.

—Así es padre, luego del desayuno iré a la biblioteca para empezar con algunas lecciones que tengo pendiente —puedo notar la sonrisa que nace y muere en sus labios, siento el orgullo filtrarse en el brillo de sus ojos, y, siento, la duda inundar mi alma, no me gusta mentir, ¡lo detesto! Pero, sé que esa mañana tanto enojo era suficiente para mi padre, mi madre no interfiere en lo absoluto, se mantiene callada, sumisa, y un suspiro me abandona ante la resignación de su palabra.

Luego de unos minutos escuchando a mi padre quejarse de los actuales grandes políticos, diciendo y afirmando que cada cosa que le pasa es por culpa de los comunistas y que todo empezó a empeorar desde que Johnson aprobó la ley de los derechos civiles, el cual solo dejó "cancha libre para que los soviéticos nos espiaran". Me dispongo a salir de la cocina, pero nuevamente la voz de mi padre me detiene, aquella voz agresiva y ronca me dice:

—No llegues tarde, esta noche iremos a una reunión, tu madre alistará tu mejor traje así que arregla bien tu cabello, y, por todos los cielos Jungkook, ¡no quiero verte con ese tío negro que atiende en la biblioteca! Ni siquiera puedo pronunciarlo, ¿a esa gente asquerosa se le deja trabajar en esos puestos?


Solo me limito a asentir mientras mi madre me entrega el abrigo, puedo notar el opaco brillo que muere en sus ojos. Lanzo una mirada fugaz a mi padre y suspiro ante su porte, no puedo evitar sentir molestia sobre como trata a mi madre, pero, mi padre estuvo en la guerra fría desde sus inicios así que no puedo diferir ante él, sería una completa falta de respeto, y no pienso abrir la boca ante su mandato y doctrina familiar.


Aquel verano parecía diferente, tal vez era por el clima, o por las personas, aunque pensándolo bien, era yo, algo estaba naciendo en mí en aquel día, no sé muy bien cómo describirlo, más bien, era cómo una sensación, ¿conocéis aquello que dicen que ya ocurrió y lo estás volviendo a vivir? Ah, sí, ¡un déjà vu!, oh por Dios, si mi padre me escuchara usar esa palabra me dejaría las manos rojas por las golpizas. Un suspiro me abandona y acomodo mis cabellos negros, están tan largos que me cuesta darle formas en las mañanas, pero olvido que debo ir a la barbería cada vez que ya llega la noche.

La biblioteca está cerrada, para ser sincero no he visto a Marcus, el bibliotecario, desde hace unos días, no somos cercanos en lo absoluto, de hecho, me mantenía alejado lo suficiente para que mi padre no dijera nada, ¡pero la desgracia siempre toca la puerta de quienes no lo esperan!, hace unos días, le pedí ayuda acerca de un libro sobre derecho social, y mi padre llegó para llevarme a casa, su mirada fue tan rotunda que el pulmón me pesaba de solo mirarlo a los ojos, claro que no dijo nada en ese momento, pero ha estado de plasta con aquella situación desde entonces.


—¡Eh, Jeon! —escuchó a lo lejos y sé exactamente de quién se trata, contrariado a lo que me han enseñado, hago cómo que no lo escucho y me dispongo a cruzar la calle. Escucho sus pasos convirtiéndose en un ruidoso correteo, y entonces me detengo en seco.


—¿Qué sucede, Mark? —hablo más sacado de lo que espero y por un momento me siento apenado ante su reacción.


—¡Wow, no te lo tomes tan personal! —en cuanto abre la boca, cada rastro de pena que sentía se derrite casi de inmediato, me cruzo de brazos y él ríe ante mi expresión cansina.


—¿Vas a ir a la reunión de hoy por la noche? Mi padre asistirá y según él, tu padre también, eso me llevo a preguntarme, ¿irás? —detesto a este chico, no crean que soy alguien que agarra manía con las personas de tal manera, pero con este chico tengo razones suficientes y de sobra.


—Sí, iré —me limito a decir, y él rodea su brazo sobre mi hombro, siento la presión que ejerce y el dolor sube por mi cuerpo causando que una expresión de dolor se dibuje en mi rostro, una sonrisa ladina nace en sus labios y se aparta unos segundos después.


