1566617928 Francisco Rivera

¿En alguna ocasión has sido tu propio monstruo...?


Conto Para maiores de 18 apenas.

#monstruo #hechos #Hambre-crónica
Conto
2
5.8mil VISUALIZAÇÕES
Em progresso
tempo de leitura
AA Compartilhar

Una historia en sí misma...

Mauricio Toyma, cavila su historia misma.


Este avezado lector es un monstruo en toda la extensión de la palabra.

Mantiene una manía de forrar cada libro que atesora en una biblioteca modesta, la cual reviste cada tomo con una parte de piel humana, resultante del transeúnte cotidiano del día que se topa con su agraciada bestialidad interplanetaria.

En su modo vivendi, ese alimento resulta un bocado de cardenal sólo obtenido ante quien distrae sus segundos vitales de existencia cuando transita sobre la calle abrumados por los problemas inmediatos y mundanos que los invaden y nunca dejan de ser terminales.


Puede decirse que en ambos casos opera lo bivalente y lo unívoco.

Ese permiso abrupto del azar programado desde ese invasor extra-galáctico, extiende su grado aleatorio sobre peatones específicos, que se cruzan en mala hora con su hambre crónica: así, los devora como botana recurrente para mantener lozana su agraciada bestialidad.

En esta oportunidad deja ver el descubrimiento del anonimato de la bestia y el terror consecuente del sujeto agraviado que se posesiona de su naturaleza, sin alcanzar a mostrar todo su palurdo terror personal acumulado, negado por culpa de ese estado de embotamiento existencial terrícola.


El hecho indubitado de lo que engulle desde la elástica y pegajosa lengua bífida que posee, envuelve con gusto sibarita cuanto captura bajo una actitud que más recuerda un dejo de parsimonia franciscana, que un contumaz glotón burgués.

Resulta un suceso inusual cuando tira de dicha presa con elegante conducción lingual hacia ese remedo de camino mal oliente, sinuoso y fluorescente que asemeja brecha y un inusitado encuentro perfecto de emulsión que desprende desde el momento en que abre sus fauces, bajo rítmica secuencia que semeja una noche total tropical.

Un preludio pausado para tragar de una pieza e ir despedazando, miembro a miembro, el tumefacto cuerpo de la víctima del día.


La deglución campechana que consuma con sus característicos eructos no deja duda alguna cuando consuma su bocado y muestra satisfacción mientras succiona con propiedades disolventes, todo el cuerpo hecho masa de chicle que da paso de modo irremediable a esa escucha del ritmo oneroso de Power, interpretado por Snap.

En ese golpeteo poderoso, exacto y cumplido, se sucede de manera calculada un lapso de tiempo de tres minutos y cuarenta y seis segundos.

De pronto, sobreviene un silencio mórbido y esquivo para dar paso a la elaboración posterior de intervenciones no humanas desde una nave nodriza que, con harta paja en contra, arman la carpeta de investigación con un retraso tan predecible que ayuda al entorpecimiento del esclarecimiento de lo que se supone, debe haber ocurrido, y no, lo que en verdad ocurre siempre fuera del protocolo de misión alienígena.


La estadística cumple con la factibilidad de sus parámetros oficiales para establecer un gráfico de lo que ocurre a cada desafortunado ciudadano de a pie, cuando ya no es posible establecer algo diferente.

Y así, se da lugar a suponer que esa siguiente víctima, ahora se encuentra más yerta que nada e impide arrojar un dato suficiente para determinar si muere de manera inmediata o prolongada, según lugar, horario y circunstancias.

En caso de aproximar una descripción de lo que ocurre se parte de un dato inverosímil: un carnet de identificación ya ilegible.


En segundos se monta una línea de investigación sobre el extraño ser que antes de deglutirlo debe haber vomitado esa credencial, ya descolorida y con huellas de caninos e incisivos poderosos que hace imposible conjeturar si esa papilla que se deposita en el interior gástrico de Toyma, o corresponde a un hombre o mujer o tal vez, perro o gato.

