Eiji estaba frente a Yuki, ambos con un arma en las manos. El joven Katsuragi no podía creer que el chico que tenia frente a el era el mismo Eiji que sonreía todo el tiempo y se sonrojaba cada vez que le tocaba hablar en publico, pero ya no era ni la sombra de lo que una vez fue porque sus ojos estaban opacos y vacíos, en su piel se notaban las marcas dejadas por las agujas y, a su vez, su rostro tierno era lo único que conservaba.
-¡Eiji, baja el arma!- ordeno Yuki.
-¡no lo hare, no voy a hacerlo!
-Eiji ¿no me reconoces? ¡soy Yuki!
-El sabe quien eres y por eso debe matarte- dijo otra voz.
-¡Nadie pidió tu opinión Ray!- replico Yuki.
-No le hables a Ray- san de esa forma- dijo Eiji quitándole el seguro a su arma.
-Hazlo Eiji, mata a quien te humillo y se burlo de ti- susurro Ray.
-SI, Ray-san.
-¡No lo hagas Eiji!
El sonido de un arma se hizo presente. Ray sonrió mientras veía el cuerpo de su victima caer al suelo.
-Eiji...
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