Hace dos años, Alfred, mi esposo falleció debido a un accidente en el laboratorio donde trabajaba. La noticia fue devastadora para todos, mayor mente para Bryan, mi hijo, que en aquel entonces apenas había cumplido cinco años. Él era muy apegado a su padre, incluso decía que cuando fuese grande sería científico y ayudaría a proteger la naturaleza.
Siempre ha sido un niño muy inteligente, pero desde el acontecimiento, se ha encerrado dentro de su propia burbuja. Ya no sale a jugar con los niños de su salón, cuando llega a casa después de hacer sus deberes se sienta en el patio horas y horas junto a su abeto.
Cuando mi niño tenía alrededor de dos años, mi esposo y él replantaron el árbol. Las hojas estaban casi muertas y el tronco enfermo. Para mi sorpresa y gracias a los cuidados que ellos le dieron este espécimen revivió con peculiar fuerza, ahora está más grande y fuerte. Imagino que ese es el vínculo más fuerte que le queda de su padre, ya que fue un gran amante a las plantas y la naturaleza en general.
Literalmente, Alfred, dio su vida por el medio ambiente. Si el experimento no hubiese fallado, hoy sería un científico muy reconocido. Aún me pregunto en qué estaba trabajando con tanta insistencia, ni sus superiores conocían el proyecto y la explosión se llevó toda la evidencia. ¡Fue un momento de mi vida que no quiero recordar! Ver a Bryan frente al árbol me lo recuerda cada día. Mi instinto me dice que ese abeto es la causa principal de todo y que debo proteger lo único que me queda, mi pequeño muchacho de siete años.
Bryan entró corriendo a la cocina, me asustó, grité de la impresión. Como había estado abrumada entre mis recuerdos y pensamientos no vi cuando llegó. Empezó a reír a carcajadas y se sentó en la mesa. Yo reí junto al él, adoro cuando está de buen humor.
—Cariño, tienes hambre.
—Mucha. —noté que llevaba un folleto en la mano.
—¿Y ese folleto?
—Me lo dio Abi, son una serie de cuidados que debemos darle para que no muera.
—¿Quién es Abi? ¿Un nuevo amigo?
—Abi siempre ha sido mi amigo desde que mi papi y yo lo rescatamos. —evidentemente está hablando del árbol, ahora hasta nombre le puso.
—Tengo entendido que los árboles solo necesitan de la tierra y el sol para vivir. —no quise reprocharle el hecho de que un árbol no podía haberle dado el folleto, ya investigaría luego la procedencia del documento.
—Nuestro abeto necesita cuidados mami, es parte de nuestra familia ahora que papi ya no está.
—Cariño...
—Tengo hambre mami. —me interrumpió y comenzó a leer ignorándome por completo.
—Bryan —llamé su atención y me senté junto a él en la mesa de la cocina—, tú papá amaba las plantas y doraba ese abeto, pero no por eso es parte de nuestra familia, solo es una planta del patio muy hermosa y especial.
—¿No lo quieres mami? —preguntó con los ojitos azules cristalizados, mi debilidad por él no me permitía lastimarlo, así que me rendí ante su pregunta.
—Claro que lo quiero, tanto como lo hacia tu papi.
—Entonces, ¿vas a terminar la medicina que estaba haciendo mi papi para todas las plantas del mundo?
—¿Qué medicina?
—Se me quitó el hambre, ven mami te llevaré con Abi para que ella te explique. —no podía creer lo que estaba sucediendo, mi pequeño me llevaba de la mano hasta el patio. Estaba más dañado de lo que pensaba, no tenía más opción que llevarlo a un psicólogo.
Me indicó para que me sentara junto a él en el césped, estaba húmedo por el rocío de la mañana. Miró fijamente a su planta y cerró los ojos quedando inconsciente al instante. Mi corazón dio un brinco, ¿qué había ocurrido? Lo levanté entre mis brazos e intenté salir corriendo a buscar ayuda. Una fuerza sobrenatural me retuvo en el mismo lugar, no logré avanzar ni un solo paso, me sentí desesperada hasta que escuché la voz de Alfred justo detrás de mí. Me volteé lentamente con el niño en los brazos y en el centro del árbol había una luz verde turquesa muy fuerte que nos absorbió.
Desperté en una habitación grande llena de frascos etiquetados y algunos artefactos científicos, lucía exactamente como un laboratorio. Vislumbre a Bryan al otro lado de la habitación extendiendo su manita hacia donde yo estaba. Me levanté del suelo y fui a su encuentro, pero la luz volvió a cegarme y cuando volví a tener claridad para ver el sitio estaba totalmente sola. Grité desesperada buscando a mi hijo y maldije aquel árbol. No sabía dónde estaba y mi hijo me necesitaba urgentemente. Debía encontrar la salida.
