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• o n e •


Agosto de 1981


Nos conocíamos hace mucho tiempo. Si, hace ya bastante tiempo a decir verdad. Sin embargo, eso no significaba nada. Ya que parecíamos ser como completos desconocidos, debido a que nunca nos habíamos dirigido la palabra. Yo, por un lado, tenia mis razones pero la mas certera y principal es que sentía que nunca se fijaría en mi. Él, por otro lado, creía que yo no le interesaba. Ambos, pensábamos que estábamos en diferentes sintonías, cuando en realidad estábamos más cerca de lo que parecía. Así, nos seguimos manteniendo. Sin hablarnos, sin mirarnos y sin cruzar nuestros caminos.


Hasta que un día llego el momento. El jefe de la empresa a la cual ambos trabajábamos, realizo una celebración formal en el cual todos sus trabajadores se encontraban cordialmente invitados. Nadie desperdicio la oportunidad por lo que ambos asistimos a la gran celebración.


Estaba muy emocionada ese día, lo único en lo que podía pensar era en cómo me vestiría adecuadamente para la ocasión y en la cantidad de fotos que podría sacarle al paisaje, ya que por lo que había investigado seria en ni más ni menos que en un castillo del siglo XIX, el cual contaba con una bellísima arquitectura de época, y con un hermoso jardín, que le daba un toque final a la magnifica estructura.


Al llegar la noche, me preparé con mi mejor vestido de gala largo color carmesí, el cual contrastaba con mi blanquecina piel. Si bien, el vestido parecía tener un estilo muy básico, lo único en lo que podía pensar yo era en la comodidad que sentía al usarlo. La razón de esto ultimo es que había optado por diseñarlo y luego confeccionarlo con mi madre. Posteriormente, me puse unos tacones rojos los cuales hacían juego con el vestido; me peine y coloque una diadema que contenía perlas la cuales se perdían un poco en mi cabellera castaña, la cual tenia en las puntas algunos pequeños rizos. Por último me maquille, de una manera simple, sin embargo al mismo tiempo quise resaltar mis labios al pintarlos de un color carmín.


Me dispuse a ir hacia el sitio con mi auto rojo que conforme iba acercándome al lugar, comencé buscar un espacio para estacionar. Cuando termine de aparcar el automóvil y baje del mismo, me encontré con que atrás mío, un auto del mismo modelo que el mío pero de diferente color, terminaba de maniobrar para aparcar. Donde de aquel auto salió una de las personas que menos esperaba encontrar esta noche: al Sr. Kim, Kim Taehyung.


No podía decir mucho sobre él. O mejor dicho realmente no tenia nada que decir sobre él, ya que no lo conocía ni un poco. Nunca había podido descifrar su personalidad externa u haber visto algo de ella, ya que parecía ser muy reservado con aquello. Pero eso si, tenia un aspecto muy atractivo a la vista de todos, incluido el mío. En el cual constaba de unos rasgos muy marcados e únicos, desde su gran altura hasta sus ojos rasgados de color oscuro, como también su magnifico color de piel levemente bronceado. Como también, su cabello castaño siempre correctamente peinado que denotaba su apariencia sofisticada y elegante que combinaba indudablemente con su manera de vestir.


Por un segundo cruzamos miradas y en ese mismo instante fue nuestro primer saludo. Seguidamente me di la vuelta para comenzar a caminar hacia lo que parecía ser unas carrozas muy delicadas y elegantes, las cuales cada una de ellas iba tirada de dos caballos blancos que nos conducirían hacia la entrada del castillo.


Al llegar allí, me comentaron que tendría que esperar a que algún invitado más viniese ya que solo hacían viajes por parejas. La siguiente persona que apareció como era de esperarse era el Sr. Kim por lo que tuve que realizar ese viaje tan espectacular sumido en un silencio, el cual no fue nada incómodo en lo que a mi respecta. Estaba tan absorta contemplando lo bello que se veían las luces en los frondosos arbustos llenos de rosas blancas y rojas, y de las esculturas, que no pude reparar en la persona que tenia a mi a lado. Una vez que llegamos a las puertas del castillo y tuvimos que bajar de la carroza, Taehyung me ofreció su mano derecha para que pueda bajar.


