1566617928 Francisco Rivera

Continuación de motivos emanados de la escritura para ser leída y, quizá, atreverse alguien a declarar su motivo lectómano...


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Lectores Irredentos 1

Lectura 1


Sentencia bíblica


Desde un punto determinado se corresponde una noción de recta...

Donde ambos corazones pertenecen a la línea de la vida, por sí...

Y, porque unidos a cada quien, tal trazo los compagina, a no ser por desavenencias amorosas que los escindan...


Dualidades, dudas


Todo accidente de amor entre géneros distintos es humanidad en busca de aparejos necesarios.

No definamos tu carácter irritable ni mi propia intemperancia irresoluble, pues, si en verdad nos queremos hay que cuidar de pertenecernos en objeto, cualquiera que éste sea.

Sólo así, no cosificamos los sentimientos que apenas nos descubrimos...


Fijaciones nones


En función amorosa, mi necedad de amarte a cómo Dios lo quiere, hace momento propicio para que el Diablo incinere la paja de que estamos hechos...

¿Bendición con maldición o contrario irremediable...?

¡Vaya uno a saber!


Geometrías


En el triángulo amoroso y sexual ir refrenado el geómetra tiene presente corroborar su teorema no, de mero y burdo triángulo común, abstracto.

Sino ése, de isósceles amatorio...

Y de tal carácter particular, donde Eva, Adán y el Diablo valen para los triángulos restantes e indistintos, surgidos en las historias humanas de todos los tiempos pasados, presentes y aún para los que sobrevienen en lo futuro.


Chabacanería


Doña Martina tacha de vulgar a su comadre.

Esta, a su vez, a la primera, y no, le hace rebaja de tonta irremediable.

Hoy deciden hacer las paces a la mesa y beben al unísono su mate.


En el preciso momento de exculpaciones, levantan sus bebidas y juran no volver a las increpaciones de frente.

Tampoco de espaldas o a sus costados.


Se hace silencio de conjuro y antes del primer sorbo, repiten una y otra:

¡Chabacana, salud y no más ofensas!

Tras esa escena, Mafalda considera que, si así debe obrar la gente, ha de haber cordura necesaria para rato, aunque algo acotada, pero cordura, al fin y al cabo.


De manera final, desde el sencillo acto de beber por cada quien, se circunstancia cada silencio personal en el acto.

Ambas, y en pensamiento cómplice, cuentan con recipiente que rebosa maldiciones latentes.

Siempre listas en esa afable manera escrupulosa que hace selección diplomática reptante, compiten en común como damas odiosas y terribles vecinas, nada distantes, por cierto... sin que quede explícita la omisión e intención en una y en otra...


CONTINUACIÓN

LECTORES IRREDENTOS 2

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