—Camila. —otra vez la voz de Alfred.
—¿Alfred?
—No, soy Abi.
—¿Quién? No puedo creer que esto sea un sueño. —empecé a pellizcarme para despertar, pero los pellizcos me dolían y aún continuaba en esa especie de laboratorio.
—Bryan me dijo que tu podías ayudarme.
—¿Dónde está mi hijo?
—Está leyendo. —una imagen clara de Bryan sentado junto a mi dormida en el césped apareció frente a mí.
—¿Esto es un sueño? ¿Por qué no puedo despertar? ¿Por qué tienes la voz de mi difunto esposo? ¿Qué eres? Da la cara.
—En tu mundo debes estar dormida para viajar al mío, no puedes despertar porque estás despierta en mi mundo, para regresar a tu mundo debes hacer lo que Alfred prometió que haría y uso su voz porque necesito que me escuches y me ayudes. En tus manos está el futuro de tu mundo y del mío. No tengo que dar la cara para que me veas, soy todo lo que te rodea.
—Esto es un sueño y debo despertar.
—Camila debes aceptar la realidad, Alfred y Bryan ya lo aceptaron y decidieron apoyarme,
—Saca a mi hijo de esta historia, Alfred murió trabajando en un experimento, no vas a dañar más a mi familia. En cuanto salga de aquí mandaré a que te saquen de mi casa y de mi vida.
—Si haces eso vas a sentenciar a tu familia y a nuestros mundos a un caos total. ¿Por qué no lo entiendes?
—No tengo nada que entender.
—No quería usar este recurso, pero supongo que tendré que hacerlo. —me dijo y de repente todo se puso negro y sentí la voz de Bryan a lo lejos.
—Mami, ¿mami? ¿Estás despierta?
—Bryan, ¿cariño estás bien?
—Sí, mira esto fue lo que me dio Abi, era de papi. —miré el folleto que había visto en la cocina y comencé a leer. Se trataba de una sustancia para comprar tiempo. No entendía nada, ¿comprar tiempo?, si haciéndola perdió todo el suyo.
—Pequeño, debes escuchar a tu mami. No sé qué tipo de sueño tuve, pero esto no es normal.
—¿No vas a ayudarla verdad? ¡Eres como todos los adultos! Enfermaron a Abi y ahora no quieren curarla. —salió corriendo y entro en la casa.
Lo seguí y lo vi encerrarse en su habitación. Las cosas estaban muy confusas, Bryan se había desmayado antes de que yo apareciera en ese laboratorio, luego la voz de Alfred me dijo que usaría un último recurso y desperté en el patio de nuevo, pero el niño ya estaba bien. ¿Sería esto una especie de ilusión? ¿Por qué la naturaleza había escogido a mi familia para destruirla? Busque en el directorio telefónico algo que pudiese ayudarme, un doctor o algo, pero en ese momento sonó el timbre.
Un joven de unos dieciocho años, agitado y asustado, con el rostro preocupado y su ropa sucia. Tenía algo que llamaba mi atención, pero como estaba tan sucio no logré identificar qué era.
—Por favor, ayúdeme. —dijo y no lo pensé dos veces para dejarlo pasar, lo guie a la cocina y le di un vaso de agua para que se calmara y me explicara que le sucedía, ¿por qué estaba en esa situación?
—Perdóneme por invadir su casa así, pero vi de lejos el árbol de su patio y sentí que este sería un lugar seguro para mí. Aquí debe vivir un comprador de tiempo. ¿Es usted?
Las cosas se estaban complicando y cada vez me convencía más de que ese árbol me había encerrado en una trampa. Decidí empaparme de conocimiento, darle al árbol lo que quería y regresar a salvo junto a mi hijo al mundo real.
—Fue mi esposo. —respondí recordando el folleto que llevaba aun en la mano.
—¿Fue? ¿Murió?
—Sí, desgraciadamente. Pero, ¿qué ocurre?
—Supongo que su difunto lo mantuvo oculto de usted, pero estoy desesperado, necesito ayuda urgente y casi no tenemos tiempo. El Yellow day se acerca y es la fecha límite para la entrega. He perdido mi experimento, la policía me lo quitó y de ellos huyo, si nadie entrega la compra de tiempo a tiempo, el mundo caerá en caos por la deuda. Ese día festivo, no es solo el día más feliz del mundo, sino que también es el reinicio de la cuenta para la salvación del planeta.
—Estas diciendo que mi esposo trabajaba en la compra de tiempo y eso salvaría al mundo. ¿Por qué la policía te ve como un peligro?
—Mi padre murió en un accidente de laboratorio hace once años, el mundo cayó en total desesperación luego de eso. La policía me vio llegar, yo no soy de esta época —abrí mis ojos como platos—, regresé en el tiempo a donde empezó todo. El Yellow day de hace nueve años trajo catástrofe consigo Abi, un Abeto como el de usted, junto a mi madre se sacrificaron para darle al mundo un poco más de tiempo. Cada diez años hay que entregar el elixir compra tiempo. Desde ese momento trabajo en el fallido experimento de mi padre, he encontrado el error y puedo hacer de nuevo el elixir que perdí.
Las cosas empezaron a encajar, lo que había visto en el chico, era el parecido enorme con mi hijo. Si venia del futuro verdaderamente y él podría ser Bryan, ¿por qué no me reconoció?
—¿Cómo te llamas?
—Bryan.
—¿Recuerdas a tu madre?
—Desgraciadamente no, el sacrifico de mi madre por la humanidad revirtieron su existencia, Abi logró esconderme para no desaparecer, pero mis recuerdos de ella fueron eliminados. Podría tenerla en frente y no reconocerla.
—Entiendo, sígueme —lo llevé a la habitación donde el pequeño Bryan se había escondido. Toqué antes de entrar, no había cerrado con seguro. Cuando el joven Bryan vio al pequeño Bryan ambos se quedaron estupefactos. Mis sospechas eran correctas y al parecer Abi no era la mala de la historia.
—Lo haré —le anuncié al pequeño Bryan que se puso muy contento y me abrazó.
—¿Quién es él, mami? Parece un yo grande.
—Tu pareces un yo pequeño.
—No creo que tengamos tiempo, Abi tiene un laboratorio que te puede ayudar a preparar el elixir compra tiempo —dije para llamar la atención de ambos.
—Olvidé trae el folleto de mi padre ahí está el inicio, sin la base no puedo empezar.
—Este —le mostré el que tenía.
—Sí, supongo que tuve suerte de encontrarlos, quiero decirte que eres la mejor madre del mundo.
—Claro, mi mami es la mejor y es mía —el pequeño Bryan estaba celoso.
—No vine a quitártela, quiero darnos la oportunidad ambos de tenerla por mucho tiempo.
Fuimos juntos los tres al abeto del patio. La luz verde se abrió y la atravesamos con seguridad. El oven Bryan preparo la base del elixir y le agregó un pequeño frasco verde que en la etiqueta decía: Tiempo.
—¿Solo eso faltaba? ¿Por qué explotó con Albert?
—El agrego el frasco que no era. Mira aquí. —señaló en el folleto la explicación de tres colores de diferentes de frascos.
—Tu usaste el verde, ¿cómo descubriste que era ese el correcto?
—Los frascos de tiempo tienen etiquetas de colores para diferenciar su uso, en el folleto lo explica, el rojo significa antisangre, el azul es antidestrución y el verde es protección. El rojo es evidente que no es, la naturaleza no daña al ser humano, somos nosotros los que la lastimamos día a día con los tóxicos y los descuidos que le damos. Mi padre eligió la antidestrucción, pero olvidó que ese se usa solo para evitar guerras y como te había dicho no es el medio ambiente el que nos hace la guerra, sino nosotros los que no lo valoramos. El estudio fue realmente preciso y fabuloso, pero su pequeño error desgraciadamente le costó la vida. El verde es protección lo único que la madre naturaleza nos pide, que la cuidemos y le brindemos protección.
—Es realmente simple comprar tiempo.
—Lo es, pero nadie lo hace. Como pensamos que siempre estará ahí para nosotros olvidamos todo lo que le debemos.
El joven Bryan me dio el elixir y desapareció. Junto a mi niño salí del mundo de Abi y esperé pacientemente al día más feliz del año y completé la felicidad del mundo con la alegría de la naturaleza. Vertí el contenido del frasco en el océano, las aguas se encargarían de hacerlo llegar a todos los rincones de la tierra. De esa forma aporté un granito de arena a la compra de tiempo.
Fin.
Obrigado pela leitura!
Podemos manter o Inkspired gratuitamente exibindo anúncios para nossos visitantes. Por favor, apoie-nos colocando na lista de permissões ou desativando o AdBlocker (bloqueador de publicidade).
Depois de fazer isso, recarregue o site para continuar usando o Inkspired normalmente.