—Gracias— agradecí.


—No es nada— soltó mi mano con delicadeza.


Luego de eso, caminamos juntos hacia las gigantescas puertas de roble macizo que llegaban hasta el techo. Las cuales de un momento a otro se abrieron de par en par, por lo que pudimos contemplar un pasillo con luces cálidas que alumbraban todo el espacio que se encontraba. Este mismo, estaba lleno de obras de arte colgadas en ambas paredes, donde cada una mostraba hermosos paisajes muy bien detallados. Me hallaba tan impresionada y asombrada por el lugar que quise ver si Taehyung, quien seguía caminando a mi lado, se encontraba igual. Por lo que me gire hacia mi derecha donde contemplé que él se encontraba, caminando con sus manos hacia atrás mirando, igual de absorto que yo por todo el sitio. Cuando se giró hacia mi y reparó en que lo estaba mirando me sonrió con una sonrisa cuadrada y yo le respondí el gesto igual manera. Después de eso desbocamos hacia un balcón que contenía unas escaleras en ambos costados, y se podía ver una gran vista panorámica del gran salón, donde se encontraban algunos bailando, otros charlando y degustando todos los aperitivos.


Al llegar, tuvimos que bajar unas escaleras, las cuales nos dirigía hacia un hombre el cual presentaba ante todos tu llegada a la gran fiesta.


—La señorita Min Jin y el señor Kim Taehyung— Vociferó el señor.


Comenzamos a bajar las últimas escaleras que terminaban en la gran pista de baile, donde en el final cada uno fue por su lado. Por mi parte me dispuse a caminar hacia mi grupo de compañeras, las cuales había localizado anteriormente. Ni bien llegue, ellas, comenzaron a cuestionarme la razón de mi llegada con Kim y lo mucho que se sorprendieron al verme con él.


— Solo nos encontramos en la entrada, eso es todo— les respondí.


Al terminar con sus interrogatorios sobre mi gran llegada o mejor dicho mi gran acompañante, comencé a comer algunos de los aperitivos y a tomar una copa de vino blanco mientras mis compañeras hablaban de la razón de esta gran fiesta. No era ni más ni menos que el cumpleaños del jefe de la empresa, el cual quiso realizar una fiesta con su esposa con una temática de un cuento de hadas y se podría decir lo estaba logrando indudablemente.


Finalmente me despedí de ellas y comencé a vagar yo sola por todo el lugar. Comencé a pasear por cada una de las habitaciones, las cuales cada uno de los escenarios que me encontraba, eran tan inigualables y preciosos que nunca antes había visto, y eso me maravillaba. Donde cada vez que tenia la posibilidad tomaba una fotografía, con la cámara de fotos que había traído. Al cabo de un tiempo me decidí ir hacia el área de la cual estaba mas emocionada por conocer, el jardín. Cuando llegue allí, me encontré con un balcón en el cual se podía tener una vista muy amplia de todo el gran espacio verdoso que había. A partir de donde me encontraba se podía ver desde la fuente que se encontraba en el centro, hasta el tipo de dibujo que se realizaba gracias a los arbustos acompañados de luces y flores.


En lo que contemplaba la hermosa noche despejada donde se podía vislumbrar la luna. Me quede ensoñada con el gran lugar en el que me encontraba, en la linda brisa de verano que había y como me trataba de unir a la paz con la que encontraba allí. Donde solo se podía escuchar la música de vals de fondo que se encontraba dentro. Por un momento cerré los ojos, inspirando el aire de la brisa que tenia un aroma tan indescriptible y particular, que me generaba mucha comodidad y tranquilidad en lo que apoyaba mis codos sobre el barandal para sostener mi cara.


Estaba tan inmersa en todo mi mundo que no escuche las pisadas de alguien acercándose a mi, hasta que me hablo.


—Está muy hermosa la noche—


Al escuchar su grave voz por segunda vez en la noche, enderece mi postura y me gire para ver su perfil, quien se encontraba con sus manos en los bolsillos de su pantalón de vestir mientras miraba hacia adelante.