Trago saliva en el momento en el que él me suelta y revuelve mis cabellos, aquellos que me ha costado dar una forma "decente" antes de salir de casa, lo veo alejarse y resoplo los cabellos que caen sobre mis ojos. La mañana se convirtió en tarde, el almuerzo fue más de lo mismo, mi padre quejándose de la política y el rotundo silencio de mi madre, a veces llegaba a creer que mi madre ha perdido todo sentido del habla, tampoco me atrevo a preguntar, siento que solo la lastimaría más. El traje perfectamente ubicado reposaba sobre mi cama, observo el sol esconderse y los nervios carcomen mi cordura a flor de piel, camino de lado a lado tratando de armar escenarios próximos aquella noche, ¡debo estar preparado para cualquier cosa!, sé, que muchos políticos estarán en aquella reunión, o cena, no tengo entendido muy bien de qué se trata, pero, si mi padre ha hablado de ello durante todo el día, es porque algo debe significar. El traje grisáceo que me ha regalado mi tío James me queda a medida, y la corbata azul marino va a la perfección con la camisa blanca, realmente mi cabello largo cae cómo quiere y me frustra, pero logro acomodarlo un poco antes de que mi padre entrara a la habitación.

Me observa de pies a cabeza y hace una seña para irnos, el chofer espera afuera del automóvil y no tardamos en abordar. El viento se filtra despacio y cierro los ojos disfrutando de aquel silencio que permaneció durante el viaje, lo cual era tan extraño viniendo de mi padre, tal parece que aquel silencio era la reacción que tenía ante los nervios.


—No me hagas pasar ningún tipo de vergüenza, mocoso —musita una vez que el auto se detiene y yo asiento un par de veces antes de salir detrás de él—, aquí puede estar tu gran futuro cómo abogado, o incluso fiscal, hay tantas posibilidades —"para ti", quise decir, pero solo caminé en silencio a un lado de él.


No era broma, las personas que entraban al salón portaban elegancia para dar y regalar, los nervios me moldean y camino de manera vacilante, mi padre sin embargo camina animado saludando a un grupo de personas, me lanza una mirada a lo lejos el cual no sé cómo interpretar, solo asiento por pura costumbre y camino de manera lenta entre las personas, la música clásica se escucha en un dulce piano a lo lejos y un suspiro ante ello, qué relajante para un lugar que me está ahogando.



¿Qué se supone que daba hacer? Realmente no me preparé bien mentalmente para todo aquello y la situación se desborda cuando choco de manera sorpresiva con una mujer, ella ríe de manera tímida, pero a mí el miedo me está sosteniendo del cuello hasta dejarme sin aliento. Camino hasta una de las mesas vacías y tomo asiento en una de las sillas, el agua que corre por mi garganta quema y mis dedos tiemblan sosteniendo la copa de vidrio. Me obligo a sonreír cuando mi padre señala a mi dirección y saludo de manera amable, y Dios es el único testigo que sabe de mis más oscuros miedos en aquellos momentos.


—Deberían darles vergüenza —escuchó a un lado de mi y giro mi cabeza ante aquella voz profunda, observo a un hombre de brazos cruzados, cabellos castaños y envuelto en un acaudalado traje oscuro, a mi parecer se ve cómo uno más de aquella cena millonaria, pero su rostro refleja molestia pura, tanto como la mía, pero yo no soy capaz de expresarlo— todos estos peces gordos jactándose de sus ideales materialistas y violentas en un "futuro mejor", pura palabrería.


Por un momento me sorprende, ¿por qué tanta molestia si él forma parte de aquella reunión?, pero entonces me detengo, no soy quién para decir aquello. Doy un pequeño salto en mi lugar cuando me observa y muerdo el interior de mi mejilla, noto la sonrisa casi cínica que se pinta en sus labios y no tiene pudor de observarme de pies a cabeza.


—Oh, no me había dado cuenta de que uno de ellos estaba aquí —noto el tono que usa y por un momento me siento atacado—, debes ser hijo de una de éstas personas, ¿no es así?

—Así es... —medito muy bien qué es lo que voy a decir, pero su mirada profunda me envuelve enteramente.


Él ríe, bajo, y lleva su mano grande hasta la mesa, dónde juega con la tela.


—Debí suponerlo, tu cara desconcertada y tus ojos inocentes no sería de nadie más que de una familia blanca de posición social alta —levanto las cejas y mi garganta se seca ante su tono, ¿por qué está atacándome? Mis manos tiemblan debajo de la mesa y no soy capaz de hablar—, oh, ¿dónde han quedado mis modales? puedo notar la ironía en su tono, se gira un poco en su lugar y me extiende la mano— Kim Taehyung, un gusto —dudo en hacerlo, pero de todas formas mis falanges se encuentran con los suyos— soy bibliotecario de la biblioteca central, ¿con quién tengo el gusto de hablar?


