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Cuidandome.

Te recuerdo a diario, y eso me hace sentir bien.

Eras reacia a mi afecto, y yo pensaba que no me querías.

Pero no era así, y me di cuenta cuando ya no te tenía a mi lado.

Fue entonces, cuando empecé a extrañar tus mates de leche, tus manzanas al horno y todos los mimos que me hacías.

Me arrepiento, de no haberla disfrutado más mamita querida.

Pero era joven y egoísta, solo me abocaba a mis estudios y a mis hijos y esposo, y no te di el valor que te merecías.

Hoy, es demasiado tarde para lamentarse, ya no estas con vida, y yo no gano nada con reprocharme la falta de trato que tuve con vos.

Te extraño vieja y me haces falta, mucha falta, quiero escuchar de nuevo tu voz, quiero de nuevo ver tus ojos verdes mirándome con tristeza, y por sobre todo quiero tu amor.

Yo se que lo que pido es imposible, pero en este día de la madre, te deseo un muy felíz día, donde quiera que estés, te amo mamá.

Te amo, y te extraño.

Extraño tus silencio y tu alegría, tu mal carácter y tu sonrisa.

¿Cómo no extrañarte?

Si estabas presente todo el tiempo y no te supe valorar.

Siento bronca y mucho dolor, porque se que te lastimé, sin querer pero lo hice.

Ahora, solo puedo recordarte y consolarme con evocar los momentos vividos.

Por eso, al que todavía tenga a su madre viva, le doy un consejo, disfrútenla.

Si me animó a darles este consejo, es porque no quiero que les suceda lo que hoy a mi. Sentirse culpables de no haber compartido, su valioso tiempo con alguien tan importante como es su madre.

Y cuando digo madre, hago referencia, a aquella persona que nos crio, sea madre biológica, o del corazón.

Así, en un futuro, no tendrán que arrepentirse, como me arrepiento yo.

Me arrepiento, de mi indiferencia, de mi falta de cariño, de mi incomprensión, de mi ignorancia, de no haberla podido acompañar en el duelo de la muerte de mi hermano, por no saber como actuar en ese momento.

Me duele, recordar que la prive de la sal, por orden del cardiólogo, y aunque era para cuidarla y por el bienestar de su salud, me duele recordar que ella escondía sal y yo se la encontraba y se la tiraba, para que viviera, y para que su corazón, no se agrandara aún más.

Fui cruel, tal vez debí respetar su decisión y dejarla comer con sal.

Hay muchas cosas que quedaron en el tintero, y que me hacen daño.

Su enfermedad, su deterioro, su dependencia, y el triste final. Encontrarla muerta en su pieza, una mañana fría de fines de abril.

Fue muy traumático, y ese recuerdo, quedó gravado por siempre en mi mente.

Verla tirada en el piso al lado de su cama, me partió el corazón.

Siempre me pregunté, ¿y sí me llamó, y no la escuché?,

¿y sí estuvo tirada en el piso frío mucho tiempo?.

Eso es algo, que me carcome el cerebro. Y no puedo evitar pensar; aunque sacudo mi cabeza, a veces en las noches frías de tormenta, esos malos pensamientos, vienen a mi.

Ruego todos los días a Dios, para que guarde el alma de mi madre querida.

1 de Maio de 2021 às 16:43 0 Denunciar Insira Seguir história
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