—Si, esta preciosa— le respondí.


Sabía que tenía que decir algo más, estaba más que claro. Pero no sabía qué. Por lo que me quede sumida en silencio igual que él contemplando la hermosa vista. Después de pasar un rato en ese silencio abismal comenzó a sonar una de mis canciones favoritas "La valse de l'Amour". Por lo que me di vuelta y mire hacia los grandes ventanales que permitían visualizar que ocurría allí dentro y como gran parte de los invitados se unían al centro de la pista de baile.


— ¡Me encanta esta canción!— comenté emocionada, estaba tan feliz que no me contuve a decirlo.


Taehyung se giró sonriente hacia mi lado y sacó sus manos de sus bolsillos para luego ofrecerme su mano derecha.


— ¿Me concede esta pieza señorita Min?— me preguntó con total amabilidad y formalidad, que nunca había visto en él.


Yo solo tomé su mano como respuesta llevándome por la emoción de la noche y del momento. Comenzamos a caminar con sutileza hacia el centro del balcón, el cual sería nuestra propia pista de baile y al llegar, nos enfrentamos el uno al otro con una sonrisa en los labios.


Coloque mi brazo derecho sobre su hombro, luego el sostuvo mi mano izquierda con la suya, posteriormente con su mano derecha sujeto mi cintura y así poder acercarme aun más a él. Ante este acto inesperado suyo, me sonrojé un poco por lo que baje la cabeza ya que así no podría verme debido a su altura. Si bien no acostumbraba a bailar y mucho menos con alguien, parecía ser que Taehyung si. Él me guió por toda nuestras pista personalizada de baile al son de la música. Por un momento, no se cuando exactamente, estaba tan absorta mirándolo a Tae, más bien a sus ojos y él a los míos, que por unos minutos que para mi fueron segundos me olvide donde me encontraba y la hermosa vista que había a mi alrededor. Solo estábamos él y yo. Nadie, ni nada más.


Hasta que despertamos de ensoñación, cuando comenzamos a oír los aplausos de allí dentro, señalando que había terminado. Al oírlo ambos hicimos una reverencia con una sonrisa en nuestro rostro. Seguidamente entramos al gran salón para buscar algo para beber, y así nuevamente volver hacia donde nos encontrábamos.


Comenzamos a caminar sombre los senderos del jardín mientras hablábamos de cosas triviales como algunas un poco más serias, pero todas sus respuestas a mis preguntas las sentía tan ambiguas que sentía la necesidad de querer saber más sobre él.


—¿Cómo fue que te comenzó a interesar la fotografía?— me preguntó


—Comencé a querer capturar esos momentos, espacios u objetos que por más minúsculos o grandes que sean los pueda rememorar mas allá de mi memoria— le respondí— Quería tener la posibilidad de saber que nunca se me van a olvidar —


Al ver como demostraba interés hacia mis aspiraciones y gustos, me daba la confianza de hablar libremente sobre todo. Así mismo, comenzamos a notar que teníamos gustos bastante similares, en especial sobre como percibir que el todo es más que la suma de sus partes y que cuando cada detalle se une muestra algo mágico.


—Me encanta pintar, tanto como me gusta tomar fotografías. Al igual que tu, son mi modo de rememorar el recuerdo. — contestó —Mayormente lo que hago es sacar fotos y luego copiarlas en un cuadro—


En lo que seguíamos caminando comenzamos a hablar de cuánto nos gustaba como contrastaba las luces, con el verde del todo el jardín y sus rosas. En donde también aparecían con unas hermosas esculturas y pinos que marcaban el sendero. Parecía ser como una obra de arte donde al más minúsculo detalle, se encontraba algo lo cual admirar.


Por último nos sentamos en el borde de la fuente y contemplamos el gran castillo que estaba frente a nosotros.


—El señor Shin realmente lo logro...— comencé a decir sin sacar la vista de la gran arquitectura que tenía enfrente— Esta noche parece... un cuento de hadas— suspire con una sonrisa en mi rostro.