El resulta, por aproximación deductiva hace alguna luz sobre le presunción de un momento equivocado de ataque contra este viajero de las estrellas, apenas unas horas antes del anochecer.

Dado las acumuladas horas de viaje intergaláctico, cundo se acusa una fatiga casi mortal, se decide elaborar un parte con los hechos apegados a un desvío frenético de la órbita de misiones, lo que ocasiona levantar una minuta circunstanciada que ahorre los engorrosos detalles de los pasos institucionales que establece la bitácora de vuelo, y así, de un plumazo a lo terrícola emiten los pormenores hasta un centro receptor de mensajes de la lejana galaxia y patria del invasor expedicionario que debe preparar la masiva llegada de paisanos intra cósmos hasta este extraño lugar.


Así, se alcanza un alongamiento de mutua desesperanza por hacer que lo que equivale a la Justitia terráquea, también no sea ni pronta, ni expedita, como tampoco comparta por separado el enviar correspondencia oficial hasta los altos mandos de tan singular exoplaneta.

La versión recién terminada dicta lo siguiente en ese parte oficial:

Bueno, se informa a la ciudadanía. que... pues se cuenta con (n) líneas de investigación, pero se sigue de cerca una pista que acumula todas las presunciones que determina la ley... y, este horrendo crimen, haiga sido como haiga sido.... lo vamos aclarando y llevar al culpable a la cárcel, bajo una condena de más de treinta a sesenta años de prisión forzosa...


Lo demás es mero asunto ocurrente.

Esta mañana, Mauricio Toyma es nada y es todo.

Es capricho y voluntad.


Es, si se acepta, concepción extraordinaria de un escape abrupto y cuenta de los días.

Él mismo es suceso y ente, pues al menos tras seis mil años de hacer lo que sabe hacer, ahora hace lo que hace.

Se presume también, que lo hecho ayer, ahora es ley, y lo que hizo anteayer deja de ser preocupación de no ser humano.


Cuenta con autorización de sus superiore para rumear esa mixtura compacta.

De un momento en otro y por proceso irreversible de su estructura fisiológica deja espaciar con provecho beatífico tres degluciones sentidas antes de concretar su habitual producción de mojón de perro.

Esos coprolitos se esparcen sobre aceras o inmediaciones de parques o en contrario, dentro de periferias arboladas y aún, en andadores de bolsillo.


Suelen acumularse dichos depósitos a un lado de setos por aquí o por allá dentro de cualquier jardinera pública o privada.

Por supuesto, no evita esa colusión de esquinas donde a una u otra calle dirime sus silencios entre líneas rectas o del tipo que quiera su contra capricho no humano.

Y así, llega en completo silencio ante un evacuar sus penas en construcciones de edificios o espacios públicos y privados.


Si lo indicado anteriormente mueve a confusión de lo descrito, se argumenta que tales barruntos orgánicos, compactos, mal olientes y ricos en contaminantes aéreos, señalan la marca propia en sendos perímetros del barrio donde vives.

Mauricio Toyma, en tanto relaja su vasta entidad.

Le bastan cinco minutos de gloria para dejar constancia de siguiente muestra de enfado.


En su estilo, lee el periódico digital y, antes de que concite ocurrencias ajenas, por ejemplo, se posesiona de su vieja Laptop para trabajar, distraerse y escuchar música mientras choca contra la parsimonia en la que se meces.

Por voluble azahar, todo mundo allá arriba y a lo lejos, se entera con bastante decisión y no menor enfado cuanto se empeñan en contradecirlo los cronistas de noticias que dan tonos moralistas a sus informes.

Molesta sus impresiones de ser pensante que sólo padece glotonería irremediable de cuanta botana humana encuentra a su paso.


Se disculpa con sus paisanos inter-galácticos agradeciendo no pertenecer a la raza humana.

Cada día que pasa en este lugar extraño le aumenta la ansiedad y las ganas de comer se disparan por lo que, ya presenta síntomas graves de glotonería en fase dos: siempre urgido por sentir hambre crónica.