Estoy tratando de procesar todo lo que ha soltado de sus labios, pero me quedo estancado en la palabra "biblioteca" ¿de qué estaba hablando?, dudo en hablar, pero mi curiosidad y a su vez con una pizca de preocupación, hablo, y de manera suave le pregunto:


—¿Eres nuevo? Nunca te he visto en la biblioteca —por un momento me doy cuenta, y me golpeo internamente por mis modales— ¡lo siento!, Jeon Jungkook, el gusto es mío —sueno tan lamentable y él ríe casi en burla, ¿a eso le llama modales?


—Oh, un Jeon —habla entre risas toscas, suelta mi mano y coloca las mismas sobre la mesa nuevamente, acomodándose sobre la silla, me observa de soslayo—, y respondiendo a tu pregunta... sí, soy nuevo, y realmente no he abierto la biblioteca estos días —suspira pesadamente y lanza una mirada de reproche hasta el conjunto de personas cerca del pianista, y en ella; estaba mi padre—, despidieron a Marcus y me han dado el puesto a mí, ya que tengo "más experiencia en la sociedad blanca" —él ríe pero noto cómo su puño va cerrándose, me observa de nuevo y trago pesadamente— ¿sabes qué dijo uno de esos tíos para que despidieran a Marcus? —no me atrevo a hablar, sin embargo él continúa:— dijeron que los negros no son más que una herramientas de los comunistas y que ellos no deberían trabajar en lugares como ellos, que ese lugar le pertenecía a los "blancos con educación" —hace una seña con sus dedos y nuevamente lleva su mirada hasta el conjunto de personas, pero esta vez noto que su atención está puesta en mi padre y ello provoca que mi piel se erice.— Dijo que Marcus ofendía la educación de su amado hijo y que "debería seguir recogiendo basura" —aquellos términos sonaban tanto a mi padre, y mi cuerpo entero tiembla ante la idea, aunque realmente no debería sorprenderme— gracias a esa "educación de su hijo", los propios hijos de Marcus no tendrán qué comer y volverán a la calle, ¡grandioso!

Deja caer todo su peso en la silla y noto la tensión que rodea su cuerpo, no me queda claro que si realmente sabe que él es mi padre o solo se está desahogando con el primer pobre diablo que se le cruzó en el camino. Trago saliva y le observo de soslayo.


—Realmente no lo conoces, él es... —antes de que pudiera seguir hablando, él se reincorpora en la silla y apoya sus codos sobre sus muslos, me observa directamente y mi mirada se queda atrapada en aquellos grandes ojos cafés.


—Déjame adivinar —habla, y noto el movimiento de sus pupilas, era notorio la molestia que lo inundaba— ¿Es un ex militar capitalista sureño que cree que la cultura del sur debe imponerse a toda costa, y que, en esa sociedad, existe una fuerte convicción tanto religiosa como política dónde no existe tal cosa como la igualdad entre negros y blancos? —quedo atónito ante sus palabras y él se reincorpora nuevamente, ríe, pero noto que no hay una pizca de gracia en sus palabras, trago saliva y observo como las personas van acercándose a la mesa dónde él y yo nos encontrábamos.


Mi cabeza se encuentra en un estado de bloqueo del cual no puedo reaccionar siquiera, noto como se acomodan en cámara lenta y mis manos se colocan temblorosos sobre mis rodillas, escucho el fuerte sonido de la cámara y mis ojos arden por la luz, siento un brazo apretar mi hombro y cuando me giro para observar; es mi padre, busco con la mirada a Kim Taehyung pero lo único que alcanzo a ver es su espalda alejarse entre el conjunto de personas.

5 de Junho de 2021 às 11:57 0 Denunciar Insira Seguir história
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Conheça o autor

Tomás Vante la escritura me hace libre cuándo la vida me vuelve un preso. 幽玄;; he/him | 97's line. escribo principalmente taekook. taehyung top stan. taehyung soft top stan. jungkook power bottom>>>> me quedé en la década de los 50's. escribo para soltar mis penas y volar entre palabras, no me estén hostigando con las actualizaciones que mi musa viene y va, pero siempre vuelve. acepto traducciones, pero antes debéis hablar conmigo para las condiciones.

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