—Tienes razón— respondió — Solo falta que alguien pierda su zapatilla y sería una gran película— comentó


Yo comencé a reír— Si, pero esa no seré yo— comente con gracia.


Seguimos hablando como si no tuviéramos tiempo de contarnos todo. Cualquier pregunta o respuesta nos llevaba a otro tema, que nunca queríamos ni podíamos terminar por completo.


Llegaron las doce de la noche y, al igual que en la película de la Cenicienta, con eso el fin de la fiesta. Por lo que tuvimos que comenzar a caminar hacia dentro del salón para ir directo a la salida. Pero antes de eso, le permití a Tae sacarme algunas fotos en los arbustos, con mi cámara donde el luego la utilizaría como ejemplo para una de sus pinturas.


Mientras bajábamos las últimas escaleras que conducían hacia la salida, me sucedió algo tan cliché que hubiera preferido que no me ocurriera nunca. Se me había salido uno de mis zapatos. Cuando Tae vio en la situación que me encontraba, se comenzó a reír negando con la cabeza mientras iba a buscar el zapato.


—Yo te dije que sería un gran momento de película— comenzó a caminar con el zapato hacia a mi— Y lo mejor de todo es que no tendré que estar buscando por todo el pueblo a quien le corresponde esta zapatilla, porque siempre te tuve a la persona indicada frente a mi — con ello se arrodilló ante mi y yo le ofrecí mi pie, y me coloco el zapato.


Ante toda esta situación me sonroje mucho más que anteriormente y mi corazón parecía desbocado. Si bien podía significar muchas cosas esto ultimo que había dicho, no quería ilusionarme de sobremanera.


Por último me ofreció su mano la cual sujete y comenzamos a caminar hacia el carruaje.


Durante todo el trayecto de vuelta, en lo único que podía pensar y cuestionar era, ¿Esto es solo un sueño?, no quiero despertar nunca más. Tan solo quería que esto no se acabe nunca más, era como uno de esos perfectos sueños de los cuales tienes miedo de despertar y comprender que nada era real.


Lo único que me confirmo que esto era realmente real, fue su presencia al estar sujetando mi mano. Al ver su perfil perfecto iluminado por la luz de la luna y el buen aroma que su fragancia desprendía.


Finalmente, Tae me ayudo a bajar nuevamente y luego comenzamos a caminar hacia nuestros respectivos autos, donde allí se encontraba la realidad. No había castillos, ni vestidos de galas todos los días. Pero si se encontraba él, Kim Taehyung.


Así nos despedimos de esa maravillosa velada, y yo salí primero de allí, donde luego de un rato conduciendo tuve que frenar por un semáforo en rojo. Donde durante esos segundos sólo pensaba en el cuento de hadas que había vivido hacia unos minutos, y solo podía sonreír con nostalgia. Hasta que una bocinada me quito de la ensoñación, me gire alarmada hacia ambos lados y lo vi a él, sonriéndome. No había que nada que aclarar, ni mucho menos decir algo, ambos nos dirigimos hacia mismo lugar.


Donde en esta noche de verano de 1981 conocí a Kim Taehyung, en el momento justo y necesario. Donde a partir de ese día viviríamos llenos de memorables recuerdos.





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Hola, cómo están?

Espero que se encuentren bien 💕

Yo se que tenía que actualizar la otra historia pero me llego la inspiración viendo un documental un sábado a la 11:00pm y tuve que escribirlo.

Es la primera vez que escribo un one shot así que espero que les guste y díganme que les pareció 💓

Tenía pensado subirlo el día 14 pero no me dieron los tiempos.

Por si quieren saber me inspire un poco en el castillo de la cenicienta y el de "el diario de la princesa" y si quieren saber algo más sobre los personajes coméntenme.

Creo que eso es todo 💓💓💓

Pd1: Tiene un pequeño spoiler de la próxima historia que voy a hacer con Tae

Pd2: Las invitó a leer (si quieren) mi historia "about love" de Jungkook que le puede llegar a gustar

15 de Fevereiro de 2021 às 19:19 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

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