En ese malestar desoye las recomendaciones de sus médicos planetarios: no aceptar ni probar bocados que expresen: "igualdad sustantiva" de personas, preferencias, condiciones o circunstancias de vida del tipo de que se trata y donde se los encuentre...

Ahora, algo resuena en las tibiezas de sus inveteradas cavidades gástricas cuando emite la auto señal de ataque próximo.

Ya suena y resuena "Rock Me Amadeus", que interpreta Falco y se dirige hasta donde se encuentra un par de novios impasibles que se toquetean todo el ser corpóreo, con total impudicia pública que, dejan vía libre a cada uno para recorrer los vericuetos hasta de sus respectivas almas.

Así, y a tiro de lengua, sabe que lo que ambos devoran de sí mismos son preludios de certera excitación sexual.


Descorren estados de ánimo compartido en lubrica fiesta que surge desde doradas juventudes que disputan bocas, lenguas, dientes, labios y cuanto se encuentra en sus proximidades de rostros.

Se envuelven en ofrecimientos con recónditas ganas de intercambiar propiedades carnales, sin etiqueta alguna de moral púdica.

De empezar a masticarlos, piensa, justo ahora, que está por concluir el año 2020 si el milenio en curso debe cobrar cotas de vida en un momento donde se acercan a la aplicación devastadora del Olan 2030, de guerras inminentes por quitarse pajas ajenas; de una nueva dispersión infecciosa y de mil motivos de sobra que amenazan bajo gazapos de decisiones más terribles que comprometen la ida en todo el orbe.


Pese a esto, se auto preocupa día a día, por la dieta cotidiana de levantar un humano por horario calculado.

Comprende que su estado de hambruna o tiene reparo.

Tampoco: "no es, ni puede ser", por mucho tiempo más, lo que los demonios del CoronaVirus-19 estragan en todo el orbe.


En el desborde de muertos, contagiados y porteadores de esa sintomática representa, para su causa solitaria de monstruo venido de confines, extrañar ese rebote del espacio y del tiempo convertidos en una mera cuestión de frenar y eliminar la sobrepoblación de las botanas bípedas y cuatri miembros que pululan en todos los continentes.

Si tan siquiera tomaran la molestia de saber que, ante incrementos estadísticos acelerados proporcionalmente en contrario, su altruista labor de comida negativa hace posible que él, más que nadie, todavía se alimente en modo tradicional, según parámetros de fábulas y leyendas.

Como también de mitos y tradiciones de todo el mundo...

Mauricio Toyma el horror bestial que imaginan los seres humanos está de regreso desde los últimos seis mil años de transcurso directo.


No se apura, ni roba de golpe y plumazo tan preciados manjares, sobre todo cuando lleva a cabo su deglución cumplida, acorde y fiel a su hábito de auto musicalización que desde siempre se proporciona

Rima cada musical por ser esa bestia horrible que, sin embargo, sabe que espanta de lo que espanta...

Como ocurre ahora que encuentra a un par de tórtolos quienes aprovechan circunstancias de Cupido y de Eros y ya los engulle en el acto.

Desde ese momento él y ellos también, auto escuchan: "Rock You Wald", con Weeks and Company, y lo demás, es otra historia...

Mauricio Toyma nunca repara en sus hechos lo suficiente.

Sabe que todo daño en persona ajena resulta intereses propios para asegurar la marcha de los días que registra en provecho de su hambre crónica deficitaria...


Sin detenerse ante preceptos de teología o de política, sobre todo de ésta última, no hace aspaviento alguno dada esa fatal necesidad que ya es usanza y vía desenvuelta como práctica democrática.

Desde siempre para él, los seres humanos comen cuanto se mueve en cielo, tierra y mar e incluso, hacen práctica ancestral entre la humanidad al alimentarse de especies diversas y múltiples... sin exceptuar a su propia especie.

Esta mañana, por ejemplo, tiene una pregunta para todo incauto bocado de pronto tránsito.


Mustio y aletargado en la inusitada calle de Flora, acorta de manera única y paralela una circunstancia donde bulle la vida de la ciudad de México.

Dicho sea de paso, esa calle se sitúa de cabeza a pies entre la Avenida Chapultepec y Puebla.

De brazos mismos, con las de Mérida y Frontera, donde tal rúa principal separa las colonias Juárez y Roma...entonces, la auto-pregunta, es:


¿Qué demonios quiere decir toda esa retahíla de gritos de mala copia a lo Alfred Hitchcok, en "Psicósis", cuándo deglute medio cuerpo de esa novia y acaba de tragarse los pies que tanto se cuida?

Luego, a modo de siguiente auto-respuesta, vierte ante su rostro, lo siguiente:

¿Si no tiene en mente el final y principio del bocado que representa: no debe haber pesar suyo al entrar por mis fauces e ir cayendo hasta la olla estomacal?


¿Esa, a la que, hasta al Wendigo espanta...?

Luego, Mauricio Toyma ahora en cama, por mala digestión se encuentra en estado de retraimiento demencial.

Por ahora, ayuna y quizá más tarde, con cierta recuperación de hambre crónica, está por decidir volver a las andadas.


Se asegura de probar nuevos encantos, sin preocuparse de despojar de ropas a los siguientes entremeses.

Antes del opíparo festín para el desayuno, tiene en perspectiva y en fauces abiertas, la preservación de sus instintos oscuros.

Desde un mirar con detenimiento las profundidades propias del corazón humano, sabe que debe engullir sin ningún remordimiento de conciencia propia lo que su naturaleza le demanda.


Nunca dejar de ser el monstruo y verdadero dueño de los derechos de horror que sabe honrar a la célebre sentencia que lo delata:

"... ser otro ser... y un propio lobo del hombre

"Sin arrepentimiento ajeno, porque el sentido de culpa hace tiempo que ronda dentro de su propio vientre...".


CONTINUACIÓN

EN EL PLANETA AZUL 1

5 de Novembro de 2020 às 17:21 3 Denunciar Insira Seguir história
0
Continua…

Conheça o autor

Francisco Rivera Escritor activo en varios géneros que desea dar a conocer su producción y llegar a público masivo monetizando en debida oportunidad sus creaciones propias, con apoyo de Inkspired.com/es

Comente algo

Publique!
Francisco Rivera Francisco Rivera
Savonarola: Y vaya que el texto amerita una revisión, pero la programo y enmendaré en un siguiente momento. Saludos.
November 09, 2023, 02:21
Félix Acosta Fitipaldi Félix Acosta Fitipaldi
Como moderno astronauta, renacido de La Divina Comedia bajo el influjo de los sones místicos de Los Cantos de Mardoror, llega Don Francisco Rivera a exigirnos el esfuerzo intelectual de captar hasta el último sabor oculto en una nueva entrega para sibaritas. Reminiscencias lúdicas soñadas por Lovecraft y Hesse nos envuelven en una niebla entre cuyas sombras, como desafío insoslayable, hemos de hallar un sol. Un estilo característico, inconfundible, ante el cual descubro mi calva con alegría y permito a mis pies que me trasladen por su universo, ampuloso y hermético, rebosante de gramática cuasi aritmética, sazón y sapiencia. Un gusto hermano, saludos.
November 07, 2023, 18:52

  • Francisco Rivera Francisco Rivera
    Agradecido con lo que has dicho, y si, ese es parte del asunto de ciencia en conciencia ficticia. Saludos cordiales! November 07, 2023, 20:39
~
Terra plus non-perfecta
Terra plus non-perfecta

Narro en prosa, relato desventuras; amo contra toda suerte de individuos en femenino; amisto monstruos; convierto seres mágicos o mitológicos en humanos; el exotismo y la fábula los derramo ante incrédulos, misántropos y mentirosos... Leia mais sobre Terra plus non-